Disclaimer: Naruto y todos sus personajes siguen siendo propiedad de Masashi Kishimoto TT_TT

Beta: Nare

Advertencias: Shonen ai


Sasuke

El día siguiente fue de lo más tedioso, pero al mismo tiempo… halagüeño.

Nada más despertar se dio cuenta de que, si el día anterior había visto su movilidad reducida, éste apenas se podía menear de la cama: tanto la espalda como el hombro le resultaba tremendamente doloroso moverlos, y el cuello no estaba mucho mejor…

Menos mal que Naruto se había quedado con él a dormir, y a cada cosa que necesitaba, ahí estaba para ayudarle.

Poco después de que le trajera el desayuno a la cama, llevó también al cuarto la televisión del salón y su portátil para que pudiera ver cosas por internet sin tener que levantarse.

Y en eso estaban, viendo una serie, cuando recibió una llamada de su hermano a media mañana.

—Ey, Itachi. ¿Qué tal?

—Yo bien, gracias —respondió afable, como siempre. —Pero me ha dicho mamá que has tenido un accidente. ¿Cómo estás?

—Tumbado —contestó todo lo serio que pudo.

—Ya estamos… —rió por lo bajo. —Al menos no has perdido el humor.

—Difícilmente.

No quiso reprimir una suave risa. Hacía un par de meses que no hablaba con él y ciertamente, hubiera preferido evitarlo bajo estas circunstancias… Pero se alegraba enormemente de escucharle.

Naruto, tumbado a su lado, le dio un tenue toque en la pierna para llamarle la atención.

—¿Quién es? —susurró.

—Mi hermano —contestó también en un murmullo.

Pero al parecer no fue lo suficientemente bajo como para que no le escuchase.

—¿Tienes compañía, Sasuke? —preguntó con retintín.

Pregunta demasiado sugerente como para que fuera casual. ¿Le había dicho algo su madre…?

—Unn…

—Uy uy… ¿Es alguien que deba conocer? —siguió con tono bromista.

¿Qué pensaría Itachi si le contase lo de Naruto?

—Es bastante probable.

—Uy, ahora me intrigas.

—¿Por?

—Porque nunca me has hablado de ninguna pareja. Deduzco que es serio.

—Eso parece —contestó con la boca pequeña, sintiendo que le subiera el rubor.

—¿Y cómo se llama?

Involuntariamente, se encontró conteniendo la respiración y apretando los labios. No era un nombre muy común… Pero aún así, no se podía confundir con uno femenino, ¿verdad?

De todas maneras… Se lo había contado a su madre. No podía escondérselo a su hermano. Quería creer que, aunque quizá en un primer momento pudiera caerle como un balde de agua fría y quizá le pudiera provocar algo de rechazo, aparte de su madre, nadie se había preocupado en la vida más por él que su hermano…

—Naruto —contestó en un susurro.

No añadió nada más esperando que Itachi dijera algo. Pero los segundos pasaban y su hermano le estaba poniendo cada vez más tenso con su silencio.

Más aún cuando se percató de que Naruto le estaba mirando con cara de espanto, cómo si hubiera visto un fantasma pasar.

—Sasuke, sólo para que no haya ningún malentendido… ¿Naruto es un chico?

—Unn…

—¿Eres gay?

Ante esa pregunta, sí sintió los nervios acumulársele en la boca del estómago.

Sinceramente, ésta no era una conversación que se hubiera planteado tener con su hermano en breve, y que no sabía cómo manejar ni cómo podría terminar.

Sólo esperaba que se lo tomara con la misma calma que su madre…

—Pan —carraspeó al notarse la garganta reseca.

—Ya veo. Escúchame, Sasuke…

"Aquí viene la bronca", tragó con fuerza al tiempo que respiraba de manera contenida.

No tenía que tomarse nada como un ataque personal. La idea que la gente pudiera tener sobre el colectivo, no era algo representativo de él como individuo.

—...Hay algo que tengo que contarte, pero me gustaría hacerlo mientras tomamos un té. ¿Te importa si voy a verte?

—¿¡Qué!? —exclamó incrédulo. —¡Claro que no!

Su reacción hizo que Naruto se pusiera alerta, irguiéndose a su lado preocupado. Sólo pudo negar con la cabeza al tener la mano buena ocupada con el teléfono.

—Me ofende que me preguntes eso, Itachi. Las puertas de mi casa siempre las tienes abiertas, ya lo sabes.

—Ya, pero no quiero ponerte en un aprieto con tu padre…

—Papá en su casa puede hacer lo que le salga de los huevos, pero ésta es mi casa.

—A eso me refiero —suspiró Itachi. —No quiero darte problemas, Sasuke.

—No me das problemas —suspiró él también. —Además, siempre voy a verte yo. Aún no has visto mi casa, y eso que tengo un cuarto para ti.

—Ohh… Eso me ha llegado al corazón, hermanito —dijo con un tono que no supo decir si era burlesco o de verdad emocionado.

—En serio, Itachi —bajó su tono—, han pasado cosas… Y te echo de menos. Exijo un reporte detallado del último trimestre antes de que termine el mes.

Naruto no pudo aguantar una carcajada que no tardó en acompañar su hermano, y entre los dos consiguieron que se le escapara la risa a él también.

—Vale. Deja que preparo la maleta y aviso a Shisui. Me tienes allí antes de la merienda.

Muy lentamente, Sasuke pestañeó un par de veces sin poder evitar quedarse boquiabierto.

—Sí, hombre…

—Que sí. Preparo la maleta y salgo.

—¿No trabajas?

—Pueden vivir sin mí. Shisui se puede quedar al mando sin problema él solo, tranquilo.

Aún medio aturdido, se despidió de su hermano.

Y su mente comenzó a trabajar a toda prisa, a marchas forzadas. El cuarto que tenía para su hermano era el que estaba ocupando ahora. Pero Itachi podía quedarse en el suyo. Ok, una cosa resuelta. Tenía que mirar en el frigorífico a ver qué había para comer. Por lo menos que tuviera algo para elegir, pues ya se veía venir que se pondría en los fogones en cuanto tuviera oportunidad.

También tenía que llamar a su madre para ponerla sobre aviso dado el caso de que a su padre se le ocurriese ir a visitarlo junto a ella. Normalmente, a menos que fuese necesaria su presencia para hacer algún arreglo en la casa —y aún así prefería evitar llamarlo—, su padre no vendría… Pero claro, si Sasuke estaba que casi no podía mover un dedo, quizá tuviera la fantástica idea de venir…

—Ey —lo llamó Naruto, sacándolo de sus pensamientos. —¿Qué pasa?

—Que viene mi hermano.

—¿Ahora? —abrió los ojos como platos.

Si hubiese sido así, ya lo veía saliendo de la cama de un brinco para vestirse y acicalarse, pues andaban ambos en calzoncillos todavía.

—No, vive en la capital. Tardará unas cuantas horas en llegar.

—Ah… —suspiró aliviado, dejándose caer sobre el colchón. —¿Quieres que vaya a comprar algo? ¿Comemos chino?

Naruto y sus —inexistentes— ganas de cocinar. Aunque no podía culparle…

Ciertamente, hoy tenían una buena excusa para dejarle ese trabajo a otro.

"En verdad, me apetece arroz tres delicias…", pensó.

—Bueno…

—¡Yey! —alzó los brazos victorioso, con una gran sonrisa.

Tan entusiasmado estaba que Sasuke llegó a asustarse cuando se dio cuenta de que tenía todas las intenciones de echársele encima para abrazarle. Suerte para él, Naruto se percató de la cara de terror que debió de poner —y por qué— y rectificó a tiempo, apoyándose en el colchón.

—Perdón —se disculpó con una risilla nerviosa.

—Ten cuidado, fiera —suspiró. —Casi me da un infarto.

—Ya te he pedido perdón, jo —replicó con la boca pequeña.

Con sumo cuidado, esta vez sí, se fue inclinando sobre él hasta llegar a darle un tenue beso en los labios.

A pesar de todo el dolor, las molestias y los impedimentos… Se sentía en un remanso de paz.

Tanto que, después de un beso tras otro, y otro, suaves como la seda, comenzó a notar cómo su respiración se iba pausando, y se le empezaba a nublar la mente.

Se iba a quedar dormido otra vez como siguiera así.

Si bien Naruto le trajo de vuelta, acariciándole una mejilla y dándole un fuerte beso en la otra, antes de volver a tumbarse a su lado.

—¿Quieres que me vaya luego?

—¿Qué? —se giró confuso. —¿A qué santo?

—No sé —se encogió de hombros. —Por si quieres estar a solas con tu hermano.

Iba a replicarle de nuevo cuando le pasó por la cabeza que, quizá, quien necesitaba estar a solas era Naruto mismo. O quizá simplemente quería evitar estar en medio de algo que, irremediablemente, le iba a recordar a su difunto hermano…

—Por mí no hace falta que te vayas, Naruto. Puedes quedarte si quieres. Además —se quedó mirándole directamente a los ojos para que entendiera que hablaba en serio—, ésta es tu casa, puedes entrar y salir cuando quieras.

Decir que Naruto pareció quedarse en shock, era más bien un eufemismo.

De alguna manera, pareció como si se le hubiese escapado el alma del cuerpo por unos segundos, quedándose estático, con los ojos abiertos como platos y boquiabierto.

¿Es que no le había quedado claro el día anterior?

—O sea… —comenzó a decir cuando regresó su mente—, …O sea, ¿puedo traerme mis cosas?

—Pffff… Hombre, si quieres tengo ropa para dejarte, pero igual mis pantalones te aprietan un poco el paquete —rió ahogado.

No pudo evitar imaginarlo subiéndose uno de sus pantalones más ajustados, y que se le quedara medio culo y el paquete fuera, impidiéndole terminar de ponérselos. El jodido tenía buen culo… y estaba bien dotado también.

—¿Me estás llamando gordo? —saltó indignado.

No pudo retener una carcajada que de inmediato lamentó, pues le hizo retorcerse de dolor. Pero a pesar de ello, no podía reprimir la risa.

—No, tonto. No te estoy llamando gordo.

—¿¡Cómo que no!? —se incorporó para mirarle desde arriba. —¡Si se te están cayendo los lagrimones, cabrón!

—Que no es por eso —dijo como pudo.

—Y voy yo y me lo creo —se cruzó de brazos, poniéndose de morros.

—Me río porque tengo pantalones que ya a mí me vienen apretados —dijo alargando la mano, envolviendo su sexo.

Pudo notar cómo Naruto cogió aire y lo retuvo, incapaz de apartarle la mirada.

Lo había hecho sin pensar… pero al notar el tacto blandito bajo la ropa interior… No pudo evitar acariciarlo y apretarlo levemente.

—Creo que tú tienes una talla más que yo —le explicó, la mirada fija en sus ojos. —De pantalón, digo.

—¡Ja!

—¿No me crees? —alzó una ceja, estirando la sonrisa.

Con cuidado, Naruto comenzó a acariciarle desde la rodilla, subiendo por su muslo, e imitó sus movimientos, masájeandole levemente el miembro.

—Podemos comprobarlo —le retó.

Le apretó con suavidad por encima de la tela, paseando el pulgar finamente por la punta, lo que provocó que su sexo diera una sacudida, la sangre comenzando a correr acelerada hacia su sexo.

Sin querer, había hecho saltar la chispa.

Oh, bueno… A pesar de que no pudiera moverse, Naruto podía acomodarse a su lado y aunque fuera podían masturbarse. No le parecía para nada mal plan.


Naruto

En cuanto llegó a su piso, se fue directo a la cocina para ver qué tenía que pudiera llevarse a casa de Sasuke, y así algo menos que comprar.

En teoría, venía sólo para llevarse algo de ropa y la comida que pudiera caducar en unos días, y para empezar a pensar qué le corría más prisa empaquetar, pero sentía que debía parar un segundo y dejar de pensar con la polla.

Echó un vistazo rápido dentro de la nevera, y decidió sentarse a tomar una Coca-Cola.

Después de dar un buen trago, se quedó unos minutos ahí sentado, simplemente escuchando.

Pero no escuchaba nada más que la electricidad estática de algún aparato, y el jaleo de los coches que atravesaba las ventanas. Nada que ver con el gorjeo de los pájaros y el murmullo de la hierba y de los árboles, mecidos por el aire, que había en casa de Sasuke.

El mismo tipo de ambiente en el que se había criado él, y en el que debería estar criando a Menma…

Sin embargo, no quería sentir que se estaba aprovechando de la buena voluntad de Sasuke. Tenía algunos ahorros… Pero si se quedaba sin trabajo, por el motivo que fuera, eran insuficientes para mantener los gastos de Menma y la guardería, y los suyos propios, más que por unos cuantos meses.

Si algo así ocurriese, ¿qué?

No podía pedirle a Sasuke que se hiciera cargo de ellos, así, por la cara, y aunque sabía que sus padres no tendrían problema en ayudarle, tampoco quería tener que estar dependiendo de ellos.

"Pero quiero estar con él…", gimoteó para sus adentros, recostándose sobre la mesa.

Fuera como fuere, al menos la semana siguiente sí iba a pasarla en su casa.

Antes de regresar al piso, había tenido que ayudarlo a ducharse después de su sesión anti-estrés de media mañana. No es que estuviera completamente impedido para hacerlo él solo, pero sin duda debía de ser mucho menos doloroso con ayuda. Y no tenía ni idea de cuánto tiempo iba a estar así, pero al menos le echaba un mes hasta que estuviera completamente recuperado.

Suspirando profundamente, se irguió contra el respaldo de la silla, y le dio otro buen trago al refresco.

A Dios gracias que "sólo" tenía algunos moratones y el hombro contracturado. Conforme le había quedado el casco, era un milagro que siguiera vivo. El golpe debió de ser descomunal.

Y sin querer evitarlo, las lágrimas comenzaron a brotar solas.

¿Cuánta gente tenía que morir para que los demás fueran conscientes de lo peligroso que era conducir un coche sin prestar atención ni atenerse a las normas; que era una máquina de matar, mal usado?

Con otro profundo suspiro, aspiró por la nariz para que no le cayeran los mocos, se pasó la mano por los ojos para apartarse lás lágrimas, y se abofeteó un par de veces antes de ponerse en pie.

Tenía que darse prisa y meter en la bolsa de deporte todo lo que pudiera necesitar esa semana. También tenía que coger cosas para Menma. Siempre podía venir después de recogerlo de la guardería si se le olvidaba algo, pero prefería no estar dando viajes tontos, y aprovechar todo el tiempo que pudiera con Sasuke.

Mientras daba vueltas por casa buscando las cosas, se puso los auriculares y llamó a Kiba para ponerlo al corriente de lo que había pasado. Aquél enseguida se ofreció para ayudarle en lo que necesitase.

En verdad, se sentía aliviado de lo bien que se estaban tomando sus amigos su relación con Sasuke. Ya sabía de antes que eran buena gente —si no, no serían sus amigos—, pero le alegraba que aceptasen a Sasuke en su círculo sin más explicaciones.

Claro que Kiba en ocasiones podía llegar a ser un auténtico capullo.

—Tío, ¿y no me vas a contar qué se siente?

—¿Qué se siente de qué? —le devolvió la pregunta algo distraído, metiendo su neceser en la bolsa.

—¿Qué va a ser? Que te la metan. ¿No duele?

—¡Kiba! —sintió que se le acelerase el pulso de golpe.

¿¡Cómo podía ser tan metomentodo!?

—¿¡Qué!? —soltó una carcajada.

—¿¡En serio esperas que te conteste!?

—Claro, ¿por qué no? —contestó con obviedad.

Para él, claro, porque Naruto no entendía el repentino interés por su vida sexual.

—No pienso responder esa pregunta.

—¿Por quéééé? —replicó cabezón.

—Porque no.

—Espera, espera. ¿No lo habéis hecho aún?

—No es de tu incumbencia.

—¡Venga ya! ¿Ni una mamada?

—No es de tu incumbencia —repitió.

Con eso último consiguió que le subiera el rubor de golpe reviviendo el momento matutino. Evidentemente, Sasuke a él no, pero él sí que se la había comido entera…

Era una sensación extrañamente gratificante hacerle al otro lo que sabía que a él le hacía perder los sentidos por completo, llevándolo a un estado de auténtico frenesí.

—No es por nada, pero cuando empezaste a salir con Hinata, bien que me contabas el gustito que te daba que t-

—Era joven e inmaduro —le cortó antes de que pudiera seguir relatando aquello.

¿En qué momento de su vida pensó que era buena idea compartir esa información con Kiba? Con nadie, en realidad.

—Antes molabas… —rió ahogado.

—¿Por qué tanta curiosidad de repente?

—No sé, que salgas con un tío me ha hecho pensar en esas cosas, y a lo mejor me animo a hacer algo de eso con Ino.

Se quedó paralizado como si le hubiera dado un cortocircuito mental, y se quedó con la camiseta que iba a meter en la bolsa en las manos, irguiéndose y mirando a la nada.

—Espera, ¿qué?

—Pues eso, que quiero probar a hacer co-

—No, no, no, no. ¿Con quién?

—Con Ino.

De repente, Naruto tuvo la sensación de no saber de quién estaban hablando. No podía ser la misma persona, no.

—¿Yamanaka? —quiso confirmar.

—No,Takahashi. ¡Pues claro que Yamanaka! ¿¡Qué otra Ino conoces!?

—Pero, pero, pero —comenzó a caminar alrededor de la cama, llevándose una mano a la cabeza—, ¿pero Ino no era lesbiana?

Se sintió completamente ridículo cuando aquél estalló en una carcajada.

—¿¡Pero quién te ha dicho eso!?

—¡Pues ella! ¡Cuando estábamos en bachiller le pedí salir, y me dijo que ella sólo tenía ojos para Ten Ten!

De nuevo, Kiba rió con todas sus fuerzas, Naruto cada vez más avergonzado de haber creído semejante mentira durante tanto tiempo. ¿¡Le había mentido a propósito!?

—Debía estar de coña. O quizá te lo dijo para que te dieras cuenta de que Sakura andaba detrás tuya, quién sabe.

—¿...Cómo?

Esto, ya sí, consiguió que parase de caminar como obseso y se sentara en el borde de la cama, poniendo todos sus sentidos en la conversación.

—Tío… ¿No me jodas que no lo sabías?

—No… —se pasó la mano por el pelo.

—Joder, no me fastidies. Yo no te he dicho nada, ¿eh?

Por un momento, cayeron en un tenso silencio.

Ciertamente, si hasta ahora ninguna de las chicas había vuelto a mencionar nada, si de repente cambiaba de actitud con Sakura, le iba a delatar.

—¿Pero cómo no te diste cuenta? Si estaba siempre pegada como una lapa a ti.

—¿Porque era el único que le hablaba? En clase, todos se metían con ella. ¿Yo qué iba a saber?

—Mira que eres lento… Cuando conociste a Hinata, ¿no te diste cuenta de que de repente desapareció? Se quedó echa mierda. Pensaba que habías hablado con ella.

Entonces cayó en la cuenta de algo. No lo había mostrado cuando quedaron a tomar unas cervezas la semana anterior, pero Sasuke parecía sospechar de Sakura. Al menos así lo entendía ahora ya que, uno de los días que quedaron en el parque, empezó a cuestionarle por defenderla del cabrón de Mizuki.

—Joder, tío… —se encogió abrazándose a sí mismo.

¿Cómo se había dado cuenta Sasuke sin conocerla… y él no? ¿Sakura seguía queriendo algo con él, y Sasuke había visto algún tipo de señal? ¿O quizá simplemente Sasuke se había sentido celoso sin razón? ¿O quizá…?

—Kiba, ¿tú crees que sigue por mí?

—Pfff… No lo sé, Naruto. Si seguía queriendo algo contigo, lo has sepultado bajo cemento.

"Bien…", suspiró para sus adentros.

Si hubiese sabido esto diez años atrás, habría cambiado mucho las decisiones que tomó por aquel entonces. Seguramente ni se habría planteado salir con Hinata. Pero desde que decidió pasar página con respecto a sus sentimientos por Sakura, no podía verla más que como una amiga.

Y, ciertamente, ahora no tenía ganas de dramas innecesarios.

—¿Por qué preguntas? ¿Vas a dejar a Sasuke por ella?

—¿¡Qué dices!? ¡No! Lo que pasa es que la semana pasada Sasuke se mosqueó porque le conté las movidas que tenemos en el almacén, y no entiendo por qué. Y no sé si es que yo he hecho algo para que Sakura se piense que quiero tema con ella, ni si es que Sasuke se ha dado cuenta de algo que yo no, o si es que es celoso y ya está.

—Uy, espero que no —rió malicioso. —No quiero que me tenga en su punto de mira si te secuestro alguna noche para salir por ahí.

—Casi que prefiero que vengas a casa y echamos unas partidas —se dejó caer de espaldas en la cama, menos tenso por el cambio de tema. —Por lo menos hasta que se recupere, no quiero dejar solo a Sasuke. Y voy a estar liado con la mudanza por lo menos un par de semanas también.

—¿Mudanza? ¿Te cambias de piso?

—Sí, bueno…

Se pasó la mano por el pelo, sopesando si decírselo ya o no. No tenía ganas de dar explicaciones ni de que se pusiera pesado con que iba demasiado deprisa…

Pero antes o después se lo iba a tener que contar, así que…

—Creo que me voy a ir a vivir con él.

—¡No jodas!

"Ahí viene…", cerró los ojos, respirando profundamente, para intentar no saltar a la mínima.

—¿Y Menma?

—Se viene conmigo, obviamente.

—Joder… Voy a tener que comprarme un traje de gala cuanto antes.

¿Un traje de gala? ¿A qué venía eso ahora? ¿Y qué tenía que ver con Menma?

—Comprarte un traje, ¿para qué?

—¿Cómo que para qué? Al paso que váis, os casáis en menos de medio año.

Naruto se quedó en blanco ante la mención.

Hasta ahora, nunca se había planteado casarse con nadie. Y tampoco se había planteado casarse con Sasuke.

Y aunque le hacía sentir algo de vértigo… No le parecía descabellado. Al fin y al cabo, pese a los obvios problemas familiares a los que tendría que hacer frente Sasuke por estar con él… Si Sasuke estaba dispuesto a pasar por ese trámite… ¿Por qué no?

Además, no le hacía ni puñetera gracia que pudiera volver a ocurrir algo como el accidente que había tenido… Y tener que depender de si su familia le permitía ir a verle o no. ¿Qué pasaría si le ocurría algo a Sasuke, y su familia hacía algo en contra de su voluntad, y él no pudiera hacer nada por no tener un maldito papel?

—Naruto.

—¿Qué?

—Lo estás pensando, ¿verdad?

Pillado...

—Unn…

Kiba suspiró, y durante unos segundos permaneció en silencio.

—En verdad parece que va en serio contigo y es buena gente… Así que, si de verdad quieres casarte con él, enhorabuena, tío.

Por un momento, contuvo la respiración al sentir un retortijón en el pecho y se mordió el labio para no dejarse llevar por la emoción.

A veces era un capullo… pero Kiba era un buen amigo.

—Gracias —dijo de corazón.

—Va, tío, que me vas a hacer ponerme sentimentaloide. Si llego a saber que ibas a contarme algo así, hubiera ido a tu casa a tomarnos unas birras.

No pudo sino dejar escapar una risa nerviosa.

La idea había surgido de repente de un comentario que seguramente Kiba había dicho en broma… Pero esta semana que iba a pasar con Sasuke en su casa, iba a ser la que decidiría si de verdad se lo proponía o no.

Una relación en la adversidad, sólo puede romperse… o hacerse más fuerte.


13/11/23