Disclaimer: Crepúsculo es de Stephenie Meyer, la historia de LyricalKris, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight belongs to Stephenie Meyer, this story is from LyricalKris, I'm just translating with the permission of the author.
Capítulo beteado por Yanina Barboza
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―Estás rebotando en tu asiento; ¿lo sabías? ―Edward se rio entre dientes. Quitó una mano del volante y la apoyó en su rodilla.
―Ya me conoces. Parece que no puedo deshacerme de esa última pizca de inmadurez. ―Bella soltó una pequeña y alegre risita en voz baja―. Ese hombre casi hace que me envíen a prisión. Puedo ser al menos un poco vengativa. Solo estoy… ―Ella suspiró, su sonrisa se convirtió en una expresión más seria. Ella puso su mano sobre la de él―. Él trabajó muy duro para que esto no sucediera, y puedo restregarle su fracaso en la cara. Después de todo, se me permite.
―Todo esto depende de él. Si lo que hicimos lo hace infeliz, eso lo convierte en el idiota, no tú. ―Mientras estacionaba el auto en el camino de entrada, la miró y le levantó la palma de la mano―. ¿Estás feliz?
Su sonrisa volvió y sus ojos se iluminaron.
―Increíblemente.
Su corazón dio un vuelco. Una gran parte de él, una voz en el fondo de su mente, no podía comprender que ésta fuera su vida. Nunca nada le había salido tan bien.
Y si eso significaba pasar tiempo con el hosco senador de vez en cuando, bueno, ese era un precio que Edward estaba dispuesto a pagar.
Además, estos días, parecía como si él —o más importante, Bella— tenía la ventaja. Charles era la actual oveja negra de la familia. Demetri estaba luchando contra los cargos en su contra con uñas y dientes. Una de las vías que él y su equipo intentaron fue echarle la culpa al senador, tratando de pintar la imagen de que él los había manipulado tanto a Bella como a Demetri. No funcionó (el senador confesó su participación en la debacle casi tan pronto como ocurrió), pero sirvió para mantener el nombre de Charles en la prensa. Siempre tenía que esquivar preguntas o abordar el incidente y las recriminaciones del público. Varias organizaciones benéficas y donantes destacados le solicitaron que no asistiera a las diversas funciones que frecuentaban los políticos.
La favorita personal de Edward fue la respuesta improvisada y ágil que la representante de la Cámara, Sue Clearwater, dio cuando le preguntaron por millonésima vez sobre las fechorías de su marido.
―Por supuesto que no lo discutió conmigo. No es el tipo de cosas que le dices a tu esposa cuando sabes que ella te dirá que dejes de ser un idiota.
Salieron del auto, con los brazos llenos de las compras que habían traído. Edward hizo malabarismos con las bolsas, tratando de tener una mano libre para tocar la puerta. La puerta se abrió y apareció una mujer de aspecto familiar. A Edward le tomó unos cuantos segundos ubicarla como Leah Clearwater, la hija de Sue y la hermanastra de Bella.
Bella dejó sus bolsas y abrazó a Leah, quien le devolvió el abrazo. Ambas mujeres se sostuvieron por un momento prolongado.
―Me alegra que hayas podido venir ―dijo Bella, alejándose ligeramente.
Leah la miró de arriba abajo, tomándole la mano y resoplando en voz baja.
―Oh, ya veo. Sí. Me alegro de haber venido también. ―Ella sonrió y le guiñó un ojo a Bella―. Parece que esta noche va a ser un placer. ―Se agachó, recogió las bolsas de Bella y abrió la puerta con un movimiento de cadera―. Entren. Mamá y Charlie llegan tarde, como siempre.
―Está bien. ―Bella tomó una bolsa de manos de Edward y le tomó la mano que él había liberado cuando entraron a la casa Swan―. De todos modos, tenemos mucho que hacer en la cocina.
Durante los últimos meses desde el arresto de Demetri, Edward y Bella estaban haciendo todo lo posible para comenzar de nuevo. Ambos tenían nuevos caminos que seguir profesionalmente. Ambos intentaban aprender a ser parte de sus familias, en última instancia amorosas, aunque algo disfuncionales. Edward estaba tratando de ser un mejor hijo y Bella estaba superando la actitud defensiva y el resentimiento que tenía hacia sus padres.
Esta noche estaban preparando la cena para el senador, Sue y Leah. Era un paso importante para Bella, una de las cosas que había cimentado su relación con Jacob y su banda de inadaptados. Al igual que Charles, Bella nunca fue muy buena con las palabras. No sabía cómo expresar sus necesidades: su amor por su padre y su desesperada necesidad de ser amada. Había intentado cocinar para él, algo que sabía que podía hacer y podía hacerlo bien, tal vez incluso hacerlo sentir orgulloso. Pero Charles nunca tuvo tiempo. En cambio Jacob y sus amigos siempre estaban hambrientos como lobos. Habían comido todo lo que Bella había hecho con gusto y la elogiaron.
Leah estaba de acuerdo con el plan de curación familiar. Se ofreció a ayudar con la cena, pero cuando la ahuyentaron amablemente, saltó al taburete de la encimera para charlar. Los puso al día con las últimas aventuras detrás de escena de Seth en Hollywood. Les contó sobre una pareja de Hollywood cuya historia de alma gemela era material de leyendas. Al final resultó que, también era 100% una mentira, fabricada por la pareja para atraer la prensa y la atención años atrás. Eso estuvo muy bien, excepto que parecía que su alma gemela había aparecido y estaba a punto de ponerse feo.
―Malditas almas gemelas ―masculló Bella, pero le guiñó un ojo disimuladamente a Edward.
Con ese fin, Leah los sorprendió a ambos cuando comenzó a hablar de Sam y Emily.
―No sé. ―Leah suspiró y se pasó una mano por los ojos―. Todavía quiero darle un puñetazo en los genitales. Repetidamente. De hecho, estoy bastante segura de que cuando lo vuelva a ver, eso es exactamente lo que va a pasar. ―Encogió los hombros―. Pero es por eso que estamos hablando por mensajes. Estoy escuchando, eso es todo. Mi mente racional y adulta sabe que así son las cosas. Él me amaba. Quería casarse conmigo. Habríamos tenido una hermosa vida juntos.
La amargura se apoderó de su tono y expresión, pero se deshizo de ella.
»Miren, ustedes lo sabrían mejor que yo. No sé cómo fue todo entre ustedes dos, pero desde donde estoy sentada, parece que lo del alma gemela debe seguir su curso, bueno o malo. Llegó para ustedes a pesar de que pasaron más de dos décadas desde el momento en que dijiste la frase de tu alma gemela hasta el momento en que se reencontraron. Llegó para ustedes, incluso cuando intentaban ignorar lo que sentían. Tal vez encontrar a tu alma gemela no significa que "van a vivir felices para siempre", pero no se puede ignorar, ¿verdad?
Edward y Bella intercambiaron una mirada. Por la forma en que Leah lo expresó, Edward no estaba seguro de poder responder. Él realmente no intentó ignorar su atracción por Bella. Se lamentó en ello, aunque solo fuera porque era lo que sabía hacer. ¿No era así como siempre iba su vida? Siempre le había parecido que las cosas maravillosas que la vida tenía para ofrecer estaban fuera de su alcance.
Pero esa era la forma de pensar de un joven dramático y traumatizado. Estar separados los lastimó a ambos: un consuelo y un placer que se negaron a sí mismos, tratando de hacer lo racional. Fuera lo que fuese, no podía negar que ella lo había consumido todo. Acababa de salir de prisión después de estar alejado del mundo exterior durante años, pero ella fue lo más importante en el horizonte casi desde el momento en que apareció.
―Mucha gente dice que es el hecho de que conocemos las palabras lo que hace que la conexión sea tan imposible de ignorar. ―Edward estaba contento con la tarea que se había propuesto: amasar. Se alegraba de tener algo que hacer con sus manos―. Nadie sabe siquiera lo que significa ser el alma gemela de alguien. Claramente, puedes vivir sin una; puedes ser feliz y completo. Claramente, solo porque alguien sea tu alma gemela no significa que te tratará bien. ―Tragó con fuerza, pensando en su madre―. Y Dios no lo quiera, no sean atractivas a tus ojos. Entonces, si no supiéramos las palabras, ¿nos aferraríamos a la idea de esa otra persona?
Él se encogió de hombros.
»Pero no sabíamos que ya habíamos dicho las palabras, así que supongo que ese es un punto para la teoría de que es inevitable. No sé si ese sentimiento nos persiguió durante décadas. ¿Pero al estar en la misma habitación? ―Levantó la vista, encontrando los ojos de Bella y sonriendo mientras el calor se extendía a través de él.
―Es como si estuvieras caminando sin darte cuenta de que hay un peso en tu pecho ―explicó Bella, mirándolo solo a él―. Él entra en una habitación y dices: "Oh, ahí está". Y puedes respirar.
Las manos de Edward se detuvieron mientras la miraba, admirándose por la forma en que ella siempre sabía usar las palabras correctas. Era profundo saber que esta mujer lo entendía tan completamente; sabía la profundidad de lo que él sentía por ella.
―Dios ―murmuró Leah en voz baja―, ustedes son repugnantes.
―Lo siento. ―Edward ofreció una sonrisa de disculpa y logró concentrarse nuevamente en lo que estaba haciendo.
―No te preocupes por mí. ―Leah se enderezó y sonrió con confianza―. Tengo mucha felicidad en el camino, con alma gemela o sin ella.
Unos minutos más tarde, mientras Bella y Leah estaban junto a la elegante freidora, tratando de hacerla funcionar, la puerta más cercana a Edward se abrió. Levantó la vista y ofreció una sonrisa amistosa cuando Charles y Sue entraron.
―Senador. Señora ―saludó asintiendo.
―Edward ―amonestó Sue.
―Lo siento. Sue. ―Todavía no se sentía del todo cómodo con personas de autoridad, pero también estaba trabajando en eso.
―¿Qué es…? ―Charles tenía la cabeza levantada y la nariz en alto―. ¿Es eso…?
―El pescado frito de tu papá ―susurró Sue, con la mano en el corazón mientras miraba a su hija al otro lado de la cocina.
―Bella me pidió la receta ―indicó Leah―. Creo que lo hizo bien, pero...
Bella cerró la freidora y presionó el botón, pareciendo un poco intimidada por ese aparato.
―El tiempo lo dirá ―masculló.
―Vaya. ―El senador negó con la cabeza y una sonrisa apareció en la comisura de sus labios―. Eso me trae muchos recuerdos.
Por una vez, Edward estaba muy satisfecho con ese hombre. Podía decir por la expresión del rostro de Bella que la nostalgia de su padre era gratificante para ella.
―¿Y qué hay de ti? ―inquirió Charles, su tono solo un poco brusco mientras miraba las manos de Edward trabajando. Él entrecerró los ojos―. ¿Estás haciendo una tarta?
Edward no levantó la vista de su trabajo, colocando cuidadosas y ordenadas filas de enrejado.
―Tarta de manzana ―confirmó.
Todavía mantenía su trabajo diario, pero estaba haciendo algo al respecto, tomando clases y horneando cada vez que podía.
―Me encanta la tarta de manzana ―musitó Charles en voz baja. Tenía una expresión extraña en su rostro. Inclinó la cabeza y Edward sintió su mirada sobre él mientras ponía la tarta en el horno. Sin embargo, cuando se enderezó y miró, Charles estaba contemplando a su hija.
Con el ceño fruncido, Charles se frotó la nuca. Su expresión se tensó y dio un paso adelante y atrás.
―Papá. ―Al otro lado de la cocina, Bella levantó una ceja―. ¿Estás bien?
Él resopló.
―Bella... no soy… ―Sacudió la cabeza y puso los ojos en blanco hacia el techo―. No estoy tratando de ser antagónico aquí. Pero fui policía una vez. Hace mucho tiempo. Tengo…
―Papá.
Charles hizo un gesto a su alrededor.
―Estas son algunas de mis cosas favoritas y no tengo una cena como esta muy a menudo. ―Su labio se torció―. El pescado frito no está en el menú en la mayoría de los lugares donde termino cenando estos días. ―Suspiró de nuevo y finalmente miró a Bella―. Por favor, no lo tomes a mal, pero... ¿necesitas algo? ¿O hay algo que quieras decirme?
Edward presionó sus labios en una delgada línea. La expresión del rostro del senador sugería que esperaba que le gritaran. Pero, como Edward esperaba, Bella no estaba enojada ni a la defensiva hoy. Al igual que él, ella intentaba no sonreír. Se reclinó contra la encimera, con los brazos cruzados, golpeteando el codo derecho con los dedos de la mano izquierda.
Sue, mirándolos a ambos, jadeó: un pequeño sonido ahogado que terminó en una risa. Se llevó la mano a la boca, disimulando una sonrisa mientras miraba a su marido.
―Una vez fuiste policía, ¿no, Charlie? ―habló en tono burlón―. Ser observador es una de las primeras cosas que te enseñan, ¿no?
―¿Qué estás…? ―Charles apartó la cabeza de su esposa y miró alrededor de la habitación como lo había hecho ella.
No le llevó mucho tiempo. Sus ojos encontraron lo que buscaban en Bella y luego siguieron rápidamente a Edward.
―Oh, Dios.
Bella sonrió.
―¿Algo que decir, papá?
―Te casaste con él. ―Los ojos del senador se movieron entre sus dedos anulares.
―Lo hice. ―Ella hizo una pausa―. ¿Tienes algo que decir? ―preguntó de nuevo.
Charles puso sus manos en sus caderas. Edward tuvo que morderse el interior de la mejilla para dejar de reír. Por una vez, no parecía un senador refinado. Tuvo una visión fugaz del policía de pueblo que había sido una vez.
―¿Estás embarazada?
Edward apretó la mandíbula y la diversión de Bella se convirtió en irritación.
―Papá ―espetó al mismo tiempo que Sue advertía―: Charlie.
Levantó las manos en un gesto defensivo.
―Solo estoy preguntando.
―No estoy embarazada. Estoy enamorada. Y finalmente comencé mi vida, mi verdadera vida. ―Se separó de la encimera y se paró junto a Edward. Entrelazó sus dedos, apretándolos reconfortantemente―. Ambos estamos comenzando nuestras vidas de alguna manera. Parecía correcto comenzarlas juntos. Eso es todo.
―No tenías que casarte. Podrías haber…
―Charlie. ―Sue le lanzó a su marido una mirada asesina.
El senador se pasó una mano por los ojos, resopló una vez y luego asintió.
―Lo siento. Déjame… ―Respiró hondo―. Déjame intentarlo de nuevo. ―Dejó caer la mano y le ofreció una sonrisa casi convincente―. Casada. Eso es, eh... El matrimonio puede ser algo grandioso. Esto es... Sí. Esto puede ser algo bueno.
Cuando Charles miró fijamente a Edward y extendió su mano, el cerebro de Edward se congeló. Se quedó mirando, sin comprender muy bien lo que estaba pasando.
―Bienvenido a la familia ―felicitó Charles, volviendo a hacer un gesto con la mano―. Sinceramente.
Edward parpadeó una vez más pero tomó la mano de Charles y la apretó firmemente.
―¿Debería llamarte papá?
Las tres mujeres en la sala resoplaron. Bella se rio fuertemente. Charles lo fulminó con la mirada.
―No ―masculló tajante, dejando caer la mano de Edward―. Pero puedes llamarme Charlie. Vamos, chicos. Tomaremos un buen whisky y brindaremos. Por su nueva vida.
~0~
―Oh, no. ―Carlisle se rio, con una amplia sonrisa―. Edward, esta es la mejor creme brulee que he probado, pero no creo que haya ningún postre lo suficientemente sofisticado como para hacer que tu madre olvide que la privaste de una boda.
―No. No ―protestó Esme―, lo más importante es que seas feliz. Las bodas deben centrarse en lo que es correcto para las personas que se casan. ―Ella se miró las manos sobre la mesa―. No quiere decir que no hubiera querido estar ahí. Para acompañarte. ―Sus rasgos se contrajeron―. ¿Al menos hay fotos?
Al otro lado de la mesa, Alice se rio.
―Por supuesto que tenemos fotografías. ―Tomó el teléfono de Jasper de sus manos y se lo pasó a sus padres.
Ellos le pidieron a Alice y Jasper que los acompañaran por necesidad. Alice estuvo más que feliz de obtener su licencia de ministro en línea, y Jasper fungió como testigo y fotógrafo principal.
Llegaron a la playa, con los brazos de ella alrededor de su cintura en su motocicleta. Se detuvieron en el grupo de vendedores ambulantes y compraron coronas de flores a juego, la de ella con largas cintas que le caían por la espalda. Se casaron en la arena junto a las olas mientras se ponía el sol, descalzos, con vaqueros y chaquetas de cuero negro.
―Oh. ―Esme se llevó una mano al corazón, con los ojos nublados por las lágrimas―. Es hermoso. ―Ella miró a Edward―. Estás radiante. Ambos lo están. Hay tanta alegría en esta imagen.
Edward miró a Bella. Él extendió una mano contra su espalda y ella le apretó la rodilla, sonriéndole tímidamente con las mejillas teñidas de rosa.
―El día más feliz de tu vida, eso es lo que dicen, ¿verdad? ―le respondió a Esme, aunque mantuvo sus ojos en Bella―. Resulta que no estaban exagerando al respecto.
―No es que no te quisiéramos allí ―agregó Bella, finalmente rompiendo su mirada para mirar alrededor de la mesa―. Queríamos que todos ustedes estuvieran allí. ―Sus ojos se detuvieron en Rosalie, Emmett y Henry―. Todos ustedes. Y todavía queremos tener una celebración más adelante. Tal vez incluso una renovación de votos cuando tenga un poco más de sentido en nuestra vida. Simplemente nos pareció importante que fuéramos solo nosotros esta vez. Se sintió correcto.
―Casi nos fugamos ―soltó Rosalie, mirando a Emmett con una sonrisa melancólica―. Probablemente por las mismas razones que ustedes.
Edward se encontró asintiendo con la cabeza hacia su cuñada. La admisión no le sorprendió dado lo que sabía de ella en los pocos meses que habían estado hablando. Era decir mucho, dado que a ella le gustaba ser el centro de atención, que casi hubiese renunciado a una gran boda.
Justo como Emmett hizo notar, él (y Bella, de hecho) tenía más en común con Rosalie de lo que cualquiera de ellos quisiera admitir. A Rosalie le había costado mucho entender y aceptar cuán verdadera y profundamente se preocupaba Emmett por ella, que podía confiar en lo que sentía y confiar en él con su corazón. Parecía demasiado dejar entrar al resto de la familia; creer que ella podría pertenecer con ellos.
Y ella tenía razón. Tanto él como Bella estaban trabajando para ser parte de sus familias, para confiar y reparar esas conexiones. Era un viaje que querían recorrer juntos como equipo, tanto en espíritu como en papel. Su relación con Bella era en lo único que confiaba en el mundo al cien por cien; tenía sentido empezar este camino solo con ella.
Cuando se sintieran más cómodos fuera de su pequeña burbuja, celebrarían con todos los que los amaban, quienes trabajaron tan duro para construir una relación con ellos como ellos estaban trabajando.
―Y finalmente puedo decir "te lo dije" ―se regodeó Alice, moviendo un dedo hacia Bella.
―¿Me lo dijiste?
―Dijiste que lo de las almas gemelas era una mierda.
―Sigo pensando que lo es ―sentenció Bella, levantando la barbilla.
―Se lo dice a una mesa llena de almas gemelas felices. ―Emmett se rio entre dientes.
―Claro, pero mira lo que nos costó a todos llegar a este lugar. Piensa en lo que nos costó a algunos de nosotros. ―Miró a Edward.
»Mi papá no se equivocó al pensar que era una tontería que yo encontrara a mi alma gemela con solo unos meses de edad. ¿Crecer sabiendo que estábamos destinados? ¿Dónde está la elección en eso? Y como él sabía quién eras, se extralimitó y mira lo que te costó. Si no hubiera almas gemelas, él no habría hecho un escándalo por tu tropiezo. Lo máximo que habría hecho era educadamente cambiar de opinión acerca de dejarme a solas contigo.
»Y eso solo con nosotros. Hay pruebas a nuestro alrededor de que puedes enamorarte de alguien que no sea tu alma gemela y tener una buena vida. ¿Pero cuántas personas esperan? Esperar a su pareja perfecta porque, si no lo hacen, su alma gemela puede aparecer y arruinar la vida por la que han trabajado, simplemente apareciendo, como le pasó a Leah. La gente ha desperdiciado años de sus vidas buscando a su única verdadera mitad: buscando a una persona entre ocho mil millones. ¿Y por qué? No hay garantía de que vas a vivir feliz para siempre solo porque conociste a la única persona que te entiende mejor que nadie en el planeta, si eso es lo que es un alma gemela.
―Solo porque mi padre amaba a mi madre, la entendía y viceversa, no le impidió matarla ―agregó Edward en voz baja―. ¿Se habría ella quedado tanto tiempo a su lado si no hubiera sabido que eran almas gemelas? ¿Le habría dado siquiera la hora del día en primer lugar? ―Él se encogió de hombros―. Pero claro, solo existo porque ellos existieron.
―Y solo existo porque ser almas gemelas no impidió que el alma gemela de mi padre lo abandonara. ―Bella agitó una mano.
»Lo siento. Eso fue pesado. Funcionó para todos en esta mesa, pero las almas gemelas siguen siendo una mierda. No me gusta la idea del destino. No quiero pensar que lo que siento por Edward es porque yo... estoy programada de esta manera. No es que todo sea malo, claramente, pero es...
―¿Problemático? ―sugirió Edward.
Ella se rió suavemente.
―A veces es bueno que alguien te conozca tan bien.
Le acarició la mejilla.
―Creo que todos en esta mesa trabajaron muy duro por sus relaciones ―ofreció Carlisle en tono reflexivo―. Nada se da por sentado.
Emmett resopló.
―Me partí el culo por ti, nena ―le dijo a su esposa.
―¡Clo! ―Henry golpeó la mesa con su pequeño puño con énfasis.
Los ojos de Rosalie se abrieron como platos y luego los entrecerró hacia su marido.
―Su primera palabra. Encantadora.
Emmett se giró hacia Bella.
―Mira. Ahora ella se arrepiente de que el universo nos haya unido.
―Todos los días ―declaró Rosalie, pero estaba claro que estaba bromeando.
Edward golpeó la mesa con los dedos de su mano libre, mirando a Bella como lo hacía tantas veces.
―Muchas son tonterías ―murmuró asintiendo―, pero, creo que eso es cierto para muchas cosas. Programación. Esa es una buena palabra para describirlo. Pasé gran parte de mi vida haciendo cosas que no quería hacer; sin entender por qué hacía algo incluso mientras lo hacía. Todos estamos un poco programados, ¿no? Algunas cosas son malas, cosas que tenemos que superar, como el que tu padre encontrase una buena relación después de que su alma gemela lo dejó. ―Él entrelazó sus dedos y se llevó los nudillos de ella a los labios―. Algunas cosas son buenas.
Ella suspiró, el resto de la tensión abandonándola.
―Algunas cosas son realmente buenas ―coincidió.
Sabía que tenían suerte. Sus almas encajaban. Sus vidas encajaban. Y hoy y mañana iban a esforzarse.
Mientras ambos vivieran.
~FIN~
Buenos, nos despedimos de esta historia, muchas gracias por sus alertas, favoritos y por sus reviews. Por cada interacción en Facebook también.
Quiero pedirles que dejemos un review de agradecimiento para Kristina por autorizar la traducción, sin ellas, no tendríamos en nuestro idioma estas magníficas historias.
Les dejo aquí una opción para que la copien y peguen, y hay mas opciones en el grupo también. El enlace a la historia en inglés está en mi perfil.
"I really want to thank you for allowing Sarai the translation of this unique and wonderful story into Spanish. It was quite a journey for Edward and Bella, but it was so worth it in the end. I loved every word of it. Thank you again. Greetings from (país de origen)."
