Descargo de responsabilidad: ya saben ustedes que PUCCA y sus personajes no me pertenecen, le pertenecen a su creador Boo Kyoung Kim. Yo sólo usé sus personajes, para crear esta historia loca, pero según yo entretenida.
Descargo de responsabilidad 2: así como el libro de Harry pottery sus personajes no me pertenecen, pues le pertenecen a la autora JKRollin. yo sólo utilicé a Harry potter para juntarlo con Pucca, así que no plagien, adapten o copien por favor que eso no está bien.
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"Puede que no seas nuestro hijo de sangre, pero te queremos como si así lo fueras."_(Juliet y Suga Sanada)
Al llegar el maestro Soo, el profesor Dumbledore, la profesora McGonagall y Hagrid a la casa Sanada, los tres se bajaron con cuidado de la nube y tocaron la puerta. Mientras el maestro Soo aun flotaba con sus dos doncellas en el aire con sus propias nubes, era temprano y el cielo ya se iluminaba por el día.
Por lo mismo, no tardaron mucho en abrir la puerta de la casa Sanada. Mostrándose ante ellos Suga Sanada con una Mirada de preocupación, viendo primero al maestro Soo y preguntando ansiosamente.
–¿Pasa algo, Maestro Soo?
–Sí, un Viejo amigo y yo queremos hablar contigo y tu esposa sobre los Potter.
Hablo Serio el maestro Soo.
–Así que, ¿Podemos entrar, Suga?
–Dios, sabía que se trataba de los Potter.
Soltó y suspiró.
–Bien, pasen adelante, mi esposa y yo los hemos estado esperando.
–Gracias, Suga.
Soltó serio el maestro so, dejando que Dumbledore, la profesora McGonagall y el gigante Hagrid pasaran a la casa. Haciendo un movimiento rápido con la mano para que Hagrid pudiera entrar y fortaleciera la casa de Suga, ingresando después con sus doncellas a su lado.
Siguiendo a todos a la sala de los Sanada, haciendo otro gesto para que una de sus doncellas cerrara La Puerta. Cuando todo estuvo en silencio y la puerta se cerró, el maestro so le indicó al profesor Dumbledore con seriedad.
–Por favor, profesor Dumbledore, entrégueles la carta.
–Desde luego, maestro so.
Aceptó tranquilo Dumbledore, caminando hasta Suga y entregándole una carta. Para luego regresar con la profesora McGonagall y sentarse junto a ella en una silla cercana, viendo como la señora Sanada se acercaba a ellos cuando apareció desde un estrecho pasillo.
Despertándose Garu y comenzando a llorar, asustando a Hagrid que solo intentó arrullarlo para calmarlo. Sin embargo, nada parecía funcionar por más que lo intentaba.
Así que preocupada, la señora Sanada se acercó y le dijo al gigante con gentileza. Provocando que Hagrid levantará la mirada, viendo lo parecida que era con James Potter.
–¿Me lo permites? ¿Quiero ver si lo puedo calmar?
–Desde luego.
Soltó tristemente Hagrid, comenzando a llorar una vez más. Mientras la señora Sanada arrullaba a Garu cuidadosamente, sintiendo la tención de todos, al hablar su esposo Suga.
–Así que es cierto, James y Lili han muerto.
–Sí, esa es la cruda verdad.
Soltó apesadumbrada la profesora McGonagall, paralizando a Julieta en su lugar. Pues saber sobre la muerte de su hermano la destrozaba, pero no lo demostró porque desde que se casó con Suga y se volvió una kunoichi en forma.
Aprendió que no debía demostrar sus emociones frente a los demás, porque si no perdería ante los demás estuviera en batalla o no. así que arrullo a Garu y dijo seria, parpadeando para que sus lágrimas no corrieran por sus mejillas.
–¿Y sus hijos en donde están?
–Uno fue entregado con los Dursley, la familia cercana de Lili. Y el otro lo carga ahora usted, ya que queremos que lo cuide.
Explicó apagado Dumbledore, asintiendo Juliet apesadumbrada, mientras Hagrid cuestionaba roto y curioso.
–¿Cómo supieron que James y Lili murieron?
–No lo sabíamos, lo supuse cuando escuché hablar de ellos en el restaurant. Y como hace mucho tiempo no visitan a Juliet, tuve el mal presentimiento de que James y Lili habían pasado por algo fatal.
Suga explicó fríamente, mirando de reojo los ojos tristes de su mujer, volviendo hablar serio.
–Pero, maestro Soo, ¿Usted no puede revivirlos?
–Lo siento, Suga, pero sabes que no pueda. Si la diosa destino lo quiso así, yo no puedo contradecirla.
Dijo el maestro Soo disculpándose, hablando la profesora McGonagal con neutralidad.
–Entonces, ¿Lo cuidarán?
–Claro que sí, es lo único que me queda de James, así que lo cuidaré como si fuera mi propio hijo.
Habló con convicción Juliet, mirando a su esposo para que él aceptara también. Algo que Suga no dudó, diciendo convencido por su pequeño familiar huérfano.
–Así es, lo cuidaremos como si fuera nuestro.
–De acuerdo, ya es hora de que nos vallamos y muchas gracias.
Soltaron todos al unísono, despidiéndose de Garu y saliendo de la casa Sanada. Girándose Soo antes de irse, para decir con sincera formalidad.
–Estaré cuidando a Garu desde lejos, así que nada de maltratos.
–Nunca haríamos eso, maestro Soo, y usted lo sabe.
Dijeron los Sanada al unísono, asintiendo Soo y yéndose con pesar de que Garu sería un huérfano. Pero que había sobrevivido a todo, a pesar de que el mago más tenebroso los había atacado a él y a su gemelo para matarlos.
oyéndose los tristes sollozos de la casa Sanada en el bosque de bambú, en pleno amanecer que anunciaba un nuevo comienzo. Un comienzo que Juliet ahora detestaba, porque había perdido a su hermano por ese maldito mago obscuro.
Y antes de que Juliet se derrumbara en el suelo, Suga le quitó suavemente al pacífico Garu que se había dormido otra vez. Mirándola con pena por lo que sucedía, cayendo Juliet al suelo con las lágrimas surcando sus mejillas y diciendo rota.
–¿Por qué les pasó esto? No lo merecían, James y Lili eran buenos.
–Lo sé, Juliet, pero era por eso que James te pidió que hulleras, él no quería ver a su pequeña hermana sufrir por lo que, quien tu sabes, hacía en Londres.
Dijo suavemente Suga a Juliet, arrullando a Garu para que no despertara, mientras ella volvía hablar.
–Pero si hubiera estado allá, hubiera podido ayudar junto a los merodeadores.
–No digas locuras, si hubieras estado allá, yo no te hubiera conocido.
Dijo aprisa Suga, enojándose Juliet por aquello y diciendo triste.
–Eso da igual, ¿A quién diablos le importa que nos conociéramos?
–A mí me importa, te quiero y pensar en que te hubieras quedado allá, sería como querer que no nos hubiéramos encontrado.
Habló tajante Suga, negando la señora Sanada con la cabeza, para decir cabizbaja.
–Es que no te das cuenta que mi hermano y su esposa está muerta, si hubiera estado allá los hubiera salvado.
–Y sí hubieras estado allá, Gura jamás hubiera nacido, ¿Qué no lo ves?
Habló desesperado, haciendo que Juliet se callara, suspirando y dijera tiempo después.
–Sí, tienes razón, Suga. Lo siento, es que me siento mal, jamás creí que perdería a mi hermano.
–Lo sé, Juliet, es doloroso. Pero no puedes deprimirte ahora, tienes un hijo que te necesita, un sobrino que necesita que estemos allí y yo también te necesito y te necesito bien.
Le Dijo Suga seriamente, limpiándole las lágrimas con los dedos de la mano izquierda.
–Comprendo, pero no puedo, ¿Qué le diremos a Garu cuando sea mayor?
Preguntó triste Juliet, respondiéndole tranquilo Suga.
–Le diremos la verdad cuando sea el momento, él nos entenderá.
–¿Y si me odia por no estar con sus padres cuando debía?
Volvió a cuestionar asustada Juliet, suspirando una vez más Suga.
–Él no te odiará, solo le costará trabajo comprender. Pero tarde que temprano lo entenderá y no nos dirá nada, porque sabrá que no podíamos hacer nada.
–Puede que tengas razón, pero, ¿Qué pasará si no podemos cuidarlo?
Interrogó de nuevo Juliet, suspirando levemente Suga con frustración.
–Soy un ninja, Juliet, si yo no puedo cuidarlo. Te juro por Soo que le enseñaré a cuidarse, así no tendrás tanto de que preocuparte.
–Sí, está bien. Pepón ¿Eso significa que lo volverás un ninja como a Gura?
Habló intrigada Juliet, asintiendo él firmemente.
–Así es, ambos serán ninjas y cuidarán la casa Sanada. De esa manera, tanto Garu cuidará a Gura, como Gura cuidará a Garu.
–Bueno, tiene sentido.
Aceptó la señora Sanada, pero no dejó de llorar. La pérdida de su hermano la había afectado tanto, por lo que Suga no tenía de otra más que dejarla llorar.
Sabía que serían tiempos difíciles para los cuatro, pero ellos cuidarían a su hijo y a Garu como si fueran lo único en la vida. ya que todos merecían amor de padres, aún más los salvadores del mundo llamados Garu William Potter y Harry James Potter, que ya no tenían padres y que los Sanada esperaban que la familia Dursley cuidaran bien al otro gemelo.
