Capítulo 3

La sonrisa más brillante

Aquella mañana tras el paseo al palacio de verano de la Reina Gea se encontraban en la mesa del comedor del palacio de la tierra tanto las herederas a cada uno de los planetas del sistema solar como el príncipe heredero, el canciller Hansford y la Reina Gea disfrutando de los festines que para ellos habían preparado.

-Reina Gea, mil gracias por invitarnos a su hermoso palacio, es tan elegante-menciona la princesa Serena

-yo me quedé impresionada con sus jardines, son tan variados y bellos-completa Makoto

-muchas de esas flores vienen directo desde Júpiter y algunas más las he recibido como regalo de diferentes planetas-cuenta la madre del heredero de la tierra

-es verdad-apoya Rei-mi madre le regaló una rosa de fuego, eran el orgullo de mi planeta pero ya es tan raro encontrarles

-se han habituado bien a la tierra, parece que a los frutos de marte les gusta florecer en la tierra-comenta Gea y Endymion se atraganta con el bocado en su boca, el canciller Hansford golpea su espalda divertido y no pasa desapercibido para él el comentario de la Reina y al parecer tampoco para Rei que se sonroja-he enviado a tu madre varios brotes y semillas pero no han logrado hacer que florezcan.

-es una pena. No pude verlas en mi visita a su palacio

-me alegra que estés mejor, Rei sincera la princesa de Mercurio-el reposo te hizo bien

-ahora estoy lista para las actividades que proponga, majestad-mira Rei a la Reina pero una sirvienta llega y le susurra algo al oído.

-creo que será más tarde ya que me han avisado que mi marido ha llegado de la Luna con los cuatro generales de la tierra, debo ir a recibirles. Les veré más tarde pero por favor disfruten su desayuno y sobre todo su tiempo libre.

La reina se retira y todos siguen comiendo con tranquilidad pero la princesa Serena rompe el silencio de la mesa.

-príncipe Endymion ¿qué es lo que usted busca en una esposa? ¿Quizás sea más fácil ayudarle a elegir.

-no busco una esposa, princesa; esta es una idea de mis padres y le digo lo mismo que les dije a ellos: el amor no se puede forzar, es algo que llega y se da.

-pero es un príncipe, no puede elegir una esposa a la ligera. Nosotros los nobles tenemos una misión y no podemos mezclar nuestra sangre real con sangre cualquiera-insiste la princesa Serena y todos la miran sorprendidos.

-eso es una estupidez-no puede dejar de intervenir Makoto-no existe tal estupidez como la sangre noble, la sangre es del mismo color.

-todos saben a lo que me refiero, se trata de conservar un linaje de nobleza.-insiste Serena

-princesa Serena. Mi madre no fue heredera de una corona y al igual que su madre no se categorizarían como nobleza aún así mi madre es una mujer digna de cualquier corona por su bondad, gran corazón y deseos de ayudar a la gente. Ha hecho por la gente de mi planeta más de lo que algunos otros nobles han hecho con el poder concedido y de mi parte, si la mujer que ganará mi corazón fuera de la realeza, nobleza o plebeya es algo que me interesa muy poco. Si algún día aparece ante mí y tuviera que abdicar por no que está no cumpliera con los requisitos para ser Reina con gusto abdicaría porque esa mujer sé que será valiente y luchará por sus creencias hasta el final.

-ay amigo, por eso la gente cree que estas enamorado de mi. Me acabas de describir pero ya te dije que la gente de la nobleza no está en mis intereses románticos-bromea el rubio canciller y todos en la mesa comienzan a reír divertidos con la ocurrencia del rubio

-canciller Hansford usted es muy simpático, lo invitaré a mi fiesta de cumpleaños, le presentaré a unas primas mías, le aseguro que no son de la realeza.

-entonces es muy posible que ya las conozca-se burla Makoto-el canciller es muy famoso entre las doncellas

-no lo dudo-se burla el príncipe heredero y todos ríen

-Rei, démonos prisa, quiero saludar al General Neflite, seguro el general Jeditte muere por verte

-escuché que el general Jeditte fue hasta marte para intentar conquistarte, Rei-emocionada la rubia princesa de coletas

-fue una misión diplomática pero me correspondió mostrarle el planeta-explica la de ojos amatista

-¿y le enseñaste algunas otras cosas?-cuestiona sonriente la rubia princesa del Amor a la heredera de marte y es el príncipe Endymion quien se pone color tomate

-princesa Mina, por favor no haga ese tipo de preguntas; me retiro para ir con mis padres, por favor disfruten su mañana

El joven heredero se pone de pie junto a su consejero y canciller para retirarse de la mesa, en voz baja la princesa de Mercurio reprende a la heredera de Venus por su pregunta tan indiscreta.

Durante el tiempo libre las princesas de los planetas exteriores eligieron usar su tiempo libre para ir a tomar un baño a las piscinas reales y Mina y Amy se les unieron para socializar un poco; Rei y Makoto por su parte encontraron a un grupo de niños hijos de los sirvientes de palacio con los que decidieron jugar a la pelota en los jardines ajenas a cualquier otra cosa no se dieron cuenta que eran observadas por un joven rubio y un pelinegro desde uno de los pasillos exteriores de palacio.

-estas princesas son algo fuera de lo normal ¿verdad?-comenta Andrew rompiendo el silencio mientras clava sus ojos en la castaña que golpea la pelota con una fuerza imposible para una mujer de la tierra.

-¿fuera de lo normal? Creo que jamás había visto a una chica como ella, es tan hermosa…

-dime que no hablas de tu prima-pide el rubio

-claro que no, para mí Makoto es como un chico

-es un poco ruda pero…

-no me refiero a eso, ella es de mi familia, no podría verla así…

-si, suena muy pervertido eso de amor entre familia-apoya el rubio-oye...iré a ver a tus padres, a ver qué instituciones tiene el rey. Te veo más tarde-se despide el rubio y deja solo a su amigo pero la soledad le dura muy poco ya que su entretenimiento es interrumpido por la voz de la princesa Serena.

-príncipe Endymion-nombra la rubia-¿está tomando el aire fresco?

-¿ehh? Si, así es-suelta el muchacho de ojos azules

-príncipe… quería disculparme, creo que usted malentendió mis palabras, lo que yo quise decir fue…

-imagino lo que quiso decir, Descuide..

-Príncipe, quizás usted podría mostrarme el palacio. Creo que no hemos tenido el honor de charlar mucho. Sería una gran oportunidad-insiste la rubia colgándose del brazo del pelinegro al tiempo que la princesa de marte pasa cerca y se da cuenta de la cercanía de esa charla pero decide ignorarlos y seguir de largo.

-princesa Serena, es más que sabido que usted a menudo acompaña a su madre a las visitas diplomáticas a la tierra aún cuando no he estado presente sé que si alguien sabe moverse en este palacio es usted, así que si me disculpa, tengo un asunto por resolver.

-0-

Si la princesa Makoto era experta en algo era en trepar árboles, había aprendido desde muy pequeña a trepar con maestría cuanto árbol se le pusiera enfrente y para suerte de dos pequeñas niñas les ayudó a bajar un par de manzanas de un alto y frondoso árbol, por lo que las pequeñas luego de tener su tesoro en las manos dieron un beso en la mejilla a la castaña y salieron corriendo con su manzana en mano; Makoto sonrió ante la ternura de las pequeñas y dio una mordida a una manzana que había bajado para ella.

-en realidad que usted no deja de sorprenderme, princesa-interrumpe Andrew el postre de la castaña que lo mira con desconfianza-no sabía que tuviera usted esos talentos.

-canciller Hansford… usted no sabe nada sobre mi-sonríe divertida la castaña que ve como el terrícola se acerca más a ella de lo políticamente correcto

-esa fruta es en nuestra tierra la imagen de la fruta prohibida… del pecado-se acerca seductor el rubio

-¿y a usted…le gusta el pecado?

-me fascina…-responde sonriente el rubio sujetando el pequeño talle de la castaña y esta sonríe perversamente…

Makoto en una maniobra experta toma el brazo del rubio y lanza al alto canciller contra el piso aprovechando la sorpresa toma la manzana y la mete en la boca del terrícola que se queda sin decir palabra alguna.

-toda suya, canciller. Procure no atragantarse.

Makoto se aleja riendo y el rubio aún en el piso observa a la aparentemente frágil mujer que está muy cerca de convertirse en una obsesión bastante peligrosa.

-0-

Las herederas de Marte y Júpiter se encontraron en el recibidor del ala de visitas del palacio real de la tierra, ambas jóvenes se veían realmente molestas.

-no vas a creer lo que hizo el idiota del canciller facilote-indignada la castaña

-dime que trajiste licor en tu maleta, lo necesito

-dos botellas. Debí traer tres-furiosa la castaña

-Bellas princesa, pero qué hermosa sorpresa volver a verles-se escucha la voz del general Neflite

-este planeta se ha embellecido con su presencia, bellas damas-toma el general Jeditte la mano de la princesa de marte que está a punto de ponerlo en su lugar pero ve de reojo acercarse al príncipe Endymion y a su canciller y consejero.

-general Jeditte ¿hace cuánto que no nos vemos? Responde la heredera de marte sorprendiendo a los recién llegados y al mismo general Jeditte - recuérdeme invitarle a visitarnos en Marte.

-¿me…me lo dice a mi?

-por supuesto-responde coqueta la de ojos amatista

-General Jeditte ¿está molestando a la princesa Rei?-interviene Serio el príncipe Endymion y Makoto al ver el rostro de su amiga comprende el porqué de su comportamiento

-¿el general Jeditte molestarnos? ¡claro que no!-comenta Makoto-el general Neflite y el general Jeditte son grandes amigos nuestros, es más. Estábamos a punto de invitarles a beber un poco de vino con nosotras

-¿en serio?-sorprendido y emocionado el general castaño-que sorpresa, claro que nos encantaría, casualmente nos hospedarnos en esta misma ala del palacio

-¡por supuesto que no!-responde el príncipe Heredero

-¡sobre mi cadáver!-apoya el canciller Hansford

-príncipe, son las tradiciones que nos hospedamos en esta parte de palacio cuando estamos en tierra-explica Jeditte-además, es importante cuidar de las princesas

-precisamente por ello no puedo permitir que se hospeden aquí. Canciller, por favor asigne una zona distinta a ésta a los cuatro generales para hospedarse

-será un placer-sonríe Andrew

-las veremos después entonces-promete el general rubio con ojos de hielo

-general, por favor de un reporte entero junto al General Neflite de su visita a la Luna, después de la cena tendremos una reunión por lo que les pido sea lo más detallado posible-pide el príncipe heredero

-¿desde cuándo le importa a este lo que pase fuera de sus libros de estudio?-pregunta el general rubio al castaño

-¿dijo algo general?

-nada,príncipe. Iremos a hacer lo que nos pide-suelta el general rubio que se marcha junto a su amigo y el general castaño dejando al príncipe heredero junto a la princesa de marte y Júpiter respectivamente.

-¿ya que han perdido a sus acompañantes de copa me es permitido acompañarlas?-pregunta el príncipe clavando sus orbes azules en los amatista de la princesa de Marte.

-lo lamento, príncipe, no es apropiado que un caballero esté dentro del área donde duermen solo las damas. Vámonos Makoto-jala la pelinegra a la castaña y esta se despide de lejos de su primo que es bateado de forma monumental, la princesa de Júpiter no puede evitar sentir lástima por su primo que se ha quedado mirando con ojos de cachorro a la heredera del fuego.

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La familia real de la tierra no había escatimado en celebrar el cumpleaños de su único hijo; los mejores banquetes estaban servidos sobre la mesa y los mejores vinos en las copas de sus invitados.

Cuando la Reina Gea apareció del brazo del Rey Etlio no quedó duda para los invitados que su hijo había sacado lo mejor de cada uno de ellos y por fortuna la nobleza se su madre.

El príncipe Endymion tenía contemplado pedir la primer pieza de baile a la heredera de marte pero tras la presión de su tía, la Reina Serenity tuvo que abrir el baile con su pequeña prima de coletas rubias; una vez iniciado el baile el general Jeditte invitó a bailar a la hermosa heredera de marte que cualquier otro día habría rechazado la oferta del rubio pero no hoy…

-princesa, ¿me concedería la primer pieza de baile?-pide el rubio canciller a la hermosa heredera del planeta con la mejor vegetación de la galaxia

-lo siento, canciller, le he ofrecido esta pieza al General Neflite-responde divertida la castaña al ver molestia en el rostro del rubio.

-suerte para la próxima, canciller-sonríe divertido castaño y ofrece su brazo a la joven de ojos verdes que se retira de prisa del rubio que se queda rabiando mientras ve reír a la hermosa muchacha de la que se repite una y otra vez que no le interesa en absoluto.

-hoy de verdad luces preciosa, Rei ¿me permites llamarte así?.-suelta el general rubio

-preferiría que no, general-seca la pelinegra que al terminar la pieza de baile se separa del joven-si me disculpa tengo un terrible dolor de cabeza y debo marcharme-explica la pelinegra

-si lo desea puedo escoltarla a su habitación

-Sé dónde está mi habitación pero es muy amable al ofrecerse, buenas noches-se despide la pelinegra que se escapa como agua del general de ojos de hielo.

La heredera del poder de Marte no se da cuenta que todos sus movimientos son observados de cerca por un par de ojos color Zafiro y cuando ella da vuelta en un pasillo para salir del salón de baile una mano toma la suya de sorpresa y por suerte para él antes de que ella le calcine se da cuenta de quién es él.

-príncipe Endy…

-shh…quiero mostrarle algo que creo la hará muy feliz.

-es que yo..

-por favor, confíe en mí; le doy mi palabra de que no intentaré propasarme con usted.

-sabe que lo calcinaría si lo intentara

-lo sé. Pero aún cuando no tuviera el poder de calcinarme la respetaría de igual forma, por favor… venga conmigo.

La joven miró las pupilas de cielo nocturno en el pelinegro y aceptó su mano para que la guiara hasta un corredor que los condujo a una torre donde estaba el estudio del príncipe y la llevó escaleras arriba de donde se veía el cielo infinito y despejado

-es una vista hermosa- soltó la joven

-quiero mostrarle algo-señala el joven un telescopio e indica a Rei que mire a través de él, ella lo hace y encuentra que este está enfocado hacia el planeta rojo del sistema solar que es el hogar de la muchacha.

-Marte…

-Siempre me ha parecido un lugar hermoso. El día de hoy su planeta y el mío están más cerca que otros días y supuse que extraña su hogar.

-Gracias, Príncipe, en realidad si extraño mi hogar.

-y tengo un regalo para usted

-pero usted es el del cumpleaños

-si este regalo genera lo que pienso, ese será mi regalo-asume el muchacho y entrega a la joven una cúpula que en su interior contiene la casi mitológica flor de fuego.-hablé con la princesa Amy, me ayudó con una técnica para preservar a la rosa de fuego en el viaje y sea más posible que sobreviva al viaje y se adapte a su planeta.

-esto es una maravilla, no lo puedo creer-sonríe la pelinegra con una emoción que llenó de felicidad al corazón de Endymion y en un arrebato de felicidad abraza y besa la mejilla del alto-gracias, es el regalo más lindo que he recibido jamás…

-y usted me ha dado el mejor regalo que jamás nadie podría regalarme

-¿cuál?-confundida la pelinegra

-el ser testigo de la sonrisa más brillante y bella de la galaxia…

A pesar de haber escuchado aquellas palabras, la pelinegra fingió no hacerlo y clavó sus orbes amatista en su planeta regente, quizás por el reflejo del planeta rojo o las palabras del heredero de la tierra, pero sus mejillas tenían un color carmesí que la hacía lucir aún más bella…

Tokio, Época actual:

La joven de cabellos negros salió de las oficinas del templo Hikawa y despidió a un trío de caballeros en fundados en trajes caros con la mayor educación que pudo pero al saberse sola lanzó una maldición al aire, algo poco común en ella.

-si no te escucho no lo creo-se oye la voz de la guerrera de Júpiter que llega a sus espaldas junto a Andrew con una cesta con panecillos.

-¡Mako-chan, Andrew!-grita sorprendida la muchacha y apenada invita a los jóvenes a su cocina a beber algo de té mientras comen los panecillos que llevó la castaña.

-Rei, ¿quienes eran esos hombres?-cuestiona la de ojos verdes una vez baja la guardia de la pelinegra

-eran los patrocinadores del templo-cuenta con voz calmada la joven.-quieren reducir su apoyo al templo ya que no lo consideran un negocio redituable para ellos.

-¿negocio? ¿Quién donaría por negocio?-incrédulo el rubio

-los hombres que vieron son empresarios a los que les ayuda a su imagen pública el decir que donan al templo, a pesar de ello se les regresa una cierta cantidad de dinero que cada vez es más y más grande…a pesar de ello el templo apenas y sobrevive

-qué terrible-se molesta Makoto-¿has pensado en buscar nuevos patrocinadores?

-claro que sí pero no he tenido éxito en mi búsqueda. Cada vez hay menos interesados en patrocinar templos y los que lo hacen al final se llevan más de lo que donan…

-Rei, si yo tuviera dinero patrocinaría al templo sin dudarlo.-ofrece Makoto

-Si quieres puedo hablar con mis padres para que patrocinan al templo pero no creo que pueda ser mucho lo que ayuden. Aún así cuenta con Crown y Crown center-ofrece el rubio

-Gracias, chicos-sonríe Rei-Otou San se ha ofrecido pero a cambio debo ir a a vivir a Villa Hino y abandonar el templo para siempre

-¡eso es demasiado cruel!-se enoja la castaña.

-tengo esta semana, sino deberé mudarme a Villa Hino y ceder a los deseos de mi padre si quiero salvar el templo -confiesa Rei

-eso suena terrible-se asusta Makoto

-si quiero salvar al templo es mi única opción así que…deséenme suerte y háblenme de las clases de cocina de Andrew, quiero ponerme de buen humor-sonríe con tristeza la pelinegra.

-no vas a creer como incendié las cortinas de mi departamento-cuenta divertido el rubio y la charla se dio por terminada.

-0-

Aquel día en la cafetería Crown Andrew se encontraba revisando una carpeta llena de papeles que Darien le arrebató al llegar a la cafetería y ver que su amigo no se había dado cuenta en absoluto de su llegada.

-¿qué es lo que te tiene tan ocupado, Rubio?- pregunta el pelinegro que hojea la carpeta- ¿qué haces tú con esto del templo Hikawa? ¿Piensas hacerte aprendiz?

-ay, amigo…no estoy de humor para bromear. La pobre Rei está desesperada. Tú ex está a dos dedos de volver a ir a vivir a Villa Hino a cambio de salvar al templo Hikawa

-¿cómo dices?-sorprendido el de ojos azules

-se quedó sin patrocinadores y no ha podido conseguir más. Intenté que mis padres se hicieran patrocinadores pero no aceptaron. Tú ex suegro ofreció ser patrocinador pero a cambio de que Rei se vaya de Hikawa para siempre y se mude a Villa Hino. Makoto y yo llegamos ayer justo cuando se iban los patrocinadores después de darle la noticia… pobre Rei

-ella quedaría desecha si hiciera eso…-murmura casi para sí el pelinegro.

-y que lo digas…hoy insistiré de nuevo con mis padres. Ojalá y le dé más tiempo a Rei.-cuenta Andrew

-dame eso-suelta el pelinegro y sale de la cafetería sin despedirse del rubio

-¡Darien! ¿A dónde vas? ¡Dijiste que me ayudarías con mi tarea!-grita el rubio-ay Darien… eres tan predecible que parece que te conozco de otra vida. Claro que mis padres accedieron pero sé que tú harás algo mucho mejor…

–0–

La joven de cabellos negros se encontraba en el templo Hikawa evidentemente desmejorada. Sus esfuerzos por conseguir nuevos patrocinadores habían fracasado uno a uno, casi como si hubiera una mano detrás de ello, o quizás solo era el destino que le estaba diciendo que era hora de tomar un camino diferente en su vida y renunciar a sus sueños.

-querida nieta, necesitas dormir mejor-se escucha la voz del patriarca de los Chiba

-Chiba-Sama- ¡que sorpresa verle aquí!-sonríe la pelinegra y hace una reverencia al hombre mayor

-me gustaría charlar contigo; ¿me invitarías un té? Nadie prepara un té como el tuyo

-encantada, Chiba-Sama, por favor venga conmigo-guía la joven a la sala al hombre mayor por el que siente un genuino aprecio y un par de minutos después le sirve un poco de té

-¿Sabes, Nieta? Me siento realmente decepcionado de ti

-¿de mi,Chiba Sama? ¿Hice algo mal?

-te pedí cuando mi nieto y tú terminaron que si tenías algún problema me lo dijeras inmediatamente, creí que me apreciabas como a un abuelo real.

-Chiba-Sama… yo no tengo problemas-intenta fingir la pelinegra

-¿el asunto de los patrocinadores no es un problema para ti?

-¿cómo supo eso, Chiba-Sama?

-¿no lo adivinas?

-no. Imposible, Darien y yo no hemos hablado en bastante tiempo y yo no le he contado nada al respecto

-¿Sabes? Cuando mi difunta esposa quería algo, aún cuando no me lo decía me las arreglaba para enterarme y buscar la forma de hacerla feliz, ella era muy reservada, así como tú, por eso comprendo a mi nieto…

-Chiba-Sama, nosotros no…

-si, ya sé que ustedes no están juntos porque son un par de cabezas duras-reprende el anciano a la chica que se ruboriza y agacha la cabeza.-pero no vengo a hablar de eso, tengo algo para tí.

La muchacha recibe de manos del hombre una carpeta y se queda boquiabierta

-Chiba-sama, es…esto es…

-el grupo Chiba arregló las cosas para que tú seas la única dueña y encargada del templo Hikawa, independientemente de eso, el grupo donará una cantidad mensualmente al templo del que no te pediremos cuentas, sabemos que lo usarás sabiamente en cosas necesarias para el templo

-yo no puedo aceptar eso, Chiba Sama, es demasiado.

-no debería decírtelo pero mi nieto pidió renunciar a su fideicomiso para que se transfiriera a saldar las cuentas del templo y arreglar estos papeles-cuenta el anciano

-imposible, no puedo aceptarlo; por favor regresele a Darien su dinero, él lo necesita para sus gastos y pagar sus estudios, además es injusto que él haga eso.

-lo sé. No sé lo permití-explica el anciano- tú eres mí nieta independientemente de las decisiones que tomen ustedes dos. Sé lo que significa este templo para tí y sé que el perderle mataría una parte de tu espíritu así que te prohíbo rechazarlo.

-Chiba-Sama. Le prometo que se lo pagaré y…

-bah ¿quieres pagarme? ¡arreglen las cosas tú y el cabeza dura de mi nieto y denme bisnietos! No necesito dinero, voy a morir un día de estos y solo quiero ver que está con la mujer correcta

-lo está, Chiba-Sama…

-los tres sabemos que no es así-responde el anciano-bueno, ya he dicho todo lo que tenía que decir. Ahora me voy

-lo acompaño a su auto-comenta la joven y ayuda al hombre mayor a llegar a su coche entregando un sobre pequeño a la joven-¿qué es esto?

-lee después de que me vaya-pide el anciano y tras subir a su coche el chófer arranca y deja a solas a la joven que se queda en el estacionamiento y abre el sobre a solas.

Mi amada Hobijín:

Sé que me pediste que no me acercara más a ti, sé que me pediste que saliera de tu vida y aunque no estoy de acuerdo con tu decisión la respeto; sé que el templo Hikawa es parte de tí, sé que no pude salvar lo nuestro así que permíteme hacer esto en nombre del amor que siento por ti.

Siempre Tuyo:

Darien

Para Rei fue imposible detener el paso de un par de traicioneras lágrimas que corrieron por sus ojos, a diferencia de otras veces, estas se encontraron con unos labios rojos sonrientes, porque también de felicidad se puede llorar.

Entre los arbustos se encontraba un alto muchacho de ojos azules que veía sorprendido aquel espectáculo y aunque ella le había pedido que no volviera a buscarla se atrevió a sacar su celular y marcar su número, pudo ver como ella sacaba el teléfono de su ropa y como temblaban sus manos al sujetar el celular.

-¿hola?

-no digas nada, por favor-pide él-te prometo que no voy a acercarme pero hazme un favor…

-...

-no dejes que esas lágrimas enturbien la belleza de tu sonrisa

-¿Dónde estás?

-cerca, pero no me acercaré… lo prometo-dice él escondido detrás de un árbol-solo regálame una sonrisa, lo único que quiero es verte sonreír…

Rei aún con el celular en mano limpió el par de perlas que corrían por sus ojos y sonrió con la felicidad que le daba saber que no dejaría Hikawa y también y aunque jamás lo aceptaría sonrió con la felicidad de saber que aunque ese amor era totalmente imposible los sentimientos que escondía en su corazón eran recíprocos…