CHOCOLATE Y CREMA

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La noticia de que los familiares de Mu vienen de visita los ha tomado por sorpresa y a su vez de felicidad. Mu no puede sentirse más feliz de poder reunirse con su familia una vez más y Saga comparte esa felicidad, ofreciéndose a preparar un pastel de chocolate y crema para recibirlos. Ha llamado al restorán para dejar de encargado al Sous Chef por el día y Mu no ha ido a su tienda el día de hoy, dejándole a su secretaria toda la organización, y así tener todo listo para la llegada de su abuelo, su madre y sus hermanos.

Cuando Saga termina de decorar el pastel ve que le ha sobrado algo de materiales, Mu quien ha terminado de ordenar y limpiar se acerca para ver la maravillosa obra de arte que ha hecho su novio, un pastel perfectamente embetunado de crema blanca, sobre el las frutillas que han sido cortadas diligentemente para dar la apariencia de rosas rojas que fue poniendo en diferentes partes, las hojas de las rosas están moldeadas con la misma crema blanca glaseada agregándole purpurina verde y las ramas fueron hechas de chocolate que fue derretido y moldeado con una precisión envidiable, uniéndolas con salsa de chocolate. La decoración está por todo el pastel y al emocionado geólogo le dan unas ganas enormes de comer y a la vez una pena enorme destrozar esa magnífica obra de arte.

Besa a su novio en los labios alabando por enésima vez su habilidad en la cocina, cuando se separa de él ve el pocillo con la crema restante y no puede evitar querer probar un poco, llevando un dedo para sacar un poco con la punta y llevárselo a la boca, todo bajo la aguda mirada de Saga, hace un gemido de gusto al sentir el sabor dulce en su lengua, cerrando los ojos, haciendo un adorable gesto de satisfacción, le ha quedado resto de crema en los labios. Saga lo observa detenidamente sin pasarse por alto ningún gesto, con una magnífica idea en su cabeza, mira el reloj que tiene en la cocina y ve que tiene tiempo de sobra para un pequeño juego y una ducha juntos antes de recibir a sus visitas.

Acerca suavemente a Mu pasando ambas manos alrededor de su cintura hasta presionarlo contra él, el menor le sonríe con inocencia, completamente enamorado, ingenuo a las oscuras intenciones que se cuecen dentro de la mente de su novio. Saga se acerca y lame esa mancha de crema que le ha quedado en los labios tomando su labio inferior con los suyos limpiando y chupando cualquier rastro. Mu se sonroja, la forma en que Saga le lame hace que sienta cosquillas en el estómago y que la respiración comience a fallar. La lengua se introduce en su boca mientras los labios del griego se mueven exageradamente lenta sobre los de él, una mano se desliza por su espalda y lo presiona más hacia el cuerpo firme y tibio, la lucha de sus lenguas se vuelve más acalorada y la respiración entrecortada de Mu se hace notar entre los besos. Y es que Saga tiene el poder de hacerlo delirar solo con su boca.

Mu medio que abre los ojos y puede ver la mirada ardiente de su pareja, hambriento de algo más que solo besos. El calor le recorre el cuerpo cuando siente como le aprieta el trasero con una mano y jadea del gusto, cierra los ojos dejándose llevar, falta una mano, solo siente una jugueteando con su trasero, mientras que él tiene sus brazos rodeándole el cuello, sosteniendo sus cabellos, metiendo los dedos en su cabellera enredándolos con sus dedos.

Se deja llevar hacia atrás aún con los ojos cerrados, es que a ese hombre lo seguiría a cualquier lado a sin ningún tipo de reparos, mientras lo bese de esa manera, lo ame de esa manera, él se dejará hacer todo lo que quisiera. Siente el borde de lo que puede pensar es la mesa y como algo duro se coloca sobre ella, Saga se inclina sobre él lentamente hasta hacerle descansar la espalda en medio de la mesa, le rodea las caderas con las piernas y el griego se emociona pasando sus manos sobre su cuerpo, apretando, rozando, deslizándolo por todas partes mientras el beso aún no se rompe, mientras su lengua aún está ahí dando batalla en la boca del él liberando los jadeos roncos y necesitados.

—Llegaran en menos de dos horas —dice Mu adivinando lo que quiere hacer su novio, rompiendo el beso, siente los labios hinchados, le arden, pero le encanta.

Saga sonríe, en sus ojos se puede ver la malicia y la lujuria por partes iguales.

—Entonces hagámoslo rápido. —dice besándole el cuello, abriendo la boca para chupar y morder esa parte de su cuerpo, mientras las manos toman parte de su blusa blanca y la sube apretando su piel de vez en cuando, deslizándola hacia arriba.

La blusa se sale del cuerpo y se pierde por ahí, le sigue el pantalón, el botón lo ha soltado de un solo movimiento y junto con la ropa interior ese pantalón ha dejado de estorbar. Mu está completamente expuesto y Saga se endereza para tomar lo que ha llevado, el pocillo con crema, unta la paleta y saca un poco, lo acerca a la bonita boca del tibetano que está ahí hinchada y roja suspirando jadeos provocativos, aplica un poco, el resto en medio del cuello, saca un poco más y pone una pequeña cantidad en cada pezón, luego un poco más sobre el ombligo, sigue y coloca algo de crema sobre ambas caderas. Saga admira su obra de arte y duda en sí debería poner un poco en la punta del miembro de Mu, finalmente se decide en esparcir en la longitud de este, sintiendo como jadea ante la textura y el roce, es muy sensible.

El pocillo se ha agotado y toma el frasco de salsa de chocolate y comienza a unir cada punto de crema desde su boca, por el cuello, los pezones, el ombligo, las caderas, le rodea el miembro y ve como Mu no puede más de vergüenza, girando su hermosa cara hacia un lado. Aplica un poco más en forma de zigzag sobre los muslos hasta las rodillas. Deja el resto en la mesa, se quita el mandil y la camisa que lleva puesta perdiéndolos junto la ropa de Mu, inclinándose para lamer el rastro de chocolate desde la pierna izquierda con la lengua siguiendo la línea marrón que se ha ido deslizando hacia el interior del muslo, chupa con gusto donde el chocolate se vuelve más grueso y Mu resopla excitado, parte de la crema de su boca se adentra y la degusta con la lengua, cierra los ojos y deja que la lengua de Saga siga haciendo erizar su piel a medida que avanza.

Quiere moverse, hacer algo, pero el chocolate no es totalmente espeso y arruinaría la decoración de su novio. Siente como su piel se prende a medida que la lengua avanza, ha comenzado con la otra pierna y no puede hacer más que extender y contraer los dedos de los pies. Cuando Saga llega a las caderas pega un ligero brinco y jadea por la sensación, siente los dientes morder, la lengua arrastrarse hasta la base el pene donde no puede esperar a que atienda, a esta altura está más que excitado y duro. Siente la punta de la lengua recoger la crema que había puesto ahí, Mu se prepara para sentir la cavidad húmeda de Saga alrededor, pero solo lo besa por encima para luego ascender por su vientre hasta el próximo punto.

Gruñe insatisfecho y Saga se ríe sobre su ombligo.

—Eres muy cruel. —reclama agitado, agarrando los cabellos azules entre sus dedos.

—No tenemos mucho tiempo, mi amor, a no ser que quieras darle un infarto a tu abuelo. —besa con cuidado, la zona del estómago de Mu es muy sensible y no quiere perder la excitación de su cuerpo, necesita tenerlo así, ardiendo debajo de él, saborear cada espacio, empujarlo hacia nuevas sensaciones y que se olvide de quien es.

Ha llegado a la mejor parte, lame la crema de un pezón, el calor del cuerpo de Mu ha derretido una fracción de la crema por lo que ahora gran parte del pecho está pegajoso. Lame todo el pectoral pasando en cada lamida por ese trozo de carne que ha estado erguido y listo para que lo tome con la boca. Succiona con mucha devoción y Mu ya no puede evitar los espasmos que le provoca la intrépida boca del griego, arqueando la espalda para que siga haciendo eso que lo enloquece, Saga golpea el pezón con la punta de la lengua, jugando dentro de la boca caliente.

La mano de Mu se cierra en un puño entre los cabellos de Saga profundizando ansioso las mordidas y succiones, Saga no pierde el tiempo y con algo de dificultad ataca el otro torturándolo de la misma manera, la espalda vuelve a arquearse y mete un brazo en ese lugar para ser él quien profundice el acercamiento de su cuerpo, mientras que con la otra mano se dedica a estimular el erecto miembro que está goteando y presionando su estómago, deslizando los dedos sobre la punta para luego envolverlo con toda la mano, moviéndolo de abajo hacia arriba rítmicamente.

—Saga. —ronronea demasiado agitado, ha empezado a mover sus caderas, pero la mano en su miembro lo presiona hacia abajo.

—Amor, no quiero que te vengas aún. —dice con la voz tan ronca que Mu siente que se correrá ahora, lo mira a los ojos, esas aguamarinas que lo incendian por dentro y por fuera, siempre ha admirado la capacidad de Saga de no ruborizarse, cuando siente que él está al rojo vivo desde la cabeza hasta los pies.

—No aguanto más… —le pide rogándole con sus bonitos y grandes ojos, y como podría negarse con esa mirada brillosa, las mejillas enrojecidas y la piel perlada, agitado y deseoso hasta el punto de rogar.

—¿Cómo puedo negarme si me miras de esa manera? —responde mientras arrastra su lengua por el centro de su cuello mordiendo la manzana de Adán logrando que Mu lo aprisione con sus piernas a modo de ruego—, aguanta un poco más, amor. —susurra mientras sube por la barbilla y llega donde sus labios, en esa zona donde la crema que se ha salvado de los labios de su dueño se ha derretido formando hilos desde los labios hasta las mandíbulas.

Los besos se vuelven desesperados, ruidosos e intensos, Saga tiene a Mu en su límite, lo quiere enloquecido, necesitado, para dejarlo completamente satisfecho. Se separan y el menor vuelve a reclamar, pero el griego solo sonríe, toma el bote de salsa y lleva una de sus manos a la cara frustrada de su novio, y con sus dedos en la barbilla hace que abra un poco la boca, presionando con el pulgar el fino mentón.

—Abre la boca. —le ordena, Mu obedece y Saga acerca la boca del frasco a la boca roja— Saca la lengua. —vuelve a ordenar y el otro obedece sacando la lengua, recibiendo el líquido espeso en ella. La imagen no puede ser más excitante y a Saga se le vienen a la mente muchas imágenes similares que han experimentados ellos dos. Se detiene cuando la boca se llena y se acerca para besar esos labios metiendo la lengua para hacer una danza dentro con ese líquido espeso y dulce, degustando y probando la dulzura del chocolate deslizarse por su garganta.

Ambos están tan excitados, que los besos han hecho que la salsa se escurra por las comisuras de los labios, mezclándose con saliva. Mu ya sin poder esperar más presiona los talones en el trasero de Saga indicándole que entre en él. Saga quien ya no puede aguantar más, luego de la maravillosa vista de su novio ser llenado en su boca, mete un dedo dentro de Mu quien gime entre los besos, el dedo de apresura, sale y entra rápido llegando lo más profundo que puede; el segundo dedo entra con un poco de dificultad y provocando que Mu gima aguantando la incomodidad, Saga le besa la mejilla, el borde de la mandíbula y muerde el lóbulo de la oreja para que esa excitación no se pierda. Pronto los dedos entran con más libertad, Saga mueve los dedos ondeándolos dentro y los gira introduciendo más profundamente hasta rozar esa zona que a Mu le encanta.

Y como era de esperarse, la electricidad que recorrió su espalda llevando calor abrazador han hecho que los gemidos cambien, se vuelvas más osados y atrevidos, cerrando los ojos disfrutando de la maravillosa sensación de ser tocado justo en ese sitio. Mete con cuidado el tercer dedo y con eso el jalón de su cabello se hace más fuerte, a Saga le excita que Mu le jale el cabello, mete con más rapidez consiguiendo que el puño se cierre aún más sobre su cabeza, gruñendo de placer.

Vuelve a tocar ese lugar y ya Mu no puede soportarlo.

—¡Mételo ya! —le grita entre los gemidos más eróticos que haya escuchado, Saga quita los dedos y lleva la punta de su miembro hasta la entrada donde empieza a empujar con lentitud viendo como Mu se retuerce desesperado a que llegue hasta el tope— Más rápido —pide jadeando, mientras lleva una mano hasta su propia erección para masturbarse.

—Aprietas demasiado. —le murmura en el oído cuando se inclina hacia adelante empujando lentamente adrede— No podrá salir después. —Está jugando, le encanta jugar con la poca paciencia que tiene su novio.

Se siente tan bien cuando llega hasta el fondo, tan caliente y la presión lo sofoca, provocándolo como ninguna otra cosa en la vida.

—Ya deja de jugar conmigo, Saga… —frustrado empieza a mover las caderas adelante y atrás, y el gemido ronco de Saga se escapa de sus labios directo en su oído, se muerde el labio inferior maltratado de tantos besos hambrientos, cerrando los ojos sintiéndose complacido como el miembro de Saga sale para dejarlo vacío y luego entra para llenarlo hasta el fondo una y otra vez, el coro de sonidos graves que llega a su oído es una estimulación tan placentera, la voz de Saga siempre ha sido su debilidad, un afrodisiaco auditivo que le hace temblar las piernas.

Ambos gimieron cuando Saga se sumó a los movimientos haciendo que entre con más profundidad, enloqueciendo a ambos. Sus miradas se encontraron, sus frentes se juntaron recibiendo los gemidos del otro, perdidos en la pasión que conllevaba los estímulos de sus partes más bajas. Mu abrazó a Saga deslizando sus manos para tocar los músculos que se contraía a cada empuje, a medida que Saga aumentaba la velocidad de sus embestidas arremetiendo contra su trasero rápidamente. El comedor se inundó de sonidos obscenos de sus cuerpos, de la piel contra piel, de los gemidos con ruegos, con palabras calientes que solo hacían que ellos dos no soportaran por mucho tiempo.

Mu se corrió temblando entre los brazos de Saga quien empujaba con más fuerza y rapidez para venirse después recargando su peso en el del más joven, llenándolo por completo, empujando lento, pero profundo hasta botar lo último que tenía para su novio.

Ambos estaban hecho un desastre, el cuerpo y el cabello pegajoso debido a la crema y el chocolate, manchas blancas y marrones secas en la piel. Saga miró la hora en el reloj aún le quedaban unos buenos minutos.

—Debemos darnos un baño. —le dijo besando con suavidad las mejillas hasta legar a su boca.

—No creo poder caminar aún. —dijo, y claro con ese orgasmo posiblemente necesitaría algo más de tiempo. Pero para su sorpresa Saga lo ha cargado para llevárselo hasta el cuarto de baño donde muy posiblemente seguirían dándose amor y terminarían después más limpios.

Ordenaron el desastre de la cocina una vez salidos del baño, ya satisfechos y limpios. Recogieron la ropa, acomodaron y limpiaron todo, para finalmente terminar sentados en el sofá, Mu abrazando a Saga sintiéndose tan liviano que creía que podía flotar, su familia se quedaría un par de semanas, por lo que no tendrían tiempo de hacerlo con la frecuencia y la poca sutileza que están acostumbrados.

—¿Creí que no te gustaba el chocolate? —dijo de la nada, como si Saga hubiese estado al tanto de sus pensamientos. Saga ladeo la cabeza y con una mano tomó su mentón para acercarlo lentamente a su boca.

—En tu cuerpo podría probar cualquier cosa. —Mu se ruborizó, sintiendo como Saga se apoderaba de sus labios, de una forma muy sutil, no tenían más tiempo y la adrenalina de la experiencia aún estaba muy a flor de piel, por lo que cualquier cosa podría avivar una llamar que sería muy difícil de apagar.

—¿Podemos hacerlo de nuevo cuando se vayan? —pidió con fingida inocencia y apenas terminó de hablar cuando el timbre hizo su sonido característico.

Ambos se miraron, recomponiéndose para darle la bienvenida a la familia de Mu. Tendría que limitar las atenciones a su novio por unos cuantos días, sin embargo, eso le daría el tiempo suficiente para planear otra actividad con su amado novio para cuando se vayan.


Holaaa a todos! Espero les haya gustado este capítulo :D hay un detalle aquí, a ver si saben cual es ;)

Gracias por leer y comentar :)

Saludos!