SEMIPUBLICO
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Muy rara vez Saga y Mu coinciden en el despacho de Shion, puesto que sus responsabilidades son totalmente opuestas, lo que hacía que sus descansos no concordaran y que no se vieran sino hasta el atardecer, y de vez en cuando para el almuerzo. Este día, sin embargo, parecía haber una maravillosa excepción. Mu, quien estaba desde temprano ayudando a Shion a descifrar unos antiguos pergaminos, vio al caballero de géminis acercarse al escritorio que estaba compartiendo con su maestro, regalándole una hermosa sonrisa que fue devuelta junto con un movimiento de cejas cómplice, no era extraño pues llevaban saliendo desde hace un buen tiempo.
Shion los miró entrecerrando los ojos, regañando a los tórtolos, diciendo algo como que estaban trabajando y que dejaran el coqueteo de lado. Saga solo sonrió esperando en un lado para no molestar a los arianos, viendo como las mejillas de Mu se teñían de un adorable color rosa. Él, quien había terminado su labor en el coliseo, había subido al treceavo templo solo para entregarle el informe a Shion, y al encontrarse con el menor, decidió esperar a que Mu terminara su trabajo para irse juntos.
Estaban discutiendo la mejor forma de empezar a traducir los pergaminos, cuando un guardia se acerca interrumpiendo el trabajo.
—Lo siento su santidad, caballeros dorados, —los tres ven como el joven guardia hace una reverencia un poco torpe— la diosa Athena requiere su presencia en el salón principal. —Shion suspira cansado y le hace una seña para que se retire.
—Mu, volveré en un momento y seguiremos con la planificación. —dice el ariano mayor, levantándose de su asiento alisando su túnica blanca.
—Sí, señor. —responde, ambos caballeros dorados ven a Shion caminando a pasos lentos y suaves en completo silencio hasta que este se detiene antes de atravesar las enormes y gruesa cortinas rojas que separan el salón patriarcal con la sala del estudio.
—¿Ya has terminado con tus deberes? —le pregunta Shion a Saga.
—Sí, he terminado mi trabajo por hoy, esperaré a que Mu termine para volver juntos. —responde cruzando los brazos sobre su pecho, mirando al patriarca quien separaba las cortinas con una mano.
—Ponte cómodo. —le respondió antes de perderse detrás de la tela roja. Saga ignoró por completo el consejo de su santidad, pues Shion no había dado ni tres pasos fuera del lugar cuando levantó el trasero de la silla en el que estaba sentado acercándose al escritorio para besar los dulces labios de su pareja.
Mu los recibe con mucho gusto, sintiendo como en su estómago comenzaba a crecer una agradable sensación que ascendía a su pecho y hacía que su corazón se acelerara a más no poder, ambos se separaron finalmente por falta de aire.
—Te extrañé. —tararea Mu feliz por las caricias que la mano de Saga le entrega con tal delicadeza.
—Yo también. —responde, ve como Mu se levanta y vuelve a besarlo, esta vez mucho menos inocente que el beso anterior, lo extrañaba, era cierto, con sus responsabilidades apenas pueden verse un par de horas y no han tenido tiempo para pasar juntos como pareja, pues Mu también debe de cuidar de Kiki y ese enano no lo deja en paz ni un solo segundo.
La boca inquieta de Mu se vuelve más osada, intentando abrirse paso con su lengua, cosa que Saga aceptó con gusto, no se han podido tratar de esta forma en varios días y el hambre que ambos mantenían oculto era cada vez más insostenible.
—Si Shion te suelta pronto, podríamos comer en mi templo. —le ofrece el griego a un lado de su oído. Mu sabía a qué se refería Saga con comer y la verdad era que no se opondría.
—Me parece bien, hace mucho que no como en tu templo. —le contestó con una sensualidad que solo él puede expresar, aunque no sea consciente de ello, mientras delineaba con pequeños besos el borde de los labios de Saga con tanto cuidado.
Saga lo agarra debajo del trasero y lo eleva para sentarlo bruscamente sobre el escritorio, acorralándolo, poniendo ambas manos a los lados del cuerpo de Mu, inclinándose para volver a besarle con ganas, haciendo que Mu suspire ante la pasión dominante del griego. Se adormece, los besos de Saga siempre le hacen perder el sentido del tiempo, haciendo que su mente se pierda en las sensaciones que provocan en él. Los besos se vuelven calurosos y Saga mete una mano bajo su blusa sintiendo el contraste de temperatura entre su piel y las manos calientes del mayor, Mu se estremece y suspira entre los besos.
—Shion está cerca. —dice más como recordatorio que por miedo, volviendo a tomar los labios de Saga, entrelazando sus brazos detrás del cuello del peliazul. El mayor sabe que sí, pero no quiere perder la oportunidad de tocar a sus anchas a su carnero, sus manos desean tanto como él tocar cada parte, cada rincón y sentir la suavidad de sus pieles desnudas. Una mano traviesa baja hasta el pantalón verde tocando aquel bulto que parece estar despertando con los besos.
Mu en estos momentos sabe que Saga no esperará hasta llegar a géminis para comer y que no podrá detener el ímpetu del gemelo, aunque para ser sincero, tampoco quiere que Saga se detenga y él tampoco quiere detenerse. Se baja del escritorio y lo arrastra entre besos a la biblioteca que se encuentra al frente y escondido entre los enormes estantes comienzan a besarse con más frenesí.
Saga lo levanta y Mu envuelve sus piernas alrededor de sus caderas, apoyando su espalda entre los libros, sintiendo el cuerpo de Saga apretarlo contra el librero al igual que su miembro en su entre pierna. Los besos del griego bajan por el cuello emocionado por la sensación del momento, agradeciendo a los cielos que Mu haya aceptado esta locura. El ariano respira agitado dejando que el griego se deleite con su cuello, mordiendo, lamiendo y succionando de tanto en tanto, se muerde los labios para evitar hacer algún ruido, sabe que Shion no está muy lejos y teme que se escuche hacia afuera.
Saga quita el cinto que sostiene sus pantalones, aflojando la prenda para meter su mano y acariciar el miembro ya despierto, frotándolo con su palma en toda su extensión, luego rodeándolo con sus dedos subiendo y bajando haciendo que Mu lleve la cabeza hacia atrás, sintiendo el cosquilleo que la mano de Saga le provoca.
Regresan a los labios tragándose la respiración agitada de Mu quien se estremece ante el estímulo que proviene desde su parte baja. Saga deja ese maravilloso órgano en paz para que el tibetano pueda dejar los pies sobre el suelo, quitándose rápidamente los zapatos y los pantalones. Saga estaba emocionado y excitado en partes iguales y aunque la situación provocaba que esos sentimientos aumentasen, necesitaba escuchar los gemidos de Mu, por lo que bajo sin pedir permiso, llevándose el miembro duro a la boca lamiendo y chupando la punta para luego introducirlo por completo en su boca. Mu se agita de pies a cabeza y un gritito se le escapa de sus labios para llevarse una mano a la boca y morderse para evitar que salgan. Inclinó hacia abajo la cabeza el ceño fruncido, regañando con la mirada a su novio que parecía estar más concentrado en darle un placer inigualable que pedir perdón por torturarlo y exponerlo de esa manera.
Un suave ¡pop! se escucha cuando Saga se quita el pene de la boca, no solo no le había avisado que le haría sexo oral, sino que también había interrumpido su orgasmo que estaba por salir. Saga besó sus labios como disculpa y Mu se relajó un poco para luego sentir como los fuertes brazos lo giraban presionando su pecho contra los antiguos libros que allí habían.
—Imagina que alguien llegue y te vea esta situación. —dice Saga evidentemente agitado— ¿Qué pensarían del correcto y siempre callado caballero de aries? –dice detrás de su oído, mientras suelta él mismo sus propios pantalones para sacar su miembro dando un par de sacudidas antes de acomodarse detrás de Mu.
—Dirían que es tu culpa. —dice aguantando un gemido al sentir como el pene de Saga se mete entre las nalgas para frotarse con su entrada— Diré que el gran caballero de géminis me ha embrujado, con esa gran arma que tiene entre sus piernas. —dice con total diversión.
Sabiendo que ya no podrá poner nervioso al ariano es que deja de intentarlo, dedicándose a besar y a morder aquel espacio que queda entre el cuello y el hombro, la blanca piel se marca en tonos rojos que serán difíciles de camuflar después. Saga sonríe en venganza, lleva una mano hacia adelante atendiendo aquel miembro duro que no ha podido acabar anteriormente, mientras sus movimientos siguen haciendo que se frote su polla con su redondo trasero.
Mu no duró mucho tiempo, Saga lo había dejado muy sensible por lo que bastó un par de movimientos para que se corriera en la mano del mayor. Una gota de sudor bajó por la sien, afirmándose fuertemente con los dedos sobre el librero concentrándose en no gemir por el orgasmo, temblándole las piernas.
—Amor mío, ¿tanto me deseabas?, —dice el peliazul con su voz aterciopelada detrás de él— has llenado mi mano por completo. —Mu no puede pensar en nada, su mente se ha vuelto de algodón y solo se concentra en no perder el equilibrio.
Saga lleva esa mano húmeda hasta la entrada de Mu, utilizando su propio semen para lubricarlo, mete un dedo dentro de Mu y este gime contra un libro de historia griega sin poder controlarlo, se resbala con mucha facilidad debido a su propio fluido entrando y saliendo rápidamente; el segundo dedo entra escurriéndose el líquido blanco en la mano de Saga goteando en el piso, las caderas de Mu se van hacia atrás y puede sentir mucho mejor como entran y salen con cuidado, comenzando a mover sus caderas suavemente para que esos dedos lleguen más a fondo; el tercer dedo cuesta, pero cuando logra entrar empiezan a moverse en todas direcciones, girándolos, separándolos, rotándolos, es una sensación placentera que Mu se siente tocando el cielo y considera la necesidad de que Saga llegue aún más fondo.
—Hazlo rápido… —pide desesperado, Saga le gira la cabeza y lo besa, burlándose moviendo los dedos lentamente haciendo que la frente de Mu se arrugue en una línea, pero finalmente accede, él siempre accede a sus peticiones.
Entra finalmente de dos estocadas llenando a Mu quien aguanta en silencio el placer de sentir a Saga dentro de él, le encanta, sentirse aprisionado por su cuerpo y llenado hasta el punto de hacerlo delirar, lo miró de soslayo con los ojos entrecerrados, los labios hinchados y rojos, con la cara sonrojada por el placer.
Tienen que contener los gemidos cuando se mueven, la temperatura crece, las cosquillas en el vientre se vuelves más intensas, de pronto los gemidos son insostenibles cuando las caderas de Saga empujan con más rapidez, el calor que hace se vuelve insoportable, siente como sus pieles queman, como brota el ardor de sus poros. Los gemidos de Saga se vuelven más potentes, sin importarle que se puedan escuchar desde afuera. Pronto las manos traviesas del mayor se meten por debajo de la blusa y llegan hasta el pecho blanco apretando entres sus manos los pezones rosados, logrando que el cuerpo de Mu tiemble ante la sensación, los dedos aprietan, estiran, los hace rodar, se siente a gloria y a tortura. Mu puede sentir que su falo comienza a erguirse y a humedecerse otra vez.
Oyen sonidos a afuera y Mu se tapa la boca con la mano para evitar hacer ruido, el estante se tambalea y Saga esconde su cara en el hombro de Mu sin dejar de embestir el trasero que ahora está enrojecido, pronto los ruidos se alejan y sienten alivio, Saga decide acabar con esto moviéndose más rápido y profundo, se besan para evitar hacer más ruido y las manos de Mu se apoyan como pueden en los libros para que no se caigan.
Mu se baja una mano para acariciarse el mismo, sintiendo como por dentro algo se acumula esperando salir. Se viene mientras aguanta con su mano el líquido blanco que ha expulsado con un gemido que no pudo contener, esperando que el orgasmo acabe. Saga se corre después entre gemidos graves, presionando más duro y lento hasta quedar enterrado fuertemente dentro de Mu botando las ultimas gotas dentro de él.
—Eres un caso Saga de géminis. —dice besando dulcemente los labios del griego, cuando finalmente se siente vacío, se gira para encararlo, buscando su bufanda para limpiarse la mano.
—Tú no eres diferente. —responde entre besos, ambos sonríen.
A lo lejos sienten la voz de Shion aumentar de volumen y se miran con terror.
—Mu, me demoraré más de la cuenta, puedes irte después de guardar los libros y pergaminos en su lugar. —Shion se cayó cuando vio cómo su alumno juntaba diligentemente los tomos de los libros viejos— ¿Y Saga? —pregunta buscándolo con la mirada.
—Por la hora pensé que ya no trabajaríamos en los pergaminos, —dice Mu con su habitual serenidad— así que le pedía a Saga que me ayudara con los otros libros.
—Ya están listos los que me entregaste, ¿Qué harás con esos? —pregunta saliendo desde los estantes, fingiendo ayudar.
—Déjalos en la repisa de ahí, por favor. —le señala, Saga obedece y toma los rollos para ordenarlos donde corresponde.
Shion sabe que hay algo raro ahí, entrecierra los ojos y los mira uno por uno, él pondría indagar más, pero no tiene tiempo y Saori lo espera afuera.
La dinámica tensa de Saga y Mu con Shion es mi placer culposo, aunque sé que Shion ha hecho esto y más con Dohko, así que no lo engañan tan fácilmente XDDD
Gracias a todos por leer, a pesar de que ffnet ande funcionando horriblemente :D
Saludos;)
