Resultados de la primera rifa: Jay, Harold, Stephanie, Anne María, Sugar y Millie
B. Bailando bajo la lluvia (Stephanie x Anne María)
—Iba a pasar tarde o temprano —le dijo Anne María a Stephanie.
Las dos estaban paradas bajo la marquesina del gimnasio en el que trabajaban, una tormenta tempestuosa azotando enfrente de ellas. El frío y un par de gotas de agua golpearon el rostro de Stephanie mientras suspiraba.
—Supongo que sí, pero eso no lo hace más fácil —respondió.
Ella y Ryan habían cortado tres meses atrás. Tres meses de estar evitándose cómo la plaga, coordinando sus horarios para asegurarse de que no se iban a cruzar con el otro. Y cuando la desgracia pasaba y llegaban a verse aunque sea de reojo sabían que alguien iba a terminar llorando… a veces un tercero que no tenía nada que ver con los dos. Pero ahora Ryan había renunciado a su empleo de entrenador personal en el gimnasio, para que Stephanie pudiera seguir dando su clase de pilates, y se había mudado de ciudad. Ya nunca se volverían a ver.
—Nena, me estaba volviendo loca. Si no estás feliz por ti al menos se feliz por mí. Al fin podré respirar.
Anne María, la maestra de zumba, inicialmente era amiga de Ryan. Entonces llegó Stephanie al gimnasio, ella y Ryan se enamoraron instantáneamente, y él ya no volvió a hablar con Anne.
Al inicio Stephanie estaba confundida por la decisión de Anne María de estar ahí para ella después de que la había visto tener un ataque de ansiedad dos meses atrás. No es que antes de eso le cayera mal, es sólo que no le caía, era un ser completamente ajeno a su vida y su círculo social. Pero ahora era diferente.
—Tienes razón, hay que celebrar —dijo Stephanie finalmente, saliéndose de la marquesina y caminando bajo la lluvia.
—¿Pero qué crees que estás haciendo? —la cuestionó Anne María escandalizada.
—Ven, vamos a bailar —respondió Stephanie.
—Se me va a mojar el cabello.
Cualquier persona que quisiera jactarse de conocer a Anne María debía saber que su cabello era sagrado para ella. Meterse contra su cabello era quererla como su enemiga.
Aun así Stephanie, ahora completamente empapada, estiró una mano en su dirección con la sonrisa más grande que su compañera le había visto desde su rompimiento. Algo en su interior se retorció, y debía ser señal de una enfermedad mortal, porque Anne María entró a la lluvia.
Una mueca deformó su, ahora no, perfectamente maquillado rostro mientras sus brazos se dirigían instintivamente sobre su cabeza en un intento de protegerse. Pero la acción no duró mucho cuando una de las manos de Stephanie se aferró a la suya. La fue guiando por las calles, pasaron frente a varios establecimientos con las luces prendidas, pero las puertas bien cerradas para evitar que entrara la lluvia. Anne María tenía que contener sus quejas cada que descubría que su compañera no tenía planes de detenerse todavía.
Finalmente terminaron frente a un antro al que Stephanie siempre había querido ir, pero que a Ryan no le gustaba. Era uno de los favoritos de Anne, porque en verdad tenían variedad musical y los Djs que trabajaban ahí eran muy buenos, pero al que no había entrado en un tiempo. Stephanie apretó sus manos entrelazadas y las dos se dirigieron a su anterior, el portero las detuvo con un brazo.
—¿Desde cuándo tratan a sus clientes así? —se quejó Stephanie, cruzándose de brazos, pero negándose a soltar a Anne María.
—No puedo dejarlas entrar así —contestó el hombre, en un tono que parecía más preocupado que otra cosa.
Anne María, cuyo brazo había terminado en un ángulo extraño, se liberó con cuidado y miró a Stephanie. Su cabello corto estaba aplastado y escurría, es más, toda ella escurría, incluyendo el rimel negro que le había dejado dos marcas negras que iban de los ojos a la barbilla. No quería ni imaginarse cómo se veía ella.
—¿Entonces va a dejar que nos de hipotermia? —lo enfrentó Stephanie.
—Puedo dejarlas quedarse en la entrada, y les puedo mandar traer un café, pero no puedo dejar que pasen así a las instalaciones.
Stephanie parecía lista para pelear, y en cualquier otro momento Anne María también lo hubiera hecho, pero no estaba dispuesta a que más personas de las necesarias la vieran así, y la verdad es que una taza de café sonaba muy apetecible. Así que se le adelantó.
—Nos encantaría, muchas gracias.
El portero asintió, las dejó sentarse en el incómodo banco en el que hasta un momento él había estado, y se dirigió al interior del establecimiento.
—Entonces, ¿cuál es el plan? —preguntó Stephanie.
—No hay ningún plan —contestó Anne María—, nos quedamos aquí hasta que nos traigan nuestra taza de café.
Stephanie hizo una mueca.
—Esto no parece una celebración.
—Debimos buscar un taxi —murmuró Anne María.
—Lo siento. Creo que a veces soy demasiado impulsiva y no pienso bien las cosas.
Stephanie suspiró mientras veía a la distancia. Anne María la observó a ella. Siempre se le había hecho hermosa.
—Bueno, lo hecho hecho está, y ya estamos aquí —Anne María se puso de pie y le tendió una mano, como Stephanie le había hecho cuando la exhortó a salir a la lluvia—. Querías bailar, ¿no?
—¿Aquí?
—No sé tú, pero yo alcanzo a escuchar la música.
Efectivamente, una canción de música electrónica llegaba hasta ellas. Las notas no se alcanzaban a identificar en su totalidad, pero era energética, perfecta para entrar en calor.
—No hay suficiente espacio —observó Stephanie.
—La calle está completamente vacía, y al menos yo ya estoy empapada.
Stephanie suspiró, se puso de pie, tomó la mano de su compañera y juntas regresaron a la lluvia.
Probablemente no se siente como que haya habido mucho romance en este capítulo, probablemente porque no lo hay, y sé que técnicamente tampoco las vimos bailar bajo la lluvia, pero aún así estoy bastante satisfecha del resultado. Creo que de la combinación de nombres que salió esta era la pareja más lógica, y me gusta pensar que, si Stephanie trabaja mucho en sí misma, funcionarían bastante bien. En fin, ¿opiniones?
Los quiere: yo.
