Resultado de la quinta rifa: MK, Tyler, Chase, Scott, Millie, Sky


A. Una cita hasta el amanecer (MK x Millie)

Esa tenía que ser una maldita broma. Millie releyó el mensaje por tercera vez, sin atreverse a levantar la mirada y enfrentarse a lo que este significaba. MK consideró seriamente aprovechar la distracción de la otra para salir corriendo.

Después de que fuera expuesto en televisión internacional todo a lo que los papás de Priya la exponían, uno de sus tíos luchó por su custodia y, con tantas pruebas, la ganó sin dificultad alguna. Lo que derivó en un cambio de provincia y por lo tanto de escuela, la escuela dónde estudiaba MK para ser más exactos. Y como el "brillante" director sabía que ambas habían participado en un programa juntas, la asignó a ella para guiar a la niña nueva.

Mk estaba dispuesta a hacer lo mínimo necesario para no meterse en problemas. Pero al ver a Priya tan patética, desesperada por encajar y ser reconocida al mismo tiempo que se esforzaba inútilmente porque se respetara su vida privada, se compadeció y decidió pasar un poco de tiempo con ella… sólo un poco. Y antes de que se diera cuenta ya eran amigas, no las mejores, pero amigas reales después de todo.

Así que cuando Millie, la única e irremplazable mejor amiga, le dijo a Priya que ella y su familia iban a pasar una semana en casa de unos familiares a menos de una hora de su nueva casa; Priya no había dudado en organizar una salida para las tres. Tres que se habían convertido en dos después de que la avenida por la que forzosamente tenía que pasar Priya para llegar al lugar de la cita había sido cerrada por un accidente con una pipa de agua.

—Mira, no tenemos que hacer esto.

—Pero yo quiero hacerlo —mintió Millie, que le había prometido a su mejor amiga que se iba a esforzar por conocer a MK—. Aparte, ya compramos los boletos para la película.

Y como MK no había asaltado a una viejita en vano, vieron una película.

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A Millie la película le pareció asida y sin sentido, pero MK se rió todo el tiempo. Al inicio se le hizo molesto, y no podía esperar a que la película terminara para poder alejarse de ella; pero mientras avanzaba su vena de investigadora la hacía estar más y más integrada. Si algo le podía reconocer a MK es que no era tonta, entonces, ¿de dónde venía esa actitud? Así que, cuando las luces del cine se volvieron a encender, se descubrió a sí misma preguntando:

—¿Quieres ir a tomar un café para discutir la película?

No, MK no quería. Pero estaba tan extrañada por la solicitud que en su lugar respondió:

—Sólo si tú pagas.

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—Y es por eso que el uso del azul en la película es sencillamente magistral —aseguró MK, que rápidamente se sintió cohibida al notar la forma en la que su interlocutora la miraba—. Pero bueno, habías dicho que querías discutir la película y sólo yo estoy hablando. Así que…

Millie parpadeó y se inclinó un poco hacia atrás, como si la acabaran de despertar de una hipnotización.

—¿Así qué? —repitió confundida.

—Así que, ¿qué opinas tú de la película? —insistió MK.

—Oh, pensaba que la película había sido terrible, pero después de escucharte hablar… es como si hubiéramos visto dos películas completamente distintas.

—En realidad yo también creo que la película fue espantosa —confesó MK.

—¿Qué? ¿Entonces todo lo que dijiste…?

—Todo lo que dije también lo creo, pero sólo fui capaz de darme cuenta y disfrutarlo porque no tomé en serio nada de lo que pasaba en la película —fue bastante claro que Millie no la estaba entendiendo—. Es como… con La Divina Comedia, si te la tomas muy en serio no te vas a poder reír.

—Nadie se ríe con La Divina Comedia.

—¡Yo me reí con La Divina Comedia! Es graciosísima cuando te das cuenta de que se trata de un señor que se creía tan cool como para que una mujer que ni lo topaba interviniera con Dios para que conociera los secretos de la muerte; y que todo el infierno es él tirándole mierda a los personajes mitológicos e históricos que le caían mal.

Millie se recargó contra la silla y pensó por un par de segundos.

—Es una forma de verlo…

—¡Es la mejor forma de verlo! —exclamó MK poniéndose de pie y tendiéndole una mano— Ven aquí, voy a enseñarte algo.

—Espera, tengo que pagar antes —dijo Millie sacando su monedero, a lo que MK la tomó con fuerza de una muñeca y le dio un jalón.

—No seas llorona, es una multinacional, no se van a morir de hambre.

MK la arrastró fuera de la cafetería. Y Millie regresó menos de dos minutos después para pagar la cuenta y dejar una generosa propina por las molestias.

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—Estoy segura de que no tenemos permitido hacer esto —se quejó Millie, mientras ella y MK trepaban por una escalera de metal que parecía todo menos estable.

—Por supuesto que no, ¿cuál sería la diversión en eso?

Las dos adolescentes llegaron al techo del centro comercial. Era gris, rasposo y, en opinión de Millie, no lo suficientemente estable. MK se sentó a la orilla, con las piernas colgadas del borde; Millie, por otra parte, se mantuvo con manos y rodillas bien fijas contra el techo, y lo más lejos de la orilla que podía estar.

—Y, exactamente, ¿esto que tiene que ver con disfrutar las obras cuando las dejas de tomar en serio? —preguntó Millie.

—¡Nada! O todo, aún no lo decido. Tiene que ver con lo probable que es encontrar una muerte horrible por estar aquí, pero que uno pensaría que valdría la pena por la increíble vista. Pero que si lo piensas, en realidad ni siquiera es tan buena vista porque tenemos un montón de estacionamiento al frente y después un par de edificios más altos que el centro comercial que evitan que tengamos una verdadera buena vista.

—Sé que en tu cabeza eso suena profundo, pero para mi gusto nada más es tétrico —dijo Millie una vez su compañía terminó de hablar, lo que hizo que MK riera entre dientes.

—¿Quieres que te cuente un secreto?

—Supongo, si eso hará que bajemos más rápido.

—Estoy aterrada —confesó MK—. Siempre había querido subir aquí, pero en el fondo sabía que era una tontería; pero estábamos hablando del absurdo y pensé: "hey, ¿por qué no?" Así si muero al menos habrá un testigo fiable.

—Eso no me consuela nada.

—No tenía ninguna intensión de consolarte, ¿quieres bajar?

—Por favor.

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Cuando las dos estuvieron otra vez en suelo firme MK sabía que tendría que dejar ir a Millie. No es como que quisiera retenerla ni nada. Aunque no podía negar que su celular, el de Millie (que ella había discretamente deslizado en su bolsa cuando se reunieron), no había dejado de vibrar en la última media hora… y era posible que ella hubiera revisado quién la llamaba cuando había ido al baño y descubierto que era su mamá preguntándole si ya podía ir a recogerla.

—Bueno, ¿y qué vamos a hacer ahora? —preguntó Millie.

MK hizo todo lo posible para disimular su sorpresa.

—¿Una experiencia cercana a la muerte no es suficiente para ti? —se burló.

—Bueno, preferiría que nuestra siguiente actividad fuera lo menos letal posible, pero… no estoy en contra de un poco de riesgo.

El rostro de Millie mostraba una emoción y una anticipación que hizo que las entrañas de MK se sintieran como chocolate caliente. Algo que hasta ese momento no creía que fuera posible.

—Bueno, no quedan muchas cosas abiertas a esta hora en la plaza. ¿Al menos que quieras colarte al casino?

Millie dio un paso hacia atrás.

—Bueno… yo sé cómo contar cartas.

De todas las cosas que pudo haber dicho, eso era lo último que MK se hubiera imaginado.

—¡No tienes por qué hacer eso!

—¿Quieres cometer un crimen?

La chica pareció pensárselo dos veces, de repente consciente de lo que estaba sugiriendo hacer.

—¿Quiero hacer una actividad intelectualmente estimulante moralmente ambigua contigo?

—¿Moralmente ambigua?

—Bueno, si lo piensas, los casinos son uno de los mayores males de la sociedad.

Entonces MK sonrió genuinamente por primera vez en mucho tiempo.

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Millie y MK pasaron las siguientes tres horas detenidas en el área de seguridad del centro comercial, hasta que la mamá de Millie los logró convencer de que sólo eran un par de adolescentes tontas y no había porque hacer el problema más grande de lo que era. Por suerte para ellas lo único de lo que estaban acusadas era de haber pretendido ser mayores de edad, y el policía no había visto las cuatro carteras y el reloj que MK había robado.


Llegué a la conclusión de que el hecho de que todas sean crack ships hace que no pueda escribir de parejas ya consolidadas, porque antes de poder escribir de su relación tengo que justificar como se enamoraron. Una vez aclarado eso, ¡no puedo creer que tardara una semana entera en escribir esto! Espero que haya valido la pena.

Ya sólo me queda agradecerle infinitamente a lordegemini por leerme. Siempre soy una gran fan de tus comentarios.

Los quiere: yo.