Chapter 6

Durante el desayuno, Caroline hablaba sobre lo maravillosa que fue la noche anterior en la casa de los Spencer mientras Louisa complementaba cada uno de sus comentarios.

"Charles, Alice Spencer está cada día más guapa, elegante y simpática," dijo Caroline.

"Y su tío Lord Robinson es un hombre encantador y tan distinguido," agregó Louisa.

El señor Bingley no dijo nada, primero porque la señorita Spencer no era ni guapa ni simpática, y porque su tío Lord Robison era grosero y maleducado. Él sabía que esa gente sólo buscaba obtener algún favor económico de ellos. Algunas familias, al menos intentaban fingir que sentían interés en relacionarse con ellos, pero los Spencer eran arrogantes y altaneros.

"Charles, hoy mi querida Alice y su madre vendrán a tomar el té con nosotros, así que espero que estés aquí porque sería de muy mala educación que no nos acompañaras," dijo Caroline con voz de mando.

"Le pedí al ama de llaves que se encargara de que todo estuviera impecable y que use porcelana china. Es un honor que los Spencer nos visiten. Henry, por favor cambiate ropa, y puedes beber todo lo que quieras una vez que Alice y su madre se hayan ido," dijo Louisa a su esposo.

Charles siguió fingiendo que leía el periódico. Él estaba cansado y desanimado y lo que menos quería era iniciar una discusión tan temprano con sus dos hermanas. Pero el señor Hurst no tenía la misma templanza que su cuñado. Él estaba aburrido de que su esposa y su cuñada lo trataran como a un niño y le dijeran lo que podía y no podía hacer. Él sabía que para poder hacer cambios en esa casa iba a necesitar el apoyo de su cuñado, por eso tenía que hacerle ver cómo sus hermanas lo manipulaban a su antojo.

"Charles, si tienes que estar aquí para recibir a la señora y señorita Spencer, creo que debes avisarle a tía Amanda. Tal vez puedes ir a cenar con ella." Cuando el señor Hurst vio como su esposa y Caroline se miraron se dio cuenta que había intuido lo correcto. Ellas no tenían intención de informarle de la visita de la señora Lewis, y él iba a averiguar por qué.

"¿Tía Amanda? ¿De qué hablas, Hurst?" preguntó el señor Bingley desconcertado.

"Oh Charles, justamente ahora te iba a informar que ayer vino tía Amando. Ella deseaba hablar contigo y dijo que la fueras a ver. Pero puedes ir mañana, hoy tienes que recibir a nuestras visitas y a la noche quiero que cenes con nosotros porque quiero que conversemos sobre el señor Darcy y decidamos qué vamos a hacer. Ha pasado demasiado tiempo sin que sepamos nada de él y puede ser que nos necesite. Es posible que tengamos que viajar a Derbyshire y para eso…"

"¿Por qué no me habían dicho que tía Amando vino a conversar conmigo?" preguntó el señor Bingley interrumpiendo a su hermana. Él estaba bastante enojado porque sus hermanas siempre le ocultaban información.

"Charles, te lo íbamos a decir, pero estábamos hablando sobre la visitas de nuestras amigas, no es para que te enojes. A tía Amanda la puedes ver cuando te dé la gana.

"Bueno pues, me da la gana de verla ahora mismo," dijo el señor Bingley y se puso de pie.

"Charles, recuerda que debes estar de regreso a la hora del té," dijo Caroline.

"Lo siento, Caroline, pero no sé a qué hora voy a regresar," respondió el señor Bingley cortantemente.

"Charles, por favor, sé razonable," dijo Louisa.

El señor Bingley fue a decirle al mayordomo que le dijera al cochero que preparara el carruaje porque necesitaba salir en media hora. Sus hermanas también se levantaron de la mesa y fueron tras él.

"Charles, no puedes ser tan grosero y hacerle un desprecio tan grande a Alice y su madre," dijo Caroline tratando de convencer a su hermano.

"Yo apenas conozco a esas damas, ellas son amigas vuestras y no mías."

"Pero ellas vienen a visitarnos a todos, Charles. Por favor, sé razonable," agregó Louisa, consilatoriamente.

"Entonces ustedes tendrán que informarles que yo tenía otros planes y por eso no puedo tener el placer de compartir una agradable tarde con ellas," dijo el señor Bingley con sarcasmo en la voz. "Ahora si me disculpan, tengo que ir a mi cuarto a cambiarme ropa porque pienso salir en menos de veinte minutos."

Caroline y Louisa estaban furiosas porque pensaban usar la oportunidad para promover un acercamiento entre Charles y la señorita Spencer. Pero no pensaban darse por vencidas tan fácilmente.

P&P

Jane se había quedado dormida tarde la noche anterior pensando en todos los problemas que la atormentaban. Ella usualmente se levantaba temprano para ayudar a su tía con los niños, pero aquella mañana no pudo despertar temprano. El peso de varios días sin dormir bien le había pasado la cuenta.

"Tía, lo siento mucho, no sé qué me pasó que me quedé dormida. Ya sabes que me gusta tomar desayuno con ustedes y poder conversar con mi tío antes que se vaya a su despacho en la bodega. Prometo que no volverá a pasar," dijo Jane mortificada.

"Querida Jane, por favor no te preocupes por eso. A veces uno necesita dormir unas horas extras para recuperarse. Pero olvídate de eso porque te tengo excelentes noticias. Hoy muy temprano llegó un mensaje de Elizabeth," dijo la señora Gardiner sinceramente emocionada.

"¿Está todo bien? ¿Va ella a regresar a casa?" preguntó Jane ansiosa.

"Qué te parece si lees el mensaje, es breve pero creo que te ayudará a aclarar tus dudas.

La señora Gardiner le dio la carta a Jane y ella se sentó para leerla. La leyó y releyó en varias ocasiones, y aunque la dejó más tranquila, no podía negar que todavía todo era demasiado misterioso y que algo le estaba ocurriendo a su hermana que no deseaba contar.

"Espero que tener noticias de Lizzy te ayuden a estar más tranquila."

"No lo sé, tía. No te puedo negar que me alegro que mi querida hermana haya encontrado un trabajo para acompañar a una señorita buena y amable. Pero no comprendo por qué Lizzy no nos puede dar más detalles. Por ejemplo, decirnos dónde está y cuál es el nombre de la familia para la que trabaja."

La señora Gardiner había pensado exactamente lo mismo, pero no deseaba que Jane se preocupara más de lo que ya estaba. Por eso, intentó darle algunas razones para justificar tanto secreto.

"Bueno, Lizzy dijo que en los próximos días viajarían a Escocia a pasar una temporada, y que cuando estuviera allá nos mandaría la dirección para que pudiéramos escribirle. Probablemente allí nos dará más detalles, por el momento, debemos quedarnos con que ella está bien, y al parecer, muy contenta con su nueva casa."

"Tienes razón, tía. No sabes lo angustiada que estaba sin saber nada de mi hermana. Aunque debo confesarte que no me gusta saber que está trabajando para poder tener un hogar, creo que al menos ella está tranquila. Sé que mi pobre hermana hubiera sido la mujer más desdichada si mis padres hubieran logrado forzarla a casarse con el señor Collins."

"Pienso igual que tú, Jane. Lizzy hizo bien en buscar empleo y no permitir que tus padres la obligaran a casarse con ese hombre. Además, ella habló con mucho afecto de la señorita a la que cuidará."

"Espero que todo esto sea algo transitorio en la vida de mi hermana. En cuanto yo tenga un hogar, ella se vendrá a vivir conmigo y no tendrá que trabajar para poder subsistir," dijo Jane enfáticamente.

La señora Gardiner sintió mucha pena por la situación de sus dos sobrinas. Ambas chicas merecían mejor suerte, pero sus irresponsables padres las habían dejado completamente desprotegidas y ellas estaban haciendo lo mejor que podían para sobrevivir.

P&P

El señor Darcy paseaba impacientemente fuera del cuarto de su hermana. Su valet lo había despertado en medio de la noche para decirle que Georgiana no se sentía bien. Él se levantó inmediatamente y cuando llegó al cuarto, vio a Elizabeth al lado de su hermana hablándole y tratando de tranquilizarla. Él se acercó para hablar con Georgiana, pero ella apenas podía hablar.

"Georgie, querida, no te preocupes que todo va a estar bien. El doctor llegará muy pronto y verás que mañana estarás mucho mejor," el señor Darcy tomó la mano de su hermana y le besó la frente.

"Lo siento, William, por favor perdóname por darte tantos problemas. Prometo que estaré bien para que podamos irnos de viaje…"

"Georgiana, por favor no te preocupes más por eso. Con tu hermano ya habíamos decidido que íbamos a posponer el viaje. ¿Cierto, señor Darcy?" preguntó Elizabeth muy seria.

"Así es, Georgie, sólo cuando tú estés bien, partiremos a Escocia," replicó el señor Darcy. Él no quiso mirar a Elizabeth porque sintió vergüenza. Unas pocas horas atrás ella intentó alertar de lo que estaba ocurriendo y él prefirió ignorarla.

"Lizzy, tengo mucho calor, me puedes dar un poco de agua… por favor, quédate a mi lado William. Quiero que tú y Lizzy estén conmigo," dijo Georgiana antes de ponerse a llorar. Los dolores en su bajo vientre.

El señor Darcy y Elizabeth intentaban consolar a Georgiana para que se tranquilizara, pero ella sentía cada vez más dolor. Finalmente, la señora Reynolds trajo unas compresas de agua caliente para intentar aliviar el dolor, pero en ese momento, Georgiana tenía un pequeño sangramiento.

"Señor Darcy, creo que es mejor que espere afuera. Necesitamos ayudar a la señorita Georgiana y para ello debemos remover parte de su ropa," dijo la señora Reynolds muy preocupada.

"¿Qué está pasando? ¿Y el doctor por qué no ha llegado?" preguntaba el señor Darcy desesperado.

"Señor Darcy, haga lo que le pide la señora Reynolds, prometo que no me separaré del lado de Georgiana y lo mantendré informado," dijo Elizabeth para intentar tranquilizar a su esposo. Ella sintió mucha pena al verlo tan angustiado.

"Señor, el doctor llegará en cualquier momento. Por favor encarguese de recibirlo e informarle el estado de la señorita Darcy," dijo la señora Reynolds mientras acompañaba al señor Darcy hasta la sala de estar conjunta al cuarto de Georgiana.

La doncella de Georgiana junto con Elizabeth se encargaron de remover parte de la ropa, de limpiar la sangre y de intentar calmar a Georgiana.

Media hora más tarde el doctor por fin llegó y se hizo cargo de la paciente. Al cabo de media hora, pudo informarle al señor Darcy sobre el estado de Georgiana.

"Doctor, ¿cómo está mi hermana?"

"La situación de la señorita Darcy es un poco delicada. El sangramiento que sufrió es un síntoma de que algo no está bien con la criatura que lleva en su vientre. Ella debe guardar reposo absoluto hasta que el sangramiento se detenga," explicó el doctor.

"¿Y cuánto tiempo cree que va a tardar en recuperarse? Nosotros necesitamos viajar y usted mejor que nadie sabe por qué."

"Señor Darcy, desgraciadamente no puedo responder esa pregunta. En algunos casos las señoras se recuperan en unos pocos días y en otros terminan perdiendo al bebé. Sólo el tiempo dirá qué pasará con su hermana."

"Entiendo," replicó el señor Darcy desolado. "Al menos puede asegurarme que mi hermana está fuera de todo peligro?" preguntó el señor Darcy temiendo oír la respuesta.

"Lo siento, señor, pero no puedo asegurarle nada. Por el momento le administré un poco de láudano a la señorita Darcy para que pudiera descansar. Las próximas horas serán cruciales para poder hacer una predicción más acertada, por ahora sólo nos queda esperar. Le aconsejo que vaya a descansar y yo regresaré en unas horas para ver cómo ha evolucionado su hermana."

"Gracias doctor," dijo el señor Darcy y le pidió a uno de los sirvientes que acompañara al doctor.

Faltaba por lo menos una hora para que amaneciera y aunque él no había dormido nada, prefirió quedarse en aquel cuarto. Él sabía que no podría dormir aunque lo deseara.

"Señor Darcy," dijo Elizabeth al ver a su esposo parado en frente de una ventana mirando como despuntaban los primeros rayos del sol. "¿Por qué no va a descansar? Yo me quedaré con Georgiana, ella está dormida y pienso dormir en el sillón que hay cerca de su cama.

"No tengo ganas de dormir, sólo quiero ver a mi hermana y cerciorarme que esté bien."

"Entiendo, puedes pasar a verla si lo deseas, pero está profundamente dormida."

"Eso no me importa, sólo quiero verla y estar a su lado por unos momentos." El señor Darcy ingresó a la habitación de Georgiana y se quedó sentado al lado de su cama observándola y rezando por su pronta recuperación. Después de unos minutos, cuando él estuvo seguro que su hermana estaba bien, decidió dejarla descansar y regresó a la sala de estar contigua a la habitación de Georgiana.

Elizabeth le había pedido a una sirvienta que le trajera una bandeja con té y algo para comer. Ella estaba agotada pero quería quedarse al pendiente de Georgiana. Por alguna razón que no podía explicar, Elizabeth tenía un muy mal presentimiento y pensaba que la situación de Georgiana no iba a mejorar.

Cuando Elizabeth se estaba sirviendo una taza de té, vio al señor Darcy salir de la habitación de su hermana y sintió mucha compasión al ver su rostro abatido. "Señor Darcy, ¿quiere una taza de té?"

"Sí, gracias, Elizabeth," respondió el señor Darcy y se sentó en una silla cerca de la ventana.

Elizabeth le dio la taza de té y se sentó en la silla que estaba de frente. Ella no sabía bien qué decir y estaba agotada Ella pensaba regresar al cuarto de Georgiana e intentar dormir por unas horas.

"Muchas gracias, Elizabeth. Por favor, no te vayas… si no te importa, me gustaría que me acompañaras por unos minutos. Quiero que sepas que estoy muy agradecido por lo que has hecho por Georgiana. Pese a que ella te conoce por muy poco tiempo, puedo ver que te has ganado su confianza y cariño. Bueno, no me sorprende porque aún recuerdo que caminaste casi cuatro millas para acompañar a tu hermana cuando ella estaba enferma."

"Aún recuerdo la cara de horror de la señorita Bingley y la señora Hurst cuando vieron mi enagua enlodada," dijo Elizabeth un poco nerviosa. Ella no deseaba ganas de conversar con el señor Darcy, pero se dio cuenta que él necesita conversar con alguien y le dio pena dejarlo solo.

"Las hermanas de Bingley son muy estrictas con ese tipo de cosas," dijo el señor Darcy sonriendo.

"¿Y usted? ¿Cuál fue su opinión cuando supo que yo había caminado varias millas por caminos enlodados para saber cómo estaba mi hermana? Debo ser sincera con usted, realmente creo que usted comparte la misma rigidez en cuanto a ciertas normas sociales."

"Tienes razón, Elizabeth. Debo reconocer que no me pareció bien que caminaras sola pero por razones muy distintas a las que tú crees." Cuando el señor Darcy vio la cara de pregunta de Elizabeth, aclaró. "Estimo que es peligroso que una señorita camine sola por el medio del campo sin protección. Creo que tus padres deberían haber procurado la forma de que viajaras a Netherfield segura, pero valoré el gesto noble que tuviste en ir a casa de Bingley a cuidar a tu hermana."

Elizabeth se sorprendió un poco al ver el cambio de actitud del siempre severo y crítico señor Darcy. Sin duda alguna la situación de su hermana lo tenía muy afectado.

"Georgiana es mi única familia, es mi responsabilidad y aunque le fallé una vez, estoy dispuesto a cualquier cosa con tal de protegerla. Cuando mi madre murió, la tristeza se apoderó de mi padre y llenó cada uno de los rincones de esta casa. Yo tenía doce años, me sentía tan sólo y triste y en Georgiana encontré consuelo. Ella tenía dos años y era una niña tan linda… yo pasaba horas y horas jugando con ella, incluso a veces, me quedaba dormido en su cuarto. Recuerdo que me gustaba leerle todos mis cuentos favoritos, y ella siempre escuchaba y ponía atención. Después, cuando me fui a la escuela, yo siempre le escribía y la señora Reynolds le leía mis cartas. Y en las vacaciones, aprovechaba cada momento para estar con ella…"

El señor Darcy no paraba de hablar y Elizabeth lo escuchaba atenta. Por primera vez desde que lo conocía, logró ver su lado humano. En todas sus interacciones anteriores, él parecía estar en control de sus acciones y emociones. Al parecer, el señor Darcy también tenía su lado humano.

"Comprendo muy bien lo que dice, señor. Yo también tengo muchos recuerdos felices con mis hermanas," dijo Elizabeth y no pudo evitar entristecerse un poco.

"Elizabeth, ¿crees que Georgiana se va a recuperar?" preguntó el señor Darcy.

"Ella es joven y fuerte… señor Darcy, no se desanime, Georgiana lo necesita más que nunca."

"Lo sé, pero… es que mi madre nunca se recuperó del parto de Georgiana. Pero tienes razón, no debo pensar en eso."

"Creo que es hora que regrese al cuarto con Georgiana, quiero estar a su lado en caso de que despierte. Por favor, vaya a descansar, señor Darcy. Prometo que le avisaré si algo pasa, " dijo Elizabeth y se puso de pie.

Cuando el señor Darcy vio que Elizabeth pensaba irse del cuarto, también se puso de pie y le tomó una de sus manos. "Elizabeth, yo…"

Elizabeth se sorprendió un poco cuando el señor Darcy le tomó la mano, pero se sorprendió aún más cuando vio cómo la miraba. Por su parte el señor Darcy no sólo quería agradecerle a Elizabeth sino también decirle lo feliz que se sentía de tenerla a su lado y que desde que la conoció sintió una gran admiración por ella.

"Señor Darcy, yo…"

"Elizabeth…" dijo el señor Darcy, y sin saberlo acercó su cara a la de Elizabeth sin saber mucho que hacer. Él deseaba besarla, pero ante todo mirar de cerca su bello rostro y hermosos ojos.

Elizabeth no sabía que estaba pasando, pero no podía dejar de mirar a su esposo. Sin duda alguna, él era uno de los hombres más guapos que había conocido y al que muchos admiraban Ella presintió que el señor Darcy la iba a besar y no tuvo la fuerza ni las ganas de apartar su mirada.

"Señora, señor Darcy… la señorita está muy mal, por favor vengan a verla," dijo la doncella de Georgiana interrumpiendo lo que estaba ocurriendo.

El señor Darcy y Elizabeth se olvidaron de todo lo que estaba ocurriendo y se fueron inmediatamente a ver que estaba sucediendo.

P&P

Gracias a todos los que dejan comentarios y siguen la historia con entusiasmo.

Leí todos sus comentarios sobre quién debe ser el elegido de Jane y ya he tomado una decisión. Gracias por compartir vuestros puntos de vista

Agradecimentos especiais a todos os leitores de língua portuguesa. Obrigada por seu contínuo apoio! (espero se entienda mi portuñol)

En el próximo capítulo el señor Bingley tendrá que tomar una decisión mientras en Pemberley las cosas se complican.

¡Nos vemos pronto!

Saludos,

Yo