Capítulo 7
"Es un gusto verte nuevamente, querido. Muchas gracias por venir tan pronto," dijo tía Amanda. Ella se sorprendió al ver a su sobrino tan nervioso y agitado.
"Tía querida, si hubiera sabido que fuiste a visitarme ayer en la mañana, hubiera venido a cenar contigo. Pero ya sabes como son Louisa y Caroline, se les olvidó avisarme hasta hoy en la mañana cuando estábamos desayunando," dijo Charles un poco avergonzado.
"No te preocupes, querido, ya estás aquí y eso es lo importante." Amanda conocía muy bien a sus sobrinas y sabían que por alguna razón le habían ocultado su visita. Pero ella tenía otros asuntos que conversar con su sobrino y no deseaba perder el tiempo hablando de sus engreídas sobrinas.
Para estar más confortables, tía Amanda invitó al señor Bingley a pasar a una pequeña salita que daba al jardín. Ese cuarto era de uso personal de ella y recibía gran parte del sol de la mañana por lo que era bastante cálido en las frías mañanas de invierno.
Tía Amanda le preguntó a Charles por su vida, le contó que su hija Emma iba a tener un segundo hijo y que ella y su esposo estaban muy emocionados por ser nuevamente abuelos. Después de hablar por unos quince minutos sobre la familia y amigos, Amanda decidió ir directo al punto. "Charles, sabes que desde que murieron tus padres, de alguna forma siento que debo velar por tu bien y el de tus hermanas, aunque a ellas no les agrade la idea," dijo Amanda sonriendo.
"Querida tía, espero que sepas que yo siempre he apreciado tu cariño y preocupación," replicó Charles para que su tía comprendiera que él no pensaba igual que sus hermanas.
"Me alegra mucho escuchar eso, Charles. Espero que no pienses que me estoy entrometiendo en tu vida, pero me gustaría saber por qué después de pasar unos pocos meses en Hertfordshire, abandonaste la hacienda y regresaste a la ciudad. Charles, lo que hiciste me parece un acto de suma irresponsabilidad. Si tenías intención de aprender el manejo de una hacienda e invertiste una gran suma de dinero en eso, no puedes de un día para otro cambiar de opinión y abandonar todo."
El señor Bingley quedó un poco sorprendido por el tono de voz severo de su tía, pero sabía que tenía razón de decidió ser sincero con ella. Le contó que pese a que el lugar y el vecindario le habían agradado mucho, él había cometido el error de prestarle demasiada atención a una señorita. "Tía, ella es un verdadero ángel, una dama hermosa, gentil y amable."
"Charles, me parece muy irresponsable que si no tenías intenciones serias con esa señorita, te hayas comportado de esa manera."
"Tía, yo… es que no es así, realmente yo me enamoré de ella. Pero no las cosas no pueden ser entre nosotros, o por lo menos, eso es lo que me aconsejaron…"
"¿Te aconsejaron? ¿Quiénes? ¿No has pensado en esa pobre muchacha y cómo debe haberse sentido cuando no regresaste? ¿O los rumores a los que se vio expuesta?" Amanda no podía creer que su sobrino pudiera ser tan maduro e irresponsable para asuntos tan serios.
"Bueno, mis hermanas me dijeron que la señorita Bennet no se notaba tan atraída a mí como yo hacia ella y mi buen amigo Darcy respaldó la opinión de ellas. Él es un caballero muy sabio y no da su opinión de temas que no ha ponderado acabadamente. Tía, la madre de mi ángel es una señora muy persistente y si yo le hacía una oferta de matrimonio, ella la iba a obligar a casarse conmigo sin considerar los sentimientos de ella. Cuando yo la conocí en una asamblea…"
Amanda escuchó atentamente a su sobrino porque quería saber exactamente lo que había ocurrido en Hertfordshire. Ella confirmó su presentimiento de que Jane Bennet y su sobrino eran más que simples conocidos. Pero además se enteró de que ella era una señorita sin dote ni conexiones, por lo que comprendió por qué Caroline y Louisa deseaban que ella estuviera lo más lejos posible de su hermano.
"Hiciste muy mal en irte de esa forma, Charles. Los problemas no se resuelven huyendo. Pero lo que es peor es que hayas tomado esa decisión porque otros te convencieron de hacerlo. Ahora comprendo por qué la señorita Bennet estaba tan nerviosa cuando te vio."
"¿Tía, tú crees que ella siente algo más que un sentimiento de amistad por mí?" preguntó Charles esperanzado.
"Charles, ¿cómo pretendes que te conteste esa pregunta? Él único que puede averiguar eso eres tú. Ni tus hermanas ni el más sabio de tus amigos puede determinar si esa señorita te admira o simplemente te ve como a un amigo. Creo que es hora que comprendas que un hombre de veinticuatro años debe tomar sus propias decisiones y no dejarse influenciar por otros."
El señor Bingley se sintió muy agobiado por lo que le había dicho su tía y sin pensarlo dijo, "Creo que tienes razón, tía. Me encantaría poder retomar mi amistad con la señorita Bennet pero no sé como ponerme en contacto con ella."
"Yo puedo darte su dirección porque conozco muy bien a su tía, pero lo haré sólo con una condición."
"Por supuesto, tía, si me das su dirección prometo haré lo que me digas."
"No te equivoques, Charles. Yo no pretendo decir qué hacer, sólo te pediré que no juegues con los sentimientos de esa señorita. Si la buscas, hazlo como un hombre honorable y no como el niño rico mimado por sus padres. Si te acercas y decides cortejarla, asumirás como un hombre las consecuencias que eso traiga. Si no estás dispuesto a asumir las consecuencias de tus acciones, es mejor que la dejes hacer su vida."
"Gracias, tía, por tus sabios consejos. Por favor dame su dirección, te prometo que me acercaré a ella y si descubro que sus sentimientos son similares a los míos, no habrá nadie que nos pueda separar."
Amanda invitó a almorzar a su sobrino y él aceptó gustosamente. Como no tenía ganas de regresar a su casa, se quedó en casa de los Lewis hasta bien tarde para no tener que ver a sus hermanas y no tener que explicarles por qué su tía deseaba hablar con él.
P&P
John y Robert Carter eran buenos hermanos que desde pequeños se habían protegido mutuamente. Su padre también había sido un soldado y había muerto en el continente defendiendo a su patria. Cuando la madre de ellos falleció, John se hizo cargo de su hermano menor y ambos se enlistaron en el ejército para seguir los pasos de su padre.
En el campo de batalla había conocido a muchos soldados como ellos, valientes dispuestos a dar su vida por lo que era justo. Pero habían conocido muy pocos altos oficiales dignos de admirar. La mayoría de ellos venían de familias nobles y sabían muy poco del mundo real. Por esa misma razón, no se mezclaban con los soldados y sólo se comunicaban con ellos mediante órdenes.
Por eso, John y Robert apreciaban profundamente al Coronel Richard Fitzwilliam. Él era el hijo de un Conde, pero no tenía problemas en compartir con todos sin hacer distinciones. Él era amable, cordial y trataba a todos con firmeza pero mucho respeto. Pero ese aprecio se transformó en admiración para los hermanos Carter cuando el Coronel Fitzwilliam, arriesgando su vida, salvó a Robert Carter de ser secuestrado por unos contrabandistas en el estrecho de Dover. Para los Carter el Coronel no era sólo un amigo sino parte de la familia.
"Querido Coronel, ¿por qué está tan preocupado?" preguntó John Carter. Él y su hermano se sentaron junto al coronel que bebía algo mientras leía algo que parecía una carta.
"Problemas, Carter, problemas que aunque quiero no puedo solucionar," respondió Richard. Él había recibido una carta de un informante donde le notificaba que Wickham se había enlistado en el ejército y estaba en Hertfordshire. Él deseaba poder ir donde estaba ese canalla y hacerle pagar por todo lo que le había hecho a Georgiana. Pero sabía que no podía arriesgar el que ese desgraciado se enterara de la condición de su prima.
"Coronel, me imagino que sabes que puedes contar con nosotros para lo que necesites," agregó Robert.
"Lo sé, y aunque ahora no puedo hacer lo que tengo tantas ganas de hacer, en un año más podré, y quiero que sean mis testigos," dijo Richard sonriendo.
"Eso parece algo así como una venganza, mi querido Coronel," dijo John riendo.
"Lo es, y no tendré piedad con ese desgraciado y ustedes serán mis testigos."
Richard se puso a conversar con los hermanos Carter y otros oficiales, y después de media hora se había olvidado Wickham. Ellos jugaron a las cartas y bebieron algunas copas de whisky mientras conversaban de estrategia y otros asuntos de la vida militar. Había comenzado a llover y la temperatura había bajado mucho por lo que todos los hombres prefirieron permanecer en sus barracas.
Cuando estaba por oscurecer, un mensajero le trajo expreso urgente al Coronel. Él se excusó con sus hombres y se fue a su habitación para leerla, supuso que era algo relacionado con Georgiana y se preocupó un poco. Pero cuando terminó de leerlo, su preocupación se transformó en pánico.
'Mi querida Georgie, tienes que ser fuerte…" pensó Richard. Luego fue a la oficina de su oficial superior para rogarle que le autorizara a hacer un viaje de emergencia por razones familiares.
P&P
"Señor, por favor, es mejor que salga de la habitación. El doctor sabe lo que hace y necesita espacio para maniobrar," le dijo la señora Reynolds al señor Darcy que estaba junto a la cama de su hermana.
Él sabía que no podía permanecer allí pero antes de salir le dijo con sincera emoción a su esposa. "Elizabeth, por favor quédate junto a ella, ahora eres su hermana y ella necesita tener a alguien de la familia junto a ella, y yo no puedo porque…"
"No se preocupe, señor Darcy, me quedaré con ella y prometo que lo mantendré al tanto de lo que está pasando," dijo Elizabeth. A ella le impresionó mucho ver al señor Darcy tan triste y afligido.
Elizabeth no podía negar que también se sentía muy triste sin saber muy bien qué hacer o cómo ayudar. Georgiana lloraba desesperada por tanto dolor y estaba sangrando profusamente. Ella no pudo evitar derramar algunas lágrimas pensando por qué la vida era tan injusta. Georgiana era una chica tímida, buena y muy cariñosa, y sin embargo, estaba viviendo una pesadilla creada por un hombre horrible que había abusado de su confianza.
Pero también pensó en el señor Darcy y se dio cuenta que en muchos aspectos era igual que su hermana. Ellos estaban viviendo aquel drama solos, no había nadie que los ayudara, y tal vez por esa razón, ambos se habían aferrado a ella. Hace unos cuantos minutos, ella tuvo la sensación de que el señor Darcy quiso besarla, sin duda alguna, motivado por la desesperanza. El de ellos era un matrimonio de conveniencia, y Elizabeth dudaba que el señor Darcy pudiera sentir por ella algo más que una amistad.
Afuera del cuarto de Georgiana, el señor Darcy estaba sentado en una silla con la cabeza entre sus manos. Aunque trataba de mantenerse optimista, una parte de él se preguntaba qué sería de su vida si Georgiana no lograba recuperarse. En ese momento, Elizabeth era su único apoyo y lo sería en los días por venir, sin importar lo que le pasara a Georgiana. Pero él no podía pedirle nada más que su compañía, él no podía forzarla a aceptar sus atenciones porque eso nunca fue parte del trato. Además, él sabía que su hermana era todo lo que debía importarle y hasta que ella no estuviera completamente recuperada, su corazón y mente debían estar cerrados a cualquier otra idea.
El señor Darcy necesitaba despejar su mente, y pese a que estaba muy frío salió a la terraza. La noche anterior prácticamente no había dormido, y durante el día había estado tan preocupado por su querida hermana que prácticamente no había comido. La tarde estaba cayendo y los últimos rayos del frío invierno iluminaban levemente la copa de los árboles del imponente bosque que rodeaba la mansión. Una vez allí, miró al cielo y comenzó a susurrar una plegaria.
'Querido padre, querida madre, yo nunca les he pedido nada. Desde que soy muy niño siempre hice lo que me pidieron y he hecho todo lo que está a mi alcance para mantener bien el alto el nombre de nuestra familia. Por favor les ruego que ayuden a mi hermana… se los ruego humildemente…'
El señor Darcy sintió que alguien se acercaba y cuando se volteó a ver vio que era Elizabeth. "¿Pasó algo? ¿Cómo está mi hermana?"
"Ella está muy delicada, pero finalmente logró descansar. El doctor va a hablar con usted, señor, pero tengo algo que decirle…" Elizabeth se secó las lágrimas, se acercó al señor Darcy y con una voz muy tenue dijo, "Señor Darcy, Georgiana perdió al bebé… Lo siento mucho."
"¿Qué? Mi pobre hermana…Oh Elizabeth, qué tragedia, qué horrible tragedia.."
Elizabeth estaba agotada tanto física como emocionalmente, y sentía una tristeza tan profunda que no supo ni cómo ni porqué se acurrucó en los brazos del señor Darcy. Ella necesitaba sentir el cariño de alguien y sabía que el señor Darcy se sentía igual que ella.
"No llores, Elizabeth… Debemos ser fuertes para apoyar a Georgiana."
"Lo sé, es sólo que necesito llorar para sacar toda rabia y dolor que tengo…"
Cuando Elizabeth se sintió más tranquila, sintió un poco de vergüenza por su acción e inmediatamente se apartó del lado del señor Darcy. "Señor, el doctor quiere hablar con usted."
"Claro, por supuesto… ¿Estás bien Elizabeth?"
"Sí… Por favor señor, no se preocupe por mí, el doctor lo está esperando." Elizabeth no podía decirle al señor Darcy lo que estaba pasando porque debía escucharlo del doctor.
El señor Darcy no quería apartarse de Elizabeth. Estar abrazado a ella le daba energías porque de cierta forma, cuando la consolaba a ella, daba alivio a su propia pena.
El doctor estaba esperando en la salita contigua al cuarto de Georgiana para hablar con el señor Darcy. "Doctor Edwards, muchas gracias por ayudar a mi hermana en este difícil momento. Sé que han sido muchas horas de trabajo para usted y me imagino que debe querer ir a descansar. Quiero ver a Georgiana, hablar con ella por un minuto y prometo que vendré inmediatamente a conversar con usted."
"Señor Darcy, su hermana no está en condiciones de hablar con usted en este momento."
"¿Qué? ¿Qué pasó? Yo pense…"
"Voy a ser sincero, señor, su hermana no está bien. Ella perdió mucha sangre y tiene una temperatura más alta de lo normal. Ella se desmayó, pero yo logré reanimarla. En este momento está profundamente dormida y…"
"¿Pero se va a recuperar? Dígame qué se va a recuperar, por favor. Dígame si tengo que comprar algo o pedirle a mi doctor de Londres que venga…"
"Señor, lo único que nos queda ahora es esperar. Las próximas veinticuatro horas serán cruciales. Hay que mantener a la señorita hidratada e intentar que la temperatura no suba usando compresas de agua fría. Yo volveré mañana temprano en la mañana para revisar su estado. No hay nada más que pueda hacer por ella, sólo rezar."
El doctor Edwards le dio unas cuantas indicaciones más al señor Darcy y se marchó. Él no sabía muy bien qué hacer y antes de entrar al cuarto de su hermana sintió como alguien lo tomaba del brazo.
"Señor Darcy, ¿por qué no va a descansar? Yo me quedaré cuidando a Georgiana," dijo Elizabeth.
"Se lo agradezco, señora Darcy, pero yo no dejaré a mi hermana sola en un momento como este. Yo me encargaré de cuidarla hasta que esté bien y vuelva a ser la niña alegre que ama la música y tocar el piano."
"Entiendo… Pediré que nos traigan algo de comer, esta será una noche muy larga, pero Georgiana no estará sola porque usted y yo estaremos a su lado."
"Gracias, señora Darcy," dijo el señor Darcy y abrió la puerta del cuarto de su hermana. Él se sentía desolado, pero la compañía de Elizabeth le daba ánimo para enfrentar las difíciles horas que debía enfrentar.
P&P
Jane estaba sentada junto a la ventana leyendo una vez más la breve carta que Elizabeth le había escrito a su tía Madeline. Unas horas antes, le había escrito una carta a su padre para informarle las buenas noticias. Además, ella le pidió encarecidamente que compartiera las novedades de Elizabeth con el resto de la familia. Ella sabía que todos estaban muy preocupados y que les alegraría saber que Elizabeth estaba bien. Pero ella y su tía decidieron que no compartiría detalles de dónde y qué estaba haciendo Elizabeth porque no deseaban que la señora Bennet o una de sus hijas menores pudieran cometer una indiscreción y contar detalles de la nueva vida de Elizabeth que pudiera comprometer su reputación.
La velada anterior, sus tíos y ella habían cenado en casa de los Murray. Jane tuvo la oportunidad de conocer a la hermana del señor Murray y conversar un poco más con su madre. Ambas eran amables y se notaba que tenían interés en conocerla mejor. Probablemente notaron el interés del señor Murray en ella y querían cerciorarse que era una mujer apropiada para él.
Arthur Murray parecía un hombre interesante, pero Jane notó un dejo de tristeza en su mirada, algo que le había pasado por alto las otras ocasiones en que habían compartido tiempo juntos. Al parecer, él había estado muy enamorado de su esposa y el perderla de un día para otro lo había dejado sumido en la tristeza por mucho tiempo.
Además, si Jane era honesta consigo misma, ella debía admitir que no se sentía atraída por el señor Murray y lo que sentía por él era una mezcla de pena y simpatía, pero nada más. Ella pensaba que tal vez eso era mejor para ambos, que ninguno tuviera que mentir y que si decidían unir sus vidas era por mutua conveniencia y nada más. Quizás, y si la suerte estaba del lado de ellos, en el futuro podrían sentir algo más el uno por el otro.
La tarde estaba un poco fría pero no estaba lloviendo, y Jane le había prometido a sus pequeños primos llevarlos al parque por un rato.
Jane guardó la carta de Elizabeth y cuando se puso de pie para ir en búsqueda de sus primos, el mayordomo anunció una visita. "Señorita Bennet, el señor ha venido a visitarla a usted y a la señora Gardiner," dijo el mayordomo abriendo la puerta para el recién llegado.
"Señorita Bennet, espero no ser inoportuno, pero desde que nos vimos en casa de mi tía había estado deseando venir a visitarla… y a su encantadora tía. Espero que usted disponga de algunos minutos para conversar con un viejo amigo," dijo el señor Bingley muy nervioso.
Jane sentía que no podía respirar de la emoción. Afortunadamente la señora Gardiner llegó justo en ese momento. "Señor Bingley, es un gusto recibirlo en nuestro hogar, por favor pase y tome asiento."
Jane estaba tan nerviosa que miraba a su alrededor sin saber qué hacer. Ella había soñado tantas noches que el señor Bingley regresaría en busca de ella, que no podía evitar pensar que tal vez ya era demasiado tarde.
P&P
Gracias a todos los que dejan comentarios de apoyo y siguen la historia con entusiasmo, ya sea en español o a través del traductor.
Sé que la historia tiene harto drama pero piensen que tiene un final feliz A mí me gusta el drama, pero no todo el drama. Por ejemplo, jamás he leído ni leeré una historia donde el señor Darcy haya tenido esposa o hijos con otras mujeres. Tampoco historias donde hay infidelidades o Elizabeth o el señor Darcy han estado enamorados de otros.
Creo que todos se han dado cuenta que el sitio de FF no está funcionando adecuadamente. El contador de vistas y visitas no funciona y muchos han dicho que no reciben notificaciones. Bueno, les quiero informar que estaré actualizando esta historia cada dos o tres días por lo que les recomiendo que revisen y no esperen notificaciones.
En el próximo capítulo el Coronel Fitzwilliam llega a Pemberley y el señor Bingley se dará cuenta que Jane ya no confía en él.
¡Nos vemos pronto!
Saludos,
Yo
