Capítulo 10
Richard quedó un poco sorprendido al oír cómo su primo hablaba de la familia de su esposa, tomando en cuenta que Elizabeth había aceptado a Georgiana como a una hermana sin condiciones y sin juzgarla.
"Sin duda alguna es una familia muy distinta a las que nosotros frecuentamos, Darcy. Aunque creo que siempre eres un poco más severo que lo que yo sería. Pero lo que no entiendo es cómo o por qué la señora Darcy aceptó tu propuesta. Más allá de los defectos de su familia, me parece que ella es alguien bastante especial, y por supuesto, muy bonita."
"Ella se vio obligada a buscar empleo porque su familia quería obligarla a casarse con el idota párroco de Lady Catherine," dijo el señor Darcy. Cuando vio la cara de pregunta de su primo, le contó la historia de como Elizabeth había aceptado su propuesta.
"Es una lástima que una dama tan encantadora se haya visto forzada a tomar una decisión tan drástica. Nosotros los hombres por muy precaria que sea nuestra situación, siempre tenemos una alternativa. ¿Y qué piensas hacer ahora? Ya no es necesario que estés casado y como asumo no has… bueno, me entiendes, creo que no sería complicado anular vuestro matrimonio. De hecho, podrías contratarla como la dama de compañía de Georgiana y de esa forma la reputación de la señorita Bennet quedaría salvaguardada."
"Bueno, ese es otro asunto que debes saber. Georgiana cree que Elizabeth y yo nos casamos enamorados. Yo no quería que ella se sintiera culpable o que por ayudarla a ella yo estaba arruinando mi propia vida."
"Entiendo… pero no has respondido a mi pregunta, ¿qué piensas hacer?"
"Nada, ya estoy casado y pese al origen de mi esposa puedo reconocer que es una excelente mujer, buena hermana y estoy seguro que también será una buena madre para mis hijos."
"Darcy, tengo la impresión que tu esposa tiene una idea distinta de lo que es el matrimonio. Recuerda que prefirió dejar su hogar antes que casarse con el heredero de la hacienda de su padre. Además, cuando aceptó tu propuesta, ella lo hizo pensando en que ustedes serían cualquier cosa menos marido y mujer. ¿No has pensado que a ella no le pueda interesar ser tu esposa en el amplio sentido de la palabra?"
"Fitzwilliam, el señor Collins es un hombre insignificante, no puedes compararlo conmigo…"
"Tienes razón, no puedo compararlo con Fitzwilliam Darcy, uno de los solteros más elegibles, que además de ser rico, dueño de Pemberley y la mitad de Derbyshire, es guapo y muy inteligente," dijo Richard en tono sarcástico.
"Sabes muy bien, Fitzwilliam, que si yo hubiera querido me podría haber casado con una mujer bella y rica. No quiero sonar presumido, pero sé muy bien lo que valgo y lo que puedo ofrecer a una mujer, que no es sólo dinero y lujos sino también respeto y devoción," replicó el señor Darcy con convicción.
"¿Entonces le vas a decir a tu esposa que ahora quieres que sea 'tu esposa',? Preguntó Richard entre preocupado y divertido por la situación.
"Fitzwilliam, hay ciertas cosas que han ocurrido entre mi esposa y yo que… bueno, que no son fáciles de explicar. Sólo puedo decirte que el tiempo que interactuamos en Hertfordshire, siempre hubo una atracción fuerte entre nosotros, y ya no hay impedimentos para que esos sentimientos puedan transformarse en algo más profundo."
"¿Cómo? ¿Ocurrió algo entre tú y la señorita Bennet? ¿Y por qué abandonaste Hertfordshire entonces?"
"Cómo se te ocurre insinuar eso, Fitzwilliam. Yo soy un caballero honorable y mi esposa es una mujer intachable."
"¿Entoces?"
"Bueno… desde que nos conocimos hubo mucha admiración entre nosotros que sólo demostramos en a veces apasionados intercambios de opiniones. Pero cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, mantuve una respetuosa distancia para no generar expectativas que jamás podría cumplir."
"Porque ella no tenía ni las dotes ni las conexiones para ser la señora Darcy, ¿cierto?"
"Así es, pero ya nada de eso importa debido a todo lo que ha pasado en estos meses. En todo caso, Fitzwilliam, no soy el bruto insensible que crees, y antes de hablar sobre el futuro de nuestra relación con mi esposa, pienso cortejarla como ella merece," explicó el señor Darcy convencido de que las cosas resultarían tal como él las había planeado.
Richard sintió deseos de decirle a su primo que, en efecto, era un bruto insensible que pensaba que las cosas debían ocurrir porque él deseaba que ocurrieran. Pero lo conocía muy bien y sabía que no aprendería a ser menos vanidoso y orgulloso porque él se lo dijera. Además, Richard sabía que su primo tenía una alta estima de sí mismo porque siempre había sido el mejor en todo lo que se proponía y que por su riqueza y apariencia física, había sido perseguido y adulado por muchas mujeres. Sólo su estricta moral lo había mantenido alejado de las tentaciones mundanas a las que otros hombres como él sucumbían.
"Te deseo mucha suerte, entonces, Darcy." Richard pensó que no había nadie mejor en el mundo para darle la lección que merecía su primo que la señorita Elizabeth Bennet.
"La suerte no tiene nada que ver en un asunto como este, pero te agradezco tus buenos deseos. Creo que es hora que vayamos a visitar a Georgiana," dijo el señor Darcy.
Elizabeth estaba leyendo un cuento a Georgiana cuando el señor Darcy y el Coronel llegaron a la habitación. Ella no se dio cuenta de su ingreso por lo que el señor Darcy aprovechó de observar detenidamente cada una de las expresiones de su rostro.
"Bueno, creo que vamos a dejar el libro hasta aquí y yo me voy a retirar a mi habitación a descansar para que tu puedas compartir con los caballeros," dijo Elizabeth. Ella deseaba pasar el menor tiempo posible cerca del señor Darcy.
"Gracias, Lizzy, por ser tan buena conmigo," dijo Georgiana sin poder evitar emocionarse.
"No, señorita Darcy, le dije que no quería verla triste. Dame una de tus hermosas sonrisas antes que me retire," dijo Elizabeth y le besó la frente a Georgiana.
"¿Vendrás más tarde?" preguntó Georgiana sonriendo.
"Por supuesto, pero ahora debes aprovechar de pasar tiempo con el Coronel que viajó especialmente para verte," replicó Elizabeth. Luego se puso de pie, saludó a los caballeros y se disculpó para poder retirarse.
El señor Darcy se sintió muy emocionado al ver la ternura que Elizabeth trataba a su hermana y no podía dejar de mirarla. Pero ella confundió su mirada de admiración con condena y censura. Ella estaba acostumbrada a que él la mirara de aquella manera desde que se vieron obligados a pasar tiempo juntos en Netherfield.
Elizabeth se retiró de la habitación y el señor Darcy y Richard se sentaron en unas sillas cerca de la cama de Georgiana para conversar con ella.
P&P
"Muchas gracias por venir, tío Benedict," dijo el señor Bingley cuando vio a su tío. Él le había pedido que se encontraran en el club porque tenía que hacerle varias preguntas relacionadas con negocios y asuntos personales.
"Siempre es un placer conversar contigo, querido sobrino. Me imagino que debes querer hablar de asuntos de negocios y por eso me pediste que nos encontráramos aquí en el club," replicó el señor Lewis mientras le daba un fuerte apretón de manos a su sobrino.
"Así es tío, ya sabes que a tía Amanda no le gusta que hablemos de negocios en casa," explicó el señor Bingley.
Uno de los sirvientes del club les sirvió una copa de brandy a los caballeros y el señor Bingley le habló de lo que había hecho en los últimos meses, de la hacienda que alquiló y de los planes que tenía para el futuro. "Mi padre siempre quiso que yo fuera un hacendado y trabajó muy duro toda su vida para eso. Creo que al menos debo intentar aprender el trabajo de una hacienda para ver si es lo que deseo hacer por el resto de mi vida."
"Entiendo, muchacho. Sé que James soñaba con que fueras un caballero terrateniente, pero porque creía que eso era lo mejor para ti y me parece correcto de tu parte que al menos intentes cumplir el sueño de tu padre. Pero déjame decirte que si quieres ser hacendado o comerciante, tendrás que ser mucho más aplicado para que puedas tener éxito. Estoy al tanto de la inmensa fortuna que te dejó tu padre, Charles, pero hasta la fortuna más grande se puede perder si no se administra como corresponde."
"Lo sé, tío, y por eso te envié todos esos documentos para que me orientes porque mi amigo Darcy está desaparecido y no ha respondido a ninguna de mis cartas. Quiero ser honesto contigo, creo que estoy listo para tomar mis propias decisiones y dejar de actuar como un niño, pero no quiero equivocarme."
"Charles, consultar a otros y escuchar diversas opiniones no te hace actuar como un niño, sino más bien todo lo contrario. Siempre que no estés seguro de algo o necesites aprender de un tema específico, consulta con las personas adecuadas, fórmate una opinión del tema y toma tus propias decisiones," dijo Benedict sonriendo. A él siempre le había dado mucha pena su sobrino. Desde niño había sido muy mimado por sus padres que se habían dedicado a consentirlo en todo y a hacerle la vida lo más fácil y placentera posible.
"Gracias, tío por tu ayuda y consejos. Entonces, ¿qué crees de mi plan?"
"Me parece que el contrato que firmaste por la hacienda es bastante razonable, y me parece muy bien que te hayas contactado con el administrador para asegurarte de el estado de las cosas allá. Tienes suficiente dinero como para no ver afectado tu patrimonio si las cosas no andan bien por allá, pero siempre es bueno ser cauto con el dinero."
"No es sólo eso, tío. Me he dado cuenta que existen muchas familias de inquilinos que dependen de mí y no les quiero fallar."
"¿Y cuándo pretendes regresar a Hertfordshire o pretendes manejar todo desde acá?"
"Antes de regresar, debo resolver un asunto acá. Me he dado un plazo de un mes, y después de eso, pase lo que pase, regresaré a cumplir con mis obligaciones."
"El asunto ese que te retiene en Londres está relacionado con una dama, ¿un nuevo ángel?"
"Sí, tío, pero esta vez estoy sinceramente enamorado y estoy dispuesto a todo por conquistar el corazón de aquella señorita. Pero obviamente, si ella no está interesada en mí, me alejaré para siempre deseándole lo mejor."
El señor Bingley le contó un poco más a su tío de su historia con Jane. Él estuvo de acuerdo que debía intentar conquistar a la señorita Bennet, pero que sin importar el resultado de eso, él debía regresar y cumplir con su deber en Hertfordshire.
"Bueno, mi estimado sobrino, tengo una cita con un cliente muy importante y debo irme."
"Entiendo, tío, pero antes de que te vayas me gustaría pedirte un último favor."
"Por supuesto, dime cómo puedo ayudarte."
"¿Me podrías dar alojamiento en tu casa? Será sólo por un mes, como sabes, me iré a Netherfield después de ese plazo.
"No faltaba más, querido sobrino. Tu tía va a estar encantada porque desde que tus primos se casaron y se fueron de la casa, ella echa mucho de menos tener compañía en casa."
"Gracias, tío. Iré a casa para decirle a mi valet que mañana nos iremos a vivir con ustedes.
El señor Bingley abrazó a su tío y se sintió feliz y contento con todas sus decisiones. Al día siguiente, después de mudarse a casa de los Lewis pensaba ir a visitar a Jane Bennet y hablar sinceramente con ella de todo lo que había pasado en su vida en los últimos meses.
P&P
Richard les había contado a sus primos varias anécdotas sobre los nuevos reclutas y como muchos de ellos no tenían idea de lo intensa que podía ser la vida de un militar. "Te prometo, querida Georgie, que algunos de ellos han llegado a llorar como si fueran niños pequeños."
"¿En serio? Y qué hacen, ¿abandonan el ejército o perseveran?"
"Muy pocos abandonan porque comprenden que una vez pasada la etapa inicial, las cosas mejoran mucho. Además el espíritu de hermandad y camaradería es muy fuerte entre los hombres de armas, algo que no vas a encontrar en ninguna otra profesión y oficio."
Aunque el señor Darcy escuchaba a su primo, su atención estaba en otra parte. Él estaba pensando en Elizabeth y en cómo conversar con ella sobre el futuro de la relación entre ellos. Él sabía que debía haber algún periodo de cortejo antes de declararle su devoción, pero no sabía cuánto tiempo era necesario, más que mal, ellos ya estaban casados.
"Darcy, no has escuchado ni una palabra de lo que he dicho," dijo Richard guiñándole a Georgiana.
"Estabas hablando de las nuevas tropas y lo duro que era el entrenamiento."
"Te acabo de hacer una pregunta, ves que no me estabas prestando atención."
"Lo siento, es que me distraje un poco. Me llegó una carta de Bingley y aún no he tenido tiempo de leerla."
"¿Escribe cartas muy largas, Bingley que necesitas tanto tiempo para leerla?"
"No, son bastante breves. El problema es que tiene una letra horrible y me lleva mucho tiempo descifrar lo que me quiere decir. Pero mañana me levantaré temprano y la leeré. Perdón, qué fue lo que me preguntaste."
"Era algo relacionado con la cena, nada importante. Pero cuéntame, cómo está Bingley, ¿está aún en Hertfordshire?"
"No, él está en Londres."
"¿En Londres? Pero si él alquiló una hacienda, ¿no se supone que debe pasar tiempo allá?" preguntó Richard algo sorprendido.
"Desafortunadamente para él, las cosas no resultaron como planeaba y tuvo que abandonar ese lugar," dijo el señor Darcy.
"¿En efecto? Me cuesta creer que un tipo tan afable y buena persona como Bingley se haya metido en problemas y no pueda regresar a su hacienda."
"Precisamente porque es demasiado bueno y afable es que se metió en problemas," explicó el señor Darcy. Luego contó brevemente cómo el señor Bingley había actuado con una señorita del lugar, sin mencionar el nombre de Jane para no entristecer a su hermana. Él sabía que ella se había encariñado mucho con Elizabeth y se preocuparía mucho al saber que su hermana estuvo involucrada en un asunto tan desagradable.
"Por lo que cuentas, Bingley parecía estar sinceramente interesado en la dama. ¿Hubo alguna razón para no formalizar la relación con ella?"
"Sólo puedo decir que habían serías objeciones a la dama y su familia y que habrían tenido serias consecuencias para el futuro de Bingley y su familia."
"William, eres un excelente amigo y estoy segura que el señor Bingley siempre te agradecerá el que lo hayas ayudado a hacerlo lo correcto," dijo Georgiana. Ella se imaginó que la mujer que había intentado atrapar al señor Bingley era alguien como George Wickham, y que su hermano había salvado a su amigo de una vida miserable tal como lo había hecho con ella.
"Creo que hemos estado más de una hora hablando tonterías y es hora que usted señorita descanse," dijo el señor Darcy y besó a su hermana en la frente.
"Esta vez tu hermano tiene razón, Georgie. Debes descansar y yo regresaré a verte en unas horas más." Richard besó a Georgiana en la mejilla y junto con su primo salieron de la habitación.
Por su parte, Georgiana no pudo evitar pensar en George Wickham y todo lo que le había pasado en los últimos días y lloró desconsoladamente por casi una hora hasta que finalmente se quedó dormida. Unas horas más tarde, les dijo a todos que estaba muy cansada y que necesitaba dormir. La verdad es que deseaba estar sola para pensar qué quería hacer con su vida y cómo dejar la pena y el dolor que le desgarraban el alma.
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Elizabeth escribió una carta para Jane donde le contaba todo lo que había ocurrido en su vida en los dos últimos meses, pero la arrojó a la chimenea porque sabía que no podía contarle toda la verdad a su hermana. Ella estaba segura que Jane aún no lograba superar la tristeza que le había dejado la partida del señor Bingley y no deseaba ocasionarle más penas. Por eso, escribió una misiva mucho más corta y en la que le decía que estaba bien y que disfrutaba mucho la compañía de la señorita a la que estaba cuidando.
Justo cuando Elizabeth selló la carta, una sirvienta le dijo que el señor Darcy la esperaba a cenar en el comedor familiar en media hora más. Georgiana había comido una sopa y se quedó dormida, por lo que Elizabeth no tenía excusa para evitar la presencia de su esposo. Afortunadamente el Coronel Fitzwilliam aún los acompañaría lo que haría la velada bastante más tolerable.
Elizabeth decidió cambiarse de ropa y ponerse un vestido de tarde que su tía Gardiner le había regalado. Además le pidió a su doncella que la ayudara a peinarse porque quería verse lo mejor posible. Después de lo que había escuchado esa tarde, ella no deseaba darle ningún motivo a su pomposo esposa para que la criticara como lo había hecho con su familia.
Cinco minutos antes de la hora indicada, Elizabeth se dirigió al salón contiguo al comedor donde la familia cenaba y en donde la esperaban su esposo y Richard. Cuando ella entró allí, ambos caballeros se pusieron de pie y la saludaron. Siguiendo el protocolo, el señor Darcy le ofreció su brazo a su esposa y la escoltó hasta el comedor. Él estaba muy emocionado pensando que Elizabeth se había arreglado especialmente para cenar con él y le hubiera gustado estar a solas con ella para poder conversar de asuntos más privados y personales.
Una vez que se sentaron a la mesa, a Richard le llamó la atención que Elizabeth estuviera tan callada, pero pensó que después de todo lo que había vivido en los últimos meses, probablemente extrañaba a su familia.
"Señora Darcy, antes que usted llegara mi primo y yo estábamos hablando sobre la vida en el campo y la ciudad. Aunque yo disfruto mucho pasar tiempo en Pemberley o en la hacienda de mi padre, debo reconocer que me encanta la vida en la ciudad y todas las diversiones que puede ofrecer. Y usted, ¿qué prefiere?"
"Nunca he tenido la posibilidad de vivir en la ciudad o pasar grandes temporadas de tiempo allí, pero concuerdo con usted que ofrece diversiones que no son posibles de encontrar en una hacienda o un pueblo pequeño. Pero pese a eso, creo que prefiero la vida en el campo porque me encanta estar en contacto con la naturaleza, aunque es maravilloso tener la posibilidad de disfrutar de lo mejor de ambos mundos," explicó Elizabeth. A ella le agradaba mucho el Coronel porque siempre era fácil conversar con él.
"Afortunadamente, señora Darcy, ahora tendrá la posibilidad de disfrutar lo mejor de ambos mundos. Aquí en Pemberley la naturaleza es generosa y exuberante, y en Londres tiene una hermosa mansión y un palco en el teatro. Además los Darcy somos patrocinadores de varios museos por lo que tenemos acceso a todas sus exposiciones," dijo el señor Darcy con orgullo. Él deseaba que Elizabeth supiera que todo lo que era de él, ahora también era de ella.
Pero a Elizabeth estaba tan predispuesta a pensar lo peor, que todo lo que el señor Darcy dijo le pareció una muestra más de su arrogancia y para hacerle sentir las enormes diferencias que habían entre ellos. "Gracias, señor," respondió Elizabeth y prefirió guardarse su opinión por respeto al Coronel.
Por su parte, Richard notó que a Elizabeth no le había parecido muy bien lo que su esposa había dicho. De cierta manera, él entendía porque su primo muchas veces no sabía cómo expresar sus ideas y sonaba más bien presuntuoso. Entonces, para cambiar el tema prefirió hablar de otras cosas.
"Señora Darcy, tengo entendido que usted y mi primo se conocieron en Hertfordshire."
"Así es, Coronel. Nos encontramos en algunas reuniones sociales y pasamos algunos días en la hacienda del señor Bingley." Elizabeth le contó a Richard que Jane se había enfermado y que ella estuvo cuidándola por varios días.
"Entonces tuvieron la oportunidad de interactuar por varios días y conocerse un poco mejor," dijo Richard. Él notó que el señor Darcy no podía dejar de mirar a su esposa con abierta admiración.
"Sólo en contadas ocasiones pudimos conversar. Yo pasaba gran parte del tiempo cuidando a mi hermana, y las pocas veces que pudimos intercambiar opiniones, nunca pudimos estar de acuerdo en nada o la señorita Bingley nos interrumpió," dijo Elizabeth con una sonrisa pícara.
Richard no pudo evitar soltar una carcajada porque había visto como Caroline se comportaba con su primo. "¿Cómo es eso que no pudieron estar de acuerdo en nada?"
"Es que su primo, Coronel, tiene algunas ideas bastante… no sé bien cuál es la palabra adecuada, pero creo que podrían describirse como radicales."
"¿Ideas radicales? Perdón, pero podría explicarme señora Darcy, ¿qué quiere decir con eso?" preguntó el señor Darcy casi ofendido.
"No sé si usted recuerda, señor, pero una velada usted dijo que no conocía más de seis mujeres consumadas porque muy pocas mujeres cumplían con los requisitos para serlo," dijo Elizabeth.
"Y sigo sosteniendo lo mismo, señora Darcy. Pero no creo que eso sea tener ideas radicales sino más bien ser realista," explicó el señor Darcy.
"¿Y cuáles son aquellos requisitos que hacen que una mujer pueda ser considerada talentosa y consumada?" preguntó Richard con sincera curiosidad.
Elizabeth le enumeró todas las cualidades que Caroline había descrito y agregó, "Se da cuenta, Coronel, que esa mujer posiblemente sólo existe en la imaginación de la señorita Bingley."
"No olvide, señora Darcy, que yo dije que lo más importante era que una mujer debía leer para cultivar su mente y fortalecer su carácter," agregó el señor Darcy.
"Tradicionalmente, una mujer culta a menudo es definida por su gracia, refinamiento y habilidad para gestionar un hogar. Sin embargo, creo que deberíamos considerar una perspectiva más amplia," dijo Elizabeth un poco exasperada.
"Estoy de acuerdo, las habilidades domésticas son indudablemente valiosas, creo que una mujer culta también debe estar bien educada y ser intelectualmente competente. Como puede ver, señora Darcy, pensamos similar en muchas cosas, por lo tanto usted también tiene ideas radicales," agregó el señor Darcy. Él estaba fascinado conversando con su esposa, tanto que se olvidó que su primo estaba allí analizando todo lo que estaba pasando.
"No, señor Darcy, usted y yo pensamos muy distinto en este tema. Para usted una mujer debe ser versada en una lista de conocimientos y debe ser competente en cada uno de ellos para ser considerada talentosa o consumada, y por ende digna de la admiración. Para mí, una mujer debe tener la oportunidad de cultivar sus propios talentos, ya sea en la pintura, la música o la escritura, eso para mí tiene mucho más valor que cumplir con una serie de expectativas inalcanzables sólo por la que la sociedad dicta que es lo correcto." Elizabeth miró desafiantemente a su esposo para demostrarle que ella no temía dar su opinión aunque contradijera lo que él pensaba.
"Creo que tiene razón, señora Darcy, aunque debo agregar que también es importante que sea hábil en la conversación y en las formas sociales, ya que a menudo se encontrará en círculos influyentes. Una combinación de elocuencia, encanto y etiqueta le será de gran utilidad," dijo el señor Darcy para alabar las cualidades que su esposa poseía en abundancia.
Elizabeth no comprendió por qué el señor Darcy había dicho aquello, pero asumió que era otra crítica velada a su comportamiento y origen. "Mi querido Coronel, creo que usted ha sido testigo de la primera vez en que el señor Darcy y yo estamos medianamente de acuerdo en algo," dijo Elizabeth para evitar que su marido siguiera mirándola como si estuvieran solos.
"Mi querida señora Darcy, usted es una mujer muy elocuente, tanto que puede hacer cambiar de opinión hasta a un cabeza dura como mi primo," dijo el Coronel, provocando una carcajada de Elizabeth.
El señor Darcy prefirió no decir nada. Él estaba molesto porque siempre Richard lograba hacer reír a Elizabeth y eso le provocaba un sentimiento de enojo que no era capaz de controlar.
Elizabeth le hizo varias preguntas a Richard sobre la vida militar y de esa forma evitó tener que hablar con su esposo. En cuanto la cena terminó, ella se excusó y se retiró a su habitación.
El señor Darcy no podía dormir, aquella velada Elizabeth estaba tan hermosa y sus ojos habían brillado más que nunca cuando defendía sus puntos de vista de manera tan elocuente. Ella era la mujer perfecta para él, y todo lo que los hubiera separado en el futuro ya no importaba porque ya eran marido y mujer.
Él sabía que tal vez no era el mejor momento para darle aquel regalo, pero necesitaba conversar con ella aunque fuera por unos cuantos minutos, necesitaba una excusa para estar con ella. Por lo que sin pensarlo dos veces, se acercó a la puerta que unía su cuarto con el de su esposa, golpeó suavemente y dijo, "Elizabeth, si no estás dormida hay algo que me gustaría hablar contigo."
Elizabeth estaba sentada en el pequeño escritorio de la habitación escribiendo una carta para su tía Gardiner cuando escuchó la voz de su esposo. Ella pensó que era algo relacionado con Georgiana por lo que sin darse cuenta que llevaba sólo su camisa de dormir, se dirigió a la puerta y la abrió.
"Elizabeth… Yo…" dijo el señor Darcy al ver a su esposa con el pelo suelto y vistiendo sólo camisa de dormir.
P&P
Gracias a todos los que siguen la historia con entusiasmo y dejan comentarios. La verdad es que no tengo idea cuantos me leen porque FF funciona cada día peor. Por eso, les agradezco a las pocas personas que siempre dejan comentarios porque me hacen sentir que no estoy escribiendo sólo para mí jajaja
Este capítulo me salió muy largo, espero les guste y no se queden dormidos antes de terminarlo jajaja Prometo que el próximo será más corto.
Otra cosa que me gustaría aclarar es que este señor Darcy no ha tenido lo que conocemos como "Hunsford moment" y por eso su orgullo es aún muy grande.
En el próximo capítulo nuestro querido Coronel tendrá que regresar a las barracas y despedirse de sus primos. En Londres, el señor Bingley comenzará la lucha contra sus hermanas.
¡Nos vemos pronto!
Saludos,
Yo
