Capítulo 11
Aquella velada, una vez más la señora Murray y su hijo habían cenado en casa de los Gardiner. A la señora Gardiner le agradaban mucho los Murray, pero estaba un poco más preocupada porque no sabía cuáles eran las intenciones del señor Murray con Jane. Él parecía interesado en conversar con ella, pero más bien como una amigo que como un pretendiente.
Mientras Jane conversaba con la señora Murray y su hijo al otro lado del cuarto, el señor Gardiner aprovechó la oportunidad de hablar con su esposa de algo muy importante. "Querida, esta mañana recibí una carta de Thomas, y como estuve muy ocupado, sólo la pude leer antes de la cena."
"Me imagino que quiere saber si tienes información de Lizzy," dijo la señora Gardiner.
"Algo así, querida. La verdad es que estoy un poco desconcertado porque me pidió asistencia para encontrar a Lizzy. Pero después de que mi hermana y él intentaron obligarla a casarse con ese bufón para resolver sus vidas, ya no confío en Bennet."
"Entiendo, querido. Yo tampoco confío en ellos y tengo miedo de pensar que puedan querer localizar a Lizzy para hacerle aún más daño. Aunque no puedo asegurarlo, creo que ella está intentando encontrar su camino y, por ahora, es mejor mantener a sus padres alejados de ella," explicó la señora Gardiner.
"Yo también estoy muy preocupado por ella, querida, y también había pensado en hacer algo para localizarla si es que en sus futuras cartas no nos dice dónde y con quién está. Sin embargo, pretendo respetar su decisión de mantener un empleo si es que así lo desea, de lo contrario, le ofreceré nuestra protección. No permitiré que vuelva a vivir con sus padres," dijo el señor Gardiner. Él se sentía culpable por todo lo que estaba pasando Elizabeth por no haberle ofrecido su asistencia de manera más categórica.
"Todo estará bien, querido esposo. Lizzy es una chica inteligente y con una valentía y fortaleza que pocos tienen. Pero no me has dicho qué piensas decirle a Thomas."
"Le diré que no tengo ni tiempo ni recursos para asistirlo. Seguramente cuando él se de cuenta que debe pagar por todo, cambiará de opinión," dijo el señor Gardiner y besó la mano de su esposa.
En ese momento, la señora Murray se acercó a conversar con la señora Gardiner y el señor Gardiner aprovechó la oportunidad de servirse una copa de brandy. Luego, se unió a la conversación de las damas que estaban hablando sobre amistades que tenían en común.
Jane notó que la señora Murray había buscado cualquier excusa para darle la oportunidad de conversar de manera más privada con su hijo. Ella había notado al señor Murray muy reservado y no sabía muy bien sobre qué tema podría conversar. Afortunadamente, fue él quien rompió el silencio.
"Señorita Bennet, ¿cuándo piensa regresar a su hogar en Hertfordshire?" preguntó Arthur sin saber muy bien qué decir.
"No lo sé muy bien aún, pero tengo la intención de quedarme por toda la temporada," replicó Jane. Ella estaba cada vez más incómoda al ver al señor Murray nervioso e incómodo.
"Entiendo."
"Disculpe, señor Murray, pero me da la impresión que no se siente bien," dijo Jane con la intención de ayudar.
El señor Murray respiró muy hondo, y al ver la sincera preocupación de Jane le explicó, "Hoy es el cumpleaños de mi querida Margaret, si ella estuviera aquí, hubiéramos celebrado junto con nuestros hijos… pero, usted sabe, la vida es tan injusta."
A Jane le dio mucha pena ver lo abatido que estaba el señor Murray y le dijo con voz muy suave, "Señor Murray, si no le importa, me podría contar cómo era su esposa."
El señor Murray sonrió y comenzó a hablar de su querida Esther sin parar. Sin darse cuenta se alegró al recordar todos los bellos momentos que vivieron juntos y le confesó a Jane que la extrañaba mucho. "Señorita Bennet, mi madre y mi hermana siempre me dicen que debo superar la pérdida de mi esposa y buscar una buena mujer para que me ayude con mis hijos, pero yo…"
"Usted siente que no está listo aún, ¿cierto?"
"Exactamente, yo quiero tener tiempo para pasar con mis hijos y para poder recuperarme de este gran dolor que aún llevo en mi corazón."
"Señor Murray, haga lo que usted sienta es mejor para su familia. Su madre y su hermana son muy buenas y gentiles, estoy segura que si usted les explica cómo realmente se siente, ellas lo ayudarán."
"Gracias por su consejo, señorita Bennet… Y siento mucho que… Si las circunstancias hubieran sido otras, yo estoy seguro que…"
"No se preocupe, señor Murray, no tiene que explicarme nada, entiendo perfectamente cómo se siente," dijo Jane sonriendo.
El señor Murray logró relajarse y le contó a Jane los planes que tenía para llevar a sus hijos de vacaciones a la playa. Ellos pasaron varios minutos conversando de sus familias mucho más tranquilos y no se dieron cuenta como pasó el tiempo.
Una vez que los Murray se fueron, Jane se retiró a su cuarto contenta por haber ayudado a aquel hombre pero preocupada al mismo tiempo. Sin duda alguna el señor Murray era un excelente hombre, pero no era el hombre para ella.
'Mi querida Lizzy, ¿dónde estarás? No sabes cuánto te necesito,' dijo Jane sin poder evitar derramar unas lágrimas. Luego, se arrodilló en frente de su cama y rezó y le pidió a Dios que protegiera a Elizabeth.
P&P
El señor Bingley había cenado en casa de los Lewis y estaba emocionado porque su tía estaba feliz de recibirlo en su casa. Sin duda alguna, las cosas estaban marchando mejor de lo que lo había planeado y esperaba que muy pronto poder visitar a su ángel y demostrarle que estaba dispuesto a ser el hombre que ella merecía. Pero su alegría duró muy poco porque en cuanto entró a su casa, escuchó la voz de Caroline.
"Charles, me podrías explicar por qué tu valet y Johnson están empacando tus cosas. ¿Te vas de viaje? ¿Vas a pasar una temporada en Pemberley? Porque si es así, creo que debo acompañarte. Hace tanto tiempo que no veo a mi querida Georgiana, y sabes muy bien cuánto la quiero. Además…"
Caroline no paraba de hablar, pero el señor Bingley no tenía paciencia para seguir escuchando sus tonterías. "¿Me podrían explicar qué hacen en pie tan tarde? Louisa, deberías estar con tu esposa, y tu Caroline en tu cuarto lista para dormir."
"Charles, no vas a contestar la pregunta que te hizo Caroline," dijo Louisa indignada.
"Está bien, contestaré la pregunta de Caroline, pero después de eso, quiero que me dejen en paz porque estoy muy cansado y quiero dormir. Mañana tengo que levantarme muy temprano. La razón por la que han estado empacando mis pertenencias es porque me voy a vivir con tía Amanda."
"¿Por qué? ¿Por cuánto tiempo?" preguntaron Louisa y Caroline al unísono.
"Porque en esta casa no tendré la paz necesaria para hacer todo lo que tengo que hacer. Además estaré sólo por un mes, porque después de eso regresaré a Netherfield a cumplir con mis responsabilidades."
"¿QUÉEEEE?" dijo Louisa.
"Estás loco si piensas que lo vamos a permitir," agregó Caroline.
"Yo no tengo que pedirles permiso para nada y puedo tomar mis propias decisiones. Finalmente, y antes de irme a descansar, quiero avisarles que pienso retomar mi amistad con la señorita Bennet con la esperanza de poder conquistar su corazón. Ahora, si me disculpan, que tengan buenas noches."
"Pero Charles… No puedes ser tan irresponsable," Caroline y Louisa seguían repitiendo sus quejas, pero el señor Bingley se retiró a su cuarto y las dejó hablando solas.
Caroline no pudo controlar su rabia y seguía reclamando sin parar. "Necesitamos localizar al señor Darcy, él es el único que puede convencer a Charles de olvidarse de esa locura de regresar a ese lugar lleno de salvajes."
"Caroline, el señor Darcy probablemente está en Pemberley, por lo tanto olvídate de recurrir a él. Creo que tendremos que resolver este problema nosotras mismas."
"¿Pero cómo? ¿Se te ocurre algo?" preguntó Caroline.
"No, pero creo que debemos localizar a Jane y hacerle una visita de cortesía," dijo Louisa pensativa.
"Tienes razón, querida hermana. Debemos engatusar a la tonta Jane para alejarla de nuestro hermano. Tenemos que inventarle algo y convencerla que si no se aleja de Charle, lo llevará a la ruina y perderá a todos sus amigos," dijo Caroline sonriente.
"Muy buena idea, Caroline," dijo Louisa y abrazó a su hermana.
"Ya verás lo fácil que será manipular a Jane Bennet," dijo Caroline con una risa burlesca.
Las hermanas planeaban y se reían sin saber que fuera del salón estaba el señor Hurst escuchando todo lo que decían. 'Querida Louisa, muy pronto te darás cuenta que no podrás seguir haciendo daño sin asumir las consecuencias de tus actos.'
P&P
El señor Darcy estaba paralizado. Cuando llamó a la puerta de su esposa jamás imaginó que ella iba a abrir la puerta llevando sólo una camisa de dormir y con su hermoso pelo suelto que le llegaba casi a la cintura. Ella se veía muy hermosa, y de una manera tan natural que no pudo evitar que su corazón se acelerara.
"¿Le pasó algo a Georgiana?" preguntó Elizabeth muy preocupada. Para ella, la única razón por la que su esposo podía tener para golpear esa puerta debía ser una emergencia.
"No, por favor Elizabeth, no te preocupes porque Georgiana está bien y durmiendo," dijo el señor Darcy un poco avergonzado. Él no podía apartar la vista del rostro de su esposa aunque sabía que no debía aprovecharse de la circunstancia.
"Entonces, Georgiana está bien," dijo Elizabeth y por primera vez se dio cuenta de su aspecto. Sin poder evitarlo se ruborizó mucho y fue en busca de un chal para cubrirse. Además, como pudo se arregló el pelo en una trenza.
"Siento mucho haberte asustado, Elizabeth, por favor discúlpame," dijo el señor al ver a su esposa tan avergonzada.
Pero Elizabeth no pensaba permitirle a ese hombre que la intimidara como lo había hecho hace unas semanas en la terraza. "No se preocupe, señor Darcy," dijo Elizabeth. Luego se volteó y agregó, "Me podría decir que es tan urgente que no pudo esperar hasta mañana."
"Bueno, la verdad es que podía esperar hasta mañana, pero esta noche está más bien fría y por eso quise darte esto ahora." El señor Darcy extendió sus manos y le entregó un paquete a su esposa. Elizabeth no tuvo más remedio que aceptarlo, entonces él agregó con voz temblorosa, "Es un regalo para ti, espero te guste."
Sólo en ese momento Elizabeth se dio cuenta que su esposo llevaba algo en las manos, y no se dio cuenta como lo recibió y abrió. Ella estaba muy confundida porque jamás hubiera imaginado que su esposo le iba a dar un regalo, y menos a esa hora. "Gracias, señor Darcy," dijo Elizabeth al ver que el regalo era una bata de levantarse de una tela gruesa y muy suave y con las iniciales ED bordadas. "Es muy bonita, gracias."
"Me alegro mucho que le haya gustado, señora Darcy. La encargué a Londres y llegó esta mañana, pero supongo que no pude esperar hasta mañana. Las noches están tan frías, que pensé que podrías necesitarla, especialmente si deseas salir a la terraza…" El señor Darcy no podía parar de hablar, estaba tan contento al ver a Elizabeth emocionada con su regalo que no deseaba tener que regresar a su habitación.
Elizabeth estaba muy incómoda con toda la situación, pero al ver el regalo del señor Darcy, no pudo evitar sentir algo especial. El hecho de que él se hubiera tomado el trabajo de encargar aquella bata a Londres especialmente para ella, la había emocionado. Tal vez era una forma de pedirle disculpas por aquel incidente en la terraza. Elizabeth estaba consciente que él le estaba pidiendo disculpas a su manera y sabía que no podía rechazar su gesto de amistad. Además, ella se dio cuenta, que al igual que ella, él estaba vestido muy poco formal porque no llevaba pañuelo sobre su cuello, y al parecer, sólo llevaba una camisa y pantalones debajo de la bata.
"¿Quiere beber un té, señor Darcy?" preguntó Elizabeth sin saber mucho que hacer.
"Me encantaría, muchas gracias, señora Darcy," contestó el señor Darcy animadamente.
En el cuarto de Elizabeth había una pequeña mesita con dos sillas al lado del ventanal que conducía a la terraza. Elizabeth le había pedido a su doncella que le trajera té porque pensaba escribir hasta tarde. Por varios minutos hablaron de cosas intrascendentes, el señor Darcy le contó que el ala familiar de la casa había sido construída por su abuelo y que las habitaciones de la familia antiguamente estaban en la planta baja. Por su parte, Elizabeth le contó que los Bennet habían vivido en Longbourn desde hace seis generaciones y que el señor Collins sería el primer heredero que no llevaría el apellido Bennet.
"Es una lástima que tú o la señorita Bennet no hayan podido heredar a tu padre, Elizabeth. Estoy seguro que serían mejores para Longbourn que el necio de Collins," dijo el señor Darcy sonriendo.
"Pero eso no es tan difícil, lo que le falta en sensatez al señor Collins, le sobra en orgullo," dijo Elizabeth también riendo.
"Tampoco podemos decir que es un gran bailarín. Aún recuerdo cuando bailaron en Netherfield y lo incómoda que te veías."
"Me hubiera podido inventar alguna excusa para no bailar con él, pero mi madre no me hubiera dejado disfrutar del resto de la velada tranquila."
"Y no podrías haber bailado conmigo," dijo el señor Darcy y miró a Elizabeth a los ojos. Él estaba convencido que ella deseaba bailar con él tanto como él con ella.
Elizabeth prefirió no hablar de ese tema y le contó lo que estaba haciendo antes de que él golpeara a su puerta. "Sabe señor, yo estaba escribiendo una carta para Jane y mi tía Gardiner, sé que deben estar muy preocupadas por mí y probablemente mis cartas las tranquilizan."
"Entiendo, ¿piensas contarle sobre nuestra boda?" preguntó el señor Darcy preocupado.
"No, y antes de hacerlo quiero consultarlo con usted," replicó Elizabeth.
"Te lo agradezco, creo que es una decisión que debemos tomar juntos. Por cierto, ¿cuándo crees que debemos hacerlo?" preguntó el señor Darcy.
"Creo que debemos hacerlo cuando Georgiana esté recuperada y pueda viajar. No podemos dejarla sola después de todo lo que ha pasado, ella necesita nuestra compañía y cariño para poder recuperarse por completo. Probablemente en un mes más ella podrá viajar y entonces podremos anunciar que estamos casados."
"Me parece muy razonable lo que me propones. Me imagino que sabes que tendremos que enfrentar preguntas, comentarios y la censura de parte de algunas personas de nuestra familia, amigos y de la sociedad."
"Lo que piense la sociedad me da lo mismo, y en cuanto a mi familia, sólo me interesan mis hermanas y mi tío y su esposa. A mis padres no les importó sacrificar mi felicidad para cubrir sus negligencias, por lo tanto no creo que deba darles explicaciones," dijo Elizabeth.
El señor Darcy notó un poco de tristeza en Elizabeth y le dijo con voz emocionada. "No olvide, señora Darcy, que ahora tiene una nueva familia. Georgiana y yo siempre vamos a estar agradecidos por ayudarnos en un momento tan difícil… Elizabeth, quiero que sepas que siempre podrás contar con mi protección, siempre," el señor Darcy tomó la mano de su esposa y se la besó suavemente.
Elizabeth sintió una sensación muy extraña. Su marido no llevaba la ropa elegante que siempre vestía, tampoco estaba peinado impecablemente y hasta tenía una barba incipiente, sin embargo ello lo vio más guapo que nunca. Pero además, tal vez por primera vez en su vida, sintió la verdadera protección de alguien y eso la hizo sentir en paz. "Muchas gracias, señor Darcy, pero quiero que sepa que todas estas semanas al lado de Georgiana han creado un lazo muy grande entre nosotras y que siempre haré todo lo posible por cuidarla, como lo he hecho con mis cuatro hermanas."
"Lo sé, Elizabeth, y por eso te estoy tan agradecido," dijo el señor Darcy en una voz muy suave. "Hasta hace unas cuantas semanas, mi pobre hermana era todo lo que tengo en la vida… y ahora, bueno ahora te tengo a ti, mi esposa."
Elizabeth sintió que no podía respirar y tuvo que apartar su mirada de la de su esposo. Estaba tan nerviosa y no deseaba que la conversación siguiera en ese tono porque no sabía cómo afrontar los sentimientos que el señor Darcy estaba despertando en ella. Por eso tomó la bata y dijo, "Es muy suave, tan suave como la que perteneció a su madre."
El señor Darcy se dio cuenta que Elizabeth estaba incómoda y se auto recriminó por ponerla en una situación como esa. Él sabía que pese a la inmensa atracción que siempre había existido entre ellos, su esposa era una mujer inocente y discreta y él debía respetar sus tiempos y espacio. Por lo que se puso un poco nervioso, y para enmascarar su nerviosismo, hizo lo que siempre hacía, hablar como un hombre autosuficiente y orgulloso.
"Elizabeth, ahora eres una Darcy, y por eso tendrás siempre lo mejor. Como te dije antes, en cuanto lleguemos a Londres le pediré a mi tía Esther que te lleve a la mejor modista de Londres para que te hagan un ropero nuevo de acuerdo a la última moda. Además, te daré las joyas que pertenecen a la señora Darcy y mandaré a hacer un set de joyas especialmente para ti…"
Mientras el señor Darcy hablaba de todo lo material que ella obtendría por haberse casado con él, Elizabeth volvió a sus cabales. Aquel era el señor Darcy que ella conocía, el que la humilló en público porque no deseaba bailar, el que la miraba con desdén en Netherfield, y el que hablaba con tanto desprecio de su familia. "Muchas gracias, señor Darcy, pero creo que mejor hablamos de eso cuando sea necesario. Ahora, si me disculpa, estoy un poco cansada."
"Por supuesto, es hora de dormir. Gracias por la taza de té y la conversación.
El señor Darcy se puso de pie y se fue a su habitación, cerrando la puerta que unía las dos habitaciones. Él estaba contento porque había pasado casi una hora conversando amablemente con Elizabeth, aunque hubiera preferido no haberla hecho sentir incómoda.
'Debo aprender a mantener la distancia. Por el momento debemos enfocarnos en Georgiana y en conocernos mejor,' pensó el señor Darcy antes de quedarse dormido.
Por su parte, Elizabeth estaba muy confundida porque no lograba entender quién era el hombre con el que se había casado. A veces parecía ser el hombre gentil y preocupado que se preocupaba por su hermana, y otras, el hombre frío y rencoroso que había traicionado la memoria de su padre y había reducido a la pobreza a un hombre bueno y honesto como el señor Wickham.
'Supongo que debo intentar llevarme bien con él, aunque me cuesta mucho tolerar sus desplantes de superioridad,' pensó Elizabeth antes de quedarse dormida.
P&P
A la mañana siguiente el coronel Fitzwilliam recibió dos cartas importantes. Una era de su oficial superior diciéndole que debía reportarse al regimiento a la brevedad posible, y la otra era de su buen amigo el Coronel Stevenson.
'Creo que tengo el plan perfecto para hacerte caer en tu propia trampa, Wickham. Yo no soy como mi primo, a mí no podrás engañarme con tus trucos miserables. Te juro que vas a pagar todo el mal que has hecho,' pensó Richard. El planeaba recurrir a los hermanos Cole para solucionar de una vez por todos el asunto de esa canalla miserable.
Después de levantarse, Richard desayunó con Georgiana y se despidió muy afectuosamente de ella. "Querida princesita, prométeme que te vas a recuperar y que cuando salgas de esta cama lo harás para comenzar una nueva vida y olvidarte de todo lo que ha pasado," dijo el coronel muy emocionado.
"Te amo mucho, Richard. Cuídate mucho y no te preocupes por mí," dijo Georgiana mientras abrazaba a su primo.
Finalmente, Richard salió de la habitación de Georgiana y ella no pudo evitar llorar un poco. Luego, él fue al estudio de su primo para despedirse de él.
"Gracias, Fitzwilliam, por venir. A Georgiana siempre le hace muy bien verte," dijo el señor Darcy sinceramente emocionado.
"Lo sé, es que soy muy simpático. Además, soy su primo favorito," dijo Richard con una sonrisa. "Darcy, además de venir a despedirme de ti, quiero informarte que estoy tras los pasos de Wickham y que nada de lo que digas me hará desistir. No voy a descansar hasta verlo tras las rejas."
"No tengo ninguna objeción al respecto. Sólo pedirte que te asegures que Georgiana no se vea involucrada en este asunto. Ella ya ha sufrido demasiado."
"Por supuesto, que no te quepa duda que Georgiana no tendrá nada que ver con esto," replicó Richard. "Sólo me falta despedirme de tu esposa y desearte suerte en todo lo que viene. Nos veremos a principios de la primavera en nuestra visita anual a Lady Catherine, aunque no sé si ella te reciba en su casa cuando se entere que eres un hombre casado," dijo Richard sin poder evitar reírse.
"Ni me lo recuerdes, pero prefiero no pensar en eso ahora. Qué tengas un buen viaje y mantenme al tanto de como van las cosas por tu vida," dijo el señor Darcy y le dio un buen apretón de manos a su primo.
"Así lo haré," dijo Richard.
Una vez dejó el estudio de su primo, Richard fue rumbo al salón de música porque una sirvienta le informó que Elizabeth estaba allí. "Señora Darcy, vine a despedirme de usted, a agradecerle todo lo que ha hecho por mi querida prima, y que fue un gusto conocerla."
Elizabeth estaba practicando una pieza en el piano porque quiso darle espacio a Georgiana para que estuviera con su primo. "El placer fue mío, mi querido Coronel. Espero tener el gusto de verlo muy pronto," dijo Elizabeth sinceramente.
"Ahora somos parte de la misma familia, así que le aseguro, mi querida señora Darcy, que nos veremos muy seguido."
Ellos conversaron por unos cuantos minutos, y antes de despedirse, Richard decidió decirle algunas cosas importantes a Elizabeth. "Señora Darcy, por favor, cuide mucho a mis primos. Ellos necesitan mucho su compañía, pero sobre todo su guía y apoyo."
"No se preocupe, Coronel, estoy dispuesta a apoyar a Georgiana en todo lo que sea necesario. En cuanto al señor Darcy, lo siento, pero no creo que él necesite mi apoyo, y menos mi guía," dijo Elizabeth riendo. A ella le pareció muy absurdo lo que le dijo Richard.
"No se equivoque, señora Darcy, créame que muchas veces las apariencias engañan." Richard notó la perplejidad de Elizabeth y prefirió no decir nada más. Él no podía entrometerse en la relación de su primo con su esposa, no era él el llamado a decirle a Elizabeth que su marido la admiraba profundamente.
"Bueno, es hora de irme. Fue un placer, y espero nos veamos pronto en mejores circunstancias que las actuales," dijo Richard.
"Adiós, Coronel."
Richard hizo una pequeña reverencia y se retiró del cuarto. En veinte minutos más, iba en su carruaje dejando atrás Pemberley. Él no pudo evitar preocuparse por su primo Darcy porque presentía que muy pronto algo inevitable iba a ocurrir entre él y su esposa.
'Darcy, espero que cuando te decidas a decirle a tu esposa lo que sientes por ella te enfoques en lo realmente importante y dejes tu estúpido orgullo de lado."
P&P
Gracias a todos los que siguen la historia y dejan comentarios sobre la trama de la historia. Le vuelvo a decir que revisen día por medio porque estaré actualizando frecuentemente. Desgraciadamente, FF parece que no volverá a funcionar como antes y debemos acostumbrarnos a la nueva realidad.
El siguiente capítulo será el último de esta primera etapa. Debo reconocer que me salió mucho más larga de lo que esperaba, pero pretendo hacer las dos etapas siguientes más cortas para compensar.
En el próximo capítulo se producirá el tan esperado momento "Momento Hunsford"
¡Nos vemos pronto!
Saludos,
Yo
