Capítulo 14
El señor Bennet estaba muy molesto con su cuñado. Él le había escrito varias cartas para que lo ayudara, pero él se había negado. Incluso, él había notado un tono hostil en las palabras del señor Gardiner y por eso quería escribirle una nueva carta para aclararle que si no estaba dispuesto a ayudarlo, se olvidara de tener contacto con su familia.
La señora Bennet llevaba días sin prestar mucha atención a lo que pasaba a su alrededor. Ella estaba cada día más preocupada por el bienestar de Elizabeth. Cuando su hija abandonó el hogar, ella pensó que buscaría refugio en Londres en casa de su hermano y que después de unas semanas regresaría al hogar y todo volvería a ser como antes. Pero nada de eso había acontecido y seguían pasando los días sin que nadie supiera dónde y cómo estaba.
"Señor Bennet," dijo la señora Bennet entrando abruptamente al estudio de su esposo. "Quiero saber si tienes noticias de Lizzy. Todos hemos resignado parte de nuestra mensualidad para aportar en su búsqueda y usted sigue sin hacer nada."
"Precisamente, señora Bennet, yo estaba tratando de escribirle a Edward para que de una vez por todas tome cartas en el asunto. Pero si vuelve a ignorarme, no me quedará otro remedio que viajar a Londres para solucionar esto personalmente."
"Entonces, creo que es mejor que yo viaje con usted. Oh my Lydia va a estar tan contenta cuando sepa que…" intentó decir la señora Bennet.
"De ninguna manera, señora Bennet. Yo necesito paz y sobre todo tranquilidad para poder resolver esto," dijo el señor Bennet tajantemente.
Mientras el señor y la señora Bennet discutían, sus hijas estaban en el pueblo. Con sus dos padres preocupados de sus propios problemas, y sin la tutela de Jane y Elizabeth, Lydia y Kitty pasaban mucho tiempo en Meryton rodeada de oficiales y expuestas a más de algún peligro. Desgraciadamente, ellas eran muy inocentes para notar que no todos los militares eran hombres honorables y de buenas intenciones.
"Denny, no nos vas a presentar a tu nuevo amigo," dijo Lydia muy coqueta mirando al joven teniente.
"Por supuesto. Mis queridas señoritas Lydia y Katherine, les presento al teniente Robert Carter."
"Es un gusto conocerlas, señoritas," dijo Robert.
"¿Hace cuantos días que llegó a Meryton, Teniente? No recuerdo haberlo visto antes," dijo Kitty. El joven teniente era aún más guapo que Wickham y tenía una sonrisa muy amable.
"Mi hermano y yo llegamos hace dos noches. Fuimos transferidos desde nuestro puesto en el norte para participar en el entrenamiento de nuevas tropas," explicó Robert.
"¿Y su hermano es tan joven y guapo como usted?" preguntó Lydia riendo coquetamente.
"Es dos años mayor que yo, y no sé si es más guapo que yo, pero si le puedo garantizar que es mucho más aburrido y por eso no tiene amigos," replicó Robert y le guiñó a Kitty y Lydia.
Aunque Robert no disfrutaba de la compañía de niñas más bien sosas y bastante coquetas, él y su hermano habían decidido montar un plan que les ayudara a tener acceso a la mayor cantidad de información posible. Robert fingiría ser menos riguroso y bastante superficial para poder tener acceso al grupo más cercano a Wickham. Por su parto, John sería el oficial serio, respetuoso y trabajador que siempre había sido, para tener contacto directo con el coronel Forster, el magistrado y otros caballeros importantes de la zona. De esa manera, todos asumirían que los hermanos no eran cercanos y ellos podrían tener más libertad de acción.
John observó que su hermano estaba en la calle del frente conversando con Denny y unas señoritas y prefirió mantenerse alejado. De hecho, iba a aprovechar la oportunidad para comprar algún libro en la librería del pueblo para tener algo que leer en la noche.
Mary había comprado unas nuevas partituras para poder aprender nuevas melodías. Al fin de la semana Sir William Lucas organizaría una reunión social y ella quería estar preparada para mostrarle a todos su talento. Pero cuando salió de la tienda para ir en busca de sus hermanas, quedó muy preocupada cuando vio a sus hermanas comportarse de una forma tan inapropiada. Ella nunca había prestado mucha atención a lo que Lydia y Kitty hacían porque eran Elizabeth y Jane quienes hacían ese trabajo, y ahora que ellas no estaban, no sabía muy bien qué hacer. A ella, sus hermanas menores no la respetaban y Mary sabía que era una pérdida de tiempo hablar con sus padres.
Mary se quedó por varios segundos pensando si debía ir en busca de sus hermanas y no se dio cuenta que se le cayeron parte de las partituras que había comprado.
"Señorita, ¿son suyas estas partituras?" preguntó John, después de recogerlas del suelo.
Mary se volvió y vio a un oficial que no recordaba haber visto antes. En las últimas semanas su casa casi siempre estaba llena de oficiales y ella tenía muy buena memoria para recordar rostros. "Si, gracias, señor."
"¿Toca el piano, señorita?" preguntó John para ser amable.
"Sí," replicó Mary y siguió mirando a donde estaban sus hermanas.
"A mi madre le gustaba mucho tocar el piano y lo hacía bastante bien. Incluso, le enseñó a mi padre a tocar algunas piezas porque también le gustaba bailar y si tenía que tocar durante toda la velada, ella no podía bailar," dijo John para intentar conversar con la señorita. Ella se veía bastante tímida y él quiso ser amable.
"A mí no me gusta bailar y no me importa tocar toda la noche porque… Lo siento, señor, pero tengo que irme," dijo Mary.
"Soy el Capitán John Carter, fue un gusto hablar con usted," dijo John para no ser grosero.
"Adiós, señor," respondió Mary y fue en busca de sus hermanas.
John no pudo evitar sonreír, al parecer la señorita no sólo era tímida sino también bastante seria. Él se quedó observando a Mary porque sintió curiosidad por saber hacia dónde se dirigía. Ella se acercó a las señoritas que estaban conversando con su hermano y Denny, y después de intentar decirle algo en el oído a una de las señoritas, se alejó de ellas mientras las otras dos chicas se reían y le gritaban algunas cosas bastante poco amables. John vio que la señorita se alejó lo más rápido que pudo y se dirigió hacia el puente que lleva hacia el lado norte del pueblo.
'Parece que en este pueblo hay mucha gente bastante curiosa,' pensó John y entró a la librería.
P&P
El señor Darcy miraba como el señor Gardiner intentaba procesar la información, y aunque él estaba muy ansioso por explicarle la razón de su visita, prefirió mantenerse en silencio.
"Señor Darcy, cómo podrá imaginar, estoy completamente sorprendido con su noticia, y espero que pueda explicarme qué está pasando. En la última carta que recibimos, mi sobrina me dijo que estaba trabajando como dama de compañía de una señorita adinerada, y usted aparece en mi casa para decirme que Lizzy es su esposa," dijo el señor Gardiner ofuscado.
"Entiendo perfectamente que esté confundido, y si me concede unos minutos de tu tiempo, le prometo que le explicaré todo. Sólo le pido que me permita hablar primero, y cuando haya terminado, contestaré a todas sus preguntas," dijo el señor Darcy, nervioso.
"Está bien, pero antes que todo, y espero que sea honesto, quiero que me diga cómo y dónde está mi sobrina," dijo el señor Gardiner tajantemente.
"La señora Darcy está en mi hacienda en Derbyshire con mi hermana. Ella estuvo resfriada unos días atrás y estaba en proceso de recuperación cuando dejé Pemberley unos días atrás."
"Está bien, señor Darcy, por favor siéntese, pero antes de que empiece a narrarme su historia con mi sobrina quiero que mi esposa también esté presente. Ella es mucho más ponderada que yo, y creo que voy a necesitar su ayuda para poder procesar todo lo que usted va a decirme."
El señor Garciner le pidió al mayordomo que le dijera a la señora Gardiner que su esposo la necesitaba en el estudio. Ella pensó que su esposo quería que lo ayudara a escribir la carta que deseaba enviarle al señor Bennet, entonces fue inmediatamente. Pero cuando entró al estudió se sorprendió mucho al ver a un hombre alto, bien vestido de noble semblante.
"Gracias por venir querida, déjame presentarte al señor Darcy… el marido de Lizzy," dijo el señor Gardiner para sorprender a su esposa.
"Un gusto conocerlo, señor Darcy. Entiendo por qué mi marido me pidió que viniera, y estoy realmente intrigada por escuchar lo que nos tiene que decir," dijo la señora Gardiner tratando de mantener la calma.
"El gusto es todo mío, señora Gardiner. Bueno, les voy a contar toda mi historia con Elizabeth desde el principio, y por supuesto, contestaré a sus preguntas."
Los Gardiners y el señor Darcy se sentaron y él inmediatamente comenzó a narrar todo lo que había planeado. Comenzó contándoles sobre todas las interacciones que había tenido en Hertfordshire y cómo él siempre la había admirado, pero había preferido ocultar sus sentimientos porque pensaba que todo era imposible para ellos debido a las enormes diferencias sociales. El señor y la señora Gardiner estaban muy preocupados escuchando cómo el señor Darcy hablaba de Elizabeth y no sabían cómo reaccionar.
"Sé que mis palabras suenan duras, pero quiero ser honesto con ustedes. Hasta hace unos pocos días, esa era la forma en la que yo veía el mundo, pero gracias a vuestra sobrina he logrado darme cuenta de lo errado que estaba," dijo el señor Darcy con pesar.
Después, el señor Darcy continuó con su historia. Él les explicó a los Gardiner que debido a un problema personal que no podía explicarles, tenía que casarse lo antes posible y que por las vueltas de la vida y el azar, se encontró con Elizabeth. Ella necesitaba un hogar y protección, y ellos hicieron un trato en que se ayudarían mutuamente. "Con Elizabeth, habíamos acordado contarle a nuestras familias sobre nuestra unión a través de cartas una vez hubiésemos llegado a Escocia, pero mi hermana se enfermó gravemente y eso cambió completamente nuestros planes."
"Disculpe, señor Darcy, pero ¿cómo está su hermana?" pregunta la señora Gardiner con preocupación.
"Ella está mucho mejor, y el doctor dice que en unas semanas más estará completamente recuperada. Gracias por preguntar y por su sincera preocupación, señora Gardiner."
"Disculpe, señor Darcy, pero aún no comprendo el propósito de su visita y por qué Lizzy no está aquí con usted," dijo el señor Gardiner enfáticamente.
"Entiendo, señor Gardiner," dijo el señor Darcy y continuó narrando su historia. Él les contó que después de convivir con Elizabeth y ver el cariño y compasión con la que cuidó a su hermana mientras estaba enferma, la admiración que sentía por ella se transformó en un profundo amor.
"Desgraciadamente, señor y señora Gardiner, yo no estuve a la altura de su sobrina y cuando mostró compasión y comprensión, yo mostré orgullo e inflexibilidad. Mientras yo me enamoraba de mi esposa, ella se alejaba de mí por mis acciones injustas y altaneras," explicó el señor Darcy apesadumbrado.
"Señor Darcy, ¿hubo una especie de pelea o desencuentro entre usted y nuestra querida Lizzy?" preguntó la señora Gardiner preocupada.
"Sí, señora Gardiner. De hecho, esa es la razón de mi visita." El señor Darcy les contó a los Gardiner que él había intentado un acercamiento entre él y su esposa, pero que ella lo había rechazado tajantemente. Además les explicó que Elizabeth deseaba la nulidad y estar lo más lejos posible de él. "Como nuestro matrimonio no ha sido consumado, existe una posibilidad de anularlo después de seguir los procedimientos legales correspondientes. Pero la reputación de Elizabeth y la mía se verían dañadas, y como me imagino ustedes saben, la sociedad tiende a ser mucho más severa con las mujeres."
"¿Y usted desea que lo ayudemos a convencer a Lizzy de aceptarlo como su esposo?" preguntó el señor Gardiner disgustado.
"No, quiero que me ayuden a convencerla de no insistir en aquello de la nulidad. Con ustedes como intermediarios, quiero ofrecerle a Elizabeth la posibilidad de vivir separada de mí. En los círculos sociales en los que me muevo, no es poco frecuente que los matrimonios se muestren juntos unas cuantas veces al año en algún evento social importante, y vivan el resto del año de manera independiente. Yo tengo una casa en Londres, mi hacienda en Pemberley y una pequeña hacienda en Escocia. Yo pienso asignarle una generosa mensualidad a Elizabeth y podemos vivir separados. Ella puede invitar a sus hermanas y familia a pasar temporadas con ella, incluso mi propia hermana querrá pasar parte del año con Elizabeth porque se ha encariñado mucho con ella. Esa es la razón por la que he venido, a pedirle humildemente que me ayude a convencer a Elizabeth que no es necesario que arriesgue la reputación de ella y su familia para no estar cerca de mí."
"Disculpe, señor Darcy, pero su oferta es muy generosa y necesito saber por qué está dispuesto a hacer tanto por Lizzy. Usted dice que la ama, pero si ustedes van a vivir alejados, ese amor puede morir. ¿Qué nos asegura que no va a cambiar de opinión en unos años más?" preguntó la señora Gardiner.
"Señora, Elizabeth me ayudó y estuvo a mi lado en uno de los momentos más difíciles de mi vida, y yo jamás voy a olvidarlo. También, soy un hombre honorable y siempre cumplo con mi palabra. Pero además le he pedido a mi procurador que prepare algunos documentos para dejar establecido en documentos legales mis obligaciones con mi esposa y su lugar en mi herencia."
La señora Gardiner quedó impresionada con la firmeza y decisión que hablaba aquel hombre tan joven que parecía mucho mayor por la forma en la que se comportaba. Además notó la mezcla de admiración y tristeza con la que hablaba de Elizabeth. La señora Gardiner pensó que era evidente que él estaba enamorado de su querida sobrina.
"Entiendo, señor Darcy, y le agradezco que haya venido a mi casa a contarme todo lo que ha pasado en la vida de mi querida Lizzy en los últimos meses. Antes de comprometerme a cualquier cosa con usted, yo y mi esposa necesitamos ponernos en contacto con Lizzy y escuchar su versión de los hechos. Después de eso, le prometo que aconsejaré a mi sobrina hacer lo que creo es lo mejor para su futuro," dijo el señor Gardiner tajantemente.
"Comprendo, señor. Le daré la dirección de Pemberley para que pueda ponerse en contacto con Elizabeth. Además, le pediré a mi procurador que le envíe los documentos de los que le hablé para que usted los revise y me diga si cree que debo agregar algo más. Por último, y antes de irme, me gustaría que me aconsejara con respecto a un último tema."
"Lo escucho," dijo el señor Gardiner.
"¿Cree que debo comunicarme con el señor Bennet o debo esperar? Estoy dispuesto a viajar mañana mismo si usted cree que es lo prudente."
El señor Gardiner miró a su esposa y supo que ella pensaba como él. "No, señor Darcy, creo que es mejor que espere unos días. Permítanos comunicarnos con Elizabeth primero. Creo que por el momento es mejor que nadie se entere de vuestro matrimonio."
"Es lo mismo que pensaba yo, pero quería escuchar su opinión."
La señora Gardiner le hizo algunas preguntas más al señor Darcy sobre Elizabeth y su vida en Derbyshire. Además, le comentó que ella era originaria del pueblo de Lambton y hablaron de algunos conocidos que tenían en común.
Después de casi dos horas en casa de los Gardiner, el señor Darcy se marchó, prometiendo volver en unos cuantos días más. Aunque él se sentía agotado, debía hacer una visita más. Él necesitaba hablar con su amigo Bingley y aclarar todo con respecto a Jane Bennet.
Mientras viajaba en el carruaje rumbo a casa de su amigo, el señor Darcy pensaba en los Gardiner. Sin duda alguna, eran una pareja muy bien avenida, de modales impecables y bastante inteligentes. El señor Gardiner se mostró todo el tiempo preocupado por el bienestar de su sobrina, y no hizo ninguna pregunta correspondiente a su patrimonio. Incluso se mostró dispuesto a apoyar a su sobrina si ella deseaba anular el matrimonio, a seguir siendo la esposa de un hombre rico con conexiones con la nobleza.
'Soy un imbécil, el peor de los imbéciles,' pensaba el señor Darcy mientras reflexionaba sobre los Gardiner.
P&P
Elizabeth había salido a caminar por el jardín. Ella necesitaba tomar un poco de aire y hacer algo de ejercicio para poder aclarar sus pensamientos. Ella había pasado casi cuatro días acostada y no soportaba ni un minuto más encerrada en aquella enorme habitación.
Elizabeth recordaba que después de aquella terrible discusión entre ella y el señor Darcy, ella había pasado mucho tiempo al intemperie bajo el frío y la nieve y que su esposo la había llevado de regreso a casa. De allí, tiene recuerdos borrosos, pero tiene la imagen del señor Darcy al lado de su cama diciéndole que lo perdone y que no se preocupe porque todo iba a estar bien. Al día siguiente, cuando se sentía mejor, Georgiana le contó que su hermano tuvo que viajar de emergencia a Londres y que pasaría un tiempo allá.
Elizabeth se sentía muy mal y débil, y sólo despertaba para comer algo y beber agua. Al cuarto día, cuando se sintió con más fuerza, encontró la carta que le dejó su esposo y la leyó inmediatamente. De hecho, la había leído por lo menos unas veinte veces sin saber mucho que hacer con los sentimientos que le provocaba todo lo que había vivido en los últimos meses. Además, él había sido tan sincero en aquella carta y se había disculpado con mucha humildad. 'Tal vez, el señor Darcy no es tan arrogante como yo siempre he pensado.'
Pero lo peor de todo para Elizabeth, era haberse enterado de que George Wickham era el peor canalla que existía en la tierra y que ella había creído todas y cada una de sus mentiras.
'No puedo haber sido tan tonta como para creer todas las mentiras de ese canalla. He acusado al señor Darcy de orgulloso y arrogante, y yo me he comportado de la misma forma. Desde que él hirió mi orgullo, yo estuve dispuesta a asumir lo peor de él,' pensaba Elizabeth mientras caminaba.
"Lizzy, es hora que regreses a casa. Está haciendo mucho frío y todavía tienes un poco de tos," dijo Georgiana muy preocupada.
"Creo que tienes razón, querida. Vamos a la biblioteca, nos sentamos al lado del fuego y leamos algo divertido," dijo Elizabeth.
Georgiana estaba muy preocupada con todo lo que estaba pasando. Ella presentía que su hermano y Elizabeth estaban distanciados y eso la hacía sentirse muy triste. Ella siempre había soñado con tener una hermana y una familia con mucha alegría, y cuando creyó que lo había logrado todo se había desmoronado. Desgraciadamente, Georgiana no podía dejar de pensar que todo era culpa de ella y eso la hacía sentir miserable.
Elizabeth y Georgiana se sentaron junto al fuego de la chimenea e intentaron leer, pese a que ambas tenían mucho en qué pensar. Pero Georgiana sentía que tenía que hacer algo para ayudar a su hermano y Elizabeth y decidió intervenir.
"Lizzy, por favor se honesta conmigo, ¿mi hermano y tú están distanciados por mi culpa?"
"No, querida, no pienses eso. Créeme, tu no tienes nada que ver en esto," dijo Elizabeth.
"Pero es verdad que están distanciados, entonces."
"Sí, Georgiana, pero por otras razones que no tienen nada que ver contigo."
"¿Es algo muy grave que no tiene solución?" preguntó Georgiana muy preocupada.
"Voy a ser honesta, mi querida hermanita, no lo sé. Tu hermano y yo somos muy tercos y obstinados… y ha habido muchas cosas que hemos dicho, que jamás deberíamos haber dicho…"
"Pero ustedes se quieren mucho… Lizzy, si tú vieras cómo mi hermano te mira, y como él sonríe cuando tu estás a su lado. Lizzy, William ha tenido que afrontar tantas cosas en su vida… Cuando mi madre murió, fue él quien tuvo que apoyar a nuestro padre y estar pendiente de mí. Después, cuando nuestro padre murió, él se hizo cargo de la hacienda, de la fortuna y todo lo que conlleva ser Máster de Pemberley. Mientras otros hombres de su edad se divertían y gastaban el dinero de sus padres, William estaba trabajando. Y después, se tuvo que hacer cargo de mí… Lizzy, mi hermano es un buen hombre y te ama, aunque él no siempre sabe expresar lo que siente, yo sé que te ama y estoy convencida que pueden solucionar lo que sea que haya pasado entre ustedes."
Elizabeth sólo le acarició la mejilla a su cuñada y prefirió no decir nada. Ella no podía explicarle todo lo que había ocurrido entre ella y el señor Darcy. Pero sí, estaba de acuerdo en algo con Georgiana, su esposo era un buen hombre y si él estaba dispuesto a dejar mirar la vida de una manera tan arrogante, ella podía intentar conocerlo mejor. Ella sabía que él podía ser ingenioso y divertido cuando se lo proponía. Además era culto y muy inteligente, y desde el primer minuto que lo vio en aquella asamblea, ella pensó que era muy guapo.
"Georgiana, me gustaría viajar a Londres para conversar con tu hermano, pero no quiero dejarte sola. Prometo que regresaré en una semana…"
"Lizzy, ¿qué estás diciendo? Yo quiero viajar contigo, déjame ir contigo por favor."
"Pero querida, no creo que sea conveniente…"
"Lizzy yo estoy bien, y saber que puedo ayudarlos me hace muy feliz. Tú misma me dijiste que no debo quedarme encerrada en mi cuarto por el resto de mi vida sintiéndome culpable. Físicamente estoy bien, y aunque a veces recuerdo lo que me ocurrió, no voy a permitir que ese evento me arruine el resto de mi vida."
"Georgiana, estoy tan orgullosa de ti, mi querida y bella hermanita," dijo Elizabeth y abrazó a su cuñada mientras derramaba algunas lágrimas.
"Lizzy, tengo tanto que agradecerte," dijo Georgiana. Luego, le secó las lágrimas a Elizabeth y agregó, "Tenemos que aprovechar que no ha nevado y que el tiempo no está tan mal. Mañana partiremos rumbo a Londres," dijo Georgiana sonriendo.
"Está bien, mañana mismo viajamos rumbo a Londres," dijo Elizabeth sonriendo.
P&P
Louisa y Caroline habían visitado dos veces a Jane y la habían invitado varias veces a tomar el té con ella. Incluso la había invitado a ir de compras con ellas y le había regalado un hermoso par de guantes de seda, como muestra de amistad y aprecio. El señor Bingley siempre le preguntaba sobre el comportamiento de sus hermanas, pero ella no tenía quejas al respecto. Sin duda alguna, las hermanas Bingley habían logrado que Jane bajara la guardia y estaban listas para dar su primer zarpazo.
"Jane, querida, ese color se te ve tan bien. Aunque debo decir que a una señorita tan guapa como tú, todo se le ve bien," dijo Louisa.
"¿Fue Charles quien te regaló ese pañuelo? Se ve muy elegante," preguntó Caroline.
"No, me lo regaló la señora Lewis," replicó Jane. A tía Amanda le gustaba mucho la sobrina de su amiga Madeline, y deseaba poder verla casada con Charles algún día.
"Tía Amanda siempre ha tenido un gusto exquisito para esas cosas," dijo Louisa, pero prefirió no agregar nada más porque a Caroline no le gustaba hablar de su tía.
"Louisa, sabes que ayer me encontré con Felicity y me dijo que hace muchos días que no veía a la señorita Spencer. Al parecer está muy triste después de que Charles de un día para otro dejó de visitarla.
"Es que ella estaba muy ilusionada, pero ya sabes como es nuestro hermano. Querida Jane, Charles siempre se mete en problemas por lo mismo. Conoce a una chica bonita, muestra desmesurado interés en ella frente a todo el mundo, y después de un día para otro cambia de opinión y se olvida de todo lo que ha hecho," dijo Louisa y miró a Caroline para que ella continuara.
"Charles siempre ha sido muy inconstante, por eso yo nunca tomo en serio nada de lo que dice o hace. Espero que algún día madure porque ya casi tiene veinticinco años y no puede seguir comportándose como un niño y herir los sentimientos de otras personas como si todo fuera un juego," agregó Caroline con pretendida preocupación.
"Mi querida Jane, desde que Charles tiene quince años ha sido igual. Pero por favor, no vayas a pensar que nuestro hermano es malo. Él es un buen hombre, es sólo que es tan inmaduro," agregó Louisa.
"No… se preocupe, señora Hurst. Si me disculpan, creo que es hora de que me vaya," dijo Jane muy nerviosa.
"¿Tan pronto, querida? Sabes que nos encanta que pases la tarde con nosotras," dijo Caroline y le sonrió a Louisa.
"Es que mi tía me necesita en casa," dijo Jane. Ella no se sentía bien y deseaba irse a casa para poder pensar. En ese momento su cabeza le daba vueltas y se había llenado de dudas.
"Entendemos, querida, pero prométenos que vendrás el día después de mañana. Tenemos muchas ganas de presentarte a nuestras amigas," dijo Caroline.
Luego llamó al mayordomo para que le avisara al cochero que debían llevar a la señorita Bennet a su casa. En cuanto Jane dejó el cuarto, ambas hermanas comenzaron a reírse.
"Louisa, creo que somos las mejores actrices de todo Londres," dijo Caroline.
"Debo confesarte que me dio un poco de pena, pero Jane se lo ha buscado por seguir persiguiendo a nuestro hermano."
"Debemos seguir así, sembrando la semilla de la discordia y la desconfianza hasta lograr lo que deseamos," dijo Caroline más seria.
Las dos hermanas siguieron complotando en contra de su hermano y el señor Bingley mientras Jane salía de la casa, casi sin poder aguantar las lágrimas.
P&P
El señor Darcy descendió de su carruaje en frente de la puerta principal de la casa de los Hurst y vio a Jane saliendo de la casa. Entonces, aprovechó la oportunidad para acercarse a ella.
"Señorita Bennet, no sabe el gusto que me da verla."
"Señor Darcy," dijo Jane muy sorprendida. "El gusto es mío, señor."
"Disculpe mi atrevimiento, pero me gustaría hablar con usted, pero este no es ni el lugar ni el momento. Sé que se está alojando en casa de su tío Gardiner, y me gustaría saber si puedo hacerle una visita mañana en la mañana."
"No sé, señor, yo…"
"Hoy estuve en casa de su tío y hablé con ellos. Me imagino que ellos le contarán sobre nuestra conversación. Necesito hablar con usted sobre Eliza… la señorita Elizabeth." Al ver la cara de preocupación de Jane decidió aclarar. "Ella… Está bien, está en Pemberley con mi hermana Georgiana."
"Entiendo, señor. Lo estaré esperando mañana, entonces," dijo Jane. Ella pensó que tal vez Elisabeth estaba trabajando como dama de compañía de Georgiana Darcy.
"Señorita Bennet, una cosa más antes de que se vaya… Cuando la vi salir, noté que estaba muy triste. Señorita Bennet, yo no puedo explicar o dar razones en este momento, pero por favor créame cuando le digo que no debe confiar en las hermanas de Bingley."
Jane miró al señor Darcy muy confundida y sólo se limitó a asentir. Hace unos minutos estaba pensando en el señor Bingley y si podía confiar en él, pero ahora todos sus pensamientos estaban dedicados a su hermana. "El carruaje me está esperando, mañana tendremos tiempo de conversar, señor Darcy. Hasta pronto," dijo Jane.
"Hasta pronto, señorita Bennet."
Jane subió al carruaje y partió rumbo a Cheapside mientras el señor Darcy ingresaba a la casa de los Hurst.
En cuanto Caroline vio al señor Darcy entrar al salón, se le olvidó la tonta de Jane y el ridículo de su hermano. "Oh señor Darcy, no sabe el gusto que nos da verlo, por favor pase."
"Señora Hurst, señorita Bingley, muy buenas tardes. He venido porque necesito conversar con Bingley, podrían avisarle que estoy aquí."
Louisa y Caroline sonrieron y pensaron lo mismo. El señor Darcy era el único que podía ayudarlas a alejar a Jane Bennet de su hermano y pensaban solicitarle su asistencia para resolver de una vez por todas ese incómodo problema.
P&P
Gracias a todos los que siguen la historia y dejan comentarios de apoyo. Disculpen por lo largo del capítulo, pero a veces me quedo pegada en algunas ideas y escribo más de la cuenta :)
Lamentablemente el sitio de FF sigue igual. Recibí un mensaje que dice "Email Delivery Problem Report" hice todo lo que me pidieron, sin embargo sigo sin recibir notificaciones. Me temo que este lugar muy pronto no va a funcionar y me pregunto dónde podré seguir escribiendo. Cuando intenté AO3 no me gustó, y no podría escribir allí nunca. En fin, esperemos que se arregle o nos quedaremos sin un lugar para compartir nuestras historias.
Finalmente quiero que sepan que esta historia no está editada, que escribo sin parar hasta que termino el capítulo. Pienso traducirla al inglés en el futuro, y allí pienso añadir o quitar cosas para que la historia tenga mejor ritmo.
En el próximo capítulo, los hermanos Carter lograrán infiltrar el círculo de Wickham. El señor Darcy hablará con su amigo Bingley y Elizabeth y el señor Darcy hablarán sinceramente y sin prejuicios.
¡Nos vemos pronto!
Saludos,
Yo
