Capítulo 15

Caroline estaba tan feliz de ver al hombre de sus sueños que no sabía bien qué hacer. Por una parte quería contarle todo lo que había pasado con su hermano y solicitar su ayuda, pero por otra parte quería hablar de temas más personales, preguntarle cómo estaba e invitarlo a cenar para poder conversar de las muchas cosas que tenían en común.

Como Louisa conocía a su hermana, prefirió intervenir antes que ella empezara a hablar de manera incesante sobre Pemberley y lo maravillosa que era la señorita Darcy.

"Es un gusto verlo nuevamente y recibirlo en nuestra casa, señor Darcy. Estamos pasando por una situación muy difícil con Charles, de hecho, él ni siquiera vive en esta casa. Prefirió mudarse a casa de nuestra tía para evitar tener que escuchar todo lo que tenemos que decirle," dijo Louisa con voz de preocupación.

Caroline comprendió que debía pensar en lo importante y dejar sus asuntos personales para otra ocasión. Por eso, apoyó a su hermana en solicitar la ayuda del mejor amigo de su hermano. "Señor Darcy, Jane Bennet apareció nuevamente en la vida de Charles, y me temo que esta vez logrará su objetivo. Él no nos escucha y ya no sabemos qué decirle o qué hacer para que entre en razón. Necesitamos su ayuda, señor Darcy," dijo Caroline.

El señor Darcy creyó comprender la razón por la cual su cuñada estaba tan afligida. Seguramente esas dos brujas estaban intentando separarla de su hermano de cualquier forma. "Disculpen, pero cómo es que la señorita Bennet se puso en contacto con vuestro hermano. Hace un rato la vi saliendo de esta casa por lo que asumo que ustedes han retomado la amistad con ella."

"Por favor, señor Darcy, siéntese y déjeme que le cuente todo lo que ha pasado," dijo Louisa. Una vez que todos estuvieron cómodamente sentados, ella comenzó su relato. Entonces, le contó al señor Darcy que la esposa del tío comerciante de Jane conocía a su tía Amanda y que la mala fortuna había hecho que ambos se encontraran en una reunión social en casa de los Lewis. "Me imagino que Jane Bennet, ayudada por su tía, hizo todo lo posible para conseguir que Jane volviera a caer en sus garras."

"Desgraciadamente nuestra tía se casó con un hombre que mantiene estrechas relaciones con comerciantes. Por eso nosotras no somos cercanas con esa parte de la familia, pero como usted sabe señor Darcy, Charles tiene la mala costumbre de mezclarse con gente muy por debajo de su estatus." Caroline no quería que el señor Darcy pensara que ellas mantenían contacto estrecho con aquella parte de la familia.

"Por lo que me han contado, debo deducir que no fue la señorita Bennet quien vino en busca de Bingley. Entonces, ¿cómo es que ella las visita a ustedes en vuestra casa?"

"Es que no tuvimos más remedio que acercarnos a ella para poder mantenerla vigilada. Entonces fuimos una vez a verla a Cheapside, y por supuesto la invitamos a nuestra casa porque no deseamos tener que ir a ese lugar nunca más," dijo Caroline disgustada.

"Por lo que me han contado, debo concluir que la señorita Bennet no ha sido la que ha buscado un acercamiento con ustedes o Bingley sino más bien lo opuesto ha acontecido."

"Bueno, sí, pero eso no cambia en nada que ella no sea la mujer apropiada para nuestro hermano. Por eso, señor Darcy, le rogamos que nos ayude en este asunto porque sabemos que Charles siempre escucha sus consejos," dijo Caroline sorprendida. Ella no entendía la forma en la que se estaba comportando el amigo de su hermano.

"Lo siento, pero me temo que no puedo ayudarles en esta ocasión," dijo el señor Darcy tajantemente.

"¿Por qué no?" preguntó Caroline y miró a Louisa tratando de encontrar alguna explicación.

"Porque vuestro hermano es un hombre adulto que debe tomar sus propias decisiones. Pero además, tengo razones personales de las que no puedo hablar en este momento, y por las cuales debo mantenerme neutral en este asunto. Bingley tendrá que decidir qué hacer con su vida y asumir las consecuencias que sus acciones puedan provocar en él o su familia. Bueno, si me disculpan, es hora de irme, pero antes de hacerlo, ¿me pueden proporcionar la dirección de la señora Lewis? Necesito hablar con Bingley lo antes posible," dijo el señor Darcy.

Louisa y Caroline estaban furiosas, pero ellas jamás serían capaces de enfrentarse o contradecir al señor Darcy, por lo que no les quedó más remedio que resignarse. Ellas le proporcionaron la dirección de tía Amanda, y luego se despidieron sonriendo y diciéndole lo mucho que extrañaban a Georgiana.

Una vez que el señor Darcy se retiró, Louisa fue a conversar con su esposo. Ella estaba un poco preocupada porque lo veía cada vez más distante y casi no pasaba tiempo con ella. Además, en su última visita a casa de sus suegros, ellos la habían tratado cordial pero fríamente. Algo estaba pasando y ella necesitaba averiguar qué era.

Cuando el señor Darcy dejó la casa de los Hurst, se dio cuenta que era demasiado tarde para una visita social. Él jamás había conocido a la tía de su amigo y no deseaba ser inoportuno. Además, él tenía cosas importantes que discutir con él y no estaba seguro que en casa de los Lewis tendrían un lugar para conversar a solas. Por eso decidió que cuando llegara a casa le enviaría una nota pidiéndole que fuera a verlo a su casa. En su estudio tendrían la calma y privacidad para hablar sin que nadie los interrumpiera.

P&P

Jane no había dormido bien pensando en todo lo que estaba pasando. Aunque se sentía un poco insegura con respecto al señor Bingley, el día anterior él la había visitado y había sido muy cariñoso.

Sin embargo, gran parte de la preocupación de Jane era por su querida hermana. Tío y tía Gardiner le habían contado parte de la historia que el señor Darcy les había narrado, y ella estaba al tanto de que Elizabeth era la flamante nueva señora Darcy. Ella tenía tantas preguntas, pero no deseaba agobiar a los Gardiner con preguntas que no podrían responder. Por eso, ella estaba esperando impacientemente la visita del señor Darcy y escribiendo una carta para su querida hermana.

Afortunadamente y tal como le había dicho, el señor Darcy llegó temprano a casa de los Gardiner y ella pudo escuchar su relato de los hechos.

"Le agradezco señor Darcy que haya tomado la molestia de venir a conversar conmigo," dijo Jane un poco nerviosa.

"Soy yo quien tiene que agradecerle que me haya recibido. Me imagino que su tío le contó lo que habíamos conversado ayer y me gustaría poder responder a sus dudas antes de explicarle mis razones para venir a visitarla," dijo el señor Darcy y se sentó al frente de Jane.

"Me gustaría que me contara cómo está Lizzy, si ella está bien," dijo Jane con voz temblorosa. A ella le afligía mucho pensar que su hermana estuviera sufriendo.

"Ella está bien, está en mi hacienda con mi hermana. Ellas se han hecho buenas amigas, y bueno, ahora que yo estoy acá en Londres, creo que ella está más tranquila," dijo el señor Darcy con resignación. Luego le contó algunas cosas más sobre la vida de Elizabeth en Pemberley. Jane le dio a entender que los Gardiner le habían contado lo que había pasado entre él y Elizabeth por lo que prefirió no entrar en mayores detalles.

Jane escuchó atentamente y sólo cuando el señor Darcy terminó de hablar, ella se atrevió a hacer una pregunta sobre algo que era muy importante para ella. "Señor Darcy, le ruego que me disculpe si mi pregunta suena impertinente, pero me gustaría saber si usted ama sinceramente a mi hermana." Jane no pudo evitar ruborizarse, pero no bajó la mirada.

El señor Darcy sonrió, pero con una sonrisa triste y melancólica. "Sí, señorita Bennet, yo amo a su hermana, creo que desde mucho antes que me atreví a admitirlo. Pero, sé que ella no siente lo mismo por mí, sino más bien lo contrario, y como le dije a su tío, no quiero imponer mi presencia a Elizabeth. Quiero dejar eso bien en claro para que ustedes puedan estar seguros de que ella podrá tener una vida plena y en paz."

"Señor Darcy, si usted quiere a mi hermana, creo que debería intentar luchar por su cariño. No se dé por vencido tan fácilmente, presiento que usted no le es tan indiferente a mi hermana como usted lo cree."

"Señorita Bennet, yo creo que usted no sabe…" intentó decir el señor Darcy, pero Jane lo interrumpió.

"Señor Darcy, creo que hay algunas cosas que usted debe saber sobre mi hermana que son muy importantes para que comprenda un poco más su forma de actuar. Aquel día de la asamblea cuando lo vimos por primera vez, mi hermana pensó que usted era un hombre distinguido y guapo, incluso creo que ella no habría juzgado tan duro su forma de actuar de no haber sido por aquel insulto que ella escuchó. Usted dijo que ella no era lo suficientemente bonita para bailar con usted, no sé si lo recuerda."

"Claro que lo recuerdo, y me disculpé con Elizabeth en más de una oportunidad. Sé que actué de una forma abominable, pero nunca pensé que ella podría estarme escuchando."

"Mi madre siempre ha comparado a Elizabeth conmigo. Desde que somos pequeñas Lizzy ha escuchado a mi madre decir que ella no es tan bonita como yo, que es demasiado rebelde y perdía su tiempo aprendiendo cosas que no son importantes para una mujer. Mi madre nunca pudo comprender que mi hermana es una mujer inteligente que aspira a algo más que tener una casa o vestidos a la moda. Cuando usted dijo aquello, la hirió profundamente porque ella sabía que usted era un caballero al que ella algún día podría llegar a admirar."

El señor Darcy se quedó en silencio procesando lo que Jane le había dicho. Efectivamente, una vez más su estúpido orgullo y desdén por los sentimientos de otros, le habían generado problemas.

"Señor Darcy, yo soy bastante observadora. Muchas veces prefiero escuchar a hablar, y bueno, mientras uno escucha puede fijarse en detalles y en cosas que usualmente pasan por alto a otras personas. Cuando estuvimos en Netherfield, aquella velada que yo pude cenar con ustedes, yo me di cuenta de cómo usted miraba a mi hermana, y cómo ella intentaba rebatir cada una de las cosas que usted decía para demostrarle que su opinión no le importaba. Incluso, Charlotte una vez le insinuó que usted la miraba con mucho interés, y ella inmediatamente lo negó de una forma muy categórica. Por eso estoy convencida que usted nunca le ha sido indiferente y creo que si tiene paciencia, las cosas se podrán arreglar entre ustedes."

El señor Darcy pensó en lo que le había dicho Jane, y no pudo evitar tener un poco de esperanza. Tal vez en un tiempo más, él tendría la valentía para enfrentar a Elizabeth y pedirle disculpas en persona y no a través de una carta. Por el momento, él sabía que lo mejor era permanecer lo más alejado posible de ella.

"Gracias señorita Bennet por haberme contado todo esto. Me ha ayudado mucho a comprender un poco mejor a mi esposa. Bueno, ahora me gustaría explicarle la razón de mi visita, que tiene más de un objetivo. El primero, es pedirle sinceras disculpas por haberme entrometido en sus asuntos personales y haber dicho y asumido cosas sobre usted sin siquiera conocerla." Cuando el señor Darcy vio la cara perpleja de Jane, decidió contarle como había aconsejado a su amigo de alejarse de ella.

Jane quedó muy impresionada ante tamaña confesión pero agradeció la sinceridad. "Todos cometemos errores, señor Darcy, por favor no se preocupe más por eso, que ya no es importante. El señor Bingley y yo hemos retomado nuestra amistad… y bueno, el destino dirá…"

"Disculpe, señorita Bennet, pero ¿hay algo que la haga dudar? Ayer la vi muy triste y asumo que las hermanas de Bingley le dijeron algo, ¿o me equivoco?"

"No señor, no se equivoca," dijo Jane. Luego le contó al señor lo que le habían dicho Louisa y Caroline sobre la señorita Spencer y aprovechó de hacerle una pregunta. "Señor Darcy, es cierto que el señor Bingley suele comportarse así? ¿Qué suele enamorarse y desenamorarse con tanta facilidad?"

El señor Darcy pensó un poco antes de contestar, y eso hizo que Jane se sintiera aún más insegura. Tal vez lo que Louisa y Caroline le habían dicho no estaba tan alejado de la realidad.

"Bingley siempre ha sido un hombre sociable y ha establecido amistad con muchas personas, incluyendo damas. Pero ante todo, él es un hombre honorable y me cuesta creer que le haya hecho promesas a una señorita para luego no cumplirlas." Al señor Darcy no le gustaba mentir y creía que lo que le dijo a Jane era lo más cercano a la realidad.

"Entiendo, muchas gracias, señor Darcy," dijo Jane no muy convencida.

Para evitar que su cuñada se entristeciera, el señor Darcy le habló sobre la otra razón por la que deseaba hablar con ella. "Señorita Bennet, si usted lo desea, yo puedo poner a su disposición uno de mis carruajes para que usted pueda viajar a Pemberley a pasar una temporada con Elizabeth. Sé que ella estará feliz de verla y le hará muy bien su compañía."

"Me encantaría, señor Darcy. Tengo tantas ganas de ver a Elizabeth, muchas gracias por su generosa oferta," dijo Jane muy emocionada. Ella necesitaba tanto estar con su hermana y salir de Londres le ayudaría a pensar mejor sobre lo que deseaba para su futuro.

"Entonces, señorita Bennet, hable con su tío para poder planificar todos los pormenores del viaje. Finalmente, me gustaría que me ayudara a convencer a Elizabeth de aceptar mi ayuda para su familia. He estado pensando en que sería una buena idea contratar a una institutriz para ayudar con la educación de vuestras hermanas menores."

"Hablaré con Elizabeth y creo que podemos llegar a un acuerdo en un tema tan delicado como este," dijo Jane.

El señor Darcy y Jane conversaron por más de una hora y ambos quedaron contentos de haberse conocido un poco mejor. El señor Darcy prometió volver en dos días más para hablar con el señor Gardiner del viaje a Pemberley y Jane volvió a agradecer su generosidad.

El señor Darcy se despidió de Jane y se fue a su casa. Él deseaba conversar con su amigo Bingley y aclarar unas cuantas cosas con él.

P&P

El señor Darcy había logrado dormir profundamente después de pasar muchas noches en vela abrumado por la culpa y la tristeza. La conversación con Jane Bennet le había permitido darse la oportunidad de soñar que tal vez no todo estaba perdido. Pero además, él tenía muchos problemas que resolver, entre ellos hablar con su tío, escribirle a Lady Catherine para notificarle sobre su boda y hablar con el señor Bennet. Él llevaba casi una semana en Londres y había permanecido encerrado en su casa meditando cómo afrontar el futuro.

El señor Darcy estaba acostumbrado a estar solo, y la soledad jamás le había incomodado, hasta ahora. Él extrañaba tanto a Elizabeth porque se había acostumbrado a su presencia, a su melodiosa voz y a la forma en cómo siempre lo hacía reír y sentir feliz. Desgraciadamente, él sabía que debía tener paciencia hasta que Elizabeth estuviera preparada para soportar su presencia. Él quería poder demostrarle, que por ella, estaba dispuesto a ser un mejor hombre, uno que fuera digno de ella.

Elizabeth y Georgiana habían tenido mucha suerte porque sólo cuando estaban cerca de casa, se había puesto a llover. El viaje fue sin muchos inconvenientes, y al tercer día de haber dejado Pemberley, llegaron a Casa Darcy.

El señor Darcy había escrito tres cartas para Lady Catherine y las había arrojado al fuego. Él sabía que debía contarle la noticia de su boda con Elizabeth de una forma que no le quedaran dudas de que nada podía hacer para interferir en su vida.

Cuando estaba empezando su cuarto intento de carta, escuchó que alguien había llegado a casa. Él le había dicho al mayordomo que no deseaba recibir visitas por lo que asumió que eran empleados trabajando. Pero cuando la conmoción continuó, decidió ir a cerciorarse que todo estaba bien.

"Georgiana, Elizabeth, ¿qué están haciendo aquí? ¿Cómo llegaron a Londres? Lo siento, pero van a tener que explicarme por qué decidieron…"

"William, antes que continúes reprendiéndonos, déjame decirte que viajamos acompañadas por nuestras doncellas, el cochero y dos lacayos. Además, no quedamos en las posadas de siempre y no tuvimos ningún inconveniente en el camino," dijo Georgiana mirando a su hermano para que comprendiera que eso no era lo importante en ese momento. "Si sigues hablando de esa manera, Lizzy y yo vamos a pensar que no estás feliz de que hayamos venido a Londres."

El señor Darcy comprendió lo que su hermana le estaba tratando de decir, y al ver lo incómoda que estaba Elizabeth, decidió ocultar su preocupación y hablar de este tema más tarde. "Tienes razón Georgie, creo que es mejor que resolvamos este asunto después. La verdad es que estoy muy feliz de verlas, el hecho que estén aquí significa mucho para mí," dijo el señor Darcy mirando a Elizabeth.

Elizabeth se puso muy nerviosa porque se sentía un poco incómoda, pero no quería sonar ruda por lo que prefirió cambiar el tono de la conversación. "Su casa es muy bonita, señor Darcy."

"Nuestra casa, señora Darcy. Me imagino que deben estar un poco cansadas, Georgie, yo le mostraré su habitación a las señora Darcy y le pediré a la señora Smith que se encargue de todo," dijo el señor Darcy y le ofreció su brazo a su esposa.

"Me parece muy bien, querido hermano. Yo iré a mi habitación a descansar y nos veremos más tarde a la hora de la cena," dijo Georgiana y subió corriendo las escaleras rumbo a su habitación.

El señor Darcy acompañó a Elizabeth hasta la habitación de la señora de la casa. Además, le explicó algunas cosas sobre la historia de la casa y la decoración. Él estaba muy nervioso, pero no pensaba cometer nuevamente el error de quedarse callado y hacer sentir a Elizabeth que la estaba ignorando.

Cuando finalmente llegó a la puerta de la habitación, le dijo nuevamente con mucha emoción. "Señora Darcy, por favor no tenga duda alguna de que estoy muy feliz de verla."

"Gracias… yo… yo vine porque creo que debemos conversar e intentar resolver nuestras diferencias." Elizabeth estaba tan nerviosa que se sentía como una niña tonta que no sabía qué decir.

"Entiendo, pero ya habrá tiempo para aquello. Ahora, señora Darcy, la dejaré para que se refresque y pueda descansar. Más tarde, vendré a buscarte para presentarte como mi esposa al personal de la casa."

El señor Darcy se retiró e inmediatamente fue a hablar con el mayordomo y la ama de llaves. Ellos sabían que él se había casado recientemente, pero por discreción y respeto habían preferido no hacer preguntas. Además, ellos sabían que la señorita Darcy había estado muy enferma y asumieron que eso había hecho que los recién casados no tuvieran una boda como correspondía.

Una hora más tarde, el señor Darcy presentó a su esposa y todos los empleados quedaron sorprendidos al ver como su serio patrón parecía ser otro cuando miraba a su esposa. Él sonreía y se veía tan feliz, que nadie dudó que él se había casado por amor.

Después Elizabeth, Georgiana y el señor Darcy cenaron juntos en el comedor pequeño de la casa. La cocinera había preparado un estofado delicioso y varias tartas para darle la bienvenida a su nueva patrona. Durante la cena, no hablaron de nada importante. Elizabeth y Georgiana le contaron al señor Darcy sobre el viaje y lo frío que había estado el tiempo, pero que no había ni llovido ni nevado.

Después de cenar, Georgiana se excusó diciendo que estaba muy cansada, aunque en realidad quería darle a su hermano la posibilidad de estar a solas con Elizabeth. Ella presentía que tenía mucho de qué hablar.

"Elizabeth, si no estás muy cansada, te gustaría acompañarme a la biblioteca. Frente a la chimenea hay dos sillas muy confortables, nos podemos sentar allí a conversar. Pero si estás muy cansada, podemos hablar mañana. En estos días que estuve en Londres aproveché para conversar con los Gardiner y tu hermana."

"No estoy tan cansada, creo que es mejor que conversemos ahora," dijo Elizabeth y acompañó a su esposo hasta la biblioteca. Ella estaba muy curiosa por saber sobre la conversación que su esposo había tenido con Jane y su tío y tía.

Elizabeth se acomodó en la silla frente al fuego y escuchó atentamente al señor Darcy. "Elizabeth, quiero que sepas que todo lo que le dije a tu tío es cierto… Yo quiero protegerte y que vivas tranquila… ahora si tu crees que mi presencia no es…"

"Señor Darcy, sé que he sido muy injusta y te he juzgado severamente, incluso por cosas que jamás hiciste. Por eso, quiero pedirte mis sinceras disculpas. Estoy tan confundida, pero quiero conocerte mejor dejando todos los prejuicios atrás, y tal vez…"

"Me parece una excelente idea, Elizabeth. Sólo quiero pedirte un favor, por favor no me llames señor Darcy, llámame William, como lo hace Georgiana.

"Está bien, William."

"Creo que mañana debes mandarle una nota a tu hermana. Yo le había ofrecido uno de mis carruajes para que viajara a Pemberley y pudiera escuchar de tus propios labios que estás bien. Ella estaba muy preocupada por ti y tiene muchos deseos de verte y conversar contigo."

"Mi querida Jane, yo también quiero verla. ¿Está bien si la invito a ella y a mi tía mañana?"

"Elizabeth, esta es tu casa, no tienes que pedirme permiso para invitar a tu familia."

"Gracias, William."

El señor Darcy le contó a Elizabeth que había visto a Jane saliendo de casa de los Hurst y que Jane y el señor Bingley habían retomado su amistad. "Ellos se reencontraron en casa de la tía de Bingley, que resultó ser una buena amiga de la señora Gardiner. Bingley la visita frecuentemente y tu hermana ha retomado la amistad con la señora Hurst y la señorita Bingley."

"Me alegro que ellos tengan la oportunidad de pasar tiempo juntos y retomar su amistad, aunque debo confesarte que no confío en las hermanas del señor Bingley."

"Haces bien. Ellas siempre han aspirado a que Charles se case con una mujer de los primeros círculos."

"Aunque debo reconocer que ellas siempre fueron amables con Jane. Bueno, conmigo también lo fueron hasta que de un día para otro cambiaron su actitud. Principalmente la señorita Bingley que siempre me llama Eliza en un tono de desprecio, especialmente aquellos días que pasé en Netherfield."

"Creo que yo soy el culpable de ese cambio de actitud," dijo el señor Darcy sonriendo.

"¿Tú? ¿Por qué?" preguntó Elizabeth divertida.

"¿Recuerdas la fiesta en casa de Sir William Lucas cuando te pedí que bailaras conmigo?"

"Claro que sí. Yo sabía que tu intención era burlarte de mí y por eso te dije que no," respondió Elizabeth riendo.

"Te equivocas, yo realmente quería bailar contigo para que pudiéramos conversar, pero ya discutiremos este tema en otra ocasión. Aquella velada, la señorita Bingley me pilló distraído y cuando me preguntó lo que estaba pensando, sin dudarlo se lo dije y creo que mi respuesta no le agradó."

"¿Y qué tengo yo que ver con ese asunto, William?"

"Porque mi respuesta se relacionaba contigo."

"¿Conmigo? Bueno, vas a decirme lo que le dijiste a Caroline o vas a seguir dándole vueltas al asunto," dijo Elizabeth.

"Le dije que estaba meditando sobre el gran placer que pueden proporcionar un par de hermosos ojos en el rostro de una mujer bonita. Entonces ella me preguntó de quién eran aquellos ojos, y yo le respondí que de la señorita Elizabeth Bennet."

Elizabeth quedó muy impresionada y preguntó inmediatamente. "¿Por qué le dijiste eso a Caroline?"

"Porque era lo que estaba pensando en el momento, y porque es lo que pienso de ti desde hace mucho tiempo," dijo el señor Darcy. Pero cuando vio a Elizabeth incómoda agregó, "y esa es la razón de tanto resentimiento de Caroline hacia ti."

"¿Ella está enamorada de ti? Recuerdo muy bien como siempre intentaba estar cerca tuyo y llamar tu atención.

"Son tantas las mujeres como ella que se 'han enamorado' de mí, que la verdad no hace ninguna diferencia para mí."

"William, nunca te han dicho que eres extremadamente vanidoso," dijo Elizabeth entre divertida y enojada.

"Fitzwilliam siempre me lo dice, pero si soy sincero, por mucho tiempo he sido un engreído vanidoso. Por eso pensé que tu estabas enamorada de mí y estabas esperando a que te confesara mi amor. Por eso fue que te hablé tan duro y sin tener en consideración tus sentimientos. Yo no podía siquiera imaginar que me rechazarías."

Elizabeth no pudo evitar reír ante tamaña confesión. "Es que tu ego es aún más grande de lo que pensaba. ¿En serio tenías una opinión tan alta de ti mismo?"

"Ahí es donde usted y muchos, mi querida señora Darcy, se equivocan. Si yo realmente hubiera tenido una opinión tan alta de mi mismo hubiera sucumbido a los encantos de muchas señoritas que como Caroline, sólo me adulaban. Yo siempre supe que a todas esas mujeres lo que realmente les importaba era Pemberley, esta casa y mi cuenta bancaria. Por eso me enamoré de ti, Elizabeth. Tú fuiste la primera mujer que vio más allá de mi fortuna y rango, y nunca tuviste problemas en decirme lo que pensabas de mí."

"O sea que tu pensabas que porque eras el Máster de Pemberley, yo debía caer rendida a tus pies y agradecerle a los Dioses del Olimpo por tamaña suerte," dijo Elizabeth riendo. De esa forma, ella lograba enmascarar su nerviosismo.

"Exactamente, aunque ahora que conoces Pemberley y Casa Darcy no puedes negar que me agrega cierto encanto," dijo el señor Darcy bromeando.

"Si lo pienso bien, creo que el que seas el dueño de Pemberley te quita un poco lo pomposo, y Casa Darcy te hace ver menos severo." Elizabeth se sentía mucho más relajada bromeando con el señor Darcy.

"Como ahora tu eres la señora de Pemberley, digamos que te hará ver menos obstinada y hasta simpática e ingeniosa."

"Lo siento, William, pero yo siempre he sido muy simpática e ingeniosa, y eso tienes que admitirlo quieras o no."

"Lo admito sin chistar. ¿Y qué dices sobre lo de ser testaruda?"

"Creo que tengo un poco de sueño y es mejor que me vaya a dormir," dijo Elizabeth fingiendo que bostezaba.

"Veo que no niega que es un poco testaruda, señora Darcy, por lo que creo que no tengo nada más que decir al respecto," dijo el señor Darcy también riendo. Él estaba tan feliz que hubiera seguido conversando por horas con Elizabeth.

"Antes de irme a descansar, William, quiero agradecerte por todo lo que me dijiste en aquella carta y pedirte una vez más disculpas por alguna vez haber creído las mentiras de ese canalla," dijo Elizabeth. Ella se había puesto de pie y pensaba retirarse a descansar.

"¿Qué te parece si nos olvidamos de todo aquello y comenzamos de cero. Eso ya no importa, yo cometí tantos errores pero tengo las ganas y el deseo de poder…"

"Tienes razón, William. Yo también deseo lo mismo," dijo Elizabeth.

El señor Darcy le tomó la mano a su esposa y la besó suavemente. Después, le acarició levemente la mejilla con su mano izquierda, hasta que vio como Elizabeth se ruborizaba. "Buenas noches, Elizabeth. Espero que descanses muy bien esta noche, y espero podamos desayunar juntos."

"Buenas noches, William. Nos vemos a la hora del desayuno," dijo Elizabeth. Ella salió de la biblioteca y no pudo evitar subir las escaleras que llevaban a su habitación corriendo. Ella se sentía extrañamente feliz y sentía que el futuro le deparaba cosas maravillosas por descubrir.

Por su parte, el señor Darcy permaneció una hora más en la biblioteca bebiendo una copa de brandy mientras miraba al fuego. 'Elizabeth, mi amada Elizabeth, te prometo que esta vez no te fallaré.'

P&P

El señor Bingley había estado postergando la visita a su amigo Darcy porque sabía lo que él iba a decirme. Él se enteró que había visitado a sus hermanas unos días atrás, y probablemente ellas le habían pedido que lo convenciera de alejarse de Jane Bennet. Pero esta vez, él no estaba dispuesto a darles en el gusto, y pese a que no le gustaba la idea de distanciarse de su amigos, estaba dispuesto a hacerlo si él insistía.

El señor Darcy estaba feliz escribiendo la carta a su tía en Kent. Él había desayunado con Elizabeth y se sentía lleno de energías para enfrentar todos los obstáculos, incluyendo a Lady Catherine de Bourgh.

El mayordomo no anunció al señor Bingley porque el señor Darcy le había dicho que si venía a casa, lo hiciera pasar inmediatamente.

"Bingley, qué bueno verte. Necesito conversar contigo de algo urgente," dijo el señor Darcy haciendo pasar a su amigo.

"Me imagino de qué es, y me temo que esta vez no podré seguir tu consejo," dijo el señor Bingley muy serio.

Entonces, el señor Darcy decidió ir directo al punto. "Bingley, quiero saber cuáles son las intenciones con la señorita Bennet."

"Perdón, Darcy, pero yo no tengo por qué responder a esa pregunta. Tú no tienes derecho a inmiscuirte en mis asuntos personales," respondió el señor Bingley desafiantemente.

"Te equivocas, tengo todo el derecho del mundo a hacerte esa pregunta y a demandar una respuesta," replicó el señor Darcy muy serio.

"¿Sí? ¿Y por qué?" preguntó el señor Bingley enojado.

"Porque la señorita Jane Bennet es la hermana más querida de mi esposa, la señora Elizabeth Darcy," dijo el señor Darcy, y no pudo evitar sonreír al ver la cara atónita de su amigo.

P&P

Muchas gracias a todos los que dejan comentarios y siguen la historia con entusiasmo. Nuevamente, creo me extendí más de la cuenta y me salió el capítulo más largo de lo planeado :)

Espero sinceramente que FF no desaparezca porque quiero terminar esta historia y poder compartirla con ustedes. Realmente les agradezco a quienes comentan porque es la única forma que tengo de saber que hay alguien leyéndola.

En el próximo capítulo los hermanos Carter se enterarán de algunas cosas interesantes. Además, el señor Bingley tendrá una interesante conversación con su amigo, y más tarde con su cuñado.

¡Nos vemos pronto!

Saludos,

Yo