Capítulo 17
Después de conocer a la flamante nueva esposa de su sobrino, Lord Matlock se fue a casa un poco más tranquilo. La nueva señora Darcy era bastante bonita y se expresaba como una dama de sociedad. Además, su hermana y sus tíos, pese a su modesto origen, pasaban por personas de la alta sociedad. Aunque aún estaba muy disgustado con su sobrino Darcy, el Conde pensó que las cosas podrían haber resultado mucho peor e intentó conformarse pensando aquello.
Como era de esperarse, una vez que la Condesa se enteró de la repentina boda de su sobrino, fue inmediatamente a conocerla. Después de reprender a su sobrino por haberse casado de una forma tan escandalosa, Lady Matlock armó un plan de acción para intentar contener los rumores de la mejor forma posible.
Al día siguiente, Elizabeth, Georgiana y la Condesa irían a varias tiendas a comprar para dejarse ver. La idea era que todas las señoras chismosas que las vieran comprendieran que la familia le daba su apoyo incondicional a la nueva pareja. Por último, esa misma noche, la nueva pareja serían los invitados de honor en el palco de Lord Matlock en el estreno de la nueva temporada de la ópera.
Lady Matlock estaba consciente de que por las próximas semanas, la boda intempestiva de su sobrino Darcy sería el comidillo de todos los salones de la alta sociedad. Pero ella sabía que si la familia los apoyaba y ellos se mostraban unidos, al poco tiempo ellos dejarían de ser interesantes para los chismosos de siempre.
"Elizabeth, vas a necesitar más de dos vestidos de gala porque tendrás que asistir por lo menos a tres bailes de esta temporada y no puedes repetir atuendo. Además, quiero que te hagan uno especial para el baile de fin de temporada que organizo todos los años," dijo Lady Matlock mientras miraba unos guantes de seda.
"Mi Lady, es que no me siento cómoda gastando tanto dinero en un solo día. Además…" Elizabeth intentó explicar cómo se sentía pero Lady Matlock la interrumpió.
"Elizabeth, no puedes exponer a mi sobrino a rumores malintencionados por una supuesta falsa modestia. Cuando todo el mundo se entere de que mi sobrino se casó a escondidas con una señorita sin dote ni conexiones nos veremos todos expuestos, por favor, no quieras agregar más problemas a esta situación," dijo Lady Matlock enojada.
"Lo siento, mi Lady, pero no es mi intención generar rumores o crear problemas," replicó Elizabeth tratando de mantener la calma.
"Entiendo, y por favor no creas que te culpo sólo a ti de lo que está pasando. Pero debes entender que a partir de ahora, deberás seguir mis consejos aunque no te gusten. Como sé que eres una chica inteligente, quiero que me contestes la siguiente pregunta, ¿cómo crees que van a reaccionar los chismosos que abundan en nuestros círculos cuando vean que la señora Darcy debe repetir vestido? Elizabeth, estás casada con uno de los hombres más ricos de Inglaterra y todo el mundo lo sabrá. Si repites atuendo, eso no hablará mal de ti, sino de tu esposo. Todos dirán que es un avaro y un mal esposo."
"Entiendo, y creo que tiene razón, mi Lady. Es sólo que todo esto es nuevo para mí…" intentó explicar Elizabeth.
"No te preocupes, Lizzy, tía Esther y yo estaremos a tu lado para apoyarte," dijo Georgiana y tomó la mano de su cuñada.
"Me alegra que hayas entendido, Elizabeth. Por favor, no olvides que ahora eres parte de esta familia y que lo que tu hagas o digas nos afecta a todos. Yo estoy deseosa de poder ayudarte, pero necesito que confíes en mí," dijo Lady Matlock con sinceridad.
"Por supuesto, mi Lady. Le agradezco mucho todo lo que está haciendo por nosotros," replicó Elizabeth. Ella podía darse cuenta que la Condesa no estaba feliz con la situación pero que estaba haciendo su mejor esfuerzo por ayudar.
"Ya que estamos de acuerdo, quiero que dejes de llamarme 'Mi Lady' y me digas tía Esther," dijo Lady Matlock. Luego siguió mirando unos catálogos de telas importadas para los vestidos que debían confeccionar para Elizabeth.
Ellas estaban en una de las tiendas más exclusivas de Londres de una renombrada modista francesa de la cual Lady Matlock era clienta. Mientras permanecieron en la tienda, algunas personas observaron al grupo, pero ninguna se atrevió a acercarse e interrumpirlas. Como toda clienta importante, la Condesa disponía de atención personalizada mientras elegía telas y seleccionaba modelos.
"Mi querida Alice, no sabes el gusto que nos dio recibir tu mensaje," dijo Louisa.
"Hace mucho tiempo que deseaba poder contar con los servicios de Madame Dupont, pero ella no acepta nuevos clientes a menos que vengan recomendados por una de sus clientas favoritas," dijo Caroline mientras miraba a su alrededor.
"Así es, Caroline, Madame Dupont sólo atiende a personas de los primeros círculos," respondió Alice Spencer con sorna. Ella estaba aburrida de tener que aguantar a ese par de trepadoras, pero sabía que era la única forma de llegar a su verdadero objetivo, Charles Bingley.
Louisa y Caroline se sentaron en unas sillas muy elegantes cerca del recibidor mientras Alice hablaba con una de las dependientas de la tienda. Ellas estaban maravilladas con la elegancia y estaban planeando las visitas sociales que harían al día siguiente para presumir por su nuevo logro social.
Pero todos los pensamientos de triunfo de Caroline se vieron interrumpidos cuando al otro lado del salón, sentada en unos sillones elegantes creyó ver a Eliza Bennet con Georgiana Darcy y otra señora muy elegante y refinada. Desgraciadamente para ella, cuando se puso de pie para observar mejor al grupo, ellas ingresaron a otro cuarto. Caroline, sin dudarlo se dirigió a ese lugar, pero una dependienta la interceptó.
"Lo siento, señorita, pero Madame Dupont está ocupada con una importante clienta."
"Caroline, te voy a pedir por favor que esperes donde te pedí. Madame Dupont está ocupada con Lady Matlock y sus sobrinas," dijo Alice Spencer un poco enojada. Ella no iba a permitir que esa nueva rica la dejara en vergüenza.
"Lo siento, es que soy muy amiga de Georgiana Darcy y quise ir a saludarla," Caroline se excusó.
Cuando Alice fue a conversar con la secretaria de Madame Dupont, Louisa aprovechó de interrogar a su hermana. "¿Qué estabas pensando, Caroline? No puedes ir e importunar a la Condesa con el pretexto de que vas a hablar con Georgiana."
"Louisa, te juro que vi a Eliza Bennet con Georgiana y Lady Matlock," dijo Caroline muy ofuscada.
"Caroline, por dios, te has vuelto loca. ¿Cómo se te ocurre que Eliza Bennet va a estar en una de las tiendas más exclusivas de Londres con Georgiana Darcy y la Condesa," dijo Louisa sin poder evitar reírse.
"Tienes razón, Louisa," dijo Caroline no muy convencida.
Desgraciadamente, la secretaria de Madame Dupont le dijo a Alice Spencer que la prestigiosa modista no podría recibirlas porque estaba muy ocupada y les dio hora para dos días más. Las damas fueron a un salón de té a conversar, pero Caroline no podía sacar de su mente a Eliza Bennet y la razón por la cual estaba con Georgiana y la Condesa en ese lugar tan elegante.
P&P
Elizabeth estaba muy nerviosa porque sabía que mucha gente sentiría curiosidad por saber quien era la mujer que acompañaba al señor Darcy. Pero ella recordaba todo lo que le había dicho la Condesa, y comprendía que debía ser digna de su esposo. Ella no haría nada que pudiera generar rumores negativos porque sabía que la situación ya era lo suficientemente complicada.
El señor Darcy quedó muy impresionado cuando vio a Elizabeth bajar las escaleras. Ella llevaba un vestido que Georgiana nunca había usado y que una modista experta había logrado modificar en unas pocas horas. "Elizabeth, te ves muy hermosa. Pero por favor, acompáñame a mi estudio porque tengo algo para ti."
Cuando finalmente llegaron al estudio, el señor Darcy sacó un estuche de una caja fuerte y le puso una hermosa gargantilla de oro y diamantes a Elizabeth.
"William, esto no es necesario," dijo Elizabeth. Ella nunca había llevado algo tan caro.
"Elizabeth, estas son las joyas de la señora Darcy. Ahora te pertenecen y debes usarlas en ocasiones como estas," dijo el señor Darcy.
"Supongo que tienes razón, pero quiero advertirte que me tomará un tiempo adaptarme a todo esto."
"Lo sé, y no me molesta. Para ciertas cosas puedo tener mucha paciencia," replicó el señor Darcy riendo.
Veinte minutos después, partieron rumbo al teatro. Mientras iban en camino a aquel lugar, el señor Darcy aprovechó de comentarle a Elizabeth como era el teatro y donde estarían ubicados. Elizabeth hizo algunas preguntas, y permaneció el resto del tiempo en silencio.
En menos de media hora, llegaron al teatro y cuando ingresaron, Elizabeth se dio cuenta como todos los observaban. Pero también, notó que su marido tomó una actitud protectora y no dejó que nadie se acercara y le hiciera preguntas indiscretas.
Antes de entrar al palco de los Fitzwilliam, el barón Anthony Duxbury y su esposa Anastasia, se acercaron a los Matlock con el objetivo de averiguar quién era la bonita mujer de sonrisa contagiosa que acompañaba al siempre serio Fitzwilliam Darcy. El Barón y su esposa eran los chismosos número uno de la alta sociedad, y todos sabían que ellos serían los encargados de hacer correr las noticias sobre la boda del señor Darcy.
"Mi querida Lady Matlock, no sabe el gusto que me da verla," dijo el Barón besando la mano de su supuesta amiga.
"El gusto es mío, mi Lord," replicó Lady Matlock.
Después el resto de los integrantes del grupo saludaron cordialmente al barón y su esposa. Pero la Condesa sabía muy bien porqué ese par de chismosos se habían acercado a ellos y le hizo un gesto a su esposo para que hiciera lo que habían planeado. Era mejor salir de eso de una vez por todas y tolerar estoicamente los rumores y miradas curiosas por el resto de la velada.
"Duxbury, mi querida Lady Anastasia, ustedes ya conocen a mi sobrino, pero por favor, permítanme presentarle a la nueva integrante de mi familia. Ella es Elizabeth Darcy, la esposa de mi sobrino Fitzwilliam," dijo Lord Matlock.
Elizabeth notó la cara de asombro del Barón y su esposa y dijo con voz cordial y haciendo una pequeña reverencia, "Es un placer conocerlos, mi Lord, mi Lady."
"Darcy, no sabía que te habías casado," dijo Lady Anastasia mientras miraba a Elizabeth de pie a cabeza.
"Me casé hace dos meses, pero por razones familiares nos fue imposible viajar a Londres, y por esa razón, tuve que postergar la presentación en sociedad de mi querida esposa." Después de contestar la pregunta de la Baronesa, el señor Darcy tomó la mano que su esposa tenía sobre su brazo, y la besó con ternura. Él quería que Lady Anastasia no tuviera ninguna duda de lo mucho que amaba a su esposa.
"Señora Darcy, no recuerdo haberla visto antes, ¿de dónde es su familia?" preguntó el Barón con interés.
"Soy de Hertfordshire, nací y crecí en Longbourn, la hacienda de mi padre. Desgraciadamente para sus hijas, a mi padre no le gusta la ciudad, por eso nunca frecuentamos la sociedad londinense," respondió Elizabeth con tranquilidad.
"¿Y cómo se conocieron si usted no frecuenta nuestros círculos sociales?" preguntó Lady Anastasia.
"Yo pasé una temporada en Hertfordshire en la hacienda de un amigo. Allí nos conocimos y después de unos meses, mi querida Elizabeth me hizo el hombre más feliz del mundo al aceptarme como su esposo," respondió el señor Darcy.
Afortunadamente, el anuncio de que la obra comenzaría en cinco minutos, forzó a terminar con el interrogatorio. Luego, todos ingresaron a sus palcos para disfrutar de la ópera.
El señor Darcy casi no puso atención a la obra porque notaba que todas las miradas estaban sobre él. Pese a lo tenue de las luces, él podía ver cómo las mujeres murmuraban tras sus abanicos. Afortunadamente, Elizabeth no conocía lo venenosas que podían ser las personas de aquellos círculos, y estaba disfrutando de la ópera. Por su parte, él no podía dejar de mirarla y sentirse orgulloso de ella.
"Querida, te ves tan hermosa esta noche," le murmuró el señor Darcy a su esposa al oído. Él se sentía feliz y quería de alguna forma comunicárselo a su esposa.
"¿Eso quiere decir que ahora soy lo suficientemente bonita como para tentarte a bailar? Tu tía tiene planeado organizar un baile en nuestro honor y creo que causaría mucho revuelo si te niegas a bailar conmigo" le respondió Elizabeth con una sonrisa traviesa.
El señor Darcy no pudo evitar reír y replicó en el mismo tono, "Por supuesto que bailaré contigo, de hecho bailaría contigo toda la noche si pudiera," dijo el señor Darcy. Luego besó la mano de su esposa y siguió mirando la ópera. Además, él retuvo la mano de Elizabeth entre la suya por el resto de la obra.
Los Darcy fueron el comidillo de aquella velada. Antes del primer intermedio todo el mundo se había enterado que Fitzwilliam Darcy se había casado con la hija de un pequeño hacendado de Hertfordshire. Además, viendo cómo se comportaba el siempre serio señor Darcy, todos asumieron que en un arranque de locura, había decidido casarse sin pensarlo. Después de observar cómo reía y no podía dejar de mirar o besar las manos de su esposa, no cabía ninguna duda de que él estaba locamente enamorado de su encantadora esposa. Además, era evidente que la familia apoyaba a la nueva pareja, lo cual era un punto a su favor. Por supuesto que hubo comentarios maliciosos que intentaron insinuar otras razones para aquella furtiva unión, pero la opinión general fue más bien favorable.
El señor Darcy y Elizabeth habían pasado con éxito aquella primera prueba, y la Condesa estaba satisfecha con su trabajo.
P&P
Durante el desayuno, Georgiana había interrogado a su hermano y Elizabeth sobre todo lo que había ocurrido la velada anterior. El señor Darcy no era el tipo de personas que se fijara mucho en detalles, por lo que le tocó a Elizabeth describir todo lo que había acontecido. Por esa razón, el señor Darcy había aprovechado de revisar el periódico en la sección sociedad, para ver si había alguna mención sobre el estreno de la ó fue su sorpresa cuando vio el titular de aquella sección y no pudo evitar preocuparse.
"Elizabeth, creo que debes ver esto," le dijo y le entregó el periódico.
Elizabeth con mucha curiosidad miró la página del periódico y leyó con asombro el titular. "Fitzwilliam Darcy presenta a su esposa en sociedad."
"Lo siento, pero creo que debo ir a mi estudio para solucionar algunos asuntos," dijo el señor Darcy. Luego, se puso de pie y salió del comedor.
Georgiana estaba muy preocupada, por lo que se sentó al lado de Elizabeth y ambas leyeron el artículo más de una vez. Allí se reportaba que el rico y guapo Fitzwilliam Darcy se había casado con una desconocida señorita hija de un hacendado de menor importancia. Pero lo que más les impactó fue que el artículo insinuaba cosas que jamás habían ocurrido.
De buenas fuentes hemos sabido que la señorita Elizabeth Bennet hizo todo lo posible por atraer la atención del caballero de Derbyshire. Sin duda alguna no la podemos culpar porque sus tortuosas estratagemas consiguieron lo que ella buscaba y hoy es la señora de una de las haciendas más hermosas y prósperas del norte del país.
"Elizabeth, me siento tan culpable… si no hubiera sido por mí, mi hermano y tú hubieran tenido la boda que se merecen y nadie se atrevería a insinuar algo así," dijo Georgiana.
"No, Georgiana, no te voy a permitir que vuelvas a repetir algo así. Lo que diga esa gente no debe importarnos. Si nosotros nos mantenemos unidos, en unos cuantos meses nadie recordará ni cómo ni cuándo nos casamos," dijo Elizabeth muy seria.
"Tienes razón, Lizzy. No debemos permitir que rumores malintencionados nos arruinen nuestra paz," dijo Georgiana más tranquila.
"Así es, querida. Ahora, voy a ir a hablar con tu hermano, nos vemos más tarde, Georgie," dijo Elizabeth y se fue en busca de su esposo.
El señor Darcy estaba furioso y tenía ganas de ir a las oficinas de aquel periódico y encarar al cretino que escribió aquel artículo. Él se sentía muy culpable porque sabía que Elizabeth no merecía ninguna de esas críticas y que él la había puesto en esa situación tan difícil.
"William, me gustaría hablar contigo si es que no estás muy ocupado," dijo Elizabeth entrando al estudio.
"Lo siento, Elizabeth. Es sólo que no sé qué hacer… Tal vez podría comprar el periódico que dijo esas cosas y… Mejor hablaré con mi abogado para exigirle a esos desgraciados que se retracten de todas las mentiras que han dicho," decía el señor Darcy mientras paseaba por el escritorio.
"William, lo mejor que puedes hacer es acompañarnos a mi y a Georgiana a dar un paseo por el parque esta tarde. Hoy no está nublado y es un excelente día para disfrutar del escaso sol que tenemos en invierno," dijo Elizabeth sonriendo.
"Elizabeth, esto para mí es algo serio. Yo no quiero que…"
"William, para mí también es algo serio. Quiero que comprendas que lo mejor que podemos hacer es ignorar todos los chismes maliciosos. Vamos al parque para que todos vean que nada de lo que puedan decir nos importa porque no es verdad. No hay nada mejor para contradecir lo que dicen que nos vean unidos como familia y felices. ¿Por qué debemos darle importancia a esos rumores si sabemos que son mentiras?"
El señor Darcy miró a Elizabeth y no pudo evitar sonreír también. "Creo que una vez más, tienes razón. No permitiremos que nos arruinen el día, y que digan lo que quieran. Esta tarde me pasearé por toda la ciudad con mi esposa tomada de mi brazo para que a nadie le quede duda cuanto la quiero y respeto."
El señor Darcy se acercó a su esposa y le besó la mejilla con mucha ternura mientras Elizabeth no pudo evitar sonrojarse un poco. Pero ella tenía otro asunto que discutir con él.
"William, creo que ese artículo del periódico puede traer otras consecuencias. Me parece que debes viajar a hablar con mi padre lo antes posible," dijo Elizabeth preocupada.
"Tienes razón, no había pensado en eso. Mañana mismo me encargaré de eso, ¿quieres viajar conmigo?"
"No, no quiero hablar con mis padres aún. Espero no te importe," dijo Elizabeth sin poder ocultar su tristeza.
El señor Darcy inmediatamente la abrazó y le dijo con mucha ternura, "No te preocupes querida, ahora nos tienes a mí y a Georgiana. No olvides que ahora eres una Darcy y que tienes un esposo que te adora y siempre te protegerá."
"William, yo…"
Elizabeth estaba tan emocionada que levantó la cabeza y besó a su esposo en los labios. Él sin pensarlo, correspondió a aquel beso inocente y lleno de ternura. Después le acarició la mejilla a su hermosa esposa y comenzó a besarla, primero tiernamente y después con mucha pasión.
Después de casi media hora besándose, el señor Darcy volvió a decirle a Elizabeth que no se preocupara porque él se encargaría de todo. "Nunca olvide lo mucho que te amo."
"William, mi querido William… yo también te amo," dijo Elizabeth. Luego se acurrucó en los brazos de su esposo mientras él le acariciaba el pelo y le besaba las mejillas.
El señor Darcy estaba tan feliz y emocionado que no tenía palabras para expresar todo lo que estaba sintiendo en aquel momento. Él sólo deseaba permanecer para siempre con Elizabeth entre sus brazos mientras ella le decía lo mucho que lo amaba.
P&P
Gracias a todos los que dejan comentarios de apoyo y siguen la historia con entusiasmo.
Quiero recordarles una vez más que a esta historia le quedan pocos capítulos, y que una vez que la termine de escribir, estará disponible sólo por unos pocos días más. Por lo tanto les sugiero que revisen el sitio con frecuencia porque las notificaciones no están funcionando.
En el próximo capítulo tendremos las múltiples reacciones que provocará el artículo del periódico. Además, el señor Darcy viajará a hablar con el señor Bennet.
¡Nos vemos pronto!
Saludos,
Yo
