Se encontraba en un salón de belleza, llevando a cabo su sesión mensual de baño especial, corte de pelo, peinado y arreglo de uñas, no iba a ser nada difícil y no sentía que pudiera aburrirse, al menos no como siempre lo hacía al tener que pasar ahí horas y horas sentada y sin poder moverse o incluso hablar, ese día ella tenía muchas cosas en la cabeza para poder quejarse de lo tardado que era su tratamiento de belleza, o más bien a alguien de quien no podía dejar de pensar, por más que intentaba no podía dejar de estarle dando vueltas a todo lo que ella sabía y pensaba de esa persona. Su nombre era Dixie, una hermosa perrita pomerania, de pelaje muy bien cuidado, y color morado, ojos de igualmente mismo color, un peinado más esponjoso en la cabeza. Y que casi siempre estaba llena de joyas.

Esta vez no se sentiría para nada aburrida mientras esperaba a que todo estuviera listo, mientras esperaba que ella estuviera lista. Porque para esta ocasión en particular, ella tenía algo metido en la cabeza, que sin dudas la iba a mantener ocupada durante un muy, muy largo rato.

Ella se guardaba todos estos pensamientos para sí misma, y de hecho no sentía que pudiera compartir esto con nadie, nunca lo haría por temor a lo que le dijeran, pues ella sabía mejor que nadie, que una vez que todo el mundo lo supiera, la gente podría empezar a hablar mal de ella a sus espaldas, pero ¿que era exactamente lo que estaba ocultando sobre esa persona?

Pues ella había quedado perdidamente enamorada de él, porque sentía que él no era como ningún otro hombre que le haya cortejado antes, ella sentía una atracción y una sensación de amor a primera vista desde la última vez que lo vio, su nombre... jamás en su vida, había imaginado, quedé entre tantos machos, ella acabaría por encontrar al hombre ideal, en el.

Era Balto, el mestizo perro lobo, ella al inicio intentó negarse lo que sentía a sí misma, pues todo lo que su familia le había dicho sobre él o sobre ese tipo de personas es que no son de confiar y que podrían atacarte a traición en cualquier momento, esperando la más mínima distracción, pero ella no creía en ninguna de estas cosas e incluso quería ver lo primero que pudo notar en el:su corazón tranquilo, su actitud pacífica y tierna, y... su... apariencia... ella pensaba ahora que él era genuinamente guapo.

Ni ella misma hubiese querido aceptarlo, pero aunque lo hiciera sabía perfectamente que se estaría mintiendo así misma, porque lo cierto era que ella lo encontraba muy apuesto, tal vez incluso resultaría que podría tener debilidad por los perros de ese clase, y sólo había decidido callar para evitar malos pensamientos por parte de los demás.

Ella creía que Balto era fuerte, guapo y muy dulce, al menos esos eran los pensamientos que ella tenía por el, y en ese momento pasó... muy diferente a como alguna vez pensó de él. Algo más que curioso.

Balto se encontraba pasando por la instalación de belleza en la que Dixie se encontraba y lo pudo ver por la ventana, ella se paralizó por completo ahora si, al momento de verlo rondar ese lugar, era demasiada tensión para ella pero no hiba a quedarse solo ahí parada, quería llamarlo pero se sentía impotente, quería ir a alcanzarlo, pero sabía que no la dejarían moverse de donde estaba.

Y luego, se sintió sumamente mal, consigo misma, una vez que se dio cuenta de que no tenía ningún derecho a sentirse así por él. Desde que podía recordar, ella no se había portado precisamente de la mejor manera con él nunca. De hecho todo lo contrario, siempre había sido muy mal educada con él. Muy grosera, prejuiciosa, discriminadora, pero sobre todo, clasista. Alguna vez había creído, justamente, que alguien como él no estaba a la altura de ella. Un claro ejemplo, de las muchas vueltas que da la vida, era todo esto.

Ella no sabía que hacer, se sentía sumamente mal consigo misma por su mal actuar con él en los días del pasado, era totalmente culpable, y también por esto ella sentía, se había dado cuenta, de que muy probablemente era ella quien no lo merecía a él, lo peor de todo, era quizá el hecho de que aún sintiera vergüenza, por no animarse a hablar con él, primero que nada enmendar las cosas. Para este punto, ella claro que estaba totalmente arrepentida, por cómo habría sido con él alguna vez, y sentía que la mataba el no poder hablar con él sin ser mal vista por los demás.

Cuando vio que él ya no estaba más a la vista, suspiro de frustración, cosa que solo la hizo sentirse peor por dentro. Ya no podía negarlo, ni tampoco quería realmente seguirlo ocultando. Ella estaba enamorada de él, lo amaba con cada fibra de su ser. Pero había sido ella misma, la que lo había alejado de sí. Ahora estába pagando las consecuencias de eso mismo.

Dixie, mientras suspiraba de anhelo, al mismo tiempo por su cabeza, pasó la siguiente idea: "Esto ya no será así por más tiempo, no mi precioso "Wolfy", un día de estos, te haré venir a mi y te haré mio, me lo agradeceras pues conmigo finalmente tendrás una vida de ensueño. "

Continuara...