Balto se encontraba paseando por el que vendría a ser, el bosque de su tierra natal, una zona verde colindante al pueblo de Nome, y que para este caso en particular, ahora estaba intentando convivir o ser aceptado por los demás lobos, una misión en la que ciertamente dudaba tener algo de éxito, después de lo que había ocurrido en ocasiones anteriores, que siendo sinceros, fueron algo más que desastrosas, y que había sido por tanto a raíz de eso, que ya había pasado demasiado tiempo desde que no se adentraba a esas zonas y era extraño, porque que ahí es donde más debería de poder ir dada su situación actual. Pero por supuesto, que ya no lo hacía con la misma confianza con que lo habría hecho en alguna otra ocasión anterior. Misma que la verdad, ya ni siquiera recordaba lo suficientemente bien.

Lo que él no sabía era que en realidad, aún se encontraban en ese lugar, ciertos individuos, que desde hace mucho tiempo no habían dejado de pensar en él, y mucho menos no se habian olvidado de él, sino que todo lo contrario, harían todo lo posible por estar con él, pero realmente, él no tenía forma alguna de saber esto, y de hecho, no tenía ni idea siquiera. Jamás se podría imaginar, lo que estaba pasando a su alrededor, o a sus espaldas, era algo de lo que no se percataba.

En este momento el iba camino a visitar a una loba. La cual él tenía como una de sus pocas amigas, una de sus muy contadas amistades. De tantas amistades que se empeñaba en hacer, esta parecía ser de las muy pocas ocasiones, en que lograba tener éxito en su misión y eso que hasta este momento el aún no se había percatado de que la mayor parte de los amigos que el tenía eran en casi su totalidad mujeres, o más exactamente, hembras, pero Balto solo parecía seguir estando felizmente inconsciente de esto.

Para esta ocasión era ahora era el turno de Kate.

Kate era una loba de raza pura, con un abundante pelaje en la parte de su cabeza al punto de que este se parecía mucho al cabello humano, un atributo que realmente la hacía destacar, y le daba un aspecto único por supuesto, ella no seguía las reglas de una manada de lobos y siempre prefería salir al bosque a divertirse, a ver que cosas aprendería en el, y fue gracias a esto que un día conoció a Balto, y se interesaría mucho en el, después de descubrir que era mitad perro, su interés solo creció mucho más, porque esto la llevó a pensar que el podría ayudarla a conocer mejor el mundo de los humanos, qué tanto le atraía últimamente, puesto que estos no le resultaban realidad tan malos, como su padre habría tratado de hacerle creer en un inicio, e incluso Balto que había acabado por pensar que ella estaría en todavía mayor peligro que él, por ser una completa loba, aún asi trataría de hacer que sí no lo trataban bien a él, entonces por lo menos haría que a ella si la aceptarán siendo ella de echo una loba de raza pura, pero el lo hacía por creía que sí lograba hacer que aceptarán a Kate, podrían aceptarlo a él que además era mitad perro.

Kate y Balto habían comenzado su relación siendo solo conocidos que se veían con mucha frecuencia, pero conforme fue pasando el tiempo, y entre más se conocían el uno al otro, los dos acabaron volviéndose muy buenos amigos que se contaban todo de sus vidas y más tarde se volverían los mejores amigos de toda la vida confiandose sus más íntimos secretos, de Balto claramente se veía que confiaba y quería mucho a Kate, pero de Kate no se podía decir exactamente lo mismo, porque ella en cambio después de todo el tiempo que han pasado juntos, acabó sintiendo algo mucho más profundo por él, algo que era iba más allá de una simple amistad, verán, Kate incluso podría llegar a admitir, (si es que alguien se lo preguntaba claro) que Balto le gustó desde la primera vez que lo vio.

A Kate desde el día en que descubrió sus sentimientos, siempre le gustó imaginar que algún día podría llegar a tener una oportunidad con el, y a decir verdad, hubo una ocasión, en la que ella casi se las había arreglado, para darle al perro lobo una muestra del gran amor que le tenía en secreto, una ocasión en la que se las arregló para hacer que Balto cerrará sus ojos diciéndole que le daría una increíble sorpresa, y que solo esperara, sin hacer trampa. El obedeció y cerró los ojos al mismo tiempo que se ponía a esperar, y entonces a Kate realmente tenía planeado, le tendería una sorpresa en los labios, dándole un suave, pero igualmente apasionado beso.

Que desgraciadamente nunca llegó a darle. Pues cuando Kate se lanzó hacia adelante con los ojos cerrados también, esto según ella, para así poder disfrutar más del beso, pero antes que eso pudiera pasar, ella acabó cayendo de cara al suelo, y una vez se levantó, vio como el se encontraba corriendo a toda velocidad, como si huyera de algo, algo que por supuesto Kate no entendió en ese momento, hasta que se dio la vuelta para ver que había detrás de ella y para su gran horror ahí se encontraba su padre, con una mirada de increíble seriedad...

Ahy mamá.

Un recuerdo bastante embarazoso, pero que ella recordaba más que nada, con gran frustración, al no haber podido darle aquel beso, que ella tanto quería darle. Tal vez algún otro día, se lo daría, con mucha más suerte. Pero ese día, definitivamente no había sido el caso.

Continuará...