NO ENTRES EN EL BOSQUE
06.- Terror en insomnio
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InuYasha no podía dormir, se mantenía despierto en mitad de una noche lúgubre. Contrario a él sus compañeros descansaban sin problema en la estancia que la gente del pueblo les facilitó. Miró a Kagome, que permanecía dormida con su pelo extendido por encima del blanco del futón. Parecía cómoda y eso, de alguna manera, lo tranquilizaba.
Un alarido se escuchó a la lejanía e InuYasha se puso en alerta. Dejó el punto de atención que había puesto en Kagome y se acercó a la puerta abierta de la estancia, poniendo sus sentidos en el exterior. Otra vez un clamor proveniente del bosque.
¡InuYasha!
Era la voz de Kagome.
Miró tras de sí, al sitio en el que ella permanecía dormida y el terror le heló la sangre; Kagome no estaba.
