NO ENTRES EN EL BOSQUE
11.- Perdida
.
Sentía frío. Kagome percibía el modo en que cada músculo, cada articulación de su cuerpo se ponía rígida en una especie de parálisis que no era capaz de razonar. Frío. Sus pensamientos sólo la dirigían a esa conclusión, porque cualquier otra ya era imposible de desarrollar. Frío y pérdida; perdida. Sí, se sabía perdida en mitad de un bosque que parecía creado para engullir todo aquello que se arriesgara a tocar su superficie.
InuYasha.
En medio de la gélida sensación de abandono, ese nombre le daba algo de calidez e iluminaba el horizonte como lo hace la esperanza.
