NO ENTRES EN EL BOSQUE
16.- Psicosis
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Kagome sentía que las dudas se retorcían en su interior como serpientes hambrientas. Todo comenzaba a perder sentido y hasta los pasos que daban, InuYasha y ella, traían consigo la idea siniestra de algo sofocando su esperanza. Hacía mucho que deambulaban y nada cambiaba, ni siquiera la actitud de InuYasha que sólo caminaba delante sin dar jamás una mirada atrás, a ella.
No saldrían nunca —esa frase se apoderó de su mente y la visionó como un entramado que los cercaba. Comenzó a verlo en las sombras, en las ondas del pelo de InuYasha, en las líneas de sus propias manos. El entramado estaba en todo, hasta que la engulló.
