NO ENTRES EN EL BOSQUE

18.- Falsa realidad

.

InuYasha escuchaba los latidos de su corazón mientras corría en medio del silencio agotador del bosque. Notaba el escozor en los dedos cuyas garras se había roto, mientas hurgaba la tierra para escapar de la cárcel que la naturaleza siniestra de este lugar había creado para él. Se detuvo y buscó en el aire algún indicio que lo guiara. No tardó demasiado en captar el aroma de Kagome y aquello renovó su energía, lo alivió y pareció darle algo de esperanza. No obstante, enseguida se le heló la sangre, Kagome no estaba sola, cerca de ella había otro olor, uno que le era inconfundible; el propio.

Echó a correr con más ímpetu que un momento atrás. Esto no podía estar pasando, no podía ser cierto.