NO ENTRES EN EL BOSQUE
25.- Bestias
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Todo el espectáculo alrededor debía de ser terrorífico, más aún después de lo que había sucedido en las últimas horas. Sin embargo, InuYasha observaba a las criaturas que los escoltaban en medio de un camino por el bosque como seres de enigmática procedencia. Todos eran cuerpos y a la vez todos eran árboles que extendían sus brazos y sus ramas hacia ellos, sin llegar a tocarlos. La mano por la que sostenía a Kagome estaba fría y ella permanecía con la mirada fija en los rostros que, al parecer, alguna vez habían sido humanos.
—¿Estás bien? —quiso saber InuYasha. Su compañera lo miró y se tardó un instante en reaccionar por medio de un asentimiento.
InuYasha maldijo el momento en que tocaron aquel cuenco.
