NO ENTRES EN EL BOSQUE

28.- Rastro de sangre en el pasillo

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El sueño lo había atrapado de forma profunda aquella noche. Quizás era el resultado de muchos días de desasosiego y noches velando el sueño de Kagome e intentando conseguir que se recuperara a sí misma para de ese modo poder recuperarla él también. No obstante, un olor metalizado entró en su sueño y le mostró un rastro de sangre como si de un hilo rojo se tratase. Observó con calma el vestigio por mitad del oscuro pasillo que se abría ante él. Resultaba intenso, casi podría decir que vibrante. Se mantuvo enfocado en definirlo hasta que reconoció en el olor de la sangre de Kagome.

Abrió los ojos, saliendo con angustia del sueño y cuando la buscó a su lado sólo se encontró un futón vacío.