NO ENTRES EN EL BOSQUE

01/11.- Para siempre

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Ella, hecha de madera tallada, podía pasar infinitos instantes observando el rostro de él, construido por la propia naturaleza del lugar. Se perdía admirando los finos tallos de enredadera que formaban el largo pelo que ella recordaba platinado, así como las dos hermosas piedras, pulimentadas por el paso del tiempo, que la miraban y admiraban, otorgando a los ojos una suave reminiscencia del dorado que había poseído. Centurias pasarían, quizás, antes que se uniesen al resto de las criaturas que ahora conformaban el lugar. Sus manos, sus piernas, rígidas por los elementos que la creaban, aún se movían al son de una danza que ella conservaba en su recuerdo. Lo invitaba a él a danzar, y lo hacían entre los árboles que habían sido humanos y que ahora sólo eran un recuerdo que pertenecía al bosque… para siempre.