—Estoy harta de estar encerrada aquí, ¡¿Dónde demonios están?! —preguntó enojada Nami sosteniendo nuevamente las gruesas rejas de la celda.

Un fuerte ruido de explosión a lo lejos en alguna parte del submarino, captó la atención de ambos piratas.

—Maldita sea tu estúpido capitán, lo mataré si destruye más mi submarino —gruño Law enfurecido.

—De todas formas, ¿Cómo demonios permitiste que te atraparán aquí? —le dirigió una mirada curiosa.

—Tch, me metieron una trampa —hizo un leve puchero enojado— los estaba siguiendo y cuando estábamos pasando por las celdas, el repentino maldito puño con haki del estúpido señor sombrero de paja me golpeó en el estómago tirándome hacía atrás. Segundos después me colocaron las cadenas y me tiraron dentro de esta jaula.

—Oh —Nami resopla detrás de su mano, tratando desesperadamente de mantener oculta su risa por imaginar el momento y por ver el encogimiento de hombros junto al profundo ceño fruncido en el rostro del cirujano avergonzado.

—¿No puedes usar tus habilidades de gata ladrona y sacarnos de aquí? —preguntó para cambiar de tema.

—Las cerraduras de piedra de mar son más complejas que las tradicionales. Todos mis intentos anteriores con este tipo de cerradura fueron un fracaso —suspiro.

—Bueno, ¿podrías intentarlo solo una vez más? No hay enemigos que te apresuren, ahora puedes practicar —cerró los ojos cansado— Está maldita celda me vuelve cada vez más débil.

El cuerpo de Law era cada vez más difícil de mover con el pasar del tiempo ante el efecto de la piedra de mar. Por el efecto volvió a recostarse en el suelo, sentía como con el pasó del tiempo comenzaba a costarle incluso el hablar. Estaba drenando toda su energía.

Nami se acercó a su costado para luego agacharse a su altura y observar el rostro pálido del capitán de Heart. Sin dudarlo se acercó y le dió un suave y pequeño beso en la mejilla izquierda.

Él abrió los ojos ante el contacto y la miró sorprendido por la repentina muestra de afecto.

—Lamento que estés pasando por esto en tu propia nave. Intentaré sacarte de aquí —le sonrió con compasión.

Se levantó y alejó de él para acercarse a la puerta y analizar la cerradura. Luego sacó de su cabello unas hebillas y se concentró en abrirla.

Pasaron unos largos minutos, él desde su lugar pudo ver cómo lo intentó con una hebilla, luego con dos y hasta con tres a la vez. Vio el perfil de su rostro, su ceño estaba fruncido con los ojos completamente fijos y concentrados en la cerradura, pudo ver qué cada cierto tiempo ella mordía su regordete labio inferior con fuerza o sacaba levemente su lengua.

Law no estaba seguro de por qué había decidido darle un beso furtivo en la mejilla, pero estaba bastante seguro de que ella no era del tipo que besaba ocasionalmente a sus amigos como su capitán, Zoro, Sanji o cualquier otro.

Estaba tan concentrado en sus gestos y sus pensamientos que no escucho el repentino ruido de la cerradura, pero la emoción de euforia creciendo en su rostro le dijo que lo había logrado.

—¡Lo hice! ¡Lo logré Torao! —soltó una fuerte risa de satisfacción y alegría ante su nueva victoria.

Law solo sonrió complacido ante sus palabras.

Nami se acercó y lo levantó pasando uno de sus grandes brazos por sus pequeños hombros para apoyarlo contra su cuerpo, y pasó un brazo por su cintura para sostenerlo con más firmeza.

Al salir de la celda, Law sintió que podía respirar con normalidad mientras su cuerpo poco a poco volvía a retomar fuerza.

—Gracias señorita Nami.

Nami sonrió satisfecha para luego pasar de una sonrisa alegre y brillante a una sádica y oscura.

—Creo que deberíamos cobrar venganza, ¿no crees?

Law sonrió de la misma o peor manera que ella.

—Oh, ya tengo un plan en mente.

Se alejó suavemente de ella para tomar su espada, la cual había sido abandonada por Penguin cerca de la puerta de salida.

—Vamos señorita Nami.

Nami asintió y caminó detrás de él hacía el alborotó causado por sus amigos dentro del submarino.

Momentos después, fuera del submarino, desde la cubierta del barco de los sombreros de paja, Jinbei pudo ver como cada uno de sus compañeros más jóvenes salían del Polar Tang horrorizados.

—¡Zoro sálvame! —gritó Chopper llorando mientras saltaba hacía la cabeza del dormido peliverde, —precisamente sobre su rostro— provocando que el espadachín se ahogara y exaltará por la repentina falta de aire.

—¡L-lo sentimos! —gritaron Usopp y Luffy quienes se habían escondido detrás de Jinbei con enormes bultos sobresaliendo de sus cabezas a consecuencia de varios golpes.

—Oh vaya, tal vez Nami está vez logré matarlos —sonrió Robin saliendo tranquila del submarino.

—¡Eso no es nada súper Robin! —comentó Franky mientras se colocaba a su lado para ayudarla a subir al Sunny.

—Capitán idiota, espanta la diversión —Ikkaku murmuró mientras salía enojada del interior ante el rechazo de sus planes para el Polar Tang.

—¡No puedo creer el castigo que nos dio el capitán! ¡Lo hicimos por su bien, no puede simplemente darnos todas las tareas del mes a nosotros dos! —gritó Penguin con Shachi a su lado agitando su cabeza en afirmación— Además, ¡¿Por qué Bepo no recibe un castigo?!

—¡Lo siento, el capitán dijo que solo fuí utilizado por ustedes! —el oso hizo una gran reverencia con una enorme aura de tristeza— ¡Merezco morir!

—¡No! Lo sentimos Bepo, es nuestra culpa —dijeron Shachi y Penguin mientras abrazaban al enorme oso para transmitirle calma.

Nami y Law podían escuchar sus conversaciones desde el pasillo del submarino. Cuando estaban a unos pasos de la escotilla que los separaba de la cubierta, Nami se detuvo haciendo que el cirujano se detuviera detrás de ella.

—Creo que deberías darles un mejor castigo a esos dos —sugirió Nami mientras se giraba para enfrentarlo.

—No te preocupes, más tarde me encargaré de mi tripulación —dijo Law mientras sonreía sádicamente.

Nami satisfecha con sus palabras asintió levemente con la cabeza. Se cruzó de brazos mirando por un momento el frío suelo de metal para luego levantar su mirada hacía el oscuro capitán.

—Señorita Nami, ¿Quiénes vieron o saben de tú marca? —preguntó curioso ante el recuerdo de su marca.

—El día de mi cumpleaños se las mostré a todos mis compañeros.

—¡¿A-a todos?! —exclamó atónito.

—Si.

—¿Y nadie dijo nada sobre la D?

—¿La D? —Nami lo miró sin comprender su pregunta hasta que recordó el nombre completo «Trafalgar D. Water Law» en su cintura.

—¡Oh, también tienes una D como Luffy! Bueno, no debes preocuparte por eso, no es algo que realmente le importe a ellos, excepto de Robin y tal vez Jimbei —hizo un gesto despreocupado con sus manos— Nadie dijo nada sobre eso solo porque estaban más sorprendidos por quién resultó ser mi alma gemela.

Law solo asintió aliviado, muy pocos sabían sobre su nombre completo y no quería que fuera una información conocida por todo el mundo o cayera en manos de gente indeseable, pero conociendo a la tripulación escandalosa era bastante claro que no les importaría sobre la voluntad de D.

—Creo que es hora de despedirnos —dijo Nami sacándolo de sus pensamientos.

—Si. No volveremos a vernos en un tiempo.

Nami guardando silencio solo asintió con la cabeza como gesto de confirmación.

—¿Aún tienes la Vivre Card de Bepo?

—Si —dijo mientras sacaba de su pecho el pequeño papel.

—Dejatelo por si acaso.

—Está bien —dijo mientras volvía a guardarlo— En ese caso, ten el mío —ofreció Nami mientras sacaba su propia Vivre Card del bolsillo para entregarle un fragmento del mismo.

Law lo recibió y miró el pequeño papel que apuntaba hacia ella.

—Debemos mantener las marcas en secreto por lo menos por un tiempo —sugirió Law— Lo que menos necesitamos ahora es que más enemigos estén detrás de nuestras cabezas.

—Si, haré lo posible para que esos tontos no lo griten en cada isla que vayamos.

El silencio los rodeó por un momento más mientras se contemplaban el uno al otro.

Nami dando un paso más cerca hacía él, levantó su dedo índice derecho y trazó distraídamente el inicio de su camisa negra media desprendida, rozando cada tanto el tatuaje visible en su pecho.

Ambas marcas comenzaron a arder cálidamente en sus pieles.

—¿Mantendrás el contacto conmigo? —preguntó suavemente con sus ojos centrados en lo que estaba haciendo.

Law respondió con un largo gemido ante sus caricias, rápidamente con su mano izquierda tomó su fina mano frenando así sus repentinos roces. Luego acercó el interior de su muñeca a sus labios presionando firmemente un beso contra su pulso, dándole al mismo tiempo una mirada profunda llena de intensidad.

Nami siente primero sus cálidos labios y luego su lengua en su piel. El pulso se le acelera por lo que no puede evitar soltar un leve gemido mientras siente el sonrojo creciendo en su rostro.

Ambos se dan una mirada cómplice.

Law rodea su cintura con su brazo derecho y con su espada en la mano la empujó, haciendo que su ágil cuerpo se moldeara más contra el de él.

—¡¿T-Tú?! —murmuró brevemente anonada— ¿A qué se debió ese beso? —preguntó finalmente, contundente y al grano.

—Yo debería preguntar eso, tú me besaste primero en la celda —él respondió con una sonrisa divertida para luego darle otro beso en donde su pulso latía fuerte y agitado.

La vergüenza inundó a Nami ante su respuesta y repentina cercanía, intentó alejarse empujando su pecho con la mano que él no sujetaba. Pero él no la soltó.

—Preciosa —murmuró, notando cómo su respiración se entrecortaba y su espalda se arqueaba un poco en su brazo— Te llamaré siempre y aunque estemos en diferentes extremos del mundo, no podrás deshacerte de mí.

Los ojos ámbar ardieron hacia él, su boca formaba una línea apretada y un leve ceño fruncido. Nami cerró los ojos y respiró hondo. Cuando los abrió de nuevo, había una cierta dureza en ellos, la cual él lo relacionó con determinación.

—Pero Law —Nami batió las pestañas mientras sus dedos jugaban nuevamente con la abertura de su camisa— Yo no soy de tu propiedad.

Es la primera vez que decía su nombre y el efecto en él es instantáneo. Por lo general, ella simplemente lo llamaba por ese molesto apodo que Luffy le había puesto, «Torao». Su actitud indomable lo había golpeado más de lo que esperaba.

—Oh señorita Nami, aún tenemos mucho tiempo para descubrirlo —sus labios se mueven ligeramente hacia arriba.

Se alejan lentamente uno del otro regresando así a un cómodo silencio. Nami se da cuenta vagamente de que él ha soltado su agarre en su muñeca para entrelazar suavemente su mano cálida y grande alrededor de la suya. Y aunque sabe que debe marcharse pronto y debe cortar el contacto, no se atreve a hacerlo.

Ignorando la forma en que sus pieles hormiguean ante el contacto y como sus latidos se aceleran contra su propia voluntad. Ambos mantienen las manos entrelazadas.

—¡Muy bien chicos, es hora de irnos! —Escuchan a lo lejos los gritos de Luffy y el movimiento de los demás.

—Debo irme —susurra Nami mientras siente como él sujeta con más fuerza su mano.

—Intenta que no te maten —Law dice mientras levanta su mano y besa suavemente el dorso de sus dedos para después finalmente liberarla, dándole al mismo tiempo una mirada ardiente llena de preocupación y emoción.

—Lo mismo para ti —Nami sonríe divertida pero con un claro gesto afectuoso.

Ambos mantienen la mirada unos segundos más, no hacían falta las palabras para entender el pensamiento mutuo: «cuidate, mantente a salvo».

Ninguno lo había mencionado, pero en esos besos, roces y miradas, había una promesa silenciosa por parte de los dos.

Aunque no pudieran prometerse un para siempre, por ahora disfrutarían de sus viajes y experimentarían a su tiempo lo que conlleva el despertar de sus marcas junto a su extraña nueva conexión.

Nami escucha el parloteo entusiasta del exterior por lo que decide darse la vuelta para salir y volver a su barco.

Law observa como su dulce y brillante sonrisa se ve manchada por el toque agridulce reflejado en su mirada ante la despedida, luego la sigue y sale a la cubierta del Polar Tang para verla irse junto a su tripulación rival.

Sus marcas dejan de arder, dejando en sus cuerpos una sensación de hormigueo, de ansiedad y vacío.

—¡Nos vemos pronto Torao, chicos! —grita Luffy entusiasmado mientras agita sus brazos.

—¡Nos vemos chicos! —gritan a la vez Usopp y Chopper.

—¡Yohoho, fue un gusto volverlos a ver! —dijo Brook.

—¡Esto es súper triste! ¡Las despedidas son lo peor! —llora Franky mientras Robin le da pequeñas palmadas en su espalda para brindarle calma.

—¡Hasta la próxima, Sombreros de paja! —gritan emocionados los piratas de Heart mientras agitan sus brazos.

Law, por su parte, solo los mira zarpar apoyado contra el barandal del Polar Tang y asiente silenciosamente con la cabeza hacía el sonriente capitán rival.

Cuando estaban a cierta distancia de su nave, su tripulación comenzó a ingresar al submarino para preparar e iniciar un nuevo rumbo.

—Capitán, ¿Nos preparamos para sumergirnos? —pregunta Penguin.

—Si, dile a Bepo que nos dirija hacía una ruta contraría a los sombreros de paja.

—¡Si, capitán!

Una vez solo en la cubierta, observa nuevamente el barco a la distancia. Repentinamente su cuerpo comienza a temblar, el horror junto a sus nervios florecen en su piel e internamente la vergüenza lo invade en un pestañeo por el recuerdo de sus propios actos del día hacía la navegante.

Con el invasivo calor agobiante en su cuello y rostro, no puede comprender con exactitud por qué actuó de esa manera. Como un impulso, nuevamente el ardiente sentimiento de querer tomarla en sus brazos y nunca soltarla lo carcomía por dentro.

Intentando recuperar la calma, se aleja del barandal y se encamina a la escotilla.

Cuando está por ingresar al interior del submarino, ve a lo lejos por última vez su radiante sonrisa junto a su largo cabello ondear con la brisa marina. Siente que su ritmo cardiaco se ralentiza y sin poder evitarlo suelta un fuerte suspiro como un imbécil hipnotizado.

El tiempo pasa extremadamente rápido para el gusto de Nami, el recuerdo de los piratas de Heart navegando en la dirección opuesta aún se mantenía fresco en su mente.

Habían pasado más de tres meses desde la última vez que lo vió. Pero manteniendo su promesa siguieron en contacto a través de llamadas.

En un principio fue difícil, cuando él llamaba siempre se encontraban en medio de una lucha con la marina, en una pelea por sobrevivir a las condiciones climáticas altamente volátiles y erráticas del nuevo mundo o se encontraban en medio de alguna situación caótica con alguna nueva isla o enemigo.

Impidiendo así la comunicación entre los dos por varías semanas.

Hasta que un día, cuando Nami se encontraba haciendo guardia por la noche, él simplemente llamó y ella al fin pudo escuchar su voz.

Poco a poco, entraron en una rutina de una o dos llamadas nocturnas por semana donde se la pasaban hablando toda la noche hasta el amanecer.

Law y Nami descubren mutuamente que disfrutan bastante esas noches, no sólo por la rara oportunidad de hablar, conocerse más y experimentar la conexión con su alma gemela, sino también por la distracción que les brinda. Como una calma hacía la vacía e inquietante sensación de distancia.

Algunas veces, tienen que cortar las llamadas con anticipación porque él descubre la filtración en sus líneas de alguna base Marina cercana a alguno de ellos. Y en otras ocasiones, pasan más de una semana sin hablar por estar ocupados con sus propios objetivos.

Pero a pesar de eso, logran mantener una conexión en la que, de alguna forma, el frío y sádico capitán de Heart había logrado tocar el terco y obstinado corazón de la navegante, haciendo que en días de calma como ese lo extrañara más de lo que esperaba.

Nami llevaba más de dos semanas sin poder comunicarse con él, y a diferencia de otras veces comenzó a sentir una extraña ansiedad creciendo en su cuerpo.

Intentó mantenerse distraída trazando sus mapas de las recientes islas que habían visitado. También se mantuvo entretenida vigilando y estudiando el constante cambio climático e incluso llegó a unirse a los tontos juegos entre Usopp, Chopper y Luffy.

Pero nada de eso la calmó.

Estaba ansiosa, desesperada e irritable, había perdido la noción de cuántos días llevaba sintiéndose así. La incomodidad se retorcía en su interior junto a una extraña comezón e irritación en la marca de su cintura, el roce de la ropa le incomodaba lo que provocó que volviera a vestir solo sus bikinis en el barco.

Nami mira fijamente el gran océano brillante recostada desde uno de sus asientos para tomar el sol entre sus preciadas mandarinas. Tenía los dientes clavándose en la suave carne de su labio inferior una y otra vez. Con el dedo índice de su mano izquierda golpea inquieta una y otra vez el apoya brazos de su asiento.

Al menos sabe que él no está muerto. Teniendo en cuenta lo que sabe sobre las marcas, si él estuviera muerto ya le hubiera sucedido algo peligroso a su propia vida.

Sin embargo, la tranquilidad de que él esté vivo, si bien es útil, no alivia completamente su preocupación. Porque de verdad, tiene mucho miedo.

Ella acaba de encontrar a su alma gemela y ahora podría estar posiblemente perdiéndolo.

Ambos son piratas, siempre se recuerda eso y más sobre él siendo un capitán pirata de la peor generación, aunque también había una alta probabilidad de que uno de ellos no llegará a los treinta.

Nami rueda sobre su espalda frustrada en su asiento por un momento para luego suspirar por milésima vez en agonía.

Y sí, está bien, está sintiendo un miedo raro y egoísta. Ella lo sabe. Pero no puede evitar preocuparse.

Una mano fría finalmente toca su hombro llamando su atención y calmando su incesante inquietud. La voz divertida de Robin llega a su lado.

—Nami, ¿Hay algo que te esté molestando? —y con la amable pregunta de la mujer mayor sentándose a su lado en el otro asiento, Nami siente que las lágrimas comienzan a acumularse en el rabillo de sus ojos.

—Robin… —ella titubea.

—¿Quieres hablar conmigo o con alguien más? Debo decir que tienes a todos preocupados —dijo mientras acercaba su mano para acariciar y sujetar con compasión y apoyo, la mano de la navegante.

—Oh, ¿realmente los estoy preocupando a todos? —preguntó sorprendida.

—Teniendo en cuenta como has estado golpeando a todos en estos días cuando te hablan y te has estado aislando junto a tus claros signos de irritabilidad. Si, todos están preocupados por ti —asintió con la cabeza en confirmación.

—Y-yo… —Nami titubea y hace una pausa, abriendo y cerrando la boca con todo lo que no se ha permitido decir en voz alta. Pero Robin sólo la mira con calma, empujándola con otro apretón en su mano.

El pulgar de Robin se mueve constante y suavemente sobre el dorso de su mano, fortaleciéndola a no retener nada.

Finalmente, Nami acepta la derrota y derrama abiertamente a su amiga todas sus preocupaciones, sus sentimientos, sus dolores e incomodidades de los últimos días.

—Espera, ¿me estás diciendo que llevas días sintiendo una sensación de ansiedad y ardor por no saber nada de Torao? —preguntó sorprendida la arqueóloga luego de escucharla con paciencia y calma.

—Así es —Nami asiente desanimada— No entiendo porque ahora me pasa esto ahora, hace unos meses atrás cuando estábamos más de una semana sin comunicarnos no sentía nada. Ahora a todo lo siento extraño e incómodo —respondió mientras acariciaba la marca en su cintura con su mano libre.

—Nami, el desbordamiento de tus emociones y malestares es una clara característica de «dolor por separación y distancia».

—¡¿Qué?!

—¿No recuerdas nuestras charlas anteriores? Uno de los tantos síntomas que existen y obtienen algunas personas luego de despertar su marca es sufrir de ansiedad, dolor e irritación por llevar demasiado tiempo separados de su pareja.

Nami la observó estupefacta mientras se sentaba recta y firme en su asiento. Todo en su mente comenzó a unirse y a tener sentido luego de su explicación.

—Llevas casi cuatro meses sin verlo, ¿no es así?

—Si.

—Entonces ese es su tiempo límite. No pueden estar más de cuatro meses separados.

—¿Qué debo hacer Robin? Él no ha llamado y estamos por llegar a una nueva isla. No puedo simplemente pedirle a Luffy que quiero verlo —sus ojos comienzan a lagrimear contra su voluntad y un suave sollozo desgarra su pecho.

—No le das suficiente crédito a nuestro capitán —sonríe divertida.

—¿Disculpa? —Nami sale de su lamento por la ofensa que siente por el comentario de Robin— ¿Qué significa eso?

Robin sólo permanece tranquila, sin preocuparse por la reacción de la navegante— ¿De verdad crees que Luffy alguna vez negará que te encuentres con Torao?

—No, pero Law es complejo y no se que opinará sobre esto. No es tan confiado y libre como Luffy. ¿Y si a pesar de también sentir este malestar, él prefiere mantener la distancia porque está cumpliendo con sus objetivos?

—Nami —la arqueóloga le lanza una mirada de complicidad.

—¿Qué? —Ella le devuelve la mirada a su amiga, con una ceja levantada.

—Sabes que eso no es cierto —Robin ríe una vez más, con ojos cálidos y sabios— Él también se preocupa por lo suyo.

Nami mantiene su mirada por unos momentos más antes de que ya no pueda seguir con la discusión. Ella deja escapar un fuerte suspiro áspero y sus labios se juntan en un leve puchero.

—Bien, si, es cierto. Pero, ¿cómo se lo digo a Luffy?

—No lo sé, ¿usted qué opina capitán? —sonrió dulce y divertida mientras observaba en dirección contraria de Nami.

—¿Qué…? —Nami fue interrumpida por la característica risa de su entusiasta capitán.

Girando rápidamente hacía un costado, puede ver al final de sus preciados árboles junto a las escaleras que dan a la cubierta inferior, a todos sus amigos reunidos.

Sanji se encontraba parado apoyado en la barandilla exhalando el humo de su cigarrillo, mientras que Luffy estaba parado cruzado de brazos junto a Usopp y Chopper quienes imitaban la misma posición de su capitán. Al costado, sentado en el suelo pero también apoyado contra la barandilla se encontraba Zoro con los ojos cerrados y los brazos cruzados contra su pecho, por último vio a Franky, Brook y Jinbei quiénes se encontraban detrás de Luffy observando con calma y determinación.

—Shi shi shihi, oye Nami, luego de la siguiente isla, si Torao no llama, iremos a buscarlo. ¿Estás bien con eso? —pregunta cruzado de brazos con su preciado sombrero haciéndole sombra a sus determinados ojos.

—Luffy, chicos… —Nami los observa por unos segundos con los ojos nublados en lágrimas, luego da una fuerte respiración profunda y con toda su determinación y una radiante sonrisa responde:— ¡Sí capitán!

Luffy estiró sus brazos hacia el cuello de Nami para acercarse rápidamente a un abrazo efusivo mientras sonreía radiante. Luego Chopper y Usopp también se lanzaron hacía ella con lágrimas de preocupación.

—¡¿Nami, te duele mucho?! ¡Tal vez mis medicamentos puedan calmar la irritación! —exclama Chopper abrazándola en su regazo mientras la observa con grandes lágrimas desbordando de sus tiernos ojos.

—¡O-oye Nami idiota, nos hubieras dicho lo que estaba pasando! ¡No te preocupes, el gran Ussop te ayudará a sentirte mejor! —gritó Usopp mientras la abrazaba junto a Luffy por sus hombros.

—¡Maldito Torao! ¡¿Cómo se atreve a hacer llorar a mi hermosa Nami cisne?! —Sanji gritó colérico apretando su cigarrillo mientras la rabia lo inundaba— ¡No te preocupes mi amada flor, tu caballero le dará la paliza de su vida!

—Si quieres que lo golpeé, solo dilo —dijo Zoro despreocupado.

—¡Así es, nadie hace llorar a mi súper hermana navegante! —gritó Franky mientras hacía sus súper poses ridículas con los brazos.

—¡Tal vez mi suave música pueda ayudarte a relajarte Nami, jojojo! —dijo Brook con el mismo entusiasmo de todos.

—Nami, una marca y unión de alma gemela es una conexión entre dos personas. Puede ser compleja y difícil de llevar, pero nos tienes a nosotros, tus amigos. Permitenos ayudarte a sobrellevarlo —dijo Jinbei con calma mientras le ofrecía una sonrisa.

Una mano floreció en el brazo de Luffy que la rodeaba y secó una lágrima derramada de su rostro.

—¡Gracias chicos! —Nami les dió una sonrisa radiante mientras permitía que sus amigos consolaran su dolor a su manera.

Luego de un tiempo, cuando Nami estuvo más relajada, volvió a centrarse en su long pose donde solo una de las tres agujas se movía alocadamente.

—¡O-oigan, ya estamos cerca de una isla! —grito Nami.

—¡Jajaja, aquí vamos! ¡Todos a sus lugares! —ordenó Luffy entusiasmado.

—Espera Luffy —lo detuvo Nami.

—¿Qué sucede?

De repente el barco comenzó a moverse abruptamente de un lado a otro haciendo que más de uno perdiera el equilibrio.

—¡¿O-oigan que está pasando?! —Usopp estaba muy preocupado, como casi siempre que sucedía algo inesperado.

Nami corrió hacía la barandilla para observar y analizar la isla a lo lejos junto al inestable cielo y el océano.

—¡Preparen bien las velas! ¡Jinbei prepárate en el timón! ¡Estamos a punto de enfrentar fuertes corrientes de viento! —ordenó Nami inmediatamente— ¡Cuidado con los arrecifes de roca! —grito por último mientras se dirigía hacía la proa.

—¡Muy bien chicos, ya la escucharon! ¡Prepárense y sujétense fuerte! —gritó Luffy mientras se lanzaba al instante a la cabeza del Sunny para mirar el mar frente a él.

El Thousand Sunny fue sacudido tan violentamente por las fuertes olas y el viento que todos los presentes tuvieron que agarrarse con fuerza para no ser transportados por toda la cubierta.

—¡Solo unos minutos más! —dijo Nami— ¿Luffy estamos cerca? —pregunto hacía su capitán.

—¡Si, hay unas cuantas piedras por delante!

—¡Sujétense fuerte! —gritó el gyojin.

Jinbei hizo todo lo posible para esquivar las rocas mientras Nami y Luffy lo dirigían, pero iban en aumento. Además, la corriente era tan fuerte que necesitó todo el poder del gyojin para contrarrestar el rumbo. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos, no logró escapar de todas las rocas y la colisión con el muro de piedra frente a ellos ahora era inevitable.

Ni un segundo después, Franky se acercó como pudo y ayudó a Jinbei tirando de la palanca para activar la función de «chicken voyage», permitiendo así que la melena en forma de león del mascarón de la proa comenzará a girar salvajemente y por lo tanto, aumentó lentamente la distancia entre la piedra y los Sombrero de Paja. Logrando así que tomarán un desvío y creciera la esperanza de poder salir ilesos de esta situación.

Ni cinco minutos después, el mar estaba en calma y en armonía. El viento feroz se había convertido en una suave brisa que abrazaba las velas con delicadeza del Thousand Sunny.

Sólo las grises y extrañas nubes que rodeaban la isla, fueron testigos de lo que acaban de vivir.

—¡Chicos! ¡El clima es extraño e inestable aquí, así que además de sus loncheras lleven un abrigo! —sugirió Nami mientras se dirigía a su cuarto a cambiarse.

—¡Oh, si, Nami tiene razón! ¡Sanji dame comida para llevar! —dijo Luffy mientras extendía emocionado su mochila hacía el cocinero.

—Ahora les preparó sus almuerzos —dijo Sanji mientras se dirigía a la cocina.

—Luffy, yo me quedaré cuidando el barco —el anuncio de Jinbei llamó la atención del joven capitán.

—También me quedaré, quiero verificar si las rocas no dañaron el Sunny —anunció Franky.

—En ese caso, me quedaré también para ayudarte, jojojo —ofreció Brook.

—¡De acuerdo! ¡Protejan bien el Sunny chicos! —dijo Luffy con una enorme sonrisa.

Media hora después, todos —a excepción de los que se quedaban en el barco— estaban listos con sus mochilas para explorar en la extraña isla a la que habían arribado.

La isla estaba rodeada por diferentes tipos de riscos de piedras en el mar, al borde costero se desplazaba una extensa playa por las formaciones naturales que cumplía la función de defender a la costa del oleaje. Luego de la arena, había un enorme y denso bosque de tamaño descomunal.

Además, la rodeaba un extraño clima con diferentes intensidades de ráfagas y oscuras nubes grises como si estuviera por caer una intensa precipitación de lluvia.

A simple vista parecía deshabitada, pero ante la extensa y larga experiencia de toda la tripulación, sabían muy bien que no todo siempre es como parecía ser.

Nami, quien se cambió a un suave y ligero vestido de algodón de mangas largas de color melocotón pastel —el cual le ayudaba a que el roce de la misma tela con su marca no le incodorada— observaba el terreno irregular que se extendía a varios metros de la playa.

—¡Vaya, miren esos enormes árboles! ¡Que divertido! —Luffy salió corriendo disparado hacía la profundidad del bosque mientras reía a carcajadas.

—¡O-oye Luffy espera! —Usopp corrió detrás del intrépido capitán.

—¡Aaaah, seguro hay muchas yerbas medicinales por aquí! —Chopper gritó feliz y radiante.

—¿Quieres que te acompañe a buscarlas doctor? —preguntó Robin ante el lindo y entusiasmado reno.

—¡Si por favor, vamos!

—Oh mi hermosa Robin, déjame acompañarte así recolectó provisiones de comida —Sanji giró amorosamente alrededor de la arqueóloga.

Robin sonrió animada ante el extravagante cocinero: —Claro Sanji, vamos.

Los tres partieron hacía el interior del bosque.

—Yo ya me voy —Zoro partió hacía el lado izquierdo de la isla.

—¡¿A dónde demonios vas?! —Nami gritó horrorizada— ¡Vas a perderte como siempre idiota!

Zoro sonrojado ante la vergüenza le gritó rabioso, —¡No voy a perderme maldita bruja!

Por sus palabras, Nami le dió como respuesta una fuerte golpiza en la cabeza provocando que se cayera de boca al suelo y rápidamente le creciera una rojiza contusión en el cráneo.

—¡Vamos por aquí! Me acompañarás a estudiar esta isla para trazarlo en un mapa —ordenó Nami mientras lo arrastraba por el suelo sujetándolo de la camisa hacía el bosque.


¡Hola a todos! Muchas gracias por leer, por comentar y los gustas! Lo aprecio!!

Ame escribir este nuevo capítulo, lo disfruté mucho, espero que llegue a ustedes también jaja

Nuevamente, disculpen si hay errores ortográficos, escribo está historia por celular así que puede que haya uno que otro error de tipeo. Nos vemos pronto!