Año I
Capítulo IV
La chica de los ojos azules
—DIALOGO NORMAL—
—(PENSAMIENTO)—
—"PARSEL"—
El piso de la andén era frio. Su cabeza había impactado contra el duro mármol que revestía el piso del andén 9 y 3/4. Lo primero que escucho fue los ruidos característicos de la roja e imponente locomotora para después escuchar un verdadero tumulto de ruidos y un grito agudo.
— ¡Astoria Greengrass! ¿Qué te dije sobre estar corriendo? —preguntó una enfurecida mujer.
Esta mujer era, alta, de cuerpo esbelto, rubia cabellera y ojos azules, vestida con una túnica negra. Mientras que una niña de 11 años más baja, igualmente rubia, de ojos también azules, vestida con el uniforme reglamentario de Hogwarts se acercaba al caído chico para ayudarlo.
—Perdón, mamá —respondió suavemente una niña de 10 años vestida con un vestido blanco— ¡AHH! —gritó levantándose rápidamente al ver algo que se arrastraba de la manga del muchacho que había tirado.
Las tres mujeres se quedaron completamente paralizadas cuando vieron que de la manga del muchacho salía una krait de cabeza roja completamente enfurecida seseando en voz alta y en posición amenazante lista para atacar ante el primer movimiento dudoso.
La mayor, algo asustada, sacó rápidamente su varita apuntando a la serpiente mientras Astoria corría a agarrándose a la pierna de su madre como si su vida dependiese de ello. Al mismo tiempo, la otra muchacha rubia miraba con los ojos abiertos y una sincera fascinación al hermoso animal. Entre tanto, se había logrado formar un buen espectáculo en el andén y todas los que estaban alrededor comenzaron a mirar a Harry y a las mujeres.
— "Alto Gaya" —dijo Harry mientras se sentaba en el suelo, mirando a la serpiente, ante la atónita mirada de los presentes y sobre todo, de las 3 mujeres.
— "Estas estúpidas mujeres nos atacaron" —respondió Gaya completamente furiosa.
— "Tranquila, solo fue un accidente —dijo él suavemente —, estamos llamando demasiado la atención, vuelve a mi muñeca."
— "Esta bien Harry, pero vuelve a pasar y te juro que las muerdo". —dijo mientras se arrastraba por la mano de Harry hasta quedar oculta por la manga de su remera.
Harry se puso de pie, miro a las asustadas mujeres y mirando a la pequeña niña que estaba aterrada habló.
— ¿Te lastimaste?, perdón si Gaya te asusto, pero no le gusta caer al suelo. —dijo suavemente con una pequeña sonrisa.
—No, no me lastime…, perdón por tirarte —respondió Astoria todavía un poco asustada.
Harry respondió con una sonrisa, miró a las otras dos mujeres, mientras la mayora guardaba su varita y lo miraba con algo de desconfianza.
—Perdón si Gaya las asusto, solo actuaba en defensa. —dijo Harry.
—Es-está bien, no-no te preocupes. ¿Co-cómo te llamas? —pregunto la madre de ambas niñas algo nerviosa.
—Mi nombre es Harry Potter, un placer. —respondió haciendo una leve reverencia, sorprendiendo a las 3 rubias.
La mayor suspiro, se sereno y dijo.
—Mi nombre es Valery Greengrass, están son mis hijas Astoria, —mirándola de reojo mientras esta, seguía agarrada a su pierna y miraba tímidamente— y Daphne.
—Es un placer. —dijo Harry acercándose a Astoria ofreciéndole la mano, mientras esta se la estrechaba tímidamente— Es un placer, Daphne. —también acercándose a ella estrechándole la mano.
Los ojos verdes de Harry y los ojos azules de Daphne se conectaron y se miraron intensamente como si se estuvieran analizando. Harry sonrió y ella también lo hizo. Se soltaron sin decir nada y sin dejar de verse a los ojos, Daphne a los dos jades de Harry y Harry a los dos zafiros que adornaban la cara de ella, hasta que habló.
— ¿También vas a ir a primer año? —preguntó Daphne con una sonrisa.
—Sí, ¿es tu primer año también? —preguntó él con amabilidad.
—Sí. ¿A dónde cre…
—Creo que ambos deberían ir subiendo al tren. —dijo Valery interrumpiendo a los menores, mientras de fondo escuchaban el pitido característico de la locomotora.
Daphne se despidió de su madre y su hermana y ambos entraron a un vagón; caminaron un poco hasta que encontraron un compartimiento vacío y la aventura de ambos comenzó.
Cuando entraron Harry ayudó a guardar el baúl de Daphne mientras el luego, hacia lo mismo con el suyo. Los vagones eran grandes y espaciosos, tenían dos asientos rojos enfrentados pero largos, fácilmente entraban 3 personas cómodas en cada uno. Los dos se sentaron en el mismo asiento, pero enfrentados para poder hablar cómodamente.
—Lo que hiciste afuera fue hablar con la serpiente, ¿no? ¿Hablas pársel? —preguntó Daphne intrigada mirándolo fijamente.
—Sí. —respondió Harry mientras Gaya salía de la manga de Harry y miraba fijamente a Daphne, ambas se quedaron viendo por un momento.
—Es muy hermosa... ¿Cómo se llama? —preguntó Daphne mirando fijamente a la serpiente.
— "Me agrada, es sincera" —dijo una alegre Gaya, Harry se comenzó a reír.
—Gaya; —comenzó a hablar Harry mientras se continuaba riendo, Daphne lo interrogante al no entender porque se estaba riendo— dice Gaya, que le gusta tu sinceridad.
Daphne sonrió y volvió a preguntar.
— ¿Ya sabes a que casa vas a ir?
—mmm, sí, creo que todas las casas son buenas, pero quiero ir a Gryffindor, la jefa de casa es Minerva McGonagall, ella me ayudó mucho y quiero devolvérselo de alguna forma, si al menos puedo ayudar para que Gryffindor gane la copa de las casas a fin de año, seguro que ella estaría feliz, ¿Y tú? —preguntó Harry mirándola a los ojos.
—Pienso lo mismo, cualquier casa está bien, pero toda mi familia fue a Slytherin, así que supongo que voy a terminar ahí, lastima pensé que íbamos a poder ser amigos.
—No entiendo. —dijo Harry mirándola sin entender el comentario.
—Gryffindor y Slytherin se odian a muerte, son las casas rivales y nunca se juntan para nada, al menos eso me dijo mi papá. —respondió Daphne.
—mmm, ya entiendo —dijo Harry pensativo —. En lo personal, las rivalidades y ese odio que me mencionas me parecen una verdadera idiotez, ¿Cómo puede ser que permitan que personas solo por ser elegidos en un lugar se odien?
—Es porque dicen que en Gryffindor siempre están los magos de la luz y en Slytherin siempre salen magos oscuros. Sé que es una tontería, pero es algo que está muy arraigado en el pensamiento de todos. —respondió Daphne levantando los hombros.
— ¿Tú lo crees? —preguntó Harry mirándola seriamente.
—No. —respondió Daphne rápidamente.
Un destello surcó en ese momento en los ojos de Daphne, algo que Harry vio que le decían que no mentía, algo que iba a ser siempre así y que no iba a importar nada. Su mente por un momento se detuvo y decidió hacer un salto de fe, ya lo había hecho con McGonagall ahora lo iba a hacer con Daphne.
— ¿Te gustaría que rompamos el orden natural de las cosas? —volvió a preguntar Harry con una sonrisa.
— ¿Cómo? —repreguntó ella con una ceja levantada.
—Seamos mejores amigos sin importar lo que nos digan o en qué casa terminemos. ¿Te parece?
—Pero, ¿y si termino en Slytherin y tú en Gryffindor? —replicó con preocupación.
—No te preocupes, entonces un Gryffindor va a tener de mejor amiga a una Slytherin. A mí no me importan las tontas tradiciones o lo que digan los demás y si a alguien no le gusta que se tire de la torre más alta. Te prometo que nunca voy a lastimarte, ni mentirte, ni dudar de tu palabra y por sobre todas las cosas voy a ser un fiel amigo siempre, en las buenas y en las malas. ¿Qué te parece?
Daphne estaba sorprendida, un chico que apenas conocía le estaba ofreciendo prácticamente lealtad eterna sin importar las condiciones futuras y no cualquier chico, sino Harry Potter el niño que vivió, el que hace un rato estaba hablando pársel, pero algo en esos ojos verdes la estaban prácticamente arrastrando a hacer algo que nunca había hecho, algo a lo que siempre había evitado a excepción de su madre y su hermanita, confiar en alguien. Las familias sangre puras tenían ideas simples, no importa con quien estar, si el beneficio que traía era mayor, bienvenido sea, al menos esa era la filosofía de su padre y a Daphne no le gustaba nada eso, no le gustaba que las personas se aprovecharan de los que tienen alrededor, por eso sabía que en las únicas personas que podía confiar de su entorno como sangre pura realmente, eran su madre y su hermana, el resto de los puristas como su padre solo velaban por sus intereses y conveniencias.
Daphne pestañeó un momento mirando los verdes ojos de Harry.
—Sí, sí quiero. —respondió ella convencida.
Ambos sonrieron de forma sincera sin soltarse la mirada.
— ¿Te puedo hacer una pregunta? —preguntó Daphne sin dejar de mirarlo a los ojos.
—Sí, claro.
— ¿A qué te refieres al decir con qué la jefa de Gryffindor te ayudo?
—Bueno… —dijo Harry algo dudoso— Mis padres murieron, ellos fueron asesinados el día que Voldemort me hizo esta cicatriz —dijo mostrándole la marca en forma de rayo y hablando melancólicamente —, y cuando me encontraron, mi única familia que me queda era mis tíos muggles y ellos no les gusta lo mágico y como decirlo… ellos no me trataban muy bien hasta que vino la Profesora McGonagall, me mostró todo el mundo mágico y resolvió el problema que tenía con ellos.
—Perdón, no quería incomodarte. ¿Estás bien? —preguntó Daphne detectando el cambio de ánimo del azabache.
—Sí, no te preocupes, es solo que estaba pensando en cómo sería si mi familia estuviera viva y no tuviese esta cicatriz en la frente. Como sería tener una familia normal. —dijo en tono melancólico— ¿Cómo es tu familia? —preguntó Harry con interés.
—Mi mamá, es muy alegre y dulce, siempre nos cuida a mi hermana y a mí. Mi hermana es un muy dulce pero atolondrada, fueron las que conociste en el andén y también está mi papá —dijo Daphne ligeramente incomoda ante la mención de su padre —, se llama Cyril Greengrass, pero es mejor que no lo conozcas nunca.
— ¿Por qué? —volvió a preguntar Harry interesado.
—No nos llevamos muy bien, nuestras ideas siempre chocan y nunca estamos de acuerdo, él, en lo único que piensa es en la política y en el beneficio propio, no le interesa nada más, es el típico sangrepura. —contestó ella con molestia.
Siguieron hablando un rato más de trivialidades, el tren comenzó a moverse, después de unos minutos escucharon la puerta abrirse, un chico pelirrojo y pecoso que estaba algo desarreglado pregunto.
—Disculpen, ¿puedo sentarme en este compartimiento? Los demás están todo llenos.
—Claro. —respondió Harry mirándolo a los ojos.
—Gracias. —dijo él sentándose —. Saben, dicen que Harry Potter está en el tren, no lo vi, pero dicen que lo vieron hablando con una serpiente, eso no puede ser posible, los únicos que hablan pársel son magos tenebrosos, seguro que es mentira. —comento de forma graciosa.
Daphne se giró lentamente viendo a Harry que tenia abiertos bien grandes los ojos y parecía molesto, muy molesto por ese último comentario.
—Por cierto, soy Ron Weasley, ¿y ustedes? —pregunto Ron de manera despreocupada.
—Daphne Greengrass. —respondió mirándolo para después volver a mirar a Harry que no estaba diciendo nada.
—…—Harry estaba evaluando que decir, irremediablemente iba a saber quién era. Secamente dijo —. Harry Potter.
—Imposible, eres Harry Potter, no puedo creerlo, es genial. ¿Qué se siente ser famoso? —preguntó Ron Weasley emocionado.
— ¿Perdón? —cuestiono Harry secamente y con algo de molestia.
—A lo que me refiero, que debe ser genial ser como tú, ser respetado y adorado, seguro te dan todo lo que quieres, ¿no? —dijo Ron mirándolo impresionado.
Harry solo se mordió el labio pensando que responder. Daphne miro a Harry con preocupación y lo vio abrir la boca para hablar.
— ¿Te puedo hacer una pregunta? —preguntó Harry secamente.
—Sí, claro.
— ¿Qué estarías dispuesto, a pagar por ser famoso, respetado y adorado? —volvió a preguntar Harry con algo de incomodidad.
—Lo que sea, seria genial.
Harry se volvió a morder el labio. Daphne se quedo completamente en silencio.
— ¿¡Ósea que estarías dispuesto a que un psicópata fuese a tu casa, matase a toda tu familia, te dejase una estúpida cicatriz en la frente y te dejasen con una familia que te odia!? ¿¡Eso estarías dispuesto a pagar por ser famoso!? —preguntó Harry alzando la voz con mucha molestia, Daphne se acercó y le agarro la mano en forma de consuelo.
—Yo-yo… —dijo Ron nervioso— No te estoy gritando para que me hables así, no importa que seas Harry Potter, no me puedes gritar.
— ¡Eres un idiota insensible, Weasley! Primero lo llamas mago tenebroso por poder hablar pársel y después le dices que ser él es genial porque es famoso, por algo que hizo cuando era un bebé y perdió a toda su familia en el proceso. —dijo Daphne molesta apretando mas la mano de Harry, lo cual hizo que este se sorprendiera por la respuesta de su reciente amiga.
— ¡Ustedes no me pueden hablar así! ¡No son nadie para hacerlo! —gritó Weasley parándose molesto.
— ¡Y tú no puedes ser un idiota insensible y soltar cada palabra sin pensar si no va lastimar al otro! —replico la rubia también parándose enfrente de él y cruzándose de brazos.
Weasley caminó hasta la puerta.
—Creí que Harry Potter iba a ser genial, pero parece que me equivoqué. —dijo Ron Weasley saliendo del compartimiento con su equipaje y cerrando con fuerza la puerta.
Daphne bufó y se sentó enfrente de donde estaba Harry y vio su mirada de sorprendido.
— ¿Qué? —preguntó con algo de pena.
—Recuérdame que nunca te haga enojar, eso fue genial. —comentó Harry divertido, haciendo que Daphne se pusiera colorada.
Ambos se rieron; si esto era tener una amiga, era genial.
—Gracias, por lo de recién —dijo Harry mirándola con una sonrisa sincera —, nunca nadie había hecho eso por mí.
—No dijiste que íbamos a estar en las buenas y en las malas, bueno, yo cumplo mis promesas y más con mis amigos. —comentó Daphne divertida, ambos comenzaron a reírse a todo pulmón.
En la cara de Harry se formó una sonrisa sincera durante todo el viaje, la escuela no iba a ser aburrida como antes, al menos no iba a estar solo. Sus tíos no podían influir en lo que pensaban los maestros en Hogwarts, no podían hacer que los padres de sus compañeros se encargaran de minar cualquier amistad que pudiese conseguir, no ellos no tenían influencia en el mundo mágico. Era libre.
Los prados de Escocia daban una imagen hermosa mientras el tren estaba en movimiento, sin duda era imagen calmante, Harry y Daphne pasaron las siguientes horas hablando de todo lo que se les ocurrió en el momento. Mientras hablaban volvieron a escuchar la puerta abrirse, un chico rubio, de ojos grises y tez pálida entró en el compartimiento, miró un momento a Daphne y después a Harry.
—Hola, soy Draco Lucius Malfoy, eres Harry Potter, ¿no? —preguntó el muchacho extendiendo la mano, Harry la aceptó y dijo.
—Hola, sí, soy Harry Potter y ella es Daphne Greengrass.
Draco solo asintió.
— ¿Es cierto que puedes hablar pársel? ¿Y qué tienes de mascota a una serpiente? —preguntó Draco con algo de entusiasmo.
—Sí, es cierto y no es una mascota, es un familiar. —respondió Harry con simpleza.
— ¿Familiar? —volvió a pregunto Draco.
—Un familiar es un animal con el cual se comparte un vínculo mágico. —dijo Harry estirando la manga y dejando ver a Gaya.
—Genial, seguro vas a ir a Slytherin. —comento Draco con seguridad.
—No, —dijo Harry rápidamente— quiero ir a Gryffindor.
— ¿Por que? Eres un hablante, es prácticamente un boleto para Slytherin —dijo el rubio con sorpresa
—Tengo asuntos personales en Gryffindor. —respondió Harry con simpleza.
—Ya veo, una lástima, vas a estar con todos esos sangresucia, no son verdaderos magos como nosotros.
Daphne estaba callada viendo la reacción de Harry. Harry solo suspiro. McGonagall le había dicho sobre los puristas de sangre y sus ideas raciales.
—Malfoy, de donde provengan las personas no los define como son, sino sus acciones.
—Eso no importa, siguen siendo inferiores. —dijo Draco Malfoy con asco.
—Veo que no vamos a llegar a un acuerdo.
—Eso parece… adiós.
—Adiós Malfoy. —dijo Harry.
Draco salió del compartimiento y no ninguno de los dos dijo nada, hasta que Gaya siseo.
— "Ese chico no me gusta".
El resto del viaje fue más tranquilo y sin interrupciones, cuando estaban por llegar un Prefecto abrió la puerta.
—Tienes que tener puesto el uniforme antes de que lleguemos al castillo. —dijo él mirando a Harry, él solo asintió asintió y el Prefecto se fue.
Harry cerró los ojos y chasqueo los dedos, su vestimenta anterior cambio al uniforme negro, con la típica túnica de Hogwarts.
—Me tienes que enseñar a hacer eso. Fue genial. —dijo Daphne sorprendida.
—Seguro, no es muy difícil. —comentó Harry con una sonrisa.
Una voz retumbo por todo el tren.
—Faltan 5 minutos para llegar a Hogwarts. Dejen todo su equipaje en el tren, lo van a encontrar en sus respectivas habitaciones cuando lleguen a sus casas.
Ambos bajaron en la estación y Harry escuchó una voz conocida por él.
— ¡Primer año! ¡Los de primer año acá! —decía Hagrid. El semi gigante le sonrió cuando lo vio y él le devolvió la sonrisa.
—Vengan, síganme… ¿Hay más de primer año? Miren bien en donde pisan. ¡Los de primer año, síganme!
Caminaron por un pequeño sendero hasta que llegaron a un lago y con magnificencia el imponente castillo se alzaba sobre una ladera montañosa, sin lugar a duda lo había edificado para resistir asaltos, aunque esto ya no pasara hoy en día, le daba un aire de seguridad que se sentía por todos lados.
Daphne y Harry se subieron a los botes juntos con Susan Bones y Neville Longbottom todos miraban el imponente castillo agrandarse antes ellos mientras se iban acercando. Harry sintió algo que le barrio todo el cuerpo la sensación era intimidante, se sentía invasiva como si viese toda tu alma, vio que Daphne no le afecto y seguía viendo la hermosa fortificación, esas debían ser las defensas de Hogwarts.
Entraron en un túnel oscuro, mientras el semi gigante pedía que se agacharan, pero parece ser que él era el único con problemas debido a su altura. Llegaron a una especie de muelle, bajaron y siguieron al semi gigante por una especie de pasadizo hasta que llegaron a un patio con un verde y hermoso pasto brillando por el rocío nocturno delante de ellos unas imponentes puertas de roble.
Delante de las puertas estaba esperando Minerva McGonagall que miraba ansiosa, pero intentando tener su estoico semblante, buscan el lugar donde se encontraba su protegido, hasta que lo vio detrás de Hagrid hablando con una niña rubia, sonrió, algo había pasado.
—Los de primer año, profesora McGonagall. —dijo Hagrid con una sonrisa.
—Gracias Hagrid. —respondió Minerva asintiendo.
Daphne se le quedo viendo, esa era la Profesora McGonagall que tanto hablaba Harry, sin lugar a duda era una persona con la que no se debía tener problemas, sin embargo, sus ojos no demostraban maldad.
Todos los nuevos alumnos siguieron a McGonagall por el vestíbulo hasta que llegaron a las puertas del gran comedor, con su serio semblante y voz firme dijo.
—Bienvenidos a Hogwarts. La cena de principio de año se celebrará dentro de poco, pero antes de que ocupen sus lugares en el Gran Comedor deben ser seleccionados para sus casas. La Selección es una ceremonia muy importante porque, mientras estén aquí, sus casas serán como sus familias en Hogwarts. Tendrán clases con el resto de la casa que les toque, dormirán en los dormitorios de sus casas y pasaran el tiempo libre en la escuela. —miró a todos y continúo.
—Las cuatro casas son Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Cada una tiene su propia y noble historia. Cada una ha producido notables brujas y magos. Mientras estén en Hogwarts, con sus triunfos conseguirán que las casas ganen puntos, mientras que cualquier infracción de las reglas harán que los pierdan. Al finalizar el año, la casa que obtenga más puntos será premiada con la copa de la casa. Espero que todos sean un orgullo para la casa que les toque. La Ceremonia de Selección empezara dentro de pocos minutos, frente al resto del colegio. Les sugiero que, mientras esperan, se arreglen lo mejor posible. Volveré por ustedes cuando lo tengamos todo listo para la ceremonia —dijo la profesora McGonagall—. Por favor, esperen tranquilos.
Si algo le había dado leer a Harry, es conocimiento y dicen que el conocimiento es poder, gracias a eso, sabía que esperar, el Sombrero Seleccionador era algo que había estado hablando con Daphne en el tren, algo que hizo que los nervios que podían llegar a tener desaparecieran, estaban juntos en esto, al menos eso se habían jurado. Harry sintió a Gaya moverse y movió la mano para facilitarle apoyar su cabeza en su palma y salir ligeramente por la manga para ver.
Los fantasmas aparecieron muchos se asustaron, pero eran amigables, ninguno parecía hacer daño, entraron traspasando las puertas al gran comedor, y cuando no había más, Minerva volvió.
—Formen una hilera y síganme. —dijo la Profesora McGonagall seriamente.
La sorpresa era latente, el lugar era increíble, iluminados por miles y miles de velas, y un cielo estrellado adornaba el techo dándole un hermoso toque romántico que le daba un aire fantástico a la primera impresión. Cuatro mesas puestas verticalmente de forma paralela eran donde se sentaban los alumnos, cuatro mesas con bajilla de oro. Al fondo una mesa también larga, pero puesta en posición horizontal, en donde se notaban que estaban los profesores.
Todos fueron hacia adelante cerca de donde estaban los profesores y se quedaron parados con un taburete delante de ellos, encima, un sombrero realmente viejo y sucio. El antiguo objeto comenzó a hablar:
Oh, podrás pensar que no soy bonito,
pero no juzgues por lo que ves.
Me comeré a mí mismo si puedes encontrar
un sombrero más inteligente que yo.
Puedes tener bombines negros,
sombreros altos y elegantes.
Pero yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts
y puedo superar a todos.
No hay nada escondido en tu cabeza
que el Sombrero Seleccionador no pueda ver.
Así que pruébame y te diré
dónde debes estar.
Puedes pertenecer a Gryffindor,
donde habitan los valientes.
Su osadía, temple y caballerosidad
ponen aparte a los de Gryffindor.
Puedes pertenecer a Hufflepuff
donde son justos y leales.
Esos perseverantes Hufflepuff
de verdad no temen el trabajo pesado.
O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw,
Si tienes una mente dispuesta,
porque los de inteligencia y erudición
siempre encontrarán allí a sus semejantes.
O tal vez en Slytherin
harás tus verdaderos amigos.
Esa gente astuta
utiliza cualquier medio
para lograr sus fines.
¡Así que pruébame!
¡No tengas miedo!
¡Y no recibirás una bofetada!
Estás en buenas manos (aunque yo no las tenga).
Porque soy el Sombrero Pensante.
Todos aplaudieron ante el canto del sombrero, Daphne y Harry solo sonrieron, solo había que ponerse el sombrero.
La profesora McGonagall saco un gran pergamino y dijo.
—Cuando los llame, siéntense en el taburete y van a ser seleccionados para sus respectivas casas.
— ¡Abbott, Hannah!
— ¡Bones, Susan!
— ¡Boot, Terry!
— ¡RAVENCLAW!
Los nombres siguieron y siguieron pasando hasta que llegaron a la G.
— ¡Greengrass, Daphne!
Daphne camino segura, se sentó en el taburete y le colocaron el sombrero, en ese momento sintió algo invadir su mente y escucho en sus pensamientos.
—(mmm, que es esto, oh interesante, inteligencia y astucia y también ganas de demostrar de que estas hecha, mmm pero que es esto, oh, parece ser que, interesante muy interesante —dijo la voz sorprendida. —, así que ambos quieren cambiar las cosas, eso va a ser interesante muy interesante, es la primera vez que alguien viene con este pensamiento, supongo que el statu quo se va a romper). —Dijo el sombrero en la mente de Daphne.
Daphne se quedó callada y no dijo nada, ya sabía a lo que se refería.
—¡SLYTHERIN!
Daphne se encamino hasta su mesa y dio un vistazo atrás antes, Harry y ella se miraron y sonrieron, las cosas iban a cambiar.
Los nombres siguieron pasando y hasta que llego al nombre que muchos querían oír.
—¡Potter, Harry!
Silencio es lo único que había cuando se pronunció su nombre, fastidiado Harry comenzó a caminar hacia al taburete y miro a McGonagall antes de llegar y ella le guiño el ojo reconfortándolo. Mientras Harry se sentaba los murmullos comenzaron a ser escuchables.
Minerva le puso el sombrero y él sintió magia tratando de entrar a su mente, y escucho una voz.
—(Mmh..., interesante, una mente muy interesante, es difícil, sin duda difícil, hay valor, lealtad, inteligencia y mucho talento que es esto y muchas ganas de probarse y mostrar al mundo quien realmente eres, la decisión es muy difícil). —dijo el Sombrero seleccionador difícil.
—(Tú sabes a donde quiero ir y porque, ¿no?). —dijo Harry interesado.
—(Por supuesto, tu lealtad y creciente cariño por Minerva McGonagall pesan mucho en tus decisiones, por lo que veo. Pero ella estaría orgullosa de ti en cualquier casa). —comento el viejo sombrero con sencillez.
—(Eso no importa, yo quiero que ella este orgulloso en su propia casa, aparte hay algo que quiero hacer).
—(Sí, también lo vi en la mente de la otra niña, tus ganas de romper el statu quo son muy interesantes, Gryffindor y Slytherin juntos, es algo que no se veía desde hacía mucho tiempo. Tus ganas de romper las cosas que te parecen injustas es realmente notable, sin lugar a duda. Si eso es lo que quieres). ¡GRYFFINDOR!
Su cara mostro una pequeña sonrisa y luego miro a Minerva que lo miraba con una gran sonrisa. Camino hasta su mesa y recibió los saludos de todos, se sentó y miro a la mesa de Slytherin y ahí estaba Daphne sonriéndole, las cosas iban a cambiar.
Cuando la selección termino, Albus Dumbledore se paró y hablo, Harry lo vio con cara seria, ahí estaba su verdugo, si el tiempo lo decidía o no, no importaba, en el corto y mediano plazo era la persona que más desconfianza le causaba.
— ¡Bienvenidos! —dijo Dumbledore— ¡Bienvenidos a un año nuevo en Hogwarts! Antes de comenzar debo recordarles que el bosque prohibido, está prohibido para los estudiantes de primer año y el pasillo del tercer piso, está completamente prohibido para todos a menos que quieran tener una muerte realmente dolorosa. Antes comenzar nuestro banquete, quiero decirles unas pocas palabras. Y aquí están: ¡Papanatas! ¡Llorones! ¡Baratijas! ¡Pellizco!… ¡Muchas gracias! —dijo mientras se volvía a sentar. Todos aplaudieron. Harry no cambio su expresión.
Harry se quedó con los ojos abiertos de forma de asombro. Los platos que tenía enfrente pronto estuvieron repletos de comida. Nunca había visto tantas cosas que le gustara comer: carne asada, pollo asado, chuletas de cerdo y de ternera, salchichas, tocino y filetes, patatas cocidas, asadas y fritas, pudin, guisantes, zanahorias, salsa de carne, salsa de tomate y, por alguna extraña razón, bombones de menta. Los Dursley lo habían obligado a trabajar para comer se sentía raro poder comer lo que quisiera. Se mordió el labio recordando con mirada melancólica no se había servido nada era un sentimiento extraño, se sentía raro y dolía. McGonagall lo miraba fijamente, la actitud de Harry en ese momento era claramente producto de sus años de tortura. Pero vio a Harry moviendo los labios y todos los demás alumnos de su mesa quedarse en completo silencio. Se agarró la frente con la mano izquierda, porque las cosas pasaban tan rápido.
— "¿Harry, estas bien? Tu ritmo cardíaco sube y baja". —dijo la serpiente mientras salía de su túnica y lo miraba fijamente a los ojos.
— "Si Gaya, estoy bien es solo que al ver todo esto, los recuerdos del pasado vinieron a mi mente, pero si me despejo, voy a estar bien". —dijo Harry hasta que se percató de todo el silencio que había y se dio cuenta de su graso error.
Había un rumor que Harry Potter sabía hablar pársel y que salvó a unas mujeres de una serpiente o algo así. Los detalles no estaban claros. Pero ahora todas las sospechas estaban confirmadas, Harry Potter sabía hablar pársel y tenía una serpiente roja y azul. Harry suspiró tomó su copa de jugo de calabaza, cerró los ojos y tomo un tragó ante el silencio de todos, mientras los profesores lo veían atentamente.
— ¿Quién va a ser el primero en preguntar? —preguntó Harry abriéndolos nuevamente.
— ¿Eso fue pársel? —preguntó un chico de cabello colorado y con rulos.
— ¿Tu habilidad funciona para controlar a los Slytherin? —preguntaron divertidos los gemelos Weasley
—Ss… ¿Qué? —preguntó Harry con sorpresa.
—Sí, ¿sirve para controlar a las serpientes que tenemos por compañeros?, unas cuantas bromas se nos ocurren si eso es posible.
—No, solo funciona con serpientes…, reales.
—Lástima. —dijeron ambos con algo de desilusión.
—La serpiente que está en tu manga, ¿es venenosa? —preguntó un Prefecto con algo de nerviosismo.
—Sí, pero tiene hechizos de protección que puso la Profesora McGonagall para que no pase nada si hay un accidente.
Minerva tenía que agradecerles a los gemelos Weasley, ellos de un momento a otro, habían relajado el ambiente, ahora no se notaba la incomodidad de todos, al menos no era tanta.
El resto de la cena fue agradable, cuando Harry llego a los dormitorios, un temeroso Neville Longbottom, le preguntó.
— ¿Tu-tu serpiente do-donde va a dormir?
—Conmigo, es un animal de sangre fría y el castillo es muy frio para dejarla suelta. —respondió Harry con simplicidad.
Un suspiro fue lo único que escucho. Lamentablemente su cama estaba al lado de Ron Weasley que lo miraba con cara de fastidio y molestia, decidió ignorarlo volvió a chasquear sus dedos y su ropa cambio a un piyama, se acostó a dormir con su varita al lado no muy lejos.
— "Buenas noches, Gaya" —dijo Harry cerrando los ojos.
— "Buenas noches, Harry" —contestó la serpiente enroscándose para mantener el calor.
Su sueño llego temprano y durmió profundamente el resto de la noche.
A la mañana se despertó temprano, en el tren había acordado despertarse temprano con Daphne para desayunar juntos, no había ninguna regla que impidiese que dos alumnos de distintas casas desayunaran juntos y eso lo iban a usar a su favor.
Se ducho, se vistió y vio que todos sus compañeros de cuarto seguían durmiendo. Paso rápidamente por la sala común y llego a las puertas del Gran Comedor en donde ahí estaba parada esperándolo con el distintivo uniforme femenino y el logo de Slytherin.
