Año I

Capítulo V

El precio de lo que decidimos ser


—DIALOGO NORMAL—

(PENSAMIENTO)

—"PARSEL"—


Si algo era conocido en todo Hogwarts era la rivalidad que había entre Gryffindor y Slytherin, ambas casas se tenían un odio mutuo, y unas profundas ganas de aplastarse entre ellos, así que no era raro ver disturbios entre estudiantes de estas.

En la antigüedad Godric Gryffindor y Salazar Slytherin se conocieron cuando eran jóvenes en el bosque prohibido y entablaron una amistad casi automática ya que ambos compartían el entusiasmo de buscar aventuras y afrontar nuevos retos. Ambos junto a Rowena Ravenclaw y Helga Hufflepuff fundaron la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería, en donde buscarían instruir a los futuros magos de la sociedad para que estuvieran mejor preparados para el futuro.

Sin embargo, los cambios políticos y sociales que ocurrían en el mundo hicieron que Slytherin se opusiera a enseñar a jóvenes magos que proviniesen de familias muggles ya que consideraba un riesgo innecesario poner en peligro a toda la escuela por unos pocos individuos que venían de un mundo, en el cual la magia era castigada con la muerte. Creía que no tardaría mucho en que intentaran atacar la escuela si se enteraban de su existencia. Las instituciones religiosas muggles eran muy poderosas y tenían mucha influencia en su mundo, no tardaría mucho en que los atacaran si alguien revelaba el secreto. Al menos esa fue la creencia del fundador y esa fue la razón para dejar la escuela, aunque la historia, lo condeno como un extremista anti-muggles, pro-sangrepura.

...

Para la sorpresa de McGonagall, su protegido traspasaba las puertas del gran comedor junto con una joven de cabellos rubios con el emblema de Slytherin en su uniforme, ambos se notaban que hablaban y reían muy amenamente mientras se iban acercando a la mesa de los profesores, esto no pasó desapercibido para el profesor de pociones que también veía extrañado esta escena. Cuando los tuvo enfrente. Harry con una sonrisa habló.

—Buenos días, profesora McGonagall, ella es Daphne Greengrass. —dijo alegremente mientras presentaba a su nueva amiga.

—Buenos días, señor Potter; buenos días, señorita Greengrass. —saludó respetuosamente.

—Buenos días profesora. —respondió Daphne con una sonrisa.

—Acá tengo su horario, señor Potter, recuerde no llegar tarde a su primera clase, es conmigo. —comentó con un deje de diversión, Harry asintió con una sonrisa.

—Vamos a buscar mi horario y después desayunemos. —dijo Daphne.

Ambos se movieron a donde estaba el profesor Snape. Él se les quedo viendo un momento extrañado con la escena hasta que Daphne hablo.

—Bueno días, profesor Snape, ¿tiene mi horario? —preguntó Daphne alegremente.

—Bueno días, señorita Greengrass, —saludó— acá esta. —Respondió entregándole el papel, para después mirar a Harry fijamente.

—Buenos días, profesor. —dijo Harry sin soltarle la mirada.

—Buenos días, Potter. —respondió secamente.

Ambos se dieron la vuelta y se encaminaron a la mesa de Gryffindor sentándose juntos ante las miradas de todos y comenzaron a desayunar y hablar.

—La sala común de Slytherin está en las mazmorras, desde las ventanas se puede ver el lago, a veces se ve a un calamar gigante nadando. Es una mazmorra color grisácea con muebles negros, un poco lúgubre pero agradable; las habitaciones son de madera negra, las comparto con otras 3 chicas, una es Pansy Parkinson, Millicent Bulstrode y Tracy Davis. Pansy y Millicent son las típicas sangrepuras que solo piensan en ellas, Tracy es más agradable y no tiene prejuicios. —dijo Daphne —¿Cómo es la sala de Gryffindor? —preguntó interesada.

—Está llena de muebles y mesas, hay una chimenea central con sillones rojos, y las paredes están adornadas con papel tapiz con el escudo de Gryffindor, es acogedor, un tanto exagerado la cantidad de rojo, pero sigue siendo agradable —dijo Harry riendo ante el ultimo comentario —. Las habitaciones están revestidas de color madera y el mismo papel tapiz, la habitación la comparto con Neville Longbottom, Ron Weasley, Dean Thomas y Seamus Finnigan. —terminó su relato tomando un poco mas de té.

Ambos se pusieron a comparar horarios.

Harry tenía:

Lunes: Transformaciones e Historia de la magia.

Martes: Encantamientos, Defensa contra las artes oscuras y Herbología.

Miércoles: Transformaciones, Herbología y Astronomía.

Jueves: Encantamientos, Defensa contra las artes oscuras.

Viernes: Pociones y Vuelo.

Daphne por su parte le había tocado:

Lunes: Transformaciones y Defensa contra las artes oscuras.

Martes: Encantamientos, Historia de la Magia y Astronomía.

Miércoles: Transformaciones, Defensa contra las artes oscuras y Herbología.

Jueves: Encantamientos y Herbología.

Viernes: Pociones y Vuelo.

Pociones, encantamientos, transformaciones y clases de vuelo era las únicas clases que compartían. Mientras seguían hablando el caos llamo a su puerta y su nombre era Ron Weasley.

— ¿¡Qué está haciendo una asquerosa serpiente en la mesa de Gryffindor!? Potter, eres un traidor juntándote con ellos. —gritó Weasley enojado mientras se acercaba a donde estaban el resto de compañeros de primer año.

— ¿Perdón? —preguntó molesto.

—Es una Slytherin no puede estar en esta mesa. —respondió con una sonrisa de victoria.

— ¿Y qué regla lo dice? —volvió a preguntar Harry molesto.

—Nin-ninguna, pero Gryffindor y Slytherin no pueden andar juntos. —dijo poniéndose colorado.

— ¿Por qué? —volvió a preguntar Harry ahora con una sonrisa desafiante en su rostro.

—Por-porque, mmm siempre fue así, es una tradición. —contesto con nerviosismo.

Harry sonrió aún más y después miro a Daphne que reía por lo bajo ante la hilarante situación volvió a mirar al menor de al Weasley apoyó su cabeza en su mano izquierda con una pequeña sonrisa, levanto ligeramente su derecha y Gaya comenzó a salir de su muñeca que comenzó a moverse por la mesa quedándose enfrente de Harry y Daphne y mirando a todos entonces respondió.

—Entonces esas tradiciones van a cambiar y no te vuelvas a dirigir a Daphne de esa forma, odio a quienes maltratan a los demás por cosas sin sentido y eso —dijo seriamente —, va para todos.

Ron estaba tan rojo como su pelo, los gemelos Weasley se reían de la expresión de su hermano que se iba a la parte más alejada de la mesa y el resto de sus compañeros solo veían algo atemorizados a la serpiente que volvía la muñeca de Harry.

Ambos estaban sentados delante de todo esperando que la profesora McGonagall llegara. No tuvieron que esperar mucho, escucharon una puerta abrirse y la vieron caminar hacia delante de todo y con su semblante serio dijo.

—Bienvenidos a Transformaciones, soy Minerva McGonagall —se presentó mirando a todos —. Transformaciones es una de las magias más complejas y peligrosas que aprenderán en Hogwarts —dijo —. Cualquiera que pierda el tiempo en mi clase tendrá que irse y no podrá volver. Ya están prevenidos.

Entonces saco su varita y de un movimiento transformo su escritorio en un cerdo y después lo volvió a su forma original, todos estaban muy impresionados, Harry ya la había visto hacer hechizos, pero siempre era genial ver la forma tan prolija y precisa de cómo se movía su tutora. Pero la felicidad de muchos no duro tanto, letras comenzaron a aparecer y la teoría hizo su aparición. Pasaron unos cuantos minutos copian cada palabra que aparecía, cuando todos terminaron la profesora hablo.

—Bien, el hechizo que van a aprender hoy se llama, Transmutatio, repitan conmigo.

—TRANSMUTATIO. —dijeron todos a la vez.

—Bien otra vez.

—TRANSMUTATIO.

—Excelente. Les voy a entregar a cada uno una cerilla, y van a tener que transformarla en un alfiler —dijo mientras iba dejando delante de cada uno el material. Para después volver adelante —. Bien, pueden comenzar.

Minerva miro a Harry y a Daphne desde su escritorio con atención. Harry saco su varita y de un movimiento se transformó en un alfiler. Daphne lo miro asombrada.

—¿Cómo lo hiciste tan rápido? —preguntó sin poder creer lo que veía.

—El truco es solo pensar en el objeto y dejar que la magia haga el resto. —respondió con sinceridad.

Daphne lo miro un momento, volvió a mirar la cerilla y cerró los ojos un momento, se enfocó en lo que quería y dijo:

—Transmutatio. —La cerilla se transformó en un alfiler y vio con ojos asombrados y una sonrisa su trabajo.

—Señorita Greengrass, señor Potter, excelente trabajo. 10 Puntos para Gryffindor y 10 punto para Slytherin. —dijo Minerva con una sonrisa.

Harry sonrió por lo bajo, las felicitaciones eran algo nuevo para él y una de Minerva era muy importante para él. Al final de la clase solo Daphne y Harry solo pudieron transformar la cerilla. McGonagall mostro como se había vuelto un plateado y afilado alfiler. Le dedico a ambos una excepcional sonrisa.

Cuando ambos salieron, Daphne lo miro seria y pregunto.

— ¿Cómo lo hiciste?

— ¿A qué te refieres? —preguntó Harry sin entender.

— ¿Cómo hiciste para transformar la cerilla sin decir el hechizo? —volvió a preguntar seriamente.

—Ah, eso, bueno, mmm —dijo rascándose la cabeza —, búscame después del almuerzo en la biblioteca y te prometo que te lo voy a contar, pero no acá, no en público.

—Está bien —contestó Daphne no muy convencida. Suspiro y con una sonrisa —, nos vemos después del almuerzo. —dijo yéndose.

Harry solo sonrió. Ambos fueron a sus respectivas clases. Harry fue a Historia de la Mágica. Cuando llego al aula 4F en el primer piso, lo primero que hizo fue sorprenderse por la cantidad de libros de historia que había por todos lados. Un fantasma de un hombre anciano entro y se presentó como el Profesor Cuthbert Binns, el profesor de historia de la magia y comenzó a hablar.

—La huelga de las gárgolas de 1911, fue la primera en su tipo, fue una huelga de gárgolas salvajes que comenzó…

La voz del profesor Binns era monótona y aburrida, Harry a los 10 minutos se cansó de todo eso, saco su libro y comenzó a leer y a escribir sus propios apuntes. La clase siguió así por las siguientes 2 horas, hasta que el medio día hizo su entrada e hizo que la monótona clase terminara.

Harry estaba en la biblioteca leyendo un libro de anatomía humana, todavía no se podía memorizar correctamente el cuerpo humano, las capas más internas de los músculos se entrelazaban entre si y lo hacían un verdadero desafío poder memorizarse todo.

Sintió una presencia conocida y vio a Daphne acercándose a lo lejos, le sonrió y cerro su libro. Cuando llego se sentó a su lado y lo miro seriamente.

—Bueno, bueno —dijo Harry con resignación —, pero lo que te voy a decir no quiero que se lo digas a nadie.

—Prometido.

—Soy sensible a la magia, esto me permite entender la magia desde su estado más simple, como decirlo, solo necesito ver mejor dicho sentir un hechizo para poder realizarlo —Daphne lo miro levantando una ceja —. A ver cómo lo explico, hace que pueda entender la magia desde su estado más primitivo, hasta algo complejo como un hechizo, si estos son simples, puedo hacerlos sin varita, pero si requieren más complejidad necesito usar la varita. También hay algo llamado magia controlada con pársel, pero todavía estoy trabajando en eso. Te voy a mostrar.

Saco su varita y dijo:

—El hechizo que se aprende en la primera clase de Defensa Contra las Artes Oscuras es Lumos, sirve para hacer luz, LUMOS —agito suavemente la varita y de la punta apareció una esfera de luz blanca —. Para terminar el hechizo hay que soltar la varita o decir el contra hechizo Nux, NUX —dijo y la luz se apagó, volvió a repetir el proceso, pero esta vez soltando la varita y ocurrió lo mismo.

Dejo la varita en la mesa, se movió para ponerse enfrente de ella y movió ligeramente la mano separando un poco su índice y de la punta de este apareció una esfera de luz. Daphne lo miro con los ojos bien abiertos mientras miraba su dedo, con un movimiento la luz se apagó.

—Te prometo que no le voy a decir a nadie, ¿Pero puedo preguntarte algo?

Harry suspiro.

—Si puedes hacer magia sin varita, tu control debe ser muy bueno. ¿Cómo aprendiste a controlar tu magia si vivías con tus tíos muggles? —los ojos de Harry se desviaron y miraron al suelo, se mordió el labio inferior y respondió.

—Yo..., yo no puedo decírtelo, no todavía. —Daphne vio cómo su estado de ánimo había cambiado y no dijo nada, era mejor no forzar el tema.

— ¿Cómo estuvo tu clase de Historia de la Magia? —preguntó Daphne cambiando de tema.

Harry la vio a los ojos y le sonrió, ella le devolvió la sonrisa.

—Aburrida, el profesor Binns es extremadamente monótono cuando habla, lo mejor es leer el libro de historia mientras él da clase. —dijo lamentándose.— ¿Y tu clase de Defensa Contra las Artes Oscuras? —preguntó interesado.

—Voy a tenerlo en cuenta al dato para mañana. —comentó Daphne —. Fueron un chiste las clases de defensa, a Quirrell no se le entendía nada y su aula tiene un olor muy fuerte a ajo. —dijo oliéndose la ropa.

—mmm..., si no podemos aprender nada en algunas clases podemos ser auto didactas, y estudiar por nuestra cuenta durante los fines de semanas y practicar los hechizos en algún aula vacía. —dijo pensativo.

—Sí, desgraciadamente creo que eso sería lo mejor.

Poco interés era lo que demostraban hacia Daphne en su casa cuando llego, a nadie le importaba con quien anduviera, mientras ganase puntos para su casa, fueras una leal serpiente y no molestase a nadie, ella era libre de hacer lo que quisiera.

Por lo general en Gryffindor no les interesa en donde o con quien anduvieran sus miembros, mientras supieran donde estaba su lealtad era más que suficiente. Harry por su parte era un caso completamente diferente; él era el niño que vivió, aquel que trajo paz al mundo mágico, pero también un hablante pársel y amigo de una Slytherin, era alguien observado por todos y ahora en menos de 24 horas tenía la desconfianza de la mayoría de sus pares, tal vez por sus acciones, por ser un hablante y tal vez un poco, por la difamación de Ron Weasley. Cualquiera que fuera el caso no importaba, la decisión estaba tomada, no se iba a retractar y no iba a permitir que lo oprimieran como lo habían hecho sus tíos, nadie le iba a imponer sus ideales.

El salón de la clase de encantamientos era diferente a los demás, el profesor estaba adelante en la zona central mientras que los alumnos estaban en los laterales. Harry y Daphne llegaron a su clase, sentándose juntos adelante, en la parte central del lado izquierdo.

El Profesor Filius Flitwick era un mago bajito, tenía el pelo negro y ojos saltones. Era un hombre alegre, que tenía una gran pasión por la enseñanza, de joven, había sido un alumno modelo y un gran duelista.

Comenzó a tomar lista y cuando llego al nombre de Harry dio un chillido de emoción y cuando termino, comenzó la clase.

—Bienvenido a encantamientos. Los encantamientos sirven para poder facilitar la vida a un mago o bruja, estos requieren de 3 cosas básica, una correcta pronunciación del hechizo, concentración y un correcto movimiento de varita. Bien, comencemos con la teórica…

La clase fue para Harry mucho más interesante que la del Profesor Binns, por lo menos aprendía algo y la pasaba bien.

La clase que continuo para él era la de Defensa Contra las Artes Oscuras, el Profesor Quirinus Quirrell, era un hombre un hombre alto nervioso que siempre llevaba un turbante, que según él lo había recibido como regalo de un príncipe africano. Cuando llego todo el salón olía a ajo, según le había comentado Daphne era para espantar a los vampiros porque estaba traumado ya que había tenido una mala experiencia en Albania con estos. Fuera cual fuera la razón, durante sus clases Harry tenía muchos dolores en su cicatriz a tal punto de no poder prestar atención en su clase.

Sus clases continuaron, tenía que estudiar los cielos nocturnos con sus telescopios, cada miércoles a medianoche por eso les dejaban la tarde libre para poder descansar. Tenían aprender los nombres de las diferentes estrellas y los movimientos de los planetas con la Profesora Aurora Sinestra, era una mujer alta, con cabello, ojos y tez oscura, siempre vestía una túnica verde oliva, era sabia y muy estricta con su enseñanza, pero era un libro abierto y sus clases al menos, para la opinión de Harry, era muy interesantes.

Dos veces por semana se iba a los invernaderos que estaban detrás del castillo a estudiar Herbología, con la profesora Pomona Sprout, era una mujer regordeta y alegre con pelo canoso. Aprendían a cuidar de toda clase de plantas extrañas y hongos para descubrir para qué debían utilizarlas, sus clases era siempre divertidas y muy didácticas.

El viernes llego ambos estaban como siempre desayunando en la mesa de Gryffindor.

—¿Repasaste el primer capítulo de "Filtros y Pociones Mágicas" y "Mil Hierbas Mágicas y Hongos" como te dije? —preguntó Daphne mientras tomaba té.

—Los había leído en el verano, pero si, volví a repasar el primer capítulo. Nunca sé es demasiado precavido. —contestó Harry con sencillez.

Ambos continuaron desayunando y las lechuzas comenzaron a llegar, el despliegue hermoso de las aves al volar por todos lados era algo sencillamente fantástico, Neville recibió un pequeño paquete que resultó ser una recordadora enviada por su abuela. Era una pequeña esfera de cristal con un humo adentro que se volvía roja si olvidabas algo, pero no decía que. Un invento un tanto extraño.

Delante de ambos, cayó el periódico "El Profeta", Harry lo tomo y comenzó a leer, en la portada decía bien grande.

"ASALTO EN GRINGOTTS"

—Eso no tiene sentido, nadie es tan tonto para ir a robar Gringotts. —comentó Daphne al leer el titular. Harry comenzó a leer la noticia.

"Las investigaciones continúan sobre el robo en Gringotts el 31 de julio, se cree que fue el trabajo de un mago o bruja oscuro desconocido. Los Duendes de Gringotts insistieron hoy que nada había sido tomado. La bóveda 713, en la que se entró de hecho había sido vaciada el mismo día. 'Pero no diremos qué era lo que estaba allí, así que mantén tus narices alejadas si sabes lo que es bueno para ti', dijo un Duende vocero de Gringotts esta tarde..." Imposible. —dijo Harry.

— ¿Qué cosa? —preguntó Daphne mirándolo interesada.

—Cuando la profesora McGonagall me llevo por primera vez al Callejón Diagon, conocí a Hagrid, el guardabosque y le dijo que por encargo del director tenía que ir a buscar algo a Gringotts que estaba en la cámara 713 —dijo en voz baja

—El director en su aviso inaugural dijo que el pasillo del tercer piso estaba prohibido para todos los estudiantes si no querían tener una muerte dolorosa. —comentó Daphne.

—¿Tú crees que…? —preguntó Harry.

—Lo que sea que estuviera en la cámara 713, ahora está en Hogwarts. —interrumpió en voz baja Daphne.

—Exacto. —Dijo Harry.

Ambos se quedaron en silencio pensativos, terminaron de desayunar y se fueron a su primera clase de pociones.

Las clases de Pociones se daban en la parte más baja del castillo, en una mazmorra que se utilizaba antiguamente para apresar a quienes trataban de hacer daño a la escuela, pero ahora servía para dar clases.

Al ser un espacio desprovisto de sol hacia mucho más frio que en la parte principal del castillo, sin embargo, junto con todos esos animales flotando en frascos con formol y un ligero aroma a hierbas, le daba a todo el lugar un ambiente de misterio que, al menos en pensamiento de Harry, era genial, sin embargo el resto de sus compañeros no creían lo mismo y lo veían como un lugar tétrico con un profesor igualmente tétrico.

Severus Snape, era un hombre alto, con piel pálida y cabello negro hasta los hombros y este ligeramente grasoso. Siempre tenía el ceño fruncido como si estuviera enojado por todo, muchos alumnos lo comparaban con un vampiro.

Snape, como Flitwick, comenzó la clase pasando lista y, como el otro profesor, se detuvo ante el nombre de Harry.

—Ah, sí —murmuró —, Harry Potter. Nuestra nueva…, celebridad.

Tanto Ron Weasley, como Draco Malfoy y sus amigos Crabbe y Goyle se rieron por lo bajo. Snape termino de pasar lista y miró a la clase, sus ojos eran negro como piedras ónix, sin embargo estaban vacíos, o eso parecía, había algo que a Harry le llamaban la atención, como si algo no terminase de encajar en la personalidad del amargado profesor.

—Ustedes están aquí para aprender la sutil ciencia y el arte exacto de hacer pociones. Aquí habrán muy pocos estúpidos movimientos de varita y muchos de ustedes dudaran que esto sea magia. No espero que lleguen a entender la belleza de un caldero hirviendo suavemente, con sus vapores relucientes, el delicado poder de los líquidos que se deslizan a través de las venas humanas, hechizando la mente, engañando los sentidos… —dijo haciendo una pausa dramática —. Puedo enseñarles cómo embotellar la fama, preparar la gloria, hasta detener la muerte…, si son algo más que los tontos a los que habitualmente tengo que enseñar. —dijo esta ultima parte con molestia.

Silencio es lo único que hubo después del discurso, miro a todos los presentes.

— ¡Potter! —dijo de pronto Snape acercándose— ¿Qué obtengo si añado polvo de raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo? —preguntó mirándolo fijamente a los ojos.

—Un filtro de muertos en vida, señor —respondió rápidamente sin soltarle la mirada.

—Una respuesta pobre, Potter. —comentó sarcásticamente.

—El filtro de muertos en vida es un somnífero muy potente, que envía a quien lo bebe a un sueño profundo parecido a como si estuviera muerto. —respondió Harry nuevamente.

Snape continúo mirándolo, ante la atenta mirada de la clase.

— ¿Dónde buscarías si te digo que me encuentres un bezoar? —volvió a preguntar.

—En el estómago de una cabra.

— ¿Cuál es la diferencia, Potter, entre acónito y luparia?

—Ninguna, son la misma planta.

— ¿Dónde aprendió todo eso?

—En el primer capítulo de "Filtros y Pociones Mágicas" y "Mil Hierbas Mágicas y Hongos", profesor.

Snape miro a Harry un momento más y después miro a toda la clase.

—El resto de ustedes, ¿por qué no están anotando todo lo que se preguntó? —preguntó molesto.

Todo el mundo comenzó a tomar notas de lo que estaba en la pizarra, Snape volvió a su lugar y en voz baja dijo.

—30 puntos para Gryffindor.

El silencio se hizo estremecedor y la sorpresa de muchos, se hizo presente. Snape nunca le daba puntos a Gryffindor. Ordenó que se pusieran en parejas; Daphne y Harry comenzaron a preparar la poción para curar forúnculos.

Snape se paseó con su larga túnica negra observando y criticando como pesaban ortiga seca y aplastaban colmillos de serpiente, Gaya mostro su descontento ante esto, apretando ligeramente la muñeca de Harry.

El tiempo paso, Daphne y Harry terminaron a tiempo y tenían su poción ya embotellada. Neville, de alguna forma se las había ingeniado para convertir el caldero de Seamus en un engrudo hirviente que se estaba derramando sobre el suelo, quemando y haciendo agujeros en los zapatos de los alumnos.

En segundo toda la clase estaba subida a sus taburetes, mientras Neville se había empapado en la poción al volcarse sobre él el caldero y gemía de dolor; por sus brazos y piernas comenzaron a aparecer folículos rojos.

— ¡Idiota! Supongo que agregaste las púas de erizo antes de sacar el caldero del fuego, ¿no? —dijo Snape con enfado, haciendo desaparecer la poción de un movimiento de varita— ¡Potter! Lleve a Longbottom a la enfermería, rápido.

Harry apoyó sobre su hombro a Neville y se encamino mientras este lloraba.

—Tranquilo, Neville, todo va a estar bien. —dijo mientras caminaban rápidamente.

Harry y Neville llegaron a la enfermería Poppy, rápidamente lo puso en una camilla y Poppy de un movimiento de varita lo dejo dormido para que no siguiese sintiendo dolor.

— ¿Qué le paso? —preguntó mirando a Harry

—Estábamos haciendo una poción anti forúnculos y se le cayó el caldero caliente con la poción encima.

Poppy se fue rápidamente, Harry se quedó mirando a Neville y escucho a Gaya hablar.

— "Podríamos intentar curarlo." —dijo mirando al muchacho en la camilla.

Harry se miró las manos un momento y Gaya asomo su cabeza por la manga y lo miro. Se quedaron viéndose un momento y Harry sonrió.

Puso sus manos sobre el brazo descubierto de Neville, Gaya se recostó sobre el dorso de su mano y se concentró, comenzó a liberar su magia y esta comenzó a rodear a Neville. Harry comenzó a ver su cuerpo, había quemaduras en sus antebrazos, parte del pecho y el estómago, la epidermis tenia daños graves y la dermis, leves, la hipodermis estaba intacta.

Dejo de liberar magia, se concentró y dijo.

— "Dermis, curación." —dijo mientras se concentraba en su magia y en la de Neville, la piel comenzó a tomar color natural nuevamente y continúo.

— "Epidermis, curación" —volvió a hablar y lentamente la piel fue restaurándose hasta quedar como nueva.

—Increíble. —dijo Poppy desde atrás.

—Eh-eh-eh... Yo-yo solamente, estaba, probando algo, perdón no tendría que haberme metido, yo-eh —decía Harry con nerviosismo.

Poppy se acercó al dormido chico, volvió a sacar su varita y le lanzo un hechizo de diagnóstico.

—Así que esta es la magia controlada con pársel, ¿no? —preguntó intrigada.

—Sí. —dijo suavemente.

—¿Hace cuánto la practicas? ¿Desde la última vez que nos vimos? —volvió a preguntar con interés.

—Sí, pero nunca la había usado, esta es…, la primera vez, solo me base en lo que decía el libro y lo que aprendí de un libro de anatomía humana.

Se escuchó el ruido de la puerta abrirse y unos pasos rápidos se dirigían hacia donde estaban ellos.

— ¿Cómo está? —preguntó rápidamente Minerva. Pero miro el silencio que había entre Poppy y Harry y volvió a preguntar— ¿Paso algo? —preguntó nuevamente algo preocupada.

—El señor Potter curo las heridas del Señor Longbottom. —contestó la Señora Pomfrey mirando a Harry.

— ¿Qué? —preguntó Minerva asombrada— ¿Cómo que lo curo?

—Parece ser que el señor Potter puede usar finalmente la magia de curación con pársel.

Minerva con cara de asombro vio a Harry y pregunto.

— ¿Es eso cierto?

—Si. —respondió tímidamente.

—Señor Potter venga a mi despacho después de sus clases de vuelo; vamos a hablar con el director, usted, Madame Pomfrey y yo sobre que camino que vamos a seguir a partir de ahora con sus habilidades.

—Sí, profesora.

...

Harry caminaba en silencio hacia el patio para su clase de vuelo pensando. Neville había quedado en observación y en este momento se carcomía la conciencia el hecho de si había sido o no correcto curarlo. No sabía cómo interpretar la cara que pusieron ambas mujeres y decepcionar a Minerva era el mayor de sus miedos. Suspiro antes de llegar al patio.

Era un día claro y ventoso, no había ni una sola nube en el cielo. Slytherin ya estaba ahí, Daphne lo miraba con cara interrogante, seguramente después de clases lo iba a asaltar a preguntas. Había 20 escobas en el suelo, todas alineadas, una al lado de la otra. Las miro un momento y sintió su magia en el interior de la madera.

No hubo que esperar mucho tiempo hasta que Profesora Rolanda Hooch hizo acto de presencia, era una mujer baja de pelo canoso y ojos amarillos. Rápidamente comenzó.

—Bueno... ¿Qué están esperando? —dijo seriamente y con voz alta— Cada uno al lado de una escoba. Vamos rápido.

Todos se pusieron al lado de sus escobas y volvió a hablar.

—Extiendan la mano derecha y digan fuerte y firmemente. Arriba.

— ¡Arriba! —Gritaron todos.

La escoba de Harry salto inmediatamente a su mano, cuando la toco, sintió su magia, la escoba estaba viva, era como un animal, si le temías ella no iba a responder, le mostrabas seguridad, respondía.

Les enseño a montar en la escoba corrigiendo a cada uno de los alumnos su postura.

—Cuando haga sonar mi silbato, dan todos, una fuerte patada al suelo, mantengan las escobas firmes y suban un metro o dos, luego inclínense ligeramente, para descender y vuelvan al suelo.

Cuando comenzaron, Seamus Finnigan salió disparado al aire, en línea vertical, dos metros, cuatro metros, hasta que llego a los 6 metros y callo. Cuando impacto el suelo se escuchó un fuerte CRACK y Seamus quedo tirado en el suelo.

La señora Hooch se inclinó sobre Seamus, lo miro y dijo.

—La muñeca fracturada. —la oyeron murmurar— Vamos, arriba, vas a estar bien.

Miro al resto de la clase y dijo:

—Ningún de ustedes se va a mover mientras llevo a su compañero a la enfermería. Dejen las escobas donde están o estarán fuera de Hogwarts más rápido de lo que tarden en decir Quidditch.

Hooch con un lastimado Seamus se fue y todo el resto quedo en silencio. Cuando se fueron, todos se dieron cuenta que Malfoy se estaba riendo a carcajadas.

— ¿Vieron la cara de ese tonto?

— ¡Cállate Malfoy! —Dijo rápidamente Parvati Patil.

— ¿Qué pasa, estas enamoradas de Finnigan? —Dijo Pansy Parkinson en tono burlón.

—Miren. —dijo Malfoy levantando una esfera de cristal— Es la recordadora del inútil de Longbottom, seguro que la tenía Finnigan para cuidarla después de que se volcó toda la poción encima. —comentó riéndose.

Malfoy sonrió malignamente.

—Creo que debería dejarla en la sima de algún árbol para que esos idiotas la busquen.

—Dámela, Malfoy, no es tuya. —dijo serio Harry. Pero Malfoy se subió a su escoba y comenzó a subir y a alejarse.

—¡Ven a buscarla, Potter!

Harry agarro la escoba que había usado. Daphne lo detuvo.

—No vale la pena, Harry. —dijo en voz baja.

—No puedo dejar que le quite a Neville su recordadora. —Daphne solo suspiro.

Harry monto su escoba y pegó una fuerte patada. El aire en su pelo se sentía especial, se sentía único, se sentía libre, se dio cuenta que era fácil manejarla, solo tenía que inclinarse ligeramente hacia donde quería ir. Comenzó a subir hasta quedarse cerca de Malfoy.

—Dámela, Malfoy.

Con una sonrisa de suficiencia dijo.

—Agárrala si puedes. —dijo lanzándola fuerte contra una torre.

Harry vio en cámara lenta como se movía y salió disparado para agarrarla, su velocidad era alta y la esfera estaba ya muy cerca, hasta que finalmente la agarro y paró en seco, justo antes de que impactara y se estrellara contra la pared. Comenzó a descender y mientras lo hacía vio a una mujer en túnica verde jade mirándolo fijamente.

Lo que vio lo dejo completamente shockeado, unos ojos marrones estaban fijos mirándolo, pero no eran unos ojos cualquieras, eran los ojos de Minerva McGonagall, lo había visto, cuando llego al suelo, su cara estaba pálida, todos sus compañeros vitoreaban, Daphne lo miro y dijo.

—Harry... ¿Qué pasa? —dijo con preocupación.

—HARRY POTTER. —se escuchó decir detrás de los alumnos.

El mundo se detuvo para Harry, McGonagall estaba mirándolo a los ojos, estaba muda, sus ojos estaban molestos. Daphne se puso delante de Harry y dijo.

—Profesora, no fue culpa de Harry…

—Silencio, señorita Greengrass.

—Pero…

—Ya es suficiente. —dijo mirándola a Daphne— Potter, acompáñeme.

Harry no dijo nada su rostro no expresaba nada. Simplemente siguió a su profesora. Su mente estaba en blanco, nada estaba funcionando dentro suyo, simple y monótonamente seguía a McGonagall.

Caminaba rápido. Hasta que la profesora se detuvo ante una puerta. La abrió y dijo:

—Disculpe, profesor Flitwick, me llevaré al Señor Wood un momento, necesito hablar con él.

Oliver Wood era un muchacho alto y corpulento de quinto año, que miro a la profesora extrañado y a Harry que estaba pálido y con mirada perdida.

—Síganme los dos. —dijo la profesora mientras caminaban a un aula vacía, Wood miraba extrañado a Harry.

La profesora entro a un aula, cerró la puerta detrás de ellos.

— ¿Me van a expulsar? —preguntó Harry mirando al suelo.

— ¿Qué? —contestó sorprendida McGonagall —. Oh, no, no, no, nada de eso. —Harry la miro con asombro— Wood, creo que tengo a tu buscador.

Wood miro sorprendido a su profesora.

— ¿Esta segura, profesora? —pregunto Wood.

—Por supuesto…