Año I

Capítulo X

Desde las cenizas


—DIALOGO NORMAL—

(PENSAMIENTO)

—"PARSEL"—


Un péndulo de plata comenzó a balancearse violentamente, las alarmas en la oficina del directo se habían activado y dieron aviso que alguien estaba intentando robar la piedra Londres Albus Dumbledore sintió el cambio en la magia de su artilugio y rápidamente, alertado por estas, volvió al castillo por uno de los medios de transporte que existían en el mundo mágico, La Red Flu, llegando rápidamente por la chimenea de su oficina.

La red flu es un conjunto de chimeneas conectadas entre sí, en forma de red reguladas por el departamento de transporte mágico y que por medio de polvos flu permiten moverte rápidamente.

—Harry Potter y Daphne Greengrass vinieron a mi oficina a decirme que Quirrell quería robar la piedra filosofal. —dijo Minerva en tono cansino mientras se acomodaba en la silla que tenía en su oficina.

— ¿Q-qué? —dijo Severus Snape abriendo grande los ojos con algo de nerviosismo y acomodándose en el lugar donde estaba sentado.

—Lo que escuchaste, ambos vinieron con la teoría que Quirrell quería robar la piedra esta misma noche para entregársela a alguien que el supuestamente llamaba su maestro. —Severus la vio con cara de sorpresa.

— ¿Com… —el Profesor Snape no pudo terminar su frase, desde el pasillo se escuchaba correr a alguien.

Ambos salieron de la oficina y vieron correr al viejo director con dirección a las escaleras principales.

—Albus, ¿pasa algo? —dijo Minerva rápidamente quedando en el medio del pasillo junto con Snape. El directo se giró.

—Alguien está intentando robar la piedra. —dijo rápidamente.

—No puede ser, tenían razón. —dijo McGonagall por lo bajo.

— ¿Qué dijiste, Minerva? —preguntó Dumbledore con rapidez.

—Hoy el Señor Potter y la señorita Greengrass, vinieron a mi oficina diciéndome que Quirinus quería robar la piedra filosofal.

Albus abrió grande los ojos. Sin decir nada se dio la vuelta y salió corriendo. Los dos profesores salieron corriendo detrás de él.

Albus Dumbledore, Minerva McGonagall y Severus Snape corrían rápidamente por un pasillo amplio, si algo que había hecho el director era un modo rápido de llegar a la sala de donde estaba escondida la piedra. Continuaron corriendo hasta que llegaron desde el umbral vieron a los dos estudiantes en el suelo mirando a Quirrell, una serpiente saltando y tratando de atacarlo y el lanzando un hechizo atreves de su varita, que golpeo al animal y lo lanzo hacia atrás de los jóvenes que miraban shockeados.

—Que no interfieran. —dijo la grave voz.

Quirrell rápidamente los miro, los apunto con su varita y un fuego salió de esta, cubriendo la entrada dejándolos fuera de la sala para luego expandirse alrededor de la sala.

— ¡Por Merlín! ¡Hay que ayudarlos! —dijo Minerva nerviosa comenzando a alterarse— ¡Albus, hay que hacer algo! —gritó alterada.

—No podemos, este fuego no se puede apagar a menos que su invocador lo haga desaparecer. —sentenció Albus Dumbledore con los ojos abiertos mirando a los dos estudiantes. Minerva abrió grande los ojos y viendo a sus alumnos se mordió el labio de frustración.

...

Harry vio shockeado como Gaya salía despedida hacia atrás de donde estaba, vio la sangre de su serpiente en sus dedos. Estaba completamente shockeado, tenía su boca ligeramente, su respiración era rápida, sus ojos estaban muy abiertos. Quirrell chasqueo los dedos y sintió que algo lo envolvía, una soga lo había atado a él y a Daphne haciendo que estuvieran inmóviles.

Quirrell lo miro con una sonrisa.

—Potter, Potter, Potter, sin lugar a duda, ambos fueron un fastidio, siempre sospecharon de mí, ¿no es así? —dijo Quirrell apuntando a Daphne con su varita —. Si esta estúpida no hubiese prendido fuego mi túnica, yo te hubiese matado ese día en el partido. Ahora esperen tranquilos en el lugar, tengo que terminar de sacar la piedra filosofal de este interesante espejo. Mientras nuestros invitados nos observan. —continuó mirando al espejo de Oesed en el medio de la sala. Harry y Daphne miraron a sus profesores y el director mirando detrás de un fuego que les impedía el paso.

Quirrell se miró un momento al espejo.

—Veo la Piedra…, se la doy a mi maestro…, pero, ¿dónde está?

Harry vio el turbante, su cicatriz comenzó a arder, se sereno por todo lo que había pasado.

—Siempre estuvo detrás, en la nuca. —dijo Harry.

Quirrell se dio vuelta dejando de concentrarse en el espejo y lo miro con una sonrisa de suficiencia.

—Ambos siempre supieron que estaba poseído, son increíbles. Él está siempre conmigo —dijo tranquilamente —. Viajaba por el mundo cuando lo conocí, era joven e idealista, lleno de estúpidas ideas sobre lo que es bueno y malo. Lord Voldemort me demostró estúpido que había sido en creer en un mundo tan simple. No hay ni mal ni bien, sólo hay poder y personas demasiado débiles para buscarlo… Desde ese entonces me convertí en su fiel sirviente, aunque, muchas veces le falle. Tuvo que ser duro conmigo.

Quirrell se relamió los labios con nerviosismo, como si estuviera nervioso por el recuerdo.

—No perdona los errores, odia la incompetencia. Cuando fracasé en el robo de Gringotts, se enojó mucho. Me castigó severamente… —la voz de Quirrell se apagó. Se dio vuelta y siguió mirando el espejo.

—No comprendo… —Quirrell maldijo entre dientes— ¿La Piedra está dentro del espejo? ¿Tengo que romperlo? ¿Qué hace este espejo? ¿Cómo funciona? ¡Ayúdame, Maestro!

—Potter, él seguro va a saber cómo sacar la piedra… —dijo la voz.

Quirrell se acercó a ambos, de un chasquido las cuerdas de ambos desaparecieron, apunto a Harry con su varita mientras que con la mano libre y con violencia levanto a Daphne desde su dorado pelo.

— ¡HARRY! —gritó Daphne con dolor, ante la frustrada mirada de Harry.

Quirrell dio varios pasos hacia atrás todavía tirando del pelo de su amiga y le puso su varita en el cuello. Lo miro a los ojos y dijo.

— ¡Potter! ¡Mira en el espejo y dime lo que ves! —Harry rápidamente se puso de pie.

—Suéltala. Ella no hizo nada, déjala ir, es a mí a quien quieres, ¿no? —dijo Harry rápidamente.

— ¡Silencio! —gritó— Hace lo que te digo, o la mato... La quieres mucho, ¿no?, sería una pena que le pasara algo, ¿no te parece, Harry? —preguntó burlonamente. —Ahora dime que ves.

—Harry, no lo escuches, no tiene que obtener la piedra.

— ¡SILENCIO! —volvió a gritar Quirrell enojado apretando más fuerte la varita contra el cuello de la chica haciéndola soltar un lastimero gemido.

—Tranquilo, ¿está bien?, voy a intentar sacar la piedra, pero no le hagas nada, por favor. —dijo suavemente mirando a Quirrell— Daph, todo va a salir bien. —volvió a hablar mirándola a los ojos.

—Muy bien, Potter, ahora nos entendemos —Harry se agacho para agarrar su varita, Quirrell lo miraba atentamente— ¿Qué estás haciendo? —preguntó desconfiado.

—Necesito mi varita para hacer hechizos. No sé si la voy a necesitar para sacar la piedra. —respondió Harry tranquilamente.

Se vio reflejado, muy pálido y con cara de asustado. Pero un momento más tarde, su reflejo le sonrió. Puso la mano en el bolsillo y sacó una piedra de color sangre. Le guiñó un ojo y volvió a guardar la piedra en el bolsillo y, cuando lo hacía, Harry sintió que algo pesado caía en su bolsillo real. De alguna manera había conseguido la Piedra.

(Solo si no deseas la piedra la vas a conseguir), me veo a mi mismo reflejado con Gaya, también esta Daphne, Minerva y mis padres.

—Él miente… —dijo la voz — Déjame hablar con él…, cara a cara.

— ¡Pero maestro!, todavía no está lo suficientemente fuerte.

—Tengo fuerza suficiente para hablar.

Quirrell soltó a Daphne que fue corriendo a abrazar a Harry. Él la puso rápidamente detrás suyo, y apunto a Quirrell con su varita que lo miraba con una sonrisa, observó cómo empezaba a desenvolver su turbante. El turbante finalmente se terminó de desenvolver y toda la tela cayó al frio suelo. Se dio vuelta lentamente y ahí estaba.

En la parte posterior de la cabeza de Quirrell había un rostro gris perlado con unos brillantes ojos rojos y una nariz como la de las serpientes, Daphne hizo un gemido de impresión, Harry se puso aún más en guardia tratando de proteger a su amiga.

—Harry Potter… —Susurró el rostro— ¿Ves en lo que me convertiste? No más que en sombra y quimera… Tengo esta forma sólo cuando puedo compartir el cuerpo de otro… Pero siempre hubo seres con ganas de dejarme entrar en sus corazones y sus mentes… La sangre de unicornio me mantuvo vivo estos meses… y una vez que pueda hacer el Elixir de la Vida voy a ser capaz de crear un cuerpo para mí… Ahora…, ¿por qué no me das la Piedra que tienes en el bolsillo?

Harry entrecerró los ojos, su mente funcionaba al 100%, trataba de idear un plan para salir de esto. Quirrell comenzó a moverse hacia atrás para que Voldemort pudiera verlo más cercanamente, cuando estuvo cerca del joven mago, sonrió malignamente.

—Sé que eres un chico inteligente, tú y tu amiguita deberían unirse a mí; ella, su cuerpo seguro que cuando crezca sería una gran fuente de diversión para todos mis seguidores, una perfecta esclava, hasta podríamos compartirla cuando la quieras. —dijo con mirada perversa y relamiéndose los labios— ¿Sabías que los estúpidos de tus padres murieron pidiendo misericordia?

— ¡NO VAS A TOCAR A DAPHNE Y ESO ES MENTIRA! —gritó Harry furioso.

—Qué conmovedor, tratando con todas tus fuerzas de pensar un plan para salvarla —dijo Voldemort con saña —. De verdad tienes que quererla mucho para pensar en protegerla a toda costa, la valentía… Si, tus padres fueron valientes, primero mate a tu padre, lucho con valor… pero tu madre no tenía que morir, pero ella trataba de protegerte… Ahora dame la piedra a menos que quieras que también te quiete a tu amiguita y tu vida en el proceso.

— ¡Nunca! —gritó Harry —. Expelliarmus. —dijo lanzando el hechizo que impacto a Quirrell mandándolo a volar hacia adelante. Salió corriendo agarrando la varita tirada de Daphne, se la paso y ambos se pusieron en guardia uno al lado del otro.

Minerva miraba angustiada la escena, Dumbledore no decía ni hacia nada, no se sabía en qué pensaba el viejo mago, mientras que Snape lanzaba un hechizo tras otro tratando de superar el obstáculo. La profesora estaba completamente furiosa, no podía ir a ayudarlos porque el fuego que rodeaba toda la sala se los impedía.

—Agárralos, los quiero vivos para que sepan quién es el que manda. —gritó Voldemort. Quirrell saco su varita parándose rápidamente.

—Desmaius. —dijo Quirrell. Un rayo rojo salió despedido de su varita.

—Protego. —dijo Harry poniéndose delante.

—Expelliarmus. —continuó Daphne.

—Protego. —respondió Quirrell.

—Desmaius. —gritó Harry.

—Protego. —volvió a recitar Quirrell.

Comenzó un duelo ambos lanzaban hechizos y se protegían mutuamente cuando Quirrell lanzaba un hechizo, siguieron de esta forma por casi 2 minutos, hasta que un expelliarmus desarmo a Daphne

—Desmaius. —dijo Quirrell rápidamente lanzo el hechizo a la chica, Harry en un intento desesperado se puso delante recibiendo el hechizo y ambos salieron impactados hacia atrás.

—Expelliarmus. —volvió a decir Quirrell y desarmo a Harry que se estaba esforzando por volver a levantarse.

Quirrell arremetió contra Harry, estrangulándolo con las dos manos con toda su fuerza… Harry agarro las manos de Quirrell en un intento desesperado de tratar de respirar. La cicatriz ardía casi encegueciéndolo de dolor. De pronto sintió que ya no había presión sobre su cuello pudo ver a Quirrell gritar desesperado.

Daphne fue corriendo a donde estaba Harry y empujo a Quirrell lo más fuerte que pudo, este dio un par de pasos hacia atrás y callo sentado viéndose las manos. Rápidamente miro a Harry que estaba agarrándose el cuello que miraba impresionado a Quirrell. Ella también se giró a mirarlo mientras trataba de ayudar a Harry a levantarse.

—Maestro, no puedo agarrarlo… ¡Mis manos…, mis manos! —gritó viendo como sus manos se convertían en cenizas.

Harry en ese momento lo entendió Quirrell no podía tocar su piel sin sufrir hasta que esa parte del cuerpo se volvieran cenizas. Rápidamente se levantó y fue corriendo a donde estaba Quirrell y lo agarro de la cara, este comenzó a grita a todo pulmón mientras intentaba quitarse de encima a Harry. Quirrell se convirtió en cenizas.

Del cenizo cuerpo de Quirrell lo único que vieron salir fue el alma de Voldemort que huía, el hechizo de fuego desaparecía y luego a lo lejos vieron como los profesores iban corriendo hacia ellos.

Daphne miro un momento a Harry que respiraba agitadamente.

—Gaya… ¿Dónde está Gaya? —dijo Harry en tono suplicante, esforzándose para controlar el dolor de su cicatriz.

— ¿Cómo están? —preguntó rápidamente McGonagall agachándose a donde estaba Harry y mirando a ambos de forma intermitente.

Daphne diviso a la serpiente y fue corriendo a donde estaba. Hizo un gemido de dolor mientras se agachaba dónde estaba el cuerpo de la serpiente.

Harry, para la impresión de todos, corrió desesperado donde estaba Daphne que sostenía, con lágrimas en los ojos, el lacerado cuerpo de Gaya. La serpiente solo lo miro cuando el llego a su lado.

—Harry..., lo lamento tanto. —dijo Daphne mirando a su amigo mientras ella comenzaba a llorar.

Harry agarró rápidamente el cuerpo de la serpiente y lo depositó en el suelo y se arrodilló.

—Harry, lo lamento tanto —dijo Minerva mientras ella ponía su mano en su hombro.

— "Adiós Harry". —dijo la serpiente con suavemente.

— ¡No lo acepto! ¡No acepto un adiós!, no quiero que me dejes… —prácticamente grito mientras se largaba a llorar.

Todavía arrodillado, Daphne lo abrazo fuertemente por la espalda, mientras McGonagall, Snape y Dumbledore lo miraban. Comenzó a decir rápidamente y en voz baja, pero audible para todos mientras él seguía llorando.

—La magia está en todos lados, es una constante en la vida, nacemos, amamos, odiamos, vivimos, morimos, no importa lo que hagamos siempre está. Está en el agua, en la tierra, en el aire, nos rodea, nos envuelve, nos hace quienes somos. La magia no es ni blanca ni negra, solo es. Los magos la usan para sus propios fines, no importa cual, al final solo es magia —dijo mirando a la semiconsciente Gaya —. Cuando hacemos un hechizo pagamos un precio, la magia no se crea ni se destruye solo se transforma… siempre hay que pagar un precio…, un precio.

Harry abrió grande los ojos y levantó la cabeza mirando hacia adelante; la magia no se crea ni se destruye, solo se transforma.

—Una serpiente mágica, canaliza la magia cuando se usa pársel, es como una varita. —dijo Harry mirando nuevamente a la casi extinta Gaya.

Sonrió, sacó del bolsillo de su pantalón la piedra filosofal, la miro por un momento en su mano y con la otra le partió un pequeño fragmente, mientras el resto lo dejaba a un lado. Su magia comenzaba a ondear por toda la sala. La fuerza empujó a los dos Profesores y al Director fuertemente hacia atrás y el espejo de Oesed se partió en pedazos.

— ¡Harry! —gritó Daphne abrazándolo más fuerte, sin soltarlo y mirando a todos lados sin entender que era lo que estaba pasando.

—Tranquila, Daphne. —dijo Harry suavemente.

La magia era visible por todos lados ondeaba en espiral con un tono verdusco alrededor de Harry. Puso el fragmente de la piedra cerca de Gaya, esta lo miraba casi muerta sin entender las últimas acciones de su amo.

Harry estiro el brazo, atrajo su varita levantando la mano y apuntó al antebrazo. Un destello blanco lo corto, la sangre comenzó a caer como un rio, dejo que se deslizara por su mano hasta que tocara a la herida Gaya. La magia comenzó a ondear aún más fuerte que antes, nadie entendía lo que pasaba; Dumbledore veía con atención mientras trataba de soportar la magia del joven mago.

El Gryffindor estiró sus brazos a los costados de su cuerpo hasta dejar sus palmas, a la altura de sus hombros y luego, con rapidez, las juntó palmeando fuertemente; la magia a su alrededor salió más violentamente que antes. El piso comenzó a agrietarse, y a ráfagas de magia que ondeaban hacia todos lados. Puso las palmas manchas de sangre en el suelo y entonces, entropía.

— ¡Harry! ¡¿Qué está pasando?!—gritó Daphne asustada.

— ¿Confías en mí? —preguntó él girando su cabeza hacia su dirección y mirándola por el rabillo del ojo, Daphne se quedó callada un momento con los ojos abiertos mirando fijamente el orbe color jade brillante de su amigo.

—Si —respondió ella suavemente sin soltarlo.

Harry sonrió y volvió a mirar a su serpiente.

Una explosión, fue lo único que hubo, las baldosas alrededor de Harry junto a todos los escombros salieron disparados hacia todos lados, sin embargo, estas se detuvieron en el aire. Ya no había magia que los estuviera empujando o comprimiendo, Daphne miro asombrada para todos lados, todos los escombros estaban flotando, y después se concentró en lo que estaba haciendo Harry, fuego, un fuego verde apareció en donde estaba anteriormente la serpiente y el fragmente de la piedra e hizo que la chica se quedara paralizada completamente mientras miraba. El fuego se extendió bailando por todos lados en un compás majestuoso, pero sin quemar a nadie, se quedó estático un momento y se escuchó un canto hermoso que retumbo por toda la sala.

—Imposible. —dijo Dumbledore con los ojos abiertos.

El fuego volvió a su origen, como si fuese absorbido por el lugar donde estaba la serpiente. Todos los escombros cayeron, toda la sala quedo en completo silencio. Daphne no lo soltó en ningún momento, se movió ligeramente al costado hasta poder ver por encima del hombro de Harry y miró a donde había estado la serpiente. Minerva también se acercó lentamente a Harry para ver lo que había hecho, Albus, agarró la tirada Piedra Filosofal que había volado hasta caer al suelo y fue a observar también.

Cenizas, era lo único que había en el lugar. Una montañita de cenizas. Harry estaba estático, miraba lo que había hecho, su cabeza le dolía, su brazo le dolía, su cuerpo le dolía, podía sentir la respiración de Daphne en su cuello, su calor mientras lo abrazaba y su agitado corazón retumbando con locura, era una sensación cálida.

—Harry. —dijo Daphne en un susurro.

De la pequeña montaña de cenizas apareció una cabecita algo plumada y con un pequeño pico amarillo, que agito sus extremidades empujando los restos dejando ver su pequeño y poco emplumado cuerpo. Era un fénix.

Harry había pagado un precio muy alto. Sacrificó su habilidad curativa para poder darle una nueva vida a su antigua serpiente, habían hecho un pacto de magia cuando se conocieron, ahora Harry había hecho un pacto de sangre, él le había dado su más rara y única habilidad, ahora estaban juntos, para siempre.

—Increíble. —fue lo único que atinó a decir McGonagall mientras veía con asombro a la pequeña criatura. Para después ver a su joven alumno sonreír, extender las manos y levantaba a la pequeña ave.

Harry, mientras lloraba, acarició con su mejilla la cabeza de la pequeña ave que no era más grande que una naranja, la pequeña fénix solo emitió un pequeño gemido de alegría.

—No importa que ahora no podamos hablar, o que ya no pueda curar a la gente, al menos estas viva, Gaya. —dijo él mientras sus ojos seguían derramando lágrimas.

Daphne dejo de abrazar a Harry y se puso a su lado, lo miró con asombro, lo que había pasado era irreal, rozaba lo imposible, no tenía sentido, nada alrededor de Harry tenía sentido, siempre había algo nuevo para aprender, algo nuevo que hacer, algo nuevo que vivir, algo nuevo que sentir. Todo a su lado era mágico.

(Él es especial). —pensó Daphne con una sonrisa mientras miraba a la pequeña ave en las manos de su amigo.

—Daphne. —dijo Harry con mirada perdida.

— ¿Si, Harry? —respondió ella mirándolo directamente a los ojos.

—Estoy a punto de desmayarme, podrías sostener a Gaya.

— ¿Eh? —exclamó Daphne sorprendida— Sí. —agarró rápidamente y con cuidado a la pequeña ave y vio como Harry cerraba sus ojos y caía apoyado en las piernas de McGonagall. Daphne miró al ave que la miraba alegre, después miro a McGonagall y vio que ella solo suspiro y dijo.

—Vamos, señorita Greengrass, esta fue una larga noche tenemos que llevar al Señor Potter a la enfermería para que se reponga. —volvió a suspirar, tenía los ojos cansados, Minerva sacó su varita e hizo levitar el cuerpo de Harry.

...

Harry sintió como la luz golpeaba sus ojos, los abrió y sintió una pesadez en todo el cuerpo, cada fibra de su cuerpo se sentía adolorida. Recordó todo lo que había pasado, cada una de las cosas, sonrió cuando escucho un pequeño chillido que le llamo la atención.

—Shhh..., Gaya, silencio, Harry necesita dormir. —dijo Daphne en voz baja amonestando al ave.

—Hola. —habló Harry mirando hacia dónde provenía la voz.

—Perdón, ¿te despertamos?

—No, ya estaba despierto —contestó Harry suavemente, se dio cuenta que Daphne estaba en una camilla al igual que él —. ¿Es-estás… lastimada? —preguntó con preocupación.

Daphne le sonrió y negó con la cabeza. Se bajó de la cama donde estaba, camino hasta donde él estaba acostado y se sentó al otro lado de la cama con las piernas cruzadas.

—No, no me lastime, solo me dejaron acá en observación. ¿Cómo te sientes?

—Bien, pero me duele todo el cuerpo, ¿qué paso después de que me desmaye? —Daphne se rio.

—Bueno…

—Eso lo voy a responder yo, señorita Greengrass. —dijo una enojada McGonagall que caminaba rápidamente donde estaban.

Harry abrió grande los ojos.

—Pr-profesora McGonagall, puedo explicarlo… —ella lo paro con la mano.

—No tiene nada que explicar, Potter, entiendo porque lo hizo y estoy muy orgullosa de sus acciones y como resolvió todo el misterio, la señorita Greengrass me lo contó todo, pero eso no quiere decir este molesta por arriesgar su vida de esa forma tan imprudente. Ambos fueron muy valientes o muy estúpidos, la verdad es que no sé cuál de las dos es la correcta y no quiero averiguarlo.

McGonagall suspiro.

—Oh, profesora McGonagall, veo que ya le está haciendo los anuncios a ambos. —dijo Albus Dumbledore mientras caminaba hacia ambos chicos.

—Sí, Albus.

—Bien, bien. Supongo que ambos saben que rompieron al menos una docena de reglas, eso merecería la expulsión inmediata. —ambos lo vieron con los ojos abiertos— Pero debido a los hechos, ambos tienen 150 puntos para cada una de sus casas.

— ¿Qué fue lo que paso con la Piedra Filosofal de Nicolás Flamel? —preguntó Harry.

—Fue destruida. —sentenció Dumbledore de forma sencilla.

Harry no dijo nada.

— ¿Por qué Quirrell no pudo tocar a Harry? —preguntó Daphne.

—Cuando Lily Potter, la madre del Señor Potter, murió, su sacrificio y amor hacia él crearon protecciones especiales que hicieron que para Voldemort fuese imposible tocarlo, por eso reacciono de esa forma con el poseído Quirrell. —dijo mirando a Harry.

—Señor Potter, ¿puedo hacerle una pregunta? —volvió a hablar Dumbledore mirando a Harry y después a la pequeña Gaya.

—Si. —dijo Harry con simpleza mirando seriamente al anciano a los ojos. Ambas mujeres vieron la tensión entre ambos, pero prefirieron quedarse calladas.

— ¿Puede explicarme cómo es que logro tal hazaña? —preguntó Dumbledore mirando a Gaya. Ella solo gimió alegre.

—Gaya era una serpiente mágica, podía canalizar magia controlada con pársel y ayudar al usuario para poder curar. Ella estaba muriendo, no quería que muriese, la magia no se crea ni se destruye, solo se transforma. Desde que soy chico puedo sentir la magia a mi alrededor, y gracias al trato que tuve de mis familiares, puedo controlarla a voluntad. Le di una nueva oportunidad a Gaya —ninguno dijo nada. Harry miro a la pequeña ave, la tomo en manos y la puso en su regazo y mientras le acariciaba suavemente dijo —. Para darle una nueva oportunidad a Gaya yo tenía que perder una oportunidad, tenía que pagar algo que fuese equivalente a lo que Gaya iba a recibir. Sacrifique mi habilidad de controlar magia con pársel para poder hacer que Gaya viva. Si pague un precio muy alto o no, no me importa, solo sé que hice lo que tenía que hacer.

Todos se quedaron en silencio con los ojos abiertos.

— ¿E-eso quiere decir que no vas a poder curar a nadie más? —preguntó Daphne sorprendida.

—No, nunca más. —Daphne no dijo nada, solo apretó su mano.

Él le sonrió.

...

Daphne y Harry se quedaron dos días en la enfermería, se habían ganado un merecido descanso, aunque en realidad se la pasaron hablando durante toda hora. Harry acordó con McGonagall que ella se iba a quedar con Gaya durante el verano para controlar su crecimiento y que no representase ningún peligro debido a su curioso origen, pero cuando la fabulosa ave madurase y sea completamente adulta, iba a poder pasar tiempo con él.

Cuando ambos entraron al gran comedor se hizo un verdadero silencio, solo algunos murmullos se escuchaban, las noticias de lo que había pasado en el tercer piso se extendieron de forma incontrolable como si fuese pólvora ardiendo y el día anterior en pocas horas muchos Gryffindor quisieron entrar para ver cómo estaba Harry y su usual compañera de desayunos, pero Madame Pomfrey los saco a todos rápidamente. Ambos fueron a sus respectivas mesas haciendo caso omiso a todo lo que pasaba. Dumbledore llego poco tiempo después y comenzó a hablar desde su lugar.

— ¡Otro año se va! —dijo alegremente Dumbledore—. Lamento tener que molestarlos con la charla de un viejo antes de que puedan empezar con los deliciosos manjares que están preparados. ¡Qué año tuvimos! Esperamos que sus mentes estén un poquito más llenas que cuando llegaron… Ahora tienen todo el verano para relajarse y dejarlas bonitas y vacías antes de que comience el próximo año… Bien, tengo entendido que hay que entregar la copa de la casa y los puntos ganados son: en cuarto lugar, Hufflepuff, con trescientos doce puntos; en tercer lugar, Ravenclaw, con trescientos cincuenta y dos; Slytherin tiene cuatrocientos veintiséis, y Gryffindor, cuatrocientos setenta y dos.

Todos en la mesa de los leones comenzaron a alentar y a gritar Harry pudo ver a Daphne que le sonreía en forma de felicitación.

—Sí, sí, Gryffindor, muy bien hecho, lo hicieron muy bien este año. Antes de la entrega de la copa me gustaría decir unas últimas palabras. Debido a los hechos ocurridos recientemente quiero felicitar abiertamente al Señor Harry Potter y a la Señorita Daphne Greengrass porque su excelente trabajo en equipo, temple, valentía, inteligencia y dedicación el uno al otro para superar las dificultades, demostrándonos lo que pueden hacer dos personas cuando se unen y se compensas mutuamente —todos vitorearon fuertemente —. Bien, muy bien, creo que es hora de poner la decoración. —Dumbledore movió las manos y estandartes escarlatas con leones aparecieron por todos lados y el banquete apareció delante de todos.

Esa fue la mejor noche de la vida de ambos, mejor que ganar un partido de quidditch, o que la Navidad, o que hacer que se desmayara el monstruo gigante… Nunca jamás olvidarían aquella noche.

Sus cosas fueron guardadas y desaparecieron rápidamente de sus dormitorios, Hagrid alegre como siempre, los esperaba para subir a los botes.

Ambos viajaron charlando y riendo junto con los gemelos Weasley durante todo el viaje nocturno, cuando llegaron Harry se cambió su ropa chasqueando los dedos dejando sorprendido a ambos hermanos mientras que Daphne se reía de la impresión de ambos.

—Harry, Daphne, queremos presentarles a nuestra familia. —dijo Fred mientras bajaban.

—No te preocupes, Daphne, es un momento, después los dejamos solos. —dijo burlonamente George. Daphne se sonrojo ligeramente.

Los cuatro fueron caminando hasta una familia de pelirrojos.

—Fred, George, bienvenidos donde esta sus hermanos. —dijo una mujer pelirroja, regordeta y alegre, la madre de ambos.

—Ya deben estar bajando, mira ahí esta Percy. —comentó Fred mirando donde estaba su hermano.

—Les queremos presentar a alguien, ellos son Harry Potter y Daphne Greengrass —dijo George poniendo los brazos en los hombros de ambos —. Son el dúo dorado. —la mujer se sorprendió cuando vio a la Slytherin, puso su mejor cara y les tendió la mano a ambos.

—Soy Molly Weasley, un placer. —dijo con una sonrisa forzada a Daphne.

—Un placer, señora Weasley. —respondió Daphne.

—Es un gran honor conocerte, Harry, es un verdadero placer. —dijo esta vez mirando a Harry alegremente y mientras estrechaba su mano fuertemente.

—El placer es mío, señora Weasley. —respondió el joven mago.

—Oh, por favor llámame Molly.

Esto no pasó desapercibido para Harry y para Daphne, pero decidieron que no era momento ni el lugar para discutir eso. El patriarca Weasley se llamaba Arthur Weasley, era un hombre, alto flaco, pelirrojo que los saludo alegremente a ambos, Ginny Weasley era la hermana pequeña de todos, era una niña bajita, pelirroja, que miraba con los ojos abiertos de par en par a Harry, era la primera mujer en generaciones en la familia Weasley lo cual era algo muy importante.

—Nosotros nos tenemos que ir, me gustaría saludar a la mamá y a la hermana de Daphne.

—Claro, Harry. —dijo Arthur con una sonrisa.

Todos se despidieron y Harry y Daphne caminaron hasta donde estaba Valery y Astoria.

—Parece ser que no les agrado. —mencionó Daphne.

—Eso parece. —dijo divertido. Daphne solo le dio un suave golpe en el hombro.

Cuando Astoria vio a su hermana salió corriendo a abrazarla.

— ¡DAPHNE!, volviste —dijo alegremente mientras la abrazaba —. Hola Harry. —dijo con una sonrisa mientras soltaba a Daphne y lo miraba.

—Hola, Astoria, ¿cómo pasaste este tiempo?

—Aburrida, pero el próximo año voy a ir a Hogwarts con ustedes así que no me voy a aburrir.

—Bienvenidos. —dijo Valery acercándose.

—Hola, señora Greengrass. —dijo respetuosamente Harry haciendo una leve reverencia.

—Hola, mamá.

—Harry, llámame solo Valery, no soy tan vieja para que me hables así. —respondió divertida. Harry asintió con una lo miro con una sonrisa.

—Daph, este es el adiós, tengo que volver a la casa de mis tíos. —dijo Harry mirando a su amiga.

—Si. —dijo con algo de tristeza.

Harry se acercó a Daphne y la abrazó, ella se puso rígida, abrió grande los ojos y devolvió tendidamente el extraño gesto de su amigo. Cuando la soltó le dio un beso en la mejilla izquierda haciendo que la muchacha se sonrojara furiosamente.

—Yo no tengo permitido salir de la casa de mis tíos, pero te prometo que el 10 de agosto te voy a enviar tu regalo y cuando lleguen nuestras cartas con los materiales para el próximo año podemos ir a buscarlas juntos. —informó Harry con una sonrisa.

—S-s-si —respondió todavía shockeada.

—Bueno, espero que tengan unas lindas vacaciones. Nos vemos entonces. Adiós. —saludó Harry dándose vuelta y comenzando a caminar, hasta que desapareció del andén. Daphne lo vio todo en cámara lenta, se llevó sus dedos hasta donde Harry la había besado, una sonrisa tímida apareció en su rostro, su sonrojo no había desaparecido.

(Él es especial)

Cruzó el andén con una sonrisa y con la misma mirada perdida que cuando lo había traído por primera vez Vernon agarra su baúl y comenzó a caminar sin siquiera mirarlo, él solo lo siguió.

Harry dejo de sonreír, sus ojos parecían vacíos mientras caminaba. Había matado a alguien. Ahora, en su conciencia, pesaba la muerte de Quirrell.