Año II

Capítulo XI

El peso de nuestra conciencia


—DIALOGO NORMAL—

(PENSAMIENTO)

—"PARSEL"—


— ¿Soy una mala persona? —preguntó Harry en forma de un susurro.

Harry estaba sentado sobre su cama en posición fetal mientras abrazaba sus piernas y una manta lo cubría por lo hombros. Tenía la mirada perdida y cansada; desde que había vuelto de Hogwarts había logrado dormir poco, y cada vez que lo lograba volvía a soñar una y otra vez con lo mismo, la muerte de Quirrell.

Era casi irónico, Quirrell los había querido matar y Harry en defensa propia había tenido que arrebatarle la vida, pero ese era el problema, fuese bueno o malo el poseído profesor, él había tenido que quitarle la vida a alguien. Siempre creyó estar preparado para soportar el dolor, que viniera de donde viniera, se lo iba a poder llevar a lo más profundo de su ser y dejarlo enterrarlo ahí. Pero nunca pensó que quitarle la vida a alguien lo iba a desarmar de tal forma.

Los dos últimos días los había pasado sin dormir; se le habían formado ojeras bien pronunciadas y oscuras que ensombrecían su cara y le daban una expresión miserable. Apoyó su cara sobre las piernas, cerró los ojos y se quedó dormido.


Un pétalo dorado, sobre una pequeña y agradable brisa de verano, comenzó a caer desde el cielo meciéndose lenta y majestuosamente mientras que con la misma poética lentitud se iba aproximando cada vez más a tierra, cada vez más hacia donde estaba Harry.

El pétalo cayó sobre la frente de Harry despertándolo. Abrió lentamente los ojos, lo primero que vio fue un cielo perfectamente azul y despejado, pestañó un par de veces tratando de acostumbrar a sus ojos a la nueva cantidad de luz que reciban, se llevó la mano a la frente y tomo le objeto que lo había despertado de su sueño, era un pétalo amarillo, cerró los ojos nuevamente y respiro hondo, el aire se sentía puro al mismo tiempo con la otra mano toco lo que había debajo de ella, era húmedo y era agradable al tacto.

Giró su cabeza y abrió los ojos; vio tallos verdes por todos lados y bajo estos, tierra, negra y ligeramente humedecida, formando agradable una sombra que le cubría su rostro. Lentamente se sentó en el lugar mirándose al cuerpo, vio que tenía el uniforme de Hogwarts puesto, miro hacia todos lados; estaba en un campo de tulipanes. Se puso de pie y con los ojos cerrados respiro hondo; una brisa agradable golpeó su rostro obligándolo a mirar al horizonte, todo el lugar estaba lleno de tulipanes haciendo del paisaje un lugar realmente hermoso.

Con la boca ligeramente abierta miro hacia todos lados; la vista era hermosa, era tan pacífica y agradable, tan mágica. Estiro una de sus manos agachándose ligeramente y toco la flor que tenía más cerca, estaba humedecida, la sensación al tacto era increíblemente suave. Sonrió ante esa pequeña maravilla de la naturaleza y volvió a mirar al horizonte.

Vio una mariposa, una Morpho menelaus volando cerca de él, suavemente estiró su mano y esta se posó en su dedo índice. Lentamente la acerco a su rostro para verla más de cerca, el azulado brillante de sus alas era lo más hermoso que había visto haciendo que sonriera ante la hermosa vista que tenía.

—El mundo puede hacer cosas realmente hermosas. Sin lugar a duda, la vida es hermosa. —dijo Harry suavemente sin dejar de mirar al hermoso y azulado insecto.

La azulada mariposa comenzó a aletear y se fue volando lentamente. Harry bajó los brazos y la observó irse. Cuando la perdió en el horizonte, sintió algo húmedo y ligeramente tibio en sus manos. Bajó la cabeza al mismo tiempo que subía sus manos para ver qué era lo que tenía. Sus ojos se abrieron con una expresión asustada cuando vio la sustancia que tenía en las manos; la conocía, era sangre.

Levanto rápidamente su vista, ya no había más campo de tulipanes, todo estaba completamente negro. Miró hacia todos lados tratando de buscar algo en el horizonte, pero no había nada.

—Dime Potter —dijo Quirrell apareciendo bajo una luz no muy lejos de donde estaba él —, si la vida es tan hermosa como decís, ¿Por qué, me la quitaste?

Harry abrió grande los ojos; su labio inferior temblaba con miedo.

—No, no, no, Yo, yo, yo no quise, yo no tuve elección, si te hubiese dejado seguir, me hubiese matado y la hubieras lastimado a Daphne —dijo Harry con nerviosismo.

—Pero lo hiciste. Me mataste, eres un asesino, Potter. —contestó Quirrell con una sonrisa malvada.

Harry se volvió a mirar las manos, seguían manchadas con sangre, miró dolido a Quirrell; él estaba ahí sonriendo con malicia. De sus ojos comenzaron a formarse lágrimas, dio algunos pasos hacia atrás; no había nada, simplemente cayó.

Todo volvió a tener color, el cielo volvió a ser azul, pero era de noche. Sin embargo, todo estaba iluminado por una redonda y blanca luna; simplemente se dejó caer, miró hacia donde caía, en el suelo, bajo él estaba el campo de tulipanes acercándose cada vez más. Mientras caía, las lágrimas comenzaron a brotar con cada vez más intensidad y dolor.

— ¡PERDON! —gritó Harry desesperado —, yo, yo, yo no quiera, no tuve elección —agregó mientras lloraba desconsoladamente —. Yo… yo no quise. —dijo en un murmuro.

Cuando impactó contra el campo de tulipanes todo se volvió a poner negro. Pero esta vez apareció en un pasillo, idéntico a los de Hogwarts, que estaba adornado con una gran alfombra roja en el suelo, infinitas velas suspendidas en el aire iluminaban todo y ventanales de estilo gótico en donde se podía ver lluvia caer en el exterior. Harry, sin saber que hacer caminó lentamente hacia adelante. Había dejado de llorar; el pasillo tenía un giro a la derecha.

Cuando giro vio asombrado como el pasillo se extendía al infinito, pero recobrando la compostura, siguió caminando; un rayo cayó en el exterior haciendo que todo el lugar se iluminara; sorprendido se detuvo un momento y vio como todo el paisaje había cambiado. Ahora la lluvia caía dentro del pasillo, pero no hacía que las velas ni nada pareciese mojado, salvo él; se puso la capucha de su túnica y con mirada melancólica continúo caminando. Un rayo volvió iluminar todo; la lluvia tenía mayor intensidad y un viento comenzó a soplar moviendo su túnica. Sin importar que el clima había empeorado, siguió caminando.

Caminó varios metros más, un nuevo rayo volvió a iluminar el pasillo, ahora charcos habían aparecido y la lluvia caía con más intensidad; se detuvo un momento y miró atrás. Solo había oscuridad; continúo caminando.

— ¿Sabías que los estúpidos de tus padres murieron pidiendo misericordia? —dijo la voz burlona de Voldemort en el aire.

Harry comenzó a caminar más rápido tratando de que la voz no lo afectara.

—Qué conmovedor, tratando con todas tus fuerzas de pensar un plan para salvarla. —volvió decir la voz de Voldemort en el aire.

Esta vez, Harry, comenzó a correr, ya nada le importaba.

Un nuevo rayo cayó e ilumino todo el lugar, todas las velas se apagaron, una luz, blanca y perfecta, apareció iluminando 2 cuerpos que estaban en el suelo delante de él. Harry dejo de correr y sorprendido se acercó lentamente; mientras más se acercaba a los cuerpos, que sin lugar a duda eran cadáveres, las paredes del pasillo se iban rompiendo y los ladrillos volaban hacia la nada, el exterior era visible y solo había oscuridad; cuando llegó, los vio.

El cuerpo de Lily y James Potter estaban tirados en el suelo; Harry no dijo ni hizo nada, las lágrimas comenzaron a caer de forma descontrolada nuevamente, se arrodillo teniendo delante tenia los cuerpos de sus padres. Estiro lentamente su mano para tocar la cara de su madre, pero cuando estaba a punto de que sus yemas rozaran la blanquecina piel de Lily los cuerpos desaparecieron.

Harry se sorprendió y angustiado, cerró la mano, se volvió a parar y cuando llevó su vista al frente nuevamente, ahí estaban, parados delante suyo y sin ninguna expresión en el rostro. Harry dio un paso de forma temblorosa.

— ¿Por qué? —preguntó Lily de forma sedosa, pero fría.

Harry se detuvo en seco.

— ¿Mamá? —dijo Harry mientras le temblaba el labio inferior y las lágrimas seguían cayendo.

— ¿Por qué? —volvió a preguntar Lily con frialdad.

—Ma-mamá, no entiendo. —contestó Harry comenzando a desesperarse.

— ¿Por qué nos mataste, Harry? —preguntó Lily secamente mirándolo a los ojos. Harry se sorprendió ante esto, en su rostro se formó una completa desolación.

— Y-y-yo n-no sé qué es lo que dicen…

—Por tu culpa morimos Harry. —interrumpió Lily.

—Nos asesinaste. —dijo James.

—No, yo, yo no fui, fue Voldemort. —dijo Harry desesperado.

—Si no hubieras nacido, Voldemort no hubiese venido tras nosotros. Nosotros no hubiéramos muerto. —replicaron ambos al mismo tiempo.

Harry quedó completamente shockeado; su mirada bajo y miró el negro suelo. Vio como el suelo se quebraba, vio a sus padres, su mirada era vacía. Cuando el suelo se terminó de quebrar simplemente volvió a caer, su mirada estaba perdida, ya nada importaba, cayó y cayó. Escucho una voz a lo lejos.


—Harry —dijo la voz, pero él no le prestó atención —. Harry —se volvió a escuchar la misma voz. La expresión perdida y vacía de Harry no cambió —. ¡Harry! —gritó esta vez la voz. Esta vez, con mirada cancina vio donde venía. Vio un punto blanco delante de él que se comenzó a agrandar.

— ¡Harry! —dijo una voz muy conocida para Harry mientras que él sentía una palma tocar su mejilla. Harry abrió los ojos y lo primero que vio fue un par de ojos verdes mirarlo con mirada preocupada. Vio con más claridad y era la Profesora McGonagall —. Harry, ¿estás bien? —preguntó preocupada.

Él solo se quedó viéndola un momento con expresión desolada.

— ¡Mi-minnie! —gritó Harry desesperado mientras sus lágrimas caían con mucha intensidad y la abrazaba fuertemente como si su vida dependiera de ello. Minerva se sorprendió ante el gesto y le devolvió lentamente el abrazo mientras trataba de calmar el llanto de muchacho.

Harry lloro con mucha fuerza e intensidad durante al menos 30 minutos, cuando comenzó a calmarse casi en un susurro y sin soltar a McGonagall preguntó.

—Minnie, ¿soy una mala persona?

— ¿Qué? No, Harry. No entiendo Harry, ¿qué pasa? —dijo McGonagall separándose ligeramente del agarre de Harry y mirando a los llorosos ojos de su protegido.

—Yo mate a Quirrell, ¿eso me hace una mala persona? —preguntó Harry nuevamente sin de dejar de derramar lágrimas.

—Harry, no, por supuesto que no, hiciste todo lo posible para salvarte y salvar a Daphne, eso no te hace una mala persona. —contestó Minerva con rapidez mientras.

—Pero, le quite la vida a una persona, sea mala o no, mate a alguien. —volvió a exclamar Harry llorando.

—Él ya estaba muerto. —dijo Minerva con seriedad.

—Pero Minnie, si yo hubiese hecho las cosas de otra forma él no hubiese muerto.

—Harry, entiendo que sea difícil, pero no fue tu culpa, Quirrell había decido su futuro cuando dejo que Voldemort lo poseyera.

—Pero…

—No, —interrumpió Minerva— Harry, nada de peros, no fue tu culpa, ni la de Daphne, ni la de nadie, solo de Quirrell y de Voldemort.

—Pero que mamá y papá estén muertos si, si yo no existiese ellos estarían vivos. —dijo casi en un susurro mirando hacia abajo mientras sus lágrimas caían ahora con más intensidad.

— ¡Harry Potter! —dijo casi en un grito McGonagall haciendo que Harry se sorprendiera y la mirase a los ojos —. No quiero volver a escucharte decir eso —estaba visiblemente molesta —. Quiero que entiendas algo, y no lo saques de tu cabeza. Nada de lo que paso fue tu culpa. Fue Voldemort y sus deseos ególatras los responsables de todo lo que paso, James y Lily dieron su vida para que tú vivieras, no la desperdicies lamentándote, sino, caminando hacia adelante sin importar que. —volvió a decir seriamente.

—Perdón Minnie.

— ¿Qué fue lo que paso? —preguntó Minerva con suavidad.

—Desde que volví de Hogwarts en lo único que pienso es en lo que paso en el tercer piso. Sueño con los gritos de Quirrell mientras se quemaba, todos los días. —explicó Harry.

Minerva puso su mano en la mejilla de Harry y suavemente lo acaricio con su pulgar quitándole una lagrima.

—Tranquilo, no eres una mala persona, sufriste más que muchas personas en toda su vida, no tienes que estar autoflagelándote por las cosas que hicieron otros. Harry, eres una buena persona, nunca te olvides de eso y parece ser que tienes una amiga te quiere mucho por la cantidad de cartas que me envió diciendo lo preocupada que estaba porque su mejor amigo no le respondía la correspondencia. —dijo Minerva con una sonrisa en la última parte.

Harry abrió grande los ojos y miró su mesa, era cierto habían llegado cartas, pero no había tenido ganas de mirar ninguna. Minerva vio a donde se diría su mirada, se levantó y agarro todas las cartas y se las dio. Harry las comenzó a leer rápidamente una por una. Una era la lista de materiales para el segundo año, otra era sus notas y el resto de Daphne.

"Querido Harry:

Espero que estés pasando unas lindas vacaciones, ¿cómo estás? Espero que bien, nosotras estamos bien, Astoria está muy emocionada por ir a Hogwarts y no deja de preguntar cuándo va a venir su carta, mis vacaciones son tranquilas. ¿Ya te llegaron las notas de los exámenes? ¿Cómo te fue? ¿Cómo esta Gaya?

Te quiere, Daphne."

"Querido Harry:

Supongo que estarás ocupado y no pudiste ver mi carta, espero que estés pasando unas lindas vacaciones, ya recibí mis notas y me fue muy bien en todo, sin lugar a duda juntarnos a estudiar fue muy útil. Espero que estés bien.

Te quiere, Daphne."

"Querido Harry:

Harry, ¿paso algo para que me estés ignorando? ¿Hice o dije algo malo? ¿Estás enojado?

Espero que me puedas responder, estoy preocupada por ti.

Te quiere, Daphne."

"Harry:

Estoy preocupada por ti, no contestas ninguna de mis cartas, le voy a avisar a McGonagall, si estás enojado conmigo perdóname, pero por favor si estás bien respóndeme alguna de mis cartas.

Daphne."

—Daphne me odia. —dijo Harry con los ojos abiertos por la sorpresa.

—Ella no te odia, solo está preocupada que no le contestaste sus cartas, me escribió específicamente por eso.

— ¿Qué día es hoy?

—28 de julio.

Harry se levantó rápidamente de la cama saco un pergamino y papel y comenzó a escribir.

"Querida Daphne:

Perdón por no haber contestado ninguna de tus cartas, yo, no me sentía bien, tenía muchas cosas en la cabeza, sobre todo por lo que paso en el tercer piso, si queres, podemos juntarnos el día que vayan a comprar los útiles escolares de Astoria ya que la carta de los de primer año llega antes, te prometo que te lo voy a contar todo, perdón por haberte ignorado y lastimarte.

Te quiere, siempre, Harry."

Harry terminó de escribir, metió la carta en un sobre y miró a McGonagall de forma suplicante, ella sonrió y se paró.

—Solo por esta vez, dame la carta, se la voy a entregar personalmente.

—Gracias Minnie. —dijo con una sonrisa mientras le daba un abrazo.


Daphne estaba sentada en la cama de su cuarto abrazándose las piernas mientras miraba por la ventana con la esperanza que llegar alguna lechuza. Tenía una mezcla de emociones en la cabeza, estaba molesta, ofendida, dolida y temerosa, Harry no había respondido sus cartas y eso hacía que se carcomiera la cabeza pensando que había hecho para que su mejor amigo la ignorase de esa forma.

La puerta de la casa de verano de la familia Greengrass sonó, un elfo domestico rápidamente se presentó a atender el llamado.

—Buenos días, ¿se encuentra Valery Greengrass o Daphne Greengrass? —preguntó Minerva con amabilidad.

—Oh, Minerva, que gusto verte —dijo Valery con una sonrisa desde el hall de entrada —, adelante —Hizo un gesto con la mano invitando a McGonagall entrar —. Tommy podrías preparar té por favor.

—Si, ama. —respondió el elfo con una sonrisa.

Ambas mujeres pasaron al salón y se sentaron.

—Minerva, tú dirás que te trae a mi casa. —dijo Valery con una sonrisa.

—Me gustaría hablar con Daphne.

— ¿Es sobre Harry, no?

— ¿Le paso algo?, Daphne estuvo muy deprimida este último tiempo.

—Sí y no, físicamente no le paso nada, pero creo que desde que volvió de Hogwarts estuvo… deprimido.

— ¿Extraña la escuela?

—No, no es eso. ¿Daphne te conto lo que pasó en el tercer piso?

—Sí, ambos fueron muy imprudentes, pero estoy orgullosa de ella.

—Bueno, como sabrás el Profesor Quirinus Quirrell murió ese día, Harry al tratar de proteger a Daphne y al él mismo utilizó una protección que ganó el día que Lily Potter se sacrificó por él… y esto lo mató. Harry se siente culpable de haber quitado una vida, ahora tiene el pensamiento de que es una mala persona y eso desencadeno que ahora se esté culpando de la muerte de sus padres.

—Daphne me dijo que lo habían derrotado junto con Voldemort, pero no me dijo lo de Harry.

—No sé cuándo sabe ella de Harry, pero él tuvo una infancia extremadamente difícil, su crecimiento fue solitario y con el constante maltrato tanto físico como psicológico de sus tíos muggles. Harry se suele cerrar en sí mismo cada vez que se siente mal o está deprimido.

— ¿Cómo puede ser que haya vivido todos estos años de esa manera? ¡Merlín!, es el salvador del mundo mágica y el heredero de uno de los 10. —exclamó Valery indignada.

—Se cometieron muchos errores con Harry, algunos imperdonables. Me gustaría hablar con Daphne y explicarle la situación.

—Si, claro. Acompáñame.

Daphne miraba entristecida como el viento mecía las ramas de los árboles, era una vista relajante, pero el verde de las hojas hacia que se acordara de los ojos de Harry lo cual la deprimía aún más pero el ruido de la puerta la sacó de su mar de pensamientos.

—Daphne, mi amor, ¿podemos pasar? —dijo detrás de la puerta.

—Sí, mamá.

Ambas mujeres entraron al cuarto de la chica esta miro sorprendida la presencia de la Profesora McGonagall y por un momento temió lo peor.

—Hola Daphne. —saludó Minerva.

—Ho-Hola Profesora McGonagall. —saludó Daphne con nerviosismo.

—Me gustaría hablar contigo algunas cosas respecto a Harry.

— ¿Le paso algo? —preguntó Daphne con un tono desesperado.

—No, no, no le paso nada —escuchó un suspiro de la joven bruja. McGonagall se acercó y se sentó a su lado —. Harry está bien, está en buen estado de salud, yo no sé cuánto sabes de él, hay muchas cosas que solo le corresponden a él decirlas, pero lo que yo te puede decir es que tuvo una infancia muy difícil y tuvo que vivir muchos abusos de parte de sus tíos muggles, ellos no son muy afecto a las personas mágicas.

—No me dijo mucho, salvo que su tío le pego varias veces. —dijo mirando a la profesora de forma melancólica.

Minerva asintió.

—Harry, es un chico que sufrió mucho durante mucho tiempo, el tiende a ser muy independiente en muchos sentidos y uno de estos, es a nivel emocional, estoy segura de que él te quiere con locura. Cada vez que hablamos siempre me cuenta lo que hacen juntos. Si este último tiempo no te respondió tus cartas fue porque estaba deprimido y se había contraído hacia sí mismo. —relató Minerva.

— ¿Deprimido? —preguntó Daphne sin entender.

—Sí, él no se siente bien consigo mismo, la muerte del Profesor Quirrell está pesando mucho en su mente, aunque él sabe que era lo correcto, que era la única forma de protegerte y protegerse y que era la única forma de vencerlo que tenía, quitarle la vida a alguien no es algo fácil de asimilar para nadie y mucho menos para alguien como él. —dijo Minerva.

— ¿Pero por qué no me lo dijo? Soy su mejor amiga, mientras estábamos en la enfermería estaba bien, no parecía triste, tampoco cuando volvíamos al andén. Él sonrió siempre.

—Harry tiende a ocultar su propio dolor tras una máscara de normalidad, es la forma que tiene de protegerse y de esta manera no salir lastimado. Él no te miente de forma deliberada, seguramente en algún momento viste rasgos de su verdadera personalidad, pero esta pared que forma con las personas es la única forma que tuvo para soportar todos los años de maltratos de sus familiares. —le contó Minerva.

—Después de las vacaciones de navidad, lo vi sonreír de una forma que nunca había hecho.

—Él tuvo una discusión con el Director durante navidad, después de eso él se sintió mejor consigo mismo por poder liberar gran parte del dolor que tenía.

— ¿Qué tiene que ver el director Dumbledore con él? —volvió a preguntar Daphne sin entender.

—Más de lo que te imaginas, pero eso no me corresponde decírtelo, eso solo te lo puede decir Harry. Él confía en ti, dale tiempo y lentamente se va a ir abriendo. Toma esto, es para ti, te lo manda él. —dijo dándole la carta que Harry había escrito.

Daphne leyó rápidamente la carta y con una sonrisa, preguntó.

— ¿Mamá, podemos ir el 31 de julio a comprar las cosas para Hogwarts de Astoria?

Valery sonrió por el cambio de humor de su hija.

—Por supuesto, ojos azules.


Ambos habían acordado verse en la Heladería de Florean Fortescue, era una tienda pequeña, pero con un gran patio en el exterior lleno de mesas y sillas. Harry estaba parado en la puerta, a lo lejos vio 3 cabelleras rubias. Cuando llego y vio a Daphne un momento, ella no le dirigió la mirada.

—Buenos días. —saludó Harry.

—Buenos días, Harry. —respondieron Valery y Astoria. —Daphne… —dijo Valery mirándola de forma reprobatoria.

—Hola, Harry. —contestó Daphne con algo de sequedad.

—Bueno, los dejamos acá, cuando terminen de resolver sus asuntos, vengan a buscarnos a la tienda de Madame Malkin. —Harry asintió.

Ambos en silencio entraron a la tienda y comenzaron a mirar.

— ¿Qué te gustaría pedir? —preguntó Harry.

—Helado de chocolate y frutilla. —dijo sin mirarlo.

—Por favor, 2 helados de chocolate y frutilla. —pidió Harry mirando a Florean y entregándole el dinero.

—En un momento salen, esperen en las mesas y se los llevo. —dijo guiñándole el ojo a Harry.

Los dos caminaron hasta una zona con menor cantidad de gente, se sentaron, Daphne abrió varias veces la boca para intentar hablar, pero las palabras no salieron, su mente era un caos y no sabía cómo reaccionar.

—Perdón —escuchó decir a Harry en un susurro. Harry la miraba fijamente a los ojos con mirada triste —. Yo no debí ignorar las cartas que me llegaban, pero me sentía tan confundido, yo no sabía qué hacer. Daphne nunca fue mi intención hacerte daño, no pensé lo que hacía. Yo siempre hice todo solo, nunca tuve que pensar en las personas a mi alrededor porque nunca hubo nadie, pero después llego Minnie y tú y no siempre se cómo tengo que comportarme —dijo casi en un tono de súplica. Florean dejo los helados y en silencio se fue —. Eres mi amiga y sé que me comporte mal, te pido perdón, si no quieres perdonarme, está bien, lo voy a entender y no te voy a volver a molestar. —dijo Harry melancólicamente.

—Te perdono —dijo Daphne de forma sencilla. Harry la miro a los ojos —. Somos mejores amigos, sigamos adelante, pero a partir de ahora no más secretos entre nosotros, si te sentís mal, quiero que me lo digas, no quiero que te encierres en tu propio dolor. —Harry la miro sorprendida y sonrió de forma sincera. Daphne se sonrojo ligeramente y también le sonrió.

—Gracias, Daph.

—De nada. —Harry miro hacia su helado. Se mordió ligeramente el labio y dijo.

—Empezó cuando tenía 6 años.

— ¿Qué cosa? —preguntó

—Todo, cuando tenía 6 años los maltratos fueron indirectos, no se me permitía tener amigos, si me hacía amigo de alguien, mis tíos se encargaban de alejarlos, me hacían dormir en la alacena y lentamente me fueron imponiendo tareas, al principio fue limpiar el piso, después encargarse del jardín. Luego un día se me dijo que yo generaba muchos gastos y que si no hacia mis tareas indicadas no comía. —Daphne lo miro con los ojos abiertos.

Harry hizo una pausa y continuó

—Cuando tenía 7 años, me habían tomado un examen de una materia del colegio muggle, me había ido perfecto y emocionado se lo fui a mostrar a mi tía, ese día comenzaron los golpes. Cuando ocurría magia accidental me golpeaban, cuando me equivocaba me golpeaban, cuando me iba mejor que a mi primo en el colegia me golpeaban, si no a veces simplemente me golpeaban por gusto, por el simple hecho de golpear a un monstruo.

Los ojos de Daphne se cruzaron con los de Harry, estaban vacíos. Las lágrimas comenzaron a formarse y caer en los orbes azules. Harry volvió a hacer otra pausa y suspiró tratando de contener las lágrimas que amenazaban con formarse.

—Comencé a retraerme en mi propia persona, a no sentir nada, a no llorar, a no gritar, a no enojarme, a no sentir nada, de esta forma pude controlar los casos de magia accidental, hasta controlarlos completamente, era la única manera de no recibir tantos castigos de mis tíos. Los odiaba a todos, a mis tíos por ser unos monstruos, a mis padres por haberme abandonado, a todos por ignorarme, me odiaba a mí mismo por sentir dolor. —Harry hizo silencio.

Harry se levantó sin decir nada se acercó a Daphne, miro hacia todos lados y cuando vio que nadie veía, tomo la mano de Daphne. Ella se estremeció cuando Harry llevó su mano al hombro de el por dejo de la tela. Con sus yemas sintió unos pequeños montículos, cuando se dio cuenta de lo que era sus ojos se abrieron su boca se abrió ligeramente.

—Tengo más por la espalda, a mi tío le gustaba usar un cinto para castigarme.

Daphne no dijo nada, solo se abrazó a Harry fuertemente mientras seguía sentada. Harry lentamente la abrazó también y escondió su rostro en los rubios cabellos de su amiga.

—Durante navidad discutí con Dumbledore, él fue el responsable de haberme dejado con mis tíos. El solo dijo que era lo mejor para todos.

Ambos, en silencio, se quedaron un buen rato en esa posición.

—Harry… —dijo Daphne casi en un susurro todavía sentada mientras abrazaba a Harry.

— ¿Si, Daph? —contestó de igual manera.

—Todo está bien, no tengas miedo a sentir dolor o a estar confundido, no estás solo, no te voy a abandonar. Yo voy a estar al lado tuyo cuando te sientas mal, por favor no te encierres en ti mismo, solo vas a conseguir lastimarte más, tienes que aceptar las cosas y seguir adelante. —Daphne dejo de abrazar a Harry y se paró, este la miraba sorprendido.

—Gracias…

—Feliz Cumpleaños. —dijo con una sonrisa sonrojada, para después ponerse en puntitas de pie, darle un beso en la mejilla y entregarle un paquete envuelto en papel de regalo que saco de su bolsillo.

En el rostro de Harry apareció un ligero rubor y sus pómulos comenzaron a calentarse, solo sonrió. Saco su varita toco el paquete y expandió el regalo, lo abrió y adentro había un libro "Fénix, Su Historia."

—Gracias Daph. —dijo con una sonrisa.

...

Había pasado 1 hora desde que dejo a su hija y su mejor amigo en la heladería, ahora solo veía a su hija menor que se entretenía mirando como les tomaban medidas a los demás niños que también iban a ir a primer año mientras esperaba su ropa para la Hogwarts.

La puerta se abrió y ambos entraron riéndose y sonriéndose mutuamente, Valery vio la escena, las cosas se habían arreglado, pero algo había pasado en ambos.

—Por lo visto ambos pudieron arreglar el problema, ¿no? —preguntó Valery con una sonrisa.

—Si, mamá. —respondió Daphne con una sonrisa.

—Mamá, ya tengo el uniforme. —dijo Astoria mientras caminaba hacia ella, Valery le sonrió y los cuatro continuaron las compras de la menor.

...

El medio día paso y la tarde llego, los cuatro fueron a un café a descansar. Pidieron té y cuando la mesera se estaba por ir, Valery la detuvo.

—Podrías traer 4 rebanadas de pastel, por favor.

—Por supuesto. —dijo con una sonrisa.

La empleada trajo el postre y Harry miro extrañado.

—Feliz cumpleaños, Harry. —dijeron las tres.

—Gracias. —dijo en un susurro audible con una sonrisa.

Harry entro a su habitación esta había sido una de las mejores tardes que había pasado, se sentía una cálido dentro suyo, había sido igual que cuando la profesora McGonagall había venido a cambiar su vida.

Cuando estuvo dentro de su habitación vio un paquetito sobre su cama.

"Para Harry:

Feliz cumpleaños Harry.

Minerva McGonagall

Pd: Te va a seguir siempre."

Dentro había una snitch de dorada. Harry sonrió, saco la pelotita de su estuche, esta extendió sus alas y comenzó a volar por la habitación, era sin lugar a duda majestuosa. Extendió su mano, la snitch se posó sobre su palma y cerro sus alas.


Cuando se quedó dormido todo está oscuro, solo estaba el en medio de la espesa negrura, Quirrell apareció delante suyo.

—Me mataste Potter. —dijo con saña.

—Sí, es cierto, lo hice. Pero lo hice porque tenía cosas importantes que proteger y no me arrepiento de eso. —respondió Harry mirándolo a los ojos.

—Harry. —Dijeron Lily y James atrás suyo. Harry se dio la vuelta, su boca se abrió ligeramente y su labio inferior tembló. Las lágrimas comenzaron a caer amargamente.

—Todo está bien, Harry. No estás solo, yo voy a estar al lado tuyo. —se escuchó decir a Daphne en la lejanía.

—Gracias, por darme la oportunidad de vivir. —dijo Harry mirando a sus padres, estos solo sonrieron.

Todo el lugar se quebró en pedazos, vio el cielo azul y comenzó a caer, las lágrimas seguían fluyendo mientras caía. Solo se dejó caer, suspiro, se sentía más liviano y cerró los ojos.

—No estoy solo. —dijo en un susurro.

Sintió una agradable brisa golpearle la cara, sintió un cosquilleo en su nariz abrió los ojos y vio el azul intenso de las alas de una mariposa posada sobre él. La mariposa comenzó a volar y solo la siguió con los ojos hasta que se fue de su campo de visión. Estaba acostado sobre algo blando, miro ligeramente hacia la derecha y volvió a ver las flores amarillas, estaba en el campo de tulipanes nuevamente.

Respiro hondo y solo sonrió.