Año II

Capítulo XII

La voluntad para hacer lo correcto


—DIALOGO NORMAL—

(PENSAMIENTO)

—"PARSEL"—


Un aire cálido soplaba llevando una agradable sensación a todos aquellos dormían en aquella linda noche de verano.

Harry dormía pacíficamente desde hacía varios días que no tenía pesadillas que lo hicieran levantarse a mitad de la noche y no lo dejasen dormir. Harry tenía planes para mañana, iba a reunirse con Daphne después de almorzar, era su cumpleaños y además tenían que comprar los nuevos libros de segundo año.

Dos días antes había recibido la carta de Hogwarts con los nuevos libros que iba a necesitar que decía:

"Los estudiantes de segundo curso necesitarán:

—El libro reglamentario de hechizos (clase 2), Miranda Goshawk.

—Recreo con la "banshee", Gilderoy Lockhart.

—Una vuelta con los espíritus malignos, Gilderoy Lockhart.

—Vacaciones con las brujas, Gilderoy Lockhart.

—Recorridos con los trols, Gilderoy Lockhart.

—Viajes con los vampiros, Gilderoy Lockhart.

—Paseos con los hombres lobo, Gilderoy Lockhart.

—Un año con el Yeti, Gilderoy Lockhart."

El nombre de esos libros no eran muy académicos, por decirlo de una manera simple, por lo general los libros tenían nombres exactos o que indicaban perfectamente cuál era su función, pero estos no, eran demasiados subjetivos los títulos. Pero ya se lo iba a preguntar a Minerva cuando la viese.

Una presencia apareció, haciendo que el joven mago que dormía se despertase rápidamente e hizo que Harry se levantará rápidamente agarrando su varita y apuntando al ser que se había aparecido. Este miro shockeado la varita de Harry y se arrodilló prácticamente llorando.

— ¿Quién eres y por qué estás en mi habitación? —preguntó Harry lentamente, pero serio sin dejar de apuntarle.

—Harry Potter —dijo la criatura con una voz tan aguda —. Hace mucho tiempo que Dobby quería conocerlo, señor… Es un gran honor… —dijo con respeto la criatura.

Harry suspiro, bajo su varita y le sonrió al ser mientras se sentaba en la cama con las piernas cruzadas todavía tapadas por una ligera manta.

—El placer es mío, Dobby… —dijo mirándolo de forma interrogativa.

—Dobby, señor. Dobby a secas. Dobby, el elfo doméstico. —contestó la criatura mirando con sus grandes ojos a Harry.

—Entiendo Dobby, ¿viniste por algún motivo en particular?

—Sí, señor —respondió Dobby con sinceridad —. Dobby vino a decirle, señor…, no es fácil, señor… Dobby se pregunta por dónde debería empezar…

—Empieza por sentarte. El principio es un bueno punto de partida.

Para sorpresa de Harry, el elfo comenzó a llorar y de forma muy ruidosa. Harry rápidamente puso un hechizo silenciador en la habitación y miro al lloroso elfo.

— ¡Sen-sentarme! —Dobby dio grito —. Nunca, nunca en mi vida…

—Perdón, Dobby, no fue mi intención ofenderte.

— ¡Ofender a Dobby! —respondió rápidamente y de forma apenada continúo. —A Dobby ningún mago le había pedido nunca que se sentara…, como si fuera un igual.

Harry se puso derecho, todavía sentado con las piernas cruzadas y con la mano le señalo el lugar libre de su cama, Dobby algo lloroso se subió y se sentó enfrente de él. Parecía un muñeco grande, feo y escuálido. Cuando logro ordenar sus emociones, se quedó con los ojos fijos en Harry, mirándolo con profunda devoción.

—Supongo que no conoces a ningún mago educado ¿no? —preguntó Harry con una sonrisa, tratando de animar al elfo.

Dobby negó con la cabeza. Sin previo aviso se levantó y comenzó a golpearse contra el borde de la cama y gritando dijo.

— ¡Dobby malo! ¡Dobby malo!

Harry rápidamente agarro al elfo por los hombros y lo obligo a mirarlo a los ojos. Dobby se asusto por esto.

—Dobby, alto, no quiero que te sigas golpeando. —dijo serio Harry.

—Harry Potter es una buena persona. Pero Dobby tenía que castigarse porque estuvo a punto de hablar mal de su familia. —Harry soltó al elfo y se volvió a sentar frente a Dobby.

— ¿Tu familia? —preguntó interesado.

—Sí, la familia a la que Dobby está destinado a servir, señor. Dobby es un elfo doméstico, destinado a servir en una casa y a una familia para siempre. —Harry respiro hondo con un dejo de molestia por haber escuchado eso y continúo.

— ¿Ellos saben que estas acá? —preguntó de forma inquisidora.

Dobby dio un gemido.

—No, no, señor, si…, ellos supieran que estoy acá, Dobby tendría que castigarse muy severamente por haber venido a verle, señor. —dijo Rápidamente.

—Pero, ¿por qué no los abandonas? ¿Por qué no huyes? —volvió a preguntar mirándolo a los ojos.

—Un elfo doméstico sólo puede ser libertado por su familia, señor. Y la familia nunca pondrá en libertad a Dobby… Dobby servirá a la familia hasta el día que muera, señor.

— ¿Hay alguna forma que pueda liberarte?

—Harry Potter pregunta si puede ayudar a Dobby… Dobby estaba al tanto de su grandeza, señor, pero no conocía su bondad…, pero Harry Potter no puede hacer nada por Dobby, solo si su familia le regala una prenda va a poder ser libre.

—Entiendo, perdón por haber dicho eso. —dijo apenado.

—Harry Potter es humilde y modesto —dijo Dobby, respetuoso. Sus redondos y grandes ojos brillaban como dos estrellas —. Harry Potter no habla de su triunfo sobre El-que-no-debe-ser-nombrado.

— ¿Voldemort? —preguntó Harry.

— ¡Señor, no diga ese nombre! ¡No pronuncie ese nombre!

—Dobby, es solo un nombre, no tiene poder. —dijo suavemente.

Dobby se acercó a Harry arrodillado, con los ojos bien abiertos.

—Dobby escucho —dijo con voz quebrada —, que Harry Potter peleo contra el Señor Tenebroso hace sólo unas semanas…, y que Harry Potter lo derroto nuevamente.

—Sí, pero no lo hice solo, tuve ayuda de una amiga. —dijo con una sonrisa.

— ¡Señor! —dijo sorprendido pasándose las manos por la cabeza —. Harry Potter es valiente, afronto muchos peligros y salió siempre victorioso, pero Harry Potter no tiene que regresar a Hogwarts este año.

Hubo un silencio estremecedor en toda la habitación, solo se escuchaba la respiración de ambos.

— ¿Q-qué? —preguntó Harry sorprendido rompiendo el silencio —. El primero de septiembre tengo que volver a Hogwarts, yo pertenezco a ese lugar, hay gente con la que quiero pasar el tiempo y poder volver a ver todos los días y el colegio es la única forma de poder hacer esto.

—No, no, no —gimió Dobby negando con la cabeza —, Harry Potter debe estar donde no peligre su seguridad. Es demasiado importante, demasiado bueno, para que lo perdamos y su pérdida seria devastadora. Si Harry Potter vuelve a Hogwarts, estará en peligro mortal.

— ¿P-por qué? —preguntó Harry sorprendido.

—Hay una conspiración, Harry Potter. Una conspiración para hacer que este año sucedan las cosas más terribles en el Colegio Hogwarts de Magia —susurró Dobby, se estremeció en el momento —, hace meses que Dobby lo sabe, señor. Harry Potter no debe exponerse al peligro: ¡es demasiado importante, señor.

— ¿Qué cosas terribles? —preguntó Harry rápidamente —. ¿Quién las está tramando? —Dobby solo se comenzó a golpear la cabeza. Harry se quedo en silencio por un momento agarro a Dobby por los hombros y le dijo —. Entiendo Dobby, no me lo puedes decir, ¿no?

Dobby asintió apenado. Harry comenzó a pensar, si una manía le había pegado Daphne era la de pensar antes de lanzarse a la acción, algo demasiado Slytherin.

—Perdón por no decirle más señor, pero prométame que no va a ir a Hogwarts este año.

—Está bien Dobby, te prometo que no voy a ir a Hogwarts antes del 1 de septiembre. —dijo Harry entrecerrando los ojos. El anzuelo estaba echado, ahora solo quedaba que picara.

Dobby sonrió y comenzó a saltar en la cama.

—Sabía que el señor Harry Potter iba a escuchar a Dobby, señor. —dijo Dobby alegremente.

—Está bien, está bien —Decía Harry tratando de calmar al elfo —. ¿Hay algo más que me puedas contar?

—No señor. Disculpe a Dobby por eso. —dijo apenado con una mirada dolida.

—Está bien, Dobby, no te preocupes. —volvió a hablar con una sonrisa.

—Gracias por entender a Dobby Harry Potter, señor. Dobby lo deja continuar durmiendo.

—Adiós, Dobby.

—Adiós Harry Potter, señor.

Dobby desapareció con un chasquido de dedos y Harry se quedó solo en la oscuridad de su habitación con sus pensamientos. Hogwarts volvía a estar amenazada.

...

Harry miraba las estanterías nada le convencía, todo lo que había a su alrededor era todo demasiado impersonal, él necesitaba algo único y personal que solo la pudiese distinguir a ella y a nadie más.

— ¿Estás buscando algo en especial, querido? —dijo la encargada de la tienda mientras se acercaba a donde él estaba.

—Sí, quiero un regalo para una mujer, pero todo lo que veo es demasiado impersonal. —dijo pensativo.

—Oh, ya veo, ¿ropa? —preguntó con una sonrisa la agradable mujer.

—Oh, no, no, no, si algo aprendí de mi amiga es que comprarles ropa a las mujeres es muy difícil, cada una tiene un gusto propio y lo mejor es que lo compren ellas mismas a menos que conozcas específicamente que es lo que les gusta, cosa difícil en mi caso porque solo la vi con el uniforme de Hogwarts.

—Ya veo, ya veo. —dijo la encargada divertida mientras Harry seguía pensativo.

—Ya sé, ¿tiene horquillas para pelo, o algo por ese estilo?

—Claro, claro tengo algunas en el mostrador en la parte de atrás de la tienda.

Ambos comenzaron a mirar hasta que Harry se quedó mirando una en especial.

—Esa. —dijo señalando una en específica.

La dependienta la saco y la coloco en una caja de madera, Harry pago y se fue alegremente.

Comenzó a caminar hasta que llego a la casa de té, Gato Negro, este era un lugar conocido de en el Callejón Diagon por ser un lugar agradable para pasar el rato y por tener una arquitectura victoriana clásica.

Cuando entro, el lugar era cálido, había muchas mesas redondas con manteles blancos que resaltaban, del piso de madera negra, no había muchos muebles y tenía un estilo minimalista y agradable a la vista. Se sentó en una mesa que tenía sillas de madera estilo victoriano con tapizado de cuero negro. La mesa daba a la ventana y le daba una perfecta vista de todo el exterior del Callejón Diagon.

—Hola, bienvenido al Gato Negro, ¿te sirvo algo? —dijo una joven mesera mientras se acercaba a donde estaba él.

—No gracias, no todavía, estoy esperando a alguien, cuando venga pedimos todos juntos. —la mesera asintió y se fue.

Harry espero 10 minutos y desde afuera vio 3 cabelleras rubias y sonrió en cuando las reconoció. Las 3 entraron, y se dirigieron a donde estaba él.

—Hola, Harry. —dijo Astoria entrando y casi corriendo a sentarse donde él esperaba. Harry ya la esperaba parado ofreciéndole una silla y ayudándola a sentarse —. Gracias Harry.

—Hola, Astoria. —respondió divertido ante la actitud divertida e hiperactiva de Astoria.

—Hola, Harry. —dijo Valery. Rápidamente le ofreció asiento que esta acepto asintiendo —. Muchas gracias, Harry, que caballero. —respondió guiñándole el ojo.

—Hola, seño… —ella lo miró seria y Harry se detuvo —. Valery… —dijo con una sonrisa.

—Así me gusta. —comentó divertida guiñándole el ojo otra vez.

—Hola, Harry. —dijo Daphne dándole un beso en la mejilla, mientras Harry le ofrecía asiento, Valery miraba atentamente con una ceja levantada.

—Hola, Daph —respondió Harry sonriéndole —. Feliz cumpleaños. —mencionó dándole un paquete mientras le besaba la mejilla haciendo que esta se sonrojara y después se sentara en su lugar.

—Harry, no tendrías que haberte molestado. —dijo Daphne con una sonrisa. Abrió el paquete y dentro había una horquilla de plata con un tulipán representado con pétalos de oro y pequeños jades que simulaban al tallo de la flor.

—Es hermoso. —dijo Astoria asomándose para ver mejor. Daphne solo sonrió. Valery miro con asombro la fina joya y después miro a Harry que miraba a su hija mayor con una sonrisa.

(Él..., no, ambos…, no, no todavía). —pensó con una sonrisa.

—Es precioso, Harry. Gracias. —dijo mirándolo con una sonrisa, para después ponérselo en el pelo acomodando un mechón de pelo. Harry la miro con una sonrisa. Realmente le quedaba hermoso.

— ¿Van a pedir? —preguntó la mesera acercándose a ellos.

—mmm, ¿qué les parece té negro con pastel de chocolate? —dijo Valery mirándolos, todos asintieron.

Daphne y Harry salieron dejando a Astoria y a Valery en la casa de té, mientras ellos iban a comprar sus libros para este nuevo año escolar. Ambos estaban acercándose a Flourish y Blotts y vieron sorprendidos la gran multitud que estaba tanto afuera como adentro. La multitud estaba compuesta principalmente por brujas de la edad adulta que esperaban impacientes para poder entrar. Cuando llegaron vieron un gran cartel que decía:

"GILDEROY LOCKHART

firmará hoy ejemplares de su autobiografía

EL ENCANTADOR

de 12.30 a 16.30 horas."

— ¿Lockhart no es el que estaba en la lista de los libros que recibimos? —preguntó Daphne mientras leía el gran cartel.

—Sí, los libros no parecían muy…, académicos; dentro de unos días voy a ver a Minnie, le voy a preguntar como es.

Ambos entraron caminando sin mucha prisa y esquivando la multitud y escucharon.

—Por favor, todas van a poder conocerlo, pero les pido paciencia y calma a todas… por favor cuidado con los libros. —dijo un mago con aspecto agotado.

Ambos esquivaron una serpenteante cola que terminaba en el fondo de la tienda en donde Gilderoy Lockhart firmaba los libros.

—Oh, Harry, ¡hola!, que casualidad —dijo alegremente la señora Weasley en la fila que parecía que le faltaba el aliento y se arreglaba en todo momento su cabello. —ah…, hola a ti también. —dijo al ver a Daphne.

—Hola, señora Weasley —respondió Harry.

— ¿También estas acá para que Gilderoy Lockhart firme tus libros? —preguntó entusiasmada.

—No, no estoy interesado, solo quiero comprar los libros y terminar de pasar la tarde con Daphne. —respondió Harry, mientras Daphne sonría, sin soltarle la mirada a la Señora Weasley.

—Entiendo. —dijo con algo de molestia.

A medida que la cola avanzaba podían ver a Gilderoy Lockhart sentado en una mesa rodeado por fotos de si mismo que guiñaban un ojo y sonreía mostrando una deslumbrante dentadura. Daphne miro con una ceja levantada. El Lockhart real estaba vestido con una túnica color morado y un sombrero puntiagudo ladeado sobre un ondulado cabello.

—Que humilde es el hombre. —dijo Daphne de forma irónica.

Un hombre pequeño e irritable sacaba fotos con una gran cámara negra que echaba humo de color púrpura a cada destello cegador del flash.

—Muévanse —dijo el hombre molesto, empujando a Daphne tirándola al suelo —. Es para El Profeta.

— ¡Eh!, ¡tenga cuidado! —gritó Harry visiblemente molesto mientras ayudaba a Daphne a volver a aponerse de pie.

Gilderoy Lockhart escucho el ruido, levanto la vista, primero se fijo en Daphne y luego miro a Harry. Se levanto rápidamente.

— ¿Acaso ese no es Harry Potter? —preguntó con asombro.

Toda la multitud se movió al costado mientras murmuraba. Harry miraba molesto. Lockhart camino rápidamente y lo agarro del brazo e intento llevarlo adelante, Harry mirando enojado se resistió mientras Daphne lo ayudaba tirando del otro brazo.

—Niña, suéltalo, ya sé que quieres ser famosa pero, este no es tu momento, es el nuestro momento. —comentó de forma petulante mirando a Daphne.

—Suéltame… ahora. —dijo Harry frio y visiblemente molesto.

Gilderoy a lo miró un momento a Harry, Daphne se había afianzado aún más al brazo de su amigo y él lo soltó y rápidamente hablo.

—Señoras y señores —dijo en voz alta, pidiendo silencio con la mano —. ¡Éste es un gran momento! ¡El momento ideal para que les anuncie algo que mantuve en secreto hasta ahora! Cuando el joven Harry entró hoy en Flourish y Blotts, sólo pensaba comprar mi autobiografía, que estaré muy contento de regalarle —todos aplaudieron, Harry y Daphne miraban sin entender nada. Él no sabía. Continuó Lockhart, mientras ponían una mano en el hombro de Harry —. Que en breve iba a recibir de mí, mucho más que mi libro "El encantador". Harry y sus compañeros de colegio contarán con mi presencia. ¡Sí, señoras y caballeros, tengo el gran placer y el orgullo de anunciarles que este mes de septiembre seré el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras en el Colegio Hogwarts de Magia!

Todos aplaudieron y vitorearon, Lockhart rápidamente agarro todos sus libros que se los dio a Harry, él con algo de esfuerzo agarro todos los libros y con un chasquido de dedos redujo los libros a la vista de todos, sin decir nada, se acerco rápidamente al mostrador pidió las copias para Daphne, cuando se las entregaron, las redujo también y se las dio. Ambos se encaminaron a la salida.

— ¿Te ha gustado, Potter? —dijo una voz que Harry no tuvo ninguna dificultad en reconocer, dio un suspiro y lo vio ahí estaba Ron Weasley, que exhibía su habitual aire despectivo—. El famoso Harry Potter. Ni siquiera en una librería puedes dejar de ser el protagonista.

— ¡Déjalo en paz, él no busco esto! —replicó Daphne molesta.

— ¿Qué pasa Potter, no puedes defenderte solo, que siempre tiene que estar tu novia defendiéndote? —dijo con actitud cansina

—Weasley, no me interesas, va a ser lo mismo que el año pasado, solo te ignoraré mientras te sigues comportando como un idiota. —respondió caminando hacia la salida mientras Daphne lo fulminaba con la mirada, a lo lejos se veía Draco Malfoy que miraba toda la escena.

—Malfoy. —dijo en forma de saludo mientras continuaba caminando.

—Potter. —respondió serio.

Mientras iban saliendo vieron a Ginny Weasley que lo miraba sonrojada y le sonreía mientras sostenía su caldero nuevo, dentro estaban sus libros. Harry se detuvo extrañado, miro al caldero de Ginny, sintió algo extraño, después la vio a Ginny que lo miraba fijamente mientras sonreía lo más posible.

—Harry, ¿pasa algo? —dijo mirando a Ginny, esta lo vio y ambas se fulminaron con la mirada.

—No, Daph, nada, solo fue algo raro que sentí. —ambos sin decir nada se encaminaron afuera de la tienda.

— ¿Paso algo? Te quedaste mirando a esa chica Weasley. —preguntó con un deje de molestia mientras estaban afuera.

—No era ella, era su caldero. —dijo pensativo.

— ¿Su caldero? —volvió a preguntar, pero ahora extrañada.

—Sí, había algo raro, pero no importa. —dijo restándole importancia.

—Así que entraste pensando solo en la autobiografía de Lockhart, ¿eh? —dijo divertida mientras él lo miraba serio.

—No digas nada —dijo molesto mientras Daphne se reía —. Acompáñame tengo que visitar a alguien y después me gustaría hablarte de algo importante. —dijo serio en la última parte.

— ¿Ollivander's? —preguntó Daphne extrañada.

—Sí, cuando vine a comprar mi varita, hubo un problema y no pude comprar ninguna —dijo mientras le abría la puerta a Daphne y después pasaba él —. Tuve que hacer mi propia varita, el Señor Ollivander me la regalo con la condición que viniera todos los años antes de empezar la escuela para revisarla y que le contara si había pasado algo raro con ella. —Daphne lo miro impresionada con los ojos abiertos, pero prefirió quedarse callada, nada en Harry funcionaba de la forma tradicional.

—Señorita Greengrass, Nogal, Nervio de Dragón, Rígida, 32,4 centímetros. Oh… Señor Potter, Quebracho, 39 centímetros, pelo de cola de thestral y pelo de unicornio entrelazados. —dijo entusiasmado al ver al muchacho.

—Buenas tardes, señor Ollivander, vine como me pidió. —dijo sacando su varita de su porta varita, dándosela.

Ollivander agarro rápidamente la varita como si tuviese una pisa de joyería en sus dedos, la miro en cada rincón y en cada lugar que había visible y después se la puso en el oído y cerró los ojos.

—Oh, interesante, el núcleo maduró un poco, muy interesante, sí, sí, Señor Potter, esta varita siguen siendo la más especial que salió de mi tienda —dijo mirándolo —. Espero que haya encontrado una respuesta a lo que me conto el año pasado.

—Desgraciadamente no va a ser posible encontrar nunca la respuesta, perdí mi habilidad de controlar magia con pársel.

— ¿C-c-cómo es eso posible? —pregunto impresionado.

—Convertí a mi serpiente en un fénix y tuve que pagar un precio por eso. —dijo con simpleza.

— ¿Q-q-qué? —volvió a preguntar visiblemente intrigado.

Harry comenzó contarle la historia a Ollivander que lo escuchaba atentamente.

—Sencillamente increíble, es una pena que hayas perdido tu habilidad con la serpiente, sin lugar a duda hubiera sido increíble poder entender esa habilidad.

—Todavía puede hablar pársel, no sé si es algo residual, pero no siento lo mismo que antes, ahora la magia se siente diferente, no disminuyo la potencia de los hechizos ni el control pero es como si hubiese perdido una parte de poder entenderla.

—Ya veo, Señor Potter gracias por contarme todo esto, tu varita está en perfectas condiciones, y el núcleo parase haberse adaptado al uso correctamente, siento un ligero cambio en la densidad de este, pero como dije parece como si estuviera madurando, creo que es por el uso, ¿notaste algún cambio en los hechizos? —preguntó Ollivander pensativo

— ¿Cómo qué?

—Como por ejemplo, que la varita se haya vuelto temperamental a la hora de lanzar hechizos o que estos salgan con menor potencia de lo que querías que saliera.

—No, nada de eso.

—Ya veo, como la varita es única en su tipo, solo va a ser cuestión de tiempo para saber si hay algún cambio, si eso pasa, envíame una carta contándome lo que sucede y si es algo muy importante iré a Hogwarts a revisarla personalmente.

—Entendido. Gracias Señor Ollivander.

Ambos salieron y comenzaron a caminar con dirección al Gato Negro.

—Daphne, ayer paso algo.

— ¿Qué cosa?

—Ayer apareció un elfo domestico en mi cama, me dijo que no tenía que ir a Hogwarts este año, que había un gran peligro que se iba a liberar este año.

—Un elfo, es raro.

— ¿Por qué? —preguntó extrañado.

—Un elfo traicionando a su familia, debe haber mucho en juego para hacer eso. —comentó pensativa.

—Dijo que me conocía. Que conocía lo que había pasado con Voldemort. Algo va a pasar este año, hay que estar atentos. —dijo Harry serio.

—Tranquilo, vamos a salir adelante —volvió a comentar con una sonrisa —, parece ser que este año tampoco va a ser tranquilo, ¿no? —dijo suspirando divertida.

—Parece ser que no. Cuando lleguemos a Hogwarts hay que estar atentos y en cuanto nos demos cuenta de algo trazamos algún plan desde ahí. —dijo abriéndole la puerta a su amiga para que pasara.


Un hermoso y relajante canto inundaba toda la oficina. Una hermosa ave de tamaño comparable a la de un cisne, de azulado y brillante plumaje que tenía tres grandes y largas plumas en la cola pero de color rojizo, pero de una hermosura mucho mayor cantaba alegremente durante esa tarde de verano.

Minerva McGonagall miro el té que estaba tomando y después se giro a ver a la hermosa ave que estaba parada en una percha cerca de su escritorio. La fénix cantaba alegre como todas las tardes, hacia unos meses que estaba bajo su cuidado, y desde el primer día que estuvo en su oficina siempre recitaba alguna hermosa melodía, era sin lugar a duda un espectáculo extremadamente relajante que había convertido sus tardes veraniegas en un verdadero placer.

—Mañana vamos a ir a ver a Harry, Gaya, voy a extrañar tu canto por las tardes. —dijo mientras se levantaba y acariciaba al ave, mientras esta también devolvía la caricia frotando su cabeza en la palma de la bruja y daba un alegre gemido de gusto. El resto de la tarde paso tranquilamente.

Harry estaba sentado leyendo los libros de Lockhart, tenía un ligero tic en el ojo de molestia. Lo que leía era por decir poco, una completa idiotez, no había nada para poder aprender, eran solo historias propias sin ningún material académico y muchas veces con errores en hechizos básicos o narrativos. Escucho que golpeaban la puerta.

—Adelante. —dijo mientras terminaba de leer.

Minerva entro a la habitación, en cuanto estuvo adentro lo primero que voy fue un montón de libros por todos lados, camino esquivando mientras veía a su protegido que estaba acostado con la cabeza saliendo por el borde de la cama mientras que sus piernas estaban estiradas contra la pared de la habitación. Parecía como si estuviera sentado sobre la pared.

—Hola Minnie. —saludó Harry mirando a Minerva mientras esta caminaba hacia donde estaba él.

—Buenos días, Harry, ¿puedo preguntar qué paso acá? —preguntó incrédula.

Harry agarro su varita y de un movimiento ordeno todos los libros que estaban tirados.

—Minnie, ¿quién permitió a Lockhart enseñar? —preguntó de forma inquisitiva.

—Albus, ¿por qué lo preguntas? —respondió extrañada.

— ¿Leíste los libros que se envió como teoría para Defensa Contra Las Artes Oscuras?

—No, ¿tienen algo de malo? —preguntó con una ceja levantada.

—Cito: "Entonces ante ese incrédulo pueblerino, que sin conocimiento alguno en aquel remoto lugar de Transilvania, logre, solamente concentrándome, curarle de la peligrosa maldición. Él, agradecido por haberle curado de aquella maldición que lo hacía tartamudear, me quiso entregar a su hija en matrimonio como agradecimiento, pero yo caballerosamente rechace la propuesta…". ¿Acaso esto con esto vamos a aprender?

Minerva rápidamente agarro un de los libros y comenzó a leer, lo dejo y agarro otro, repitió la misma acción y con otro y otro.

—No puede ser que Albus haya aceptado esto.

—Eso parece. Ya veremos cómo serán sus clases.

—Por favor si algo raro pasa, avísame. Esto es completamente inútil para aprender. —dijo suspirando derrotada.

Harry se puso de pie y saludo con un beso en la mejilla a Minerva, ella sonrió y él con su varita transfiguro una mesa, sillas y ambos se sentaron.

—Excelente transfiguración. —dijo con una sonrisa McGonagall.

—Gracias, aprendí de la mejor, ¿té? —respondió divertido.

—Por favor.

Harry preparo té, sirvió a ambos y comenzaron a tomar el té.

—Supongo que ya no la puedo retener más —dijo sonriendo ante la extrañada cara de Harry por el comentario —. Gaya, podrías venir por favor.

En una bola de fuego apareció Gaya de forma majestuosa, mientras levitaba agitando sus alas. Harry se paro mientras sonreía y extendió los brazos. Gaya fue en picada hacia los brazos de Harry, él los puso más cerca de su cuerpo mientras que la fénix con su cabeza acariciaba la mejilla de su antiguo compañero. Gaya gemía alegre mientras que Harry sonreía alegre. Ambos se quedaron mirándose a los ojos. Aunque no pudieran hablarse, todavía se entendían perfectamente.

Gaya voló alegre hasta la percha que transfiguró McGonagall y comenzó a cantar.

Harry se volvió a sentar y ambos la escucharon mientras Gaya cantaba alegremente.

—Voy a extrañar su canto durante las tardes. —dijo algo melancólicamente.

—Ella puede estar contigo mientras que no esté conmigo, no creo poder estar con un fénix por todos lados —comentó con una sonrisa tratando de reconfortar a su profesora. Ella solo sonrió mientras miraba su té —. Profesora, —dijo seriamente. Ella inmediatamente lo miro.— hay un problema.

— ¿Cuál? —preguntó seriamente.

—Hace unos días apareció un elfo domestico diciéndome que cosas malas van a pasar en Hogwarts y que no tengo que ir al colegio porque mi vida corre un peligro mortal.

— ¿Q-q-qué?, eso no puede ser posible. —dijo Minerva.

—No me dijo nada más aparte de que se llamaba Dobby.

—Merlín, estos es muy serio. ¿No te dijo a que familia pertenecía o cual era el peligro?

—No, le pregunte pero no me quiso decir, solo me dijo que me tenía que proteger y por eso no me iba a dejar ir a Hogwarts, le dije que no iba a ir al colegio hasta el primero de septiembre, por lo visto no entendió mi engaño, acepto esto y no volvió a aparecer, pero no sería raro que aparezca nuevamente cuando este ya en el castillo.

—Entiendo, voy a estar atenta y voy a avisarles a los profesores de esto.

—Gracias Minnie.

Ambos se quedaron pensando lo que había pasado. La escuela si la escuela volvía a estar en peligro las cosas se podían muy difíciles, ya había habido problemas con Voldemort el curso pasado, esta vez podía ser peor.