Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es anhanninen, yo solo traduzco con su permiso.
Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to anhanninen. I'm only translating with her permission. Thank you, Ashley, for letting me share another one of your stories! :3
Capítulo 7
Echándole un vistazo a mi reloj para estar segura de que tengo tiempo suficiente antes de que mi hermano se reúna conmigo, cedo a la tentación y ordeno el rollo de canela grande y con mucho betún que grita mi nombre—a pesar que tengo una bolsa llena de muffins. Dios sabe que probablemente no debería estar comiendo esto, pero creo que me lo merezco. Y mientras que lo termine antes de que Emmett llegue aquí, nadie lo sabrá. Deslizando mi tarjeta de débito con una sonrisa mientras la barista saca la delicia, casi se me cae la baba y sé que tengo un problema.
—Oh, ¿podrías escribir descafeinado en la taza? —pregunto, aceptando el rollo que me tiende—. Necesito mentirle a alguien.
Ciara, como se lee en su identificación, se ríe y toma un marcador.
—Claro. Ten un buen día.
Ella la tiende, y le sonrío, diciéndole «Tú también», antes de encontrar una mesa en el rincón vacío de la pequeña cafetería del hospital.
Tomo el bocado más grande y vergonzosamente asqueroso mientras me siento y gimo al mismo tiempo que la deliciosa canela y el betún de queso crema se mezclan. Orgasmo bucal. Las únicas palabras para describir lo que está sucediendo mientras saboreo cada bocado.
Definitivamente me merezco esto, así que no siento ni una pizca de culpa cuando Emmett llega, y meto el último bocado en mi boca. Él se dirige directamente hacia mí, arqueando una ceja cuando hago un bollo el envoltorio y casi me ahogo, masticando y tragando lo más rápido posible.
—Cielos, al menos saborea tu comida, Bells. —Se ríe mientras me pongo de pie para abrazarlo. Siendo cuarenta centímetros más alto que yo, él me envuelve en un abrazo de oso cálido a la vez que finalmente trago el resto—. ¿Qué comiste?
Apartándose, toma asiento frente a mí mientras yo le miento.
—Solo un muffin de arándanos.
Él sonríe, asintiendo lentamente.
—Mmm, no sabía que los muffins tenían betún. —Estirándose hacia mí, desliza un dedo por mi mejilla antes de lamerse el pulgar—. Betún de queso crema. Delicioso. Debería pedir uno.
—Idiota. —Pongo los ojos en blanco mientras él se ríe—. No creo que el rollo de canela me vaya a matar, y estuvo super delicioso, así que como sea. Me lo merecía.
—Estoy seguro que sí. Está bien, Bella, pero pediré uno para mí. Aunque será mejor que tu café sea descafeinado.
Lo levanto, quitándole la tapa para meterle crema.
—Por supuesto. ¿Ves? Incluso aquí lo dice.
Él me mira con sospecha pero parece dejarlo pasar mientras se dirige hacia el mostrador. Revolviendo mi taza, bebo un sorbo y lo encuentro con la temperatura perfecta para el clima de otoño fresco. Caliente pero no que queme. Aún tenemos alrededor de veinte minutos para mi cita, y realmente no ansío que llegue. Mi corazón ya está acelerado, y el cosquilleo familiar en la punta de mis dedos están de vuelta. Ya sean los nervios o el corazón deteriorado, no estoy segura, pero es molesto como siempre.
—¿Cómo te sientes, Bells? —pregunta, volviéndose a sentar frente a mí mientras tomo otro sorbo.
Me encojo de hombros.
—Bien. ¿Cómo ha estado tu día? ¿Salvaste muchas vidas?
Él sonríe y se relaja en la silla, su enorme complexión empequeñeciéndola. Él asistió a la universidad con una beca deportiva—de defensa, como era de esperarse.
—Traumatología ha estado lenta, pero acabo de terminar una apendicectomía. Con suerte, las personas no seguirán haciendo cosas estúpidas así puedo ser todo tuyo por la próxima hora. Ahora, en serio, si no estás... oh, digamos, nerviosa, aterrada, o estresada, ¿qué le pasó a la uña de tu pulgar?
Agh, está corto de nuevo. El esmalte color menta que acabo de colocar hace unas noches ya casi desapareció, y he comido tanto la uña que llegó a la piel sin siquiera darme cuenta.
—De acuerdo, estoy nerviosa. Dah —admito mientras siento el calor en mis mejillas—. No puedo soportar a los doctores, excluyendo a la presente compañía, y simplemente quiero despertar de esta pesadilla.
Tomando mi mano de la mesa, suspira y le da un gentil apretón.
—Lamento que estés pasando por esto, Bella. Estoy aquí para ti, para todo. Seré tu fuerza cuando te quedes sin ella, y te cuidaré.
—Como siempre. —Suspiro, sintiéndome culpable por interrumpir su vida una vez más.
Él se merece mucho más—ya saben, como una esposa y niños. Parece que él ha pausado todo eso para que yo llegue a la adultez, y cuando me fui a la universidad, finalmente era su oportunidad. Pero una vez más, he pausado su vida.
—No me mires como si te sintieras mal o algo. No eres una carga para mí. Eres mi hermanita, y siempre cuidaré de ti —dice.
Seco mis mejillas, sonriendo ligeramente.
—Y bien, cuéntame sobre este tipo Edward que me harás ver.
Él sonríe, captando mi última lágrima con su pulgar y quitándola.
—Creo que te llevarás bien con él. Es brillante y altamente capacitado, los dos hicimos las residencias de medicina interna y quirúrgica, así que él se encargará de cualquier procedimiento quirúrgico que necesites. Él es un tipo increíble. Hemos salido de excursión juntos varias veces desde que se mudó por aquí.
—¿Crees que él pueda ayudar?
—Sé que puede —dice, asintiendo mientras revisa su teléfono—. ¿Estás lista para subir?
Me encojo de hombros, bebiendo otro sorbo de café antes de pararme con él.
—¿Luzco como si hubiera estado llorando? —pregunto mientras él toma mi cartera, colgándola de su hombro—. No creo que esa cartera haga juego con tus zapatos, hermano.
—Bueno, pesa siete kilos, así que no dejaré que la lleves. En serio, necesitas aligerar esta cosa. Y por cierto, estos zapatos hacen juego con todo. —Se ríe.
Bajo la mirada y finjo tener arcadas al ver sus zapatos tipo Crocs.
—Claro. Y bien, ¿el rostro?
—Tan asqueroso como el día en que naciste —bromea y yo mascullo «Imbécil», mientras él se ríe—. Bromeo. Eres preciosa, Bells. —Jalándome hacia su costado, rodea un brazo alrededor de mi hombro y me da un coscorrón.
En serio, no creo que él alguna vez vaya a crecer.
