Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es anhanninen, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to anhanninen. I'm only translating with her permission. Thank you, Ashley, for letting me share another one of your stories! :3


Capítulo 19

Me despierto con un terrible dolor y con mi corazón acelerado.

Hamilton ha crecido a un tamaño decente en las últimas tres semanas y se sienta conmigo, frotando su cabeza contra mi brazo mientras me aferro el pecho. Mierda, esto no es bueno. Emmett no está en casa, y de repente estoy aterrada. Tomo mi teléfono del vestidor, marcando su número y rogando que no esté demasiado ocupado.

Él no contesta, y rápidamente marco a Carlisle entonces.

Él contesta al tercer tono.

—¿Bella? ¿Estás bien?

Rápidamente suelto las palabras mientras jadeo.

—A-Algo va m-mal —chillo—. Em no está en-en casa y-y… me duele el pecho. El co-corazón late rápido.

—Esme, llama a una ambulancia a la casa de Bella —dice antes de hablarme—. Solo aguanta, pequeña. Estoy en camino. Llamaré a Edward también.

Simplemente lloro mientras me da con Esme una vez que ella ha llamado al nueve once. Ella intenta consolarme con que todo estará bien, pero estoy tan asustada. Siempre supe que esto podría pasar en cualquier momento, pero me ha estado yendo bastante bien desde que vine a casa, y no estoy lista.

No estoy lista para morir.

No estoy lista para morir sola.

Le lleva seis minutos llegar a la ambulancia, y entonces siete a Edward.

—Vine de inmediato —dice mientras los paramédicos me colocan oxígeno y comienzan a conectarme una vía intravenosa—. ¿Cómo es su pulso?

—Ciento noventa y tres —dice la mujer—. La presión es ciento ochenta y dos sobre ciento veinte y los niveles de oxígeno se encuentra al ochenta por ciento.

Él les dice qué medicación dar y escucha mi corazón mientras Carlisle es el siguiente en llegar. En tan solo minutos me cargan, pero el dolor es solo peor, y pronto mi visión comienza a nublarse.

—Resiste allí por mí, cariño —dice Edward, susurrándome al oído—. Voy a cuidar de ti.

Por favor.