Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es anhanninen, yo solo traduzco con su permiso.
Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to anhanninen. I'm only translating with her permission. Thank you, Ashley, for letting me share another one of your stories! :3
Capítulo 22
Permanezco en el hospital por dos días, y Emmett decide que apesto descansando cuando las personas están de visita, así que mayormente me dejan sola. Le dice a nuestra familia que me verán una vez que esté mejor pero pasa a verme de vez en cuando cuando está trabajando. Al menos, estoy en su hospital y no en Forks.
Llaman a mi puerta la mañana del día dos, y Edward entra, con su bata médica puesta sobre jeans y otra camisa de franela. Me gusta más el aspecto de leñador y me pregunto si el noventa por ciento de su armario consiste de franelas.
Posiblemente.
—Buenos días, cariño —dice, acercándose y tomando mi muñeca en su mano—. ¿Cómo te sientes?
Mi brazo derecho se encuentra en un cabestrillo, y no lo he movido mucho por el dolor que provoca.
—No tan mal. Estoy lista para ir a casa con mi gato.
Él sonríe, riendo suavemente.
—Creo que podemos arreglar eso hoy. Quiero echar un vistazo a las suturas y hacerte una revisión completa.
Puedes hacerme dos revisiones completas, amigo. Sin tu ropa.
Mierda, estoy cachonda. Casi muero hace dos días, pero solo él está en mi mente. Estoy obsesionada con mi doctor, pero… si muero, al menos, podré mirar a alguien precioso mientras lo hago.
Él desata mi bata, bajándola solo lo suficiente para mantener mis pechos cubiertos, y entonces se coloca guantes antes de destapar las heridas. Él dice que lucen bien y coloca nuevas vendas mientras yo disfruto de su contacto.
Estoy enferma de la cabeza—no solo del corazón.
En vez de irse después de revisarme, acerca una silla y se sienta a mi lado.
—Estaba tan preocupado cuando entraste en fibrilación auricular —dice, la preocupación evidente en su mirada cuando nuestros ojos se encuentran—. Intenta no hacerme eso de nuevo, ¿de acuerdo? No te voy a perder.
Eso no es lo que tu doctor regular diría, y distraídamente me pregunto si él quizás piense en mí como yo pienso en él. Improbable. Quiero decir, él es un profesional, y definitivamente va en contra de las reglas, pero no puedo evitar preguntarme.
—¿Puedo hacerte algunas preguntas?
Él asiente, sonriendo suavemente.
—Lo que quieras, cariño.
—¿Cómo hubiera ido el café si yo no estuviera enferma y tú no fueras mi doctor?
Él suspira, frotando una mano por su mandíbula barbuda.
—Bueno, te hubiera preguntado por tus pasatiempos primero.
—Hornear. —Me río.
—Eso lo sé ahora. —Suelta una risita.
—¿Qué más? —Estoy jugando un juego peligroso.
—Te hubiera dicho lo hermosa que eres, y si hubiera ido bien, eventualmente, te hubiera invitado a cenar. Pero… —Suspira—. Técnicamente no tengo permitido hacer eso, como pareja. Pero supongo que nada me detiene de invitar a cenar a una amiga. O incluso cocinar para ella.
Mis labios se curvan.
—¿Cocinarías para mí?
Él asiente.
—No es mi mejor habilidad, pero puedo defenderme en la cocina. ¿Qué querrías?
—Mmm… ¿Quizás un plato de pasta? Pero con Alfredo, no salsa roja. No soy fan de los tomates.
—Y sé que te gustan los bifes, así que ¿quizás bife Gorgonzola con fetuccini Alfredo?
Mi boca se hace agua de solo pensarlo.
—Me gustaría mucho eso.
Él sonríe, y sigo sorprendida por lo hermoso que es cuando lo hace.
—Okey. ¿Qué tal el viernes? Te recogeré.
—¿Solo amigos que van a cenar?
Él asiente.
—Solo una cena normal y de amigos, dos personas conociéndose.
Me muerdo el labio, deseando que fuera más pero aceptando lo que puedo tener.
—Suena perfecto.
Esto va a doler, pero aceptaré el dolor si eso me da tiempo con el Dr. Leñador.
