Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es anhanninen, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to anhanninen. I'm only translating with her permission. Thank you, Ashley, for letting me share another one of your stories! :3


Capítulo 25

La comida sabe increíble, pero la compañía es incluso mejor mientras nos sentamos en su porche trasero. Me pregunta por mi educación, y me pierdo contándole sobre los planes que había hecho. Iba a aplicar a la academia del FBI. Iba a hacer una diferencia y atrapar a los peores asesinos. Iba a comprender de qué estaban hechos y prevenir otras muertes.

Iba a ser una heroína.

—Eso ya no es posible ahora. —Suspiro, levantando mi vaso de agua—. Creo que hubiera sido buena. Hubiera dejado mi marca en este mundo.

Él sonríe con tristeza, asintiendo.

—Lo hubieras hecho, pero nunca sabes lo que depara el futuro. Aunque el FBI ya no está en tus posibilidades con un corazón nuevo, quizás un pequeño departamento de policía lo esté. Conoces al jefe del pueblo al menos.

Me río, negando con la cabeza.

—Creo que Emmett lo amenazaría para evitar que eso suceda. Si consigo un corazón, supongo que seguiré horneando. Quizás me entrenaré formalmente y posiblemente tome las riendas por la Sra. Sue. Pero eso es un gran quizás.

—No, no lo es. Te voy a conseguir un corazón, Bella. El desfibrilador ya te asciende en la lista. Hay todo tipo de razones por las que podrías ser elegida antes que alguien más.

—Y para que ellos sean elegidos antes que a mí.

Él suspira.

—Supongo que eso es verdad, pero voy a luchar por ti.

Inclino la cabeza y finalmente hago la pregunta que me he estado haciendo.

—¿Por qué? Quiero decir, apenas me conoces.

—Conozco lo suficiente para saber que este mundo te necesita. Eres especial, hermosa. Desde el momento en que te vi cuando abordamos nuestro avión en Seattle, lo supe.

No se me pasa desapercibido el cambio de sobrenombres, pero me gusta más este—especialmente saliendo de sus labios.

Me muerdo el labio y decido mandar al diablo la precaución.

—Dijiste que el café hubiera sido seguido por una cena. ¿Qué hubiera pasado después de eso? Ya sabes, si no fueras mi doctor o el amigo de mi hermano.

Él sonríe.

—Le hubiera seguido algo inapropiado, para ser honesto. ¿Deberíamos hablar de ello?

Asiento, tragando con dificultad.

—No me molestaría algo inapropiado, ¿sabes?

A menudo, necesito estar ebria para ser tan directa, pero lo deseo. Quiero saber cómo se siente y cómo sabe él. Quiero tirar las reglas a la basura, y por la manera en que me mira, creo que él quiere lo mismo.

Se baja de su silla, y casi me caigo de la mía para encontrarlo alrededor de la mesa. Lanzo mis brazos alrededor de su cuello, y él me levanta, presionando sus labios contra los míos mientras nos lleva al interior de nuevo. Casi me lanza sobre el sofá, y con entusiasmo observo mientras se quita la camiseta, mostrando más tatuajes y abdominales tonificados mientras se cierne sobre mí.

Mordisquea mi oreja y dice «Dime que pare».

Niego con la cabeza, tomando su rostro y volviendo a presionar nuestros labios entre sí antes de que nuestras lenguas se enreden.

—No va a pasar —susurro mientras él se aparta y se mueve hacia mi cuello.

Mis manos exploran su cuerpo, y gimo cuando cubre mi piel con besos. Pero necesito más, y levanto la pierna, frotándome entre las suyas. Él sisea, y es hermoso.

—¿Estás segura? —pregunta, retrocediendo.

Lo vuelvo a acercar a mí.

—Por supuesto. Te necesito, Edward.

De repente, es más dulce, me quita la sudadera y la blusa antes de desabotonar mis jeans. Me estiro hacia los suyos, y él se contonea como yo para quitárselos. Cuando las puntas de mis dedos rozan entre mis piernas, casi me vuelvo loca.

Tonteamos como adolescentes, besándonos mientras nos corremos con nuestras manos. No es todo lo que quiero, pero es todo lo que necesito. Él es un dios del orgasmo, haciéndome correr tres veces antes de que pueda devolverle el favor. No puedo parar de saborear sus labios y caigo en el éxtasis con él mientras se acuesta a mi lado, presionado contra mí en el sofá.

Ambos estamos jadeando, así que al menos, no es que mi corazón esté funcionando mal. Este se agita de la mejor manera cuando él me sonríe.

—Ese… no era mi plan. —Se ríe suavemente, llevando su mano a mi mejilla y acariciándola—. Eres preciosa. Un jodido sueño, hermosa.

—No eres tan malo —bromeo.

Él es jodidamente increíble.

Literalmente.