Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es anhanninen, yo solo traduzco con su permiso.
Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to anhanninen. I'm only translating with her permission. Thank you, Ashley, for letting me share another one of your stories! :3

Capítulo 27

Edward me lleva a casa alrededor de las ocho, y estoy agradecida de que Emmett no haya regresado aún. Quiere decir que puedo ser besada en la puerta, y saborear a Edward mientras nuestras lenguas se enlazan, y me cuelgo de su cuello.

—Tuve una noche increíble —digo, sonriendo mientras lo miro.

Él también sonríe, besándome una vez más.

—Yo también. Hagámoslo de nuevo la próxima semana.

La idea me emociona.

—Me encantaría. Gracias por el momento maravilloso… cada segundo de este.

—Confía en mí, hermosa, fue mi placer. —Se ríe—. Ahora, entra antes que nos atrapen.

Me río, asintiendo mientras abro la puerta.

—Buenas noches.

—Buenas noches, Bella. Escríbeme más tarde, ¿de acuerdo?

Prometo que lo haré, y entonces entro, sonriendo como una tonta. Hamilton me está esperando, y tomo a mi gatito, llevándolo hacia mi cuarto mientras la sonrisa permanece en mis labios. He tenido romances antes, pero nada con tanto fuego. Parte de mí quería tomar a Edward por completo, pero se sentía demasiado. Lo que tuvimos fue perfecto por ahora, pero la próxima vez, no me detendré.

Dejo a Hammy en la cama, y entonces encuentro algo en qué dormir antes de darme una ducha. Mi piel sigue ardiendo por las caricias de Edward mientras el agua cae sobre mi cuerpo. Recuerdo sus dedos rozando mis pechos, cayendo entre mis piernas, y dándome los mejores orgasmos que he tenido jamás.

Mientras salgo y envuelvo una toalla alrededor de mi cuerpo, escucho la puerta del garaje y rápidamente corro a mi cuarto para vestirme. Encuentro a Emmett en las escaleras, y luce exhausto.

—¿Qué pasa? —pregunto.

Él sacude la cabeza y me jala hacia un repentino abrazo.

—Solo un mal día, Bells. Mierda, uno de los peores, de hecho.

Él se aparta y camina hacia la cocina, toma una cerveza y la abre, bebiendo al menos la mitad de esta. Se apoya contra la encimera mientras yo me siento en un taburete.

—¿Quieres hablar de ello? —pregunto, sintiéndome mal por haber tenido una noche increíble y la suya probablemente estuvo llena de muerte.

A Emmett no le gusta perder en ningún aspecto de su vida—pero especialmente en el trabajo. Lucha duro por sus pacientes, lo cual lo hace un doctor increíble. Pero también lo deja así cuando sí pierde, y por supuesto, tiene que perder a veces.

La vida es una perra.

—Dos niños —sisea furiosamente—. Un hijo de puta borracho los arrolló mientras montaban en bicicleta a un costado de la carretera. Los perdí a los dos, Bells. Uno de inmediato, y luego el otro en la sala de emergencias. Odio a algunas personas.

Mi corazón se rompe.

—Cielos, Em. Lo siento mucho. Eso… Eso es horrible.

Él asiente.

—A veces, deseo haber escogido una especialidad diferente. Algo con menos muerte y tragedia.

—Pero eres un cirujano increíble.

—Quizás. Pero a veces, no importa lo bueno que sea. Esos niños iban a morir sin importar quién trabajaba en ellos. Fue como luchar en una batalla ya perdida.

—Al menos, lo intentaste. No puedo imaginar cómo debe ser.

Bebe el resto de su cerveza antes de tomar otra. Pasamos el resto del día mirando Stranger Things, y él no vuelve a hablar de su trabajo. En cambio, pregunta cómo fue la cena con Edward.

Intento esconder mi sonrisa.

—Bien. Su cabaña es hermosa. Simplemente hablamos, y me dejó ayudar a cocinar, lo cual fue bueno. De verdad es un tipo increíble. Puedo ver por qué querías que lo viera.

Él asiente.

—Me alegra que te agrade. Es importante estar cómoda con tu equipo médico. Hablando de ello, no olvides que tenemos que ir a Seattle el martes para ver el equipo de trasplante. No puedes comer la noche previa, y necesitamos irnos alrededor de las cinco treinta de la mañana.

Gruño, temiendo ver más doctores. Tengo que ver una nutricionista, un psicólogo para asegurarse de que estoy mentalmente preparada para este camino, y otro cirujano que trabajará con Edward. Será un día muy ocupado, el cual incluirá alrededor de siete horas de viaje en total.

No hace falta decir que no ansío que llegue.

—Voy a estar muy cascarrabias sin café y comida —digo.

Él sonríe por primera vez esta noche.

—Intentaré ser más bueno. Probablemente sentiré esas manos si no lo soy.

—Cielos, no voy a golpearte, pero puede que te llame hijo de puta si me haces enojar.

—Me comportaré lo mejor posible. Pero, oye, al menos Edward estará allí también, así que no verás solo a extraños.

Eso me alegra.

Un poco de Edward siendo doctor suena bien.