Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es anhanninen, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to anhanninen. I'm only translating with her permission. Thank you, Ashley, for letting me share another one of your stories! :3


Capítulo 30

Cuando Edward llega después de su viaje de fin de semana, me invita a su casa pero me dice que me ponga unas buenas botas de montaña y algo cálido, lo cual me deja completamente confundida. No estoy en condiciones de hacer senderismo, y preferiría no tener nada puesto a su alrededor.

Pero hago lo que dice y me dirijo a su casa alrededor de las once de la mañana.

Él me está esperando en su porche con una chaqueta Carhartt y botas, y sonríe mientras estaciono el Jeep. Él rápidamente se acerca, abriendo la puerta antes que yo pueda hacerlo.

—Hola, preciosa —dice mientras me bajo. En seguida captura mis labios, sosteniendo mi rostro en sus manos—. Te extrañé.

Sonrío, parándome de puntitas de pie y besándolo de nuevo.

—También te extrañé. Entonces… ¿senderismo?

—No exactamente —se ríe suavemente—. Quiero llevarte a un prado que no se encuentra lejos de aquí, pero sí necesitamos caminar. Iremos despacio, lo prometo.

Asiento, confiando en él por completo. Él toma un bolso térmico de su otra mecedora, y partimos por la izquierda de su casa hacia el bosque. Él sostiene mi mano, caminando lentamente conmigo mientras marca el camino. Charlamos sobre nuestro fin de semana separados, y me cuenta un poco más sobre su carrera militar.

—Podría haber sido mucho peor —dice—. Trabajé en un hospital de campaña, y aunque había un poco de peligro, era tranquilo en gran parte. Varias veces, tuve que salir a la zona de combate por un soldado herido, pero siempre tuve a hombres y mujeres increíbles manteniéndome a salvo. Hubo una vez que casi fue disparado y tuve que sacar mi arma, pero más que eso, diría que estuve lo más seguro que se puede estar en una zona de guerra.

—Estoy contenta de que no fuiste lastimado. ¿Podrías ser enviado de nuevo?

Él niega con la cabeza.

—Solo me quedan tres meses en la reserva, y luego habré terminado. Es hora de dejarlo atrás. Me gusta vivir en Forks y trabajar en el Centro Médico Olympic, y no quiero tener que renunciar a este de nuevo. He sido afortunado de que mi unidad no haya sido desplegada mientras yo estaba con ella, y no quiero presionar la suerte.

—Tampoco quiero que lo hagas —digo con honestidad. Por mucho que admire su compromiso con nuestro país, soy un poco egoísta y no quiero estar sin él.

Estoy enamorándome tan profundamente y quiero más tiempo con él, no menos.

—Llegamos —dice cuando la línea de los árboles se abre, exponiendo lo que parece ser un pedazo de paraíso.

Las flores silvestres cubren el suelo, y el sol realmente alcanza el pequeño terreno, brillando radiantemente sobre nosotros. Es… hermoso, y estoy completamente asombrada de que algo como esto exista tan cerca. Emmett y yo solíamos hacer senderismo por kilómetros para encontrar lugares como este cuando era más chica—y ninguno fue tan bonito como este.

—Oh, por… —mascullo mientras Edward envuelve sus brazos a mi alrededor por detrás de mí—. Es hermoso.

—Pensé que te gustaría —dice, presionando un beso contra mi mejilla—. Ahora, ¿qué tal un picnic?

Asiento, siguiéndolo hacia el centro del claro. Él abre el bolso y saca una manta, estirándola. Me dice que me siente mientras saca los sándwiches y el agua, preparando todo para nosotros.

—Como no es como si pudiéramos ir a la cafetería a cenar, supuse que podíamos venir aquí —dice—. Técnicamente es mi propiedad, así que no deberíamos tener visitantes sorpresa ya que no se encuentra en los senderos. Será nuestro lugar, hermosa.

Sonrío, tomando una botella de agua que él ofrece.

—Nuestro lugar secreto —digo—. Qué romántico.

Él se ríe.

—Intento serlo. ¿Te sientes bien?

—Sí, perfecta. Probablemente camino más en el trabajo, y no me quedé sin aliento ni una vez.

—Bien. Aún puedo darte respiración boca a boca.

Me carcajeo, besando sus labios antes de tomar varios sorbos de agua. Es un día de noviembre frío, así que estoy agradecida de que él me dijera que me vistiera cálidamente, pero desearía haber vestido mi abrigo de invierno más pesado. Mientras comemos, me nota temblar y se quita su abrigo, colocándolo sobre mis hombros.

—Pero te congelarás —digo, comenzando a quitármelo mientras él niega con la cabeza.

—No, estoy bien; confía en mí. Preferiría que estés caliente, de todos modos. Debería haber traído otra manta para envolver a tu alrededor, para ser honesto. Eres tan delgada, no quiero que el clima te afecte.

Él es tan dulce que es casi nauseabundo, pero básicamente me derrito.

—Y bien… ¿puedo hacer una pregunta rara?

Él siente.

—Lo que sea.

—¿Cómo diablos no estás casado?

Él se ríe.

—Bueno, para ser honesto contigo, lo estuve una vez, pero después de solo dos años, nos dimos cuenta que no estábamos hechos para el otro, y había estado desplegado durante casi un año de esos dos años. Nos conocimos en la escuela. Su nombre es Lauren, pero hemos estado divorciados seis años ya y no nos hemos mantenido en contacto desde entonces. Después de ella, simplemente supuse que no estaría hecho para eso.

Mis ojos se agrandan ante su confesión. ¿Alguien abandonó a este hombre? ¿Se casó con él, lo tuvo completamente comprometido, y entonces decidió que él no era el indicado? No puedo creerlo. Cualquier chica sería afortunada de llamarlo suyo. Sé que yo lo soy, y solo hemos estado juntos por un par de semanas.

—¿Era inteligente? —pregunto.

Él asiente.

—También era doctora.

—Bueno, entonces, ella no tiene sentido común, de lo cual, no me malinterpretes, estoy agradecida. Eres increíble.

—Tú sacas lo mejor de mí, Bella. —Se inclina, besándome de nuevo, y nos olvidamos de los sándwiches.

Nos besamos como adolescentes, y me encanta cada segundo. Él me jala hacia su regazo, abrazándome fuerte mientras nuestras lenguas se enredan.

Es la cita perfecta.