Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es anhanninen, yo solo traduzco con su permiso.
Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to anhanninen. I'm only translating with her permission. Thank you, Ashley, for letting me share another one of your stories! :3
Capítulo 35
La oficina de Edward está vacía cuando llegamos, y viene a la entrada para llevarme al interior él mismo, luciendo apologético al asimilar mi apariencia andrajosa.
—Tengo la sala uno preparada para ti —dice.
Me siento un poco mareada mientras lo seguimos y casi me caigo sobre la mesa de examinación cuando una tos se abre paso en mí. Atraviesa mi cuerpo, y termino peor cuando intento recuperar el aliento. Edward asegura el oxímetro de pulso alrededor mi dedo, y entonces toma la tubuladura de la mesa sin una palabra.
—¿Qué tan malo es? —pregunta Emmett.
—Ochenta y seis —dice, conectando la tubuladura a un equipo portátil de oxígeno que tiene en el cuarto. Él cuidadosamente coloca la cánula nasal en mi nariz mientras frunce el ceño—. Acuéstate un poco, ¿de acuerdo?
Niego con la cabeza.
—No en superficie plana.
—No, sé que eso es demasiado duro para ti, cariño. Solo lo suficiente así no te me caes de bruces.
Eleva la mesa de examinación, y me recuesto, tratando de respirar profundamente por la nariz. Mierda, me siento muy mareada. Él revisa mis otros signos vitales mientras me tranquilizo. El mareo disminuye ligeramente, pero no del todo cuando me ayuda a sentarme un poco así puede escuchar mis pulmones. Él tiene que mantenerme derecha o sino fácilmente me caería.
—Sus pulmones están peor, Emmett —dice, mirándome con la preocupación evidente en su voz—. Necesitamos una radiografía, pero escucho señales de neumonía.
—¡Mierda! —maldice Emmett—. Debería haberla traído a la sala de emergencias anoche. Tenía un mal presentimiento, demonios.
—No lo sabías —dice Edward—. Supongo que ella no lo hubiera aceptado muy bien de todos modos.
No lo hubiera hecho.
Edward da un paso atrás, tomando una manta del armario y entendiéndola sobre mí antes de decir que ya volverá. Emmett acerca su silla a mí y toma mi mano bajo la manta.
—Todo va a estar bien —dice, y asiento.
—Lo sé. —Creo que los dos estamos mintiendo, pero no lo arruino al mencionarlo—. Lo siento.
Él niega con la cabeza.
—No tienes nada que lamentar, pequeña. Tu sistema inmunológico es una mierda, y esto iba a suceder eventualmente. Sin embargo, lo captamos temprano. Con unos antibióticos y tratamientos, estarás mejor en poco tiempo.
Las lágrimas caen por mis mejillas, y él rápidamente las seca mientras yo asiento de nuevo, esperando que tenga razón.
—Cuidarás a Hamilton, ¿cierto?
Él sonríe.
—Mantendré a la bola de pelos alimentada y feliz. Intenta cerrar los ojos. Puede que tarde un rato para que el cuarto esté listo.
Asiento con la cabeza e intento hacer eso, pero la tos lo hace casi imposible.
Por favor, que esto no sea todo. No estoy lista.
