Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es anhanninen, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to anhanninen. I'm only translating with her permission. Thank you, Ashley, for letting me share another one of your stories! :3


Capítulo 40

Tenía buenas razones para estar asustada. Edward decidió que necesitaba meter una aguja gigante en mi espalda para drenar fluido, lo cual ayudó pero no es algo que quisiera experimentar de nuevo. Afortunadamente, él llamó a Emmett para que esté conmigo, y mi hermano me ofreció el consuelo que él no podía. Por supuesto, las cosas no podían permanecer bien.

Durante el día seis en el hospital, mi corazón decide hacer esa cosa de nuevo, lo cual activa el desfibrilador, y siento que estoy siendo pateada en el pecho dos veces.

—¡Dios! —chillo mientras el monitor a mi lado comienza a latir normalmente de nuevo.

Emmett se encuentra a mi lado en un instante.

—Solo respira —repite—. Está bien. Estás bien. Eso es lo que se supone que hace.

—Llamé al Dr. Masen —dice Rosalie, entrando apresuradamente en el cuarto—. Bella, ¿cómo te sientes? —Lleva su estetoscopio a mi pecho, escuchando mi corazón antes de volverlo a colgar alrededor de su cuello.

—Diablos, dolió —mascullo, aún afectada por la descarga. Las lágrimas caen por mis mejillas mientras Emmett me toma en sus brazos, abrazándome y meciéndome lentamente.

—Lo sé, pequeña. —Suspira, presionando un beso en mi cabeza—. Suéltalo. Te tengo.

Simplemente hago eso, permitiendo que los últimos días de dolor y miseria me pasen factura y solo lloro. Apenas puedo respirar, pero no puedo detenerme. Estoy tan cansada de todo esto. Solo quiero estar sana de nuevo, y ni siquiera estoy cerca.

—¿Por qué? —pregunto por primera vez—. ¿Por qué yo, Em?

Él se aparta, sacudiendo la cabeza.

—No lo sé. No es justo.

—No lo es —chillo—. Hice todo bien. Apenas bebí. Fumé marihuana solo una vez en mi vida. Ni siquiera me acerqué a tocar algo más fuerte. Esto es una maldita mierda. No quiero morir. Tengo veintitrés años.

—Lo sé, Bells. Lo sé. Pero vamos a sobrevivir esto. No te voy a perder a ti también. No lo haré.

Las lágrimas se acumulan en sus ojos, y me doy cuenta que no solo es injusto para mí. Él también perdió a sus padres, y ahora… No se puede decir si acaso voy a conseguir un corazón. Él podría perder a todos, y esa es una de las partes más jodidas de esto. Él no se merece eso.

Edward entra cuando estoy llorando, apresurándose a mi lado en un instante mientras Rosalie le informa todo. Él ordena un eco y electrocardiograma, queriendo echar un vistazo a mi corazón.

—Al menos tengo algunas buenas noticias —dice—. Tu última radiografía muestra grandes mejoras. Finalmente estamos derrotando la neumonía.

—Pero supongo que no me dejarás ir a casa todavía.

Él sacude la cabeza.

—Bueno, no estás completamente mejor, para ser justos. Una vez que vea cómo está tu corazón, comenzaremos a discutirlo, ¿de acuerdo?

Deseo que hubiera dicho que sí, pero asiento, sabiendo que él solo quiere lo mejor para mí. Pronto alguien viene a hacer el electrocardiograma, y entonces me llevan para el ecocardiograma. Cuando regreso a mi cuarto, Edward está observando las imágenes del ecocardiograma con Emmett y los dos lucen completamente serios, por lo que me preparo para las malas noticias.

—Tu fracción de eyección ha disminuido —dice Edward—. No fue por el episodio de fibrilación auricular, este posiblemente lo causó. Cambiaremos tu medicación de nuevo, y voy a querer verte en Seattle con el equipo una vez que seas liberada de aquí. Probablemente te ascenderá en la lista de espera al menos.

—Estoy empeorando rápido —digo, sintiéndome completamente desalentada—. Si no hay corazón para mí, ¿cuánto tiempo tengo siquiera?

Él niega con la cabeza y toma mi mano, dándole un ligero apretón.

—No hay forma de saberlo con seguridad. Vas a conseguir tu corazón, Bella. No dejaré de luchar para que subas en la lista. Esto es la parte de empeorar antes de mejorar que discutimos.

—No puedes pensar negativamente —dice Emmett.

—Bueno, pensar positivamente no ayuda mucho.

—Ayuda mucho. Mírame, por favor. —Hago lo que pide y quiero llorar cuando veo su expresión afligida—. Tu salud mental es tan importante como tu salud física. Si comienzas a ir por ese camino, si te rindes, entonces solo vas a empeorar más rápido. No puedes darte por vencida ahora, cariño. Necesito que luches. Puedes llorar. Puedes gritar, pero no te rindas.

Me seco las lágrimas y sé que tiene razón. Podría caer en un pozo de desesperación y lástima por mí misma, pero no cambiará nada. Solo lastimará a aquellos que amo.

Y lo amo.