La guardia se le estaba haciendo larguísima. Larguísima, pesada y poco útil porque estaban rodeados de la niebla más densa que había visto en su vida.
Debió de dar una cabezada, porque de repente se despertó sobresaltado cuando otro cuerpo se dejó caer junto a él. Se giró a mirarla, con la varita fuertemente sujeta en la mano y el corazón latiendo fuerte y se encontró con el conocido perfil, ese que habitualmente le alborotaba el corazón pero de otra manera.
El primer impulso fue pasarle un brazo por los hombros y pegarla a su costado. Desde que había vuelto, tenía una constante necesidad de estar cerca de ella, de sentir el cuerpo más pequeño acurrucado contra el suyo. Pero no lo hizo, porque ella seguía con el ceño fruncido y manteniendo una segura distancia de al menos tres palmos respecto a él.
Aún así se entretuvo mirándola, a la tenue luz que salía de la tienda, los ojos oscuros, brillantes y sagaces, la nariz pequeña, el perfil decidido, la trenza sobre el hombro. Se le escapó una sonrisa al darse cuenta de que llevaba puesto uno de sus jerseys, al menos su escapada había servido para que volviera más preparado y ahora podía hacer algo por ella.
— ¿Qué hora es?
— Las dos.
— Puedes dormir un poco más.
Hermione apretó los labios y supo que estaba conteniendo un exabrupto del tipo "No necesito que cuides de mí". Y tenía razón, no lo necesitaba para nada. Era más bien al revés, él la necesitaba a ella.
— Te preguntaría qué te quita el sueño, pero supongo que hay una buena lista de razones.
— ¿Hay información sobre víctimas muggles? —preguntó ella abruptamente, con la vista perdida en la niebla.
Ron soltó aire por la nariz y negó con la cabeza.
— No paro de darle vueltas a si hice bien el hechizo, si realmente los puse a salvo. Estos meses, con tanto tiempo libre…
Esta vez sí siguió su impulso y le tendió la mano, con la palma hacia arriba, le dio una opción de aferrarse a algo. Hermione miró su mano durante un largo minuto en el que vio pasar distintas expresiones por su cara. Vio el enojo ser sustituido por pena, después por reflexión, y finalmente por algo que se parecía a la ternura cuando alargó el brazo para coger su mano y entrelazar los dedos. A continuación le dejó sin aire cuando acortó la distancia entre ellos para apoyar la cabeza en su hombro.
— Te he echado de menos. Además de estar enfadada, y decepcionada, estaba asustada por ti.
— Y yo. No sé cómo he sobrevivido ahí fuera sin ti.
Recibió a cambio de su aseveración una risita y un choque de hombros.
— Lo digo en serio. No solamente por esto, —Levantó sus manos unidas hasta rozar su frente— sino por esto. —Dio un pequeño apretón a sus manos unidas— Eres una parte de mí, Hermione.
Ella se movió y apoyó la barbilla en su hombro, los ojos castaños mirándolo de una manera que no había visto desde las semanas en Grimmauld.
— ¿Qué? — necesitó preguntar finalmente, con un nudo en la garganta.
— Bésame.
Ron se apartó un poco, parpadeando sorprendido.
— ¿De verdad?
— Puedo seguir enfadada y aún así querer esto. Te he echado de menos, Ronald, yo también sentía que me faltaba un pedazo.
Aún teniendo su venia, no se apresuró. Usó su mano libre para acariciarle despacio la cara, el pómulo, la mandíbula y la barbilla, maravillándose de haber recuperado eso a pesar de sus errores. Cuando por fin sus labios se rozaron, sintió un calor subirle desde el estómago hacia la garganta, inundando su pecho, derrotando al frío húmedo de la niebla que los rodeaba
