No deberíais fiaros de mí, es una pésima idea. Dije que esto no pasaría, y he caído, pero es que estas dossssss. He escrito varias veces este shipp, pero definitivamente a las que no puedo dejar de ir son a las de "Baila conmigo" y "Purpurina". De cualquier manera, para que conste, esto lo estoy contando para que no flipeis con las relaciones de este drabble, o en otras palabras, este es un aviso de relaciones poliamorosas.


Salía del vestuario con la bolsa de deporte colgando del hombro y la varita en la mano lista para desaparecerse a casa, cuando la vio. El cabello rubio y ondulado colgando hasta la cintura como cuando eran adolescentes y una gran sonrisa de bienvenida. Respondió con otra sonrisa y apretó el paso para abrazarla con fuerza. Y besarla, claro, haciendo que el resto de la gente que circulaba por el vestíbulo las mirara un poco alucinadas.

— ¿Qué haces aquí? —le preguntó después de volverla a abrazar con fuerza—. Pensaba que estabas en Chile.

— Pansy me escribió hace unas semanas. ¿Por qué no me dijiste que ibas a volver a jugar? —le increpó, golpeándola con uno de sus delgados dedos junto a la clavícula.

Ginny se frotó la nuca.

— No estaba segura de estar preparada a tiempo para empezar la temporada.

— Pues por lo que he visto, lo estás. Ha sido un gran partido, cazadora Weasley —le felicitó con una de esas sonrisas marca Luna.

— Gracias.

— ¿Y Pansy?

— En casa. Liv no se encontraba bien y…

— Oh. Y te estoy entreteniendo. Ve a casa, Gin.

Ella volvió a besarla y le acarició la cara.

— Gracias por esto. ¿Vas a estar unos días? —le preguntó después de alejarse un par de pasos.

— Claro. Estaré en casa Nev y Hannah. —Le guiñó el ojo— Ve a ver a tus niñas, va.

Sonrió y se despidió de la mano justo antes de desaparecer. Unos segundos después estaba dejando la bolsa en el vestíbulo de su piso, su silencioso y sorprendentemente tranquilo piso. Se asomó a la puerta abierta del dormitorio de sus hijas, que dormían como era habitual en la misma camita. Ejecutó un par de hechizos que le tranquilizaron, nada de fiebre ni pesadillas, y se inclinó para besar ambas frentes y tapar a Sophie, que siempre pateaba el nórdico.

Salió casi de puntillas y se asomó a su propio dormitorio, pero lo encontró vacío, al igual que la cocina y el despacho. La última habitación al final del pasillo estaba levemente iluminada y allí la encontró: su mujer estaba en el sofá, vestida con uno de esos pantalones de chándal grises que acostumbraba y una de sus sudaderas de quidditch. Se enterneció al verla, con el pelo recogido de cualquier manera, un hilito de baba, un libro sobre el pecho y las gafas torcidas, dormida profundamente.

Había tantas cosas en esa imagen que le gustaban. Le gustaba la Pansy de casa, la que se desmaquillaba nada más llegar y se recogía el pelo de cualquier manera para tirarse a la alfombra a jugar con sus hijas. Esa era la mujer de la que se había enamorado, aunque le seguía dando un infarto cuando la veía con sus faldas de tubo y sus tacones altos, la Pansy de verdad era la que había encontrado bailando años atrás en la cocina de Blaise. Y amaba de una manera posesiva y troglodita que usara sus jerseys o sus camisetas, era una cosa que…

— ¿Gin? —le sacó de sus pensamientos no aptos para todos los públicos la voz ronca desde el sofá.

— Ey, nena —se sentó en la alfombra junto a su cabeza y le quitó las maltrechas gafas.

— ¿Qué hora es?

— Aún no son las once.

— Oh —Pansy hizo un esfuerzo por parpadear a la par que se incorporaba para verla mejor—. Felicidades, has hecho un gran partido.

Las cejas pelirrojas se arquearon de una manera tan cómica que a Pansy se le escapó una risita. Señaló con el pulgar por encima de su hombro la radio sobre la mesita junto a la única lámpara encendida de la habitación.

— Lo escuchamos. El locutor se volvió loco cuando saliste al campo, creo que le gustas.

— ¿Sí? interesante, cuéntame más —comentó, apartándole un mechón de pelo suelto de la frente..

— Las chicas son fans tuyas, es oficial. Liv aplaudía cada vez que decían Weasley. Y Sophie se ha ido a dormir diciendo todo el rato "mami les ha pateado el culo, ¿verdad mamá?". No puedo esperar a que sean más grandes y llevarlas al campo.

Ginny soltó una gran carcajada y se inclinó hacia delante para besarla.

— Tiene año y medio, por mucho que crea que son las niñas más listas del mundo, ni Hermione sería capaz de decir eso a su edad.

— Bueno, yo lo decía y ella decía que sí, la verdad. Pero lo de que son tus fans es totalmente cierto. —Pansy sonrió de medio lado al estilo Slytherin y le besó de vuelta, dejando después la mano apoyada en su mejilla— ¿Cómo te sientes?

— ¿Respecto al partido o respecto a que confabules a mis espaldas con mi novia para que venga a verme jugar?

Pansy se sentó en el sofá y estiró la espalda, haciendo que inevitablemente los ojos de su esposa se dirigieran a sus pechos.

— Mis ojos están aquí, Weasley —le recordó, divertida, señalándose la cara con el índice—. ¿Pudiste ver a Luna?

— Un momento al salir del vestuario nada más. Pero gracias.

— Confabular es lo mío, —Se puso de pie— ya sabes, Slytherin y tal.

— Ohh, mi amada y peligrosa serpiente. —Ginny aceptó la mano que Pansy le tendía para ponerse en pie también— Revisé a las niñas, está todo bien —le informó sin soltar su mano mientras se dirían al pasillo—, ¿hay posibilidades de que mamá le dé a mami un masaje como premio por haber marcado ocho goles en su primer partido después de más de dos años retirada?

— Es posible —Pansy se frotó la barbilla como si realmente fuera necesario hacer una profunda reflexión— ¿Un masaje con final feliz?

— Eso suena muy bien.

— Veamos pues si te lo ganas, cazadora Weasley —le retó mientras Ginny cogía los bajos de su propio jersey para desnudarla.