One-shot XVII: Birthday.
Nota: Cómo no tenía idea de que hacer para este one-shot, me vino una pequeña idea viendo un one-shot titulado "Sixteen" escrito por Prospero's Pal y al que le hago algunas menciones y referencias aquí (traducidas, claro está). Aunque, claro, añadí algunas cosas que me fueron viniendo a la mente mientras leía dicho one-shot para que no quedara exactamente igual a la versión original.
Además, tengo entendido en la serie que normalmente Malcolm y Reese se la pasan peleando en sus cumpleaños, además de que son peleas llevadas al extremo de las cuales después olvidan el motivo, por lo que decidí hacer que tuvieran un momento único y lindo por esta vez, siento que se lo merecen.
Desde que eran niños, Malcolm y Reese tuvieron que prestar, heredarse o compartir muchas cosas como juguetes, ropa, tareas escolares y hasta momentos especiales. Y quizás uno de ellos, el más especial de todos, fue que Malcolm por fin pudo tener un cumpleaños normal por una vez en su vida.
Normalmente, cuando llegaba esa fecha, tanto él como Reese no hacían más que pelearse o tener una guerra de bromas por las razones más absurdas al punto en que olvidaban el porqué estaban peleando o acababan gravemente heridos, terminando el día peor que cuando empezó. Para evitar que estas absurdas peleas se repitieran, Hal y Lois insistían en darles dinero, la comida que quisieran, el regalo de cumpleaños que quisieran, cualquier cosa con tal de que no intentaran matarse entre ellos, claro, ambos hermanos no desperdiciaron la oportunidad de expresar su incomodidad a sus padres, especialmente con su madre, al final, después de mucha negociación, acordaron que dejarían de lado sus estúpidas peleas sin sentido si hacían una fiesta en casa para sus cumpleaños.
La fiesta se organizó en el jardín trasero de la casa, no había mucho dinero para organizarla pero si había compromiso y buenas intenciones en ella, además Hal logró lucirse como todo un experto en la parilla aunque a veces tenía la mala costumbre de incinerar el exterior de lo que estuviera cocinando, dejando el interior medio crudo.
En cuestión de un par de horas, el jardín estaba lleno, los invitados comenzaron a llegar alrededor de las cinco, lo que sorprendió a todos, por lo general la gente evitaba ir a una fiesta Wilkerson a toda costa pero esta vez todos habían aparecido: Stevie estaba allí con sus padres, asistió toda la clase Krelboyne incluyendo Cynthia. Había varias personas del Lucky Aide que su madre había invitado, incluido Craig Feldspar quien decidió estar a cargo de la música.
Francis y Piama también estaban ahí, Malcolm estrechó ansiosamente la mano de su hermano mayor apenas llegó, luego se convirtió en abrazos y mutuas palmadas en la espalda. Francis aprovechó para ser el primero en darle a su hermanito su regalo de cumpleaños antes de nadie, lo que no sabía es que sus expectativas estaban más alejadas de lo que creía. Es más, Piama había traído un pastel que había preparado ella misma y que tuvo la suerte de llegar intacto tras el largo viaje que tanto ella como Francis hicieron para llegar hasta ahí.
El jardín se veía de la manera más festiva posible gracias a la decoración barata que Lois sin dudas consiguió de su trabajo y unos cuantos adornos hechos por Dewey y Jamie, pero a pesar de eso, todo se veía muy bonito. Malcolm se hizo a sí mismo el recordatorio de decirle algo lindo a su madre y agradecerle a sus hermanos por todo su esfuerzo.
Las horas pasaron con facilidad, mientras todos se divertían a lo grande comiendo, bebiendo y hasta bailando, Malcolm y Reese decidieron alejarse un poco de todo el alboroto para pasar un rato juntos, ambos estaban sentados uno junto al otro en una mesa mientras sus manos tímidamente se rozaban por debajo de la mesa queriendo acercarse pero sin atreverse a tomarse de las manos por completo, solo se limitaban a unirlas por el dedo meñique.
Ambos compartían miradas de alegría y un poco de complicidad, mientras su temperatura corporal subía y sus corazones latían con un ritmo frenético, no sabían si era por el alcohol que Francis les compartió hace un par de horas o por la cercanía que ambos tenían en ese momento. Cualquiera que sea la razón por la que se sentían así, no podían negar que a pesar de todo, se sentía bien y era agradable.
-He estado esperando todo el día para poder estar así contigo-dijo Reese sin dejar de ver a su hermano menor junto a él quien parecía estar feliz por el éxito de la fiesta y también pudo ver que se estaba divirtiendo.
-Yo también, quiero decir, sé que estuvimos juntos esta mañana pero no duró tanto como hasta ahora-respondió Malcolm sonriéndole levemente-y sinceramente, me alegro de que me hayas alejado de los adultos y mis amigos solo para pasar un rato a solas-
Inconscientemente entrelazó sus dedos con los de su hermano debajo de la mesa hasta que se tomaron de la mano, queriendo volver a sentir ese calor que tanto necesitaba desde que comenzó la fiesta. Lamentablemente aquel maravilloso y tierno momento no duró mucho, escucharon unos pasos acercarse a donde estaban, ambos hermanos asumieron que se trataba de su madre por lo que soltaron sus manos y fingieron que nada había pasado.
-Malcolm ¿qué haces aquí solo? ve a atender a tus invitados-dijo Lois una vez que logró encontrar a su hijo a quien perdió de vista hace unos minutos-ya casi es hora de abrir tus regalos y traer el pastel-
Malcolm se levantó para irse, pero no sin antes de que Reese lo detuviera colocando una mano sobre su hombro y le dio a su madre su mejor mirada de disculpa.
-Lo siento, mamá. Fue mi culpa, me llevé a Malcolm porque quería pasar un rato con él-dijo Reese pero era más que obvio que no iba a creer esa patética disculpa.
-Oh, no me vengas con esa excusa ¡no creo una palabra de lo que estás diciendo! Creo que solo querías llevarte a tu hermano para poder tener toda su atención ¿no es así, pequeño monstruo egoísta?
-¿Qué? ¡pero estoy diciendo la verdad!
-¡No me importa! eso está fuera de discusión-gritó Lois y luego volvió su mirada hacia Malcolm-¿por qué sigues ahí? ve y trae el pastel antes de que oscurezca-Malcolm se levantó de su lugar para ir a la casa no sin antes recibir una mirada amenazadora de su madre-y no creas que por un instante no percibí el alcohol en tu aliento, así es, ¡les estoy hablando a ustedes dos! hablaremos de esto seriamente mañana y también voy a hablar con Francis por traer alcohol a la fiesta ¡ahora vete!-
El menor no tuvo otra opción más que escucharla y camino de regreso al interior de la casa, miro a su hermano dándole una mirada de disculpa y luego desapareció por la puerta que daba al jardín.
No pasó mucho tiempo para que todos se reunieran en la mesa central que estaba llena de regalos, Francis llevó a Malcolm a la mesa y despejó un área para que su hermano se sentara así todos lo verían abrir sus regalos, en eso, Reese recordó que tenía algo importante que hacer así que entró a la casa y fue a la habitación que compartía con sus hermanos para buscar el otro regalo que pensaba darle a Malcolm durante la fiesta. Le tomó alrededor de treinta minutos desarmar la montaña, los regalos consistían en: un bolígrafo plateado de Francis, un set de cómics que Dewey le había dado junto con su padre, quien sin dudas lo había pagado aunque Dewey insistía en que el regalo era suyo, y una chaqueta bastante cara de su madre quien le dijo, más bien, le ordenó que la cuidara bien porque no fue nada fácil de pagar. El resto de los regalos fueron el surtido habitual de tarjetas de regalo de diversas marcas o tiendas de conveniencia, corbatas (que no les veía mucha utilidad en ese momento) y mucha colonia, aunque que hizo que Malcolm se preguntara si la gente estaba intentando decirle (indirectamente) que apestaba.
Todos vitorearon y aplaudieron cuando el cumpleañero abrió el (aparentemente) último regalo y luego comenzaron a gritar "¡pastel!" justo en ese momento, el pastel que Piama había traído para la fiesta estaba colocado sobre la mesa, Lois estaba a punto de encender las velas, una bocina interrumpió su acción, casi enfureció al saber que fue Reese quien usó tal cosa para llamar la atención de todos.
-Perdón por eso, pero hay un último regalo ¡el mío!-dijo Reese, lentamente se acercó a donde estaba sentado su hermano menor y le entregó el regalo. Era grande, plano y sorprendentemente un poco pesado, Malcolm dedujo que se trataba de un libro, se emocionó un poco de solo pensarlo, su hermano lo conocía mejor que nadie, sin perder un segundo más, abrió el regalo dejando al descubierto una caja de cartón. Malcolm abrió la tapa y jadeó, sacó un cuaderno bellamente forrado en cuero, se veía bastante caro y comparado con el primer regalo que Reese le había dado, se preguntó cuanto tuvo que pagar su hermano por él. Salió de sus pensamientos al oír la voz de su hermano-es un diario, descubrí que recientemente estás teniendo pensamientos personales así que… te di algo donde puedas ponerlos y guardarlos-
Malcolm le dio la vuelta al cuaderno en sus manos, acariciando con sus dedos la suave cubierta azul.
-Reese, me encanta ¡gracias! combina perfectamente con el regalo que me dio Francis-dijo mientras colocaba el bolígrafo junto al diario, sin que nadie se diera cuenta, se acercó a su hermano y le dijo en voz baja cerca de su oído-me gustó este regalo, pero no tanto como el que me diste esta mañana-
Reese casi pudo sentir que su rostro se sonrojaba ante las palabras de su hermano menor, lo que hizo que Francis sospechara un poco de su extraña actitud pero lo dejó pasar, averiguaría que estaba pasando entre sus hermanitos más adelante.
-Escribí algo en la primera página, espero que esté bien, puedes leerlo si quieres…-dijo Reese tras salir de sus pensamientos y su trance.
-¡Por supuesto que está bien!-dijo Malcolm, ansiosamente abrió el diario y pasó a la primera página. Primero leyó lo que estaba escrito dentro para sí mismo, después de varios segundos se secó los ojos, luego de varios segundos más, lágrimas corrían por su rostro y después de un minuto aproximadamente, cerró el cuaderno y sollozó cubriendo su rostro con las manos.
-Hey, Malcolm ¿qué tienes? ¿estás bien?-preguntó Dewey cuando notó que su hermano mayor estaba llorando-¿Reese te hizo algo horrible?-
-Si llego a enterarme que Reese escribió algo que te hizo sentir mal, juro que…-dijo Lois tratando de contener su ira, Malcolm estaba desconcertado porque ahora todos habían malinterpretado su ataque de llanto, así que habló de nuevo para explicar lo que estaba sucediendo.
-¿Qué? ¡no! no ¡lo entendieron todo mal! me encantó el regalo de Reese ¡de verdad! ¡es el mejor que he tenido! Yo solo…-dijo Malcolm tratando de encontrar las palabras para explicar el motivo de su llanto-estaba abrumado por lo que escribió, es tan hermoso, y me perdí por un momento-miro a sus padres y hermanos quienes lo observaban incapaces de creer lo que estaba diciendo-¡no hizo nada malo! ¡en serio!-
-Entonces ¿qué estaba escrito ahí que te hizo sentir de esa manera? ¡léelo para nosotros, por favor! queremos saber lo que dice-insistió Cynthia ansiosa, todos comenzaron a seguirla y le pidieron a Malcolm que leyera lo que estaba escrito dentro, pues ellos también querían escuchar.
Malcolm le pidió a su familia que se sentara, explicó que Reese no solo gastó una increíblemente estúpida cantidad de dinero sino que también escribió lo más hermoso que jamás había leído para él, ese fue el verdadero regalo.
Dirigió su mirada hacia su hermano mayor que seguía a su lado y no se apartó de su lado en ningún momento.
-Reese, si te parece bien, me gustaría leerlo para ti-Malcolm esperó a que Reese accediera, asintió con la cabeza lo que el menor tomó como un sí, abrió el diario y comenzó a leer en voz alta lo que estaba escrito dentro.
"A mi hermano, Malcolm en su cumpleaños número 16.
Crecimos juntos, vivimos tantas cosas y nos hicimos amigos durante tanto tiempo que nunca creí que podríamos ser otra cosa (Malcolm pudo entender lo que quiso decir con esa frase), cuando éramos niños solía protegerte de los niños más grandes porque eras un blanco fácil [y lo sigo haciendo, incluso si dices que ya no necesitas mi ayuda] a cambio me protegías de los niños listos que pensaban que yo era un idiota pero lograbas ponerlos en su lugar con tus palabras.
Hacíamos un gran equipo ¿recuerdas? me entristece ver que ya no somos tan unidos como en aquellos tiempos, en los últimos años peleamos más de lo que hablamos, vivimos en la misma casa, dormimos en la misma habitación y comemos en la misma mesa pero rara vez hablamos.
A veces quisiera volver a esos días en que éramos solo nosotros dos contra todos, pero supongo que las cosas cambian, los niños crecen y toman caminos separados, también los hermanos pelean y se distancian, no quiero que eso pase pero pasará. Ya te extraño aunque no estés a mi lado, extraño tenerte a mi lado, extraño el tiempo que pasamos juntos y todas las cosas que vivimos y compartimos, te extraño como mi hermano pero aún más como mi amigo porque aparte de ti no tengo con quien contar.
Para mí, siempre serás ese niño listo que podía hacer que los bullies huyeran llorando porque creías que herían mis sentimientos.
Feliz cumpleaños, Malcolm. Te quiero tanto que duele, también me duele cuando peleamos y me duele que ya no podamos protegernos como antes.
Gracias por estar a mi lado y gracias por ser mi mejor y único amigo."
Ante tan conmovedoras palabras, los demás pidieron verlos abrazarse y obviamente no les negaron la emoción. Fue un típico abrazo de cumpleaños, estrecho y cariñoso, aunque con un deje de emoción que sus padres, hermanos y todos los demás invitados nunca notarían ni se atreverían a señalar, un sentimiento que se escondía en algo tan común e inocente que nadie nunca podría creerlo: amor fraternal.
Sin embargo, lo que nadie nunca sabría es que ese mismo día bien temprano por la mañana (y a escondidas) Reese había sido el primero en darle a Malcolm un regalo de cumpleaños que estaba oculto por el cuello de su sudadera y la camisa de éste. Además de dejarle unas marcas aquí y allá durante una ardiente sesión de besos, le había dado una pequeña muestra de su amor, algo tan cursi como podía ser él y tan sutil como su hermano menor: una cadena con un dije de corazón partido por la mitad. Malcolm tenía la suya con una "R" y Reese tenía la suya con una "M".
Eran hermanos, se peleaban por todo, a veces compartían todo y era obvio que tenían una conexión especial, pero claro, la gente nunca se enteraría de eso. Solo se limitaron a abrazarse y sin que nadie los escuchara, se dijeron un "te amo".
