Akane estaba en la puerta de la Finca, esperando a los heridos. Junto a Shinobu, Kanao, Aoi y las niñas.

Aún estaba sobresaltada por lo ocurrido en la Villa de los Herreros, y una emoción apretaba su pecho cuando pensaba que habían derrotado a dos Lunas Superiores. DOS.

Este niño, Tanjiro, y su hermana Nezuko sin duda eran los cazadores que rompían el molde en la Organización.

Y, oh, ojalá todos fueran tan amables como él. Cada vez que había que atenderlo, era casi un placer para ella. Nunca se quejó. Era el paciente ideal.

"Tu trabajo es igual de noble que el mío. Porque ambos servimos a la misma causa. Sin ustedes, nosotros no podríamos seguir. Realmente te lo agradezco" le había dicho una vez. Y Akane tuvo que contener las lágrimas. Ese chico tiene el corazón de oro.

A lo lejos vio acercarse el transporte.

-Alli vienen.- dijo Shinobu. Y ordenó a cada uno que vaya a su puesto a esperar.

A Akane le tocaba la revisión de rutina.

Por protocolo, los involucrados en batallas grandes, independiente de que no muestren heridas visibles, debían ser examinandos. La revisión de rutina era una forma de descartar posibles lesiones que no se vean a simple vista.

Así que allá fue, con su impecable uniforme de Kakushi, a preparar los instrumentos.

Pero él primero en entrar por la puerta fue Shinazugawa Junior. Y claramente no estaba alegre de estar allí.

"Esto debe ser una broma..." pensó Akane. Pero, como toda una profesional, invitó a Genya a sentarse en la camilla.

Él, para su sorpresa, accedió sin quejas.

-Por favor, quítate la parte superior de tu uniforme.-

Él obedeció, pero sin dirigirle una mirada, su cara estaba siempre al lado contrario por el que Akane maniobraba.

Ella observó entonces que había ganado mucha masa muscular, incluso parecía más alto. También tenía varias cicatrices. Heridas que ella no atendió.

Tomó su temperatura, revisó sus oídos, su espalda y sus brazos. También su estómago y escuchó su respiración y latidos.

Los últimos, estaban acelerados. Akane frunció el ceño, eso era llamativo. Pero quizá solamente estaba cansado o aún se sentía eufórico. Nada grave.

- Puedes vestirte ya. Tienes dos costillas rotas, avisaré a alguien para que te las vende. Deberás hacer reposo unos días hasta que sanen.-

Él se vistió con rapidez. Akane no se sorprendió al ver que Genya no mostraba signos de dolor. Estaba por salir cuando se volvió a ella. Su rostro estaba rojo. Realmente rojo y parecía temblar.

- Perdoname por cómo te traté desde el momento en que nos conocimos.- espetó, hizo una pequeña reverencia y veloz como un rayo, antes de que Akane pudiera si quiera reaccionar, se largó.

Akane quedó perpleja. Los oídos parecían latirle y el corazón se le aceleró.

"Estás alucinando." Pensó "Necesitas vacaciones, Akane."

Salió detrás de él cuando sus músculos reaccionaron pero Genya ya no estaba. En su lugar, Mitsuri se acercaba alegremente.

-AKANEEEEEEEE!- Chillo el Pilar del Amor.

La abrazó y dio unos saltitos que elevaron a Akane una y otra vez del piso como si no pesara más que una almohada- ¡AKANEEE LO LOGRAMOS! ¡VENCIMOS A UNA LUNA CRECIENTE!-

- Lo sé señorita Kanroji. Estoy feliz y orgullosa de ustedes.- le contestó una sonriente Akane y la muchacha de las trenzas rosa y verde sonrió y la abrazó más fuerte. Ambas entraron para la revisión y Akane volvió a su trabajo.

Pero no dejó de pensar en si había oído bien lo que escuchó salir de la boca de Genya.

Por suerte, en general, todos estaban bien. Nada más grave que golpes fuertes, cortes y alguna que otra costilla rota, que sanarian sólos en unos días. Tanjiro estaba sumamente agotado y bastante golpeado. Tokito era quien tenía el caso más complejo de debido al envenenamiento, pero su cuerpo estaba peleando contra eso, y con un poco de descanso y antídoto, estaría de pie en unos días también.

"Este niño es increíble." solía pensar Akane cuando tocaba atenderlo. "Extraño. Pero todo un prodigio."

Así que Tanjiro, Nezuko, Genya, ambos Pilares de Niebla y Amor, pasaron su primera noche en la finca para observación. Luego cada uno podría solamente venir a controlarse.

Esa noche cenaron todos juntos y celebraron la victoria. Una victoria que llevó años desempolvar.

Un suceso que, sin que lo supieran ahora, estaba haciendo girar las pesadas ruedas del destino de todos.

Luego de cenar y mientras todos hablaban y reían. Akane notó que Genya no estaba.

Así que discretamente, salió del cuarto.

Caminó por los pasillos, abrió puertas y husmeo en habitaciones pero no lo encontró.

"Vaya, que escurridizo eres..." pensó y salió al jardín. Caminó lentamente y allí lo vio, sentado en una de las pasarelas internas de la Finca. Sólo. En silencio, mirando al cielo nocturno.

Ahora...para Akane esto era como desmantelar una bomba. Si estaba de mal humor, quizá hasta la golpee. Pero sino lo estaba, Akane necesitaba corroborar si realmente le había pedido disculpas más temprano.

"Ah por favor... que estupidez. Es obvio que no lo dijo, es decir, ¿un Shinazugawa pidiendo perdón? Pffff" pensó, y se dio vuelta para irse, dio dos pasos, se detuvo, luego se volvió y comenzó a caminar hacia él. "Pero, por otro lado, no puedo haber alucinado de tal forma sin fiebre. Y no tengo fiebre...tengo que preguntarle, vamos, ¡se valiente! Es un chico cómo tú, solo eso, un chico, un muchacho cómo tú."

Se sentó lentamente a su lado y sintió como inmediatamente él tensó todo su cuerpo.

- ¿También te agobian los lugares con mucha gente? Yo lo tolero pero enseguida comienzo a ahogarme y necesito salir de ahí. - Preguntó ella, en un intento poco convencional de iniciar una conversación.

Él sólo asintió con la cabeza, pero sin mirarla. Los grillos cantaban con fuerza y la luna estaba alta, redonda y enorme. Iluminaba todo con su luz pálida.

-¿Te molesta si me quedo aquí un momento?- preguntó ella. Esto era más difícil de lo que pensó. Genya asintió, pero se puso de pie.- No, no, contigo...- Aclaró Akane.

Y Genya se debatió un momento entre irse o quedarse.

"Entiendo que tienes un carácter muy parecido al de tu hermano, Genya, pero hasta él sabe que hay ciertos límites que no se cruzan y mucho menos te permitiré cruzarlos en mí casa. No estoy enojada contigo, sólo que espero de ti el mismo respeto que nosotros te tenemos a ti."

Le había dicho la Pilar más pequeña una mañana hace varios meses atrás. Y él no pudo decir nada...lo cierto es que después de esa pelea con la chica, se sintió un poco mal. Solo que nunca supo cómo disculparse. Además nunca volvió a ver a la Kakushi de ojos verdes.

Ahora ella estaba allí. Pero ya se había disculpado...¿que quería ahora? ¿Venía a burlarse?

-Te felicito por tu trabajo en la Villa.- Empezó a decirle. Akane percibió que la tensión del chico aflojó, muy levemente. Pero seguía sin mirarle a la cara.- Estás un paso más cerca de ser un Pilar. Un desempeño así en campo de batalla equivalente a años de entrenamiento.-

Él no dijo nada. Con la vista fija en el cielo, sólo asintió.

Akane siguió intentando duro sacarle aunque sea una frase. Y vaya que era difícil.

- Así que ¿usas un arma occidental? Eso es genial, es muy útil para pelear sin necesidad de acercarse mucho. Es muy ingenioso.-

Silencio. Genya solo asentía, sin contacto visual, sin emitir sonido. Si bien la tensión iba aflojando, a este paso estarían hasta el amanecer y quizá ni siquiera así lograría que diga una palabra.

-Voy a hacerte una pregunta a riesgo de que me des un puñetazo si te molesta pero...- Akane se armó de valor (porque se le agotó la paciencia), tragó saliva y avanzó.- ¿Por qué me tratas así? A todos...¿por qué?-

-Porque...-comenzo a decir él, aún sin mirarla. Sus ojos fueron directamente atraídos hacia la luna.- Porque me uní al Cuerpo para cazar demonios. No para hacer amigos.-

Akane se sorprendió. Había respondido.

- Bueno...- ladeó la cabeza.- creo que estás equivocado. Pero yo no soy cazadora, supongo que no puedo opinar. Sin embargo...hoy me pediste una disculpa ¿verdad?-

Ahora, a pesar de la pobre luz que los iluminaba, Akane pudo ver como el color le subía a la cara al chico. Él no dijo nada, sólo asintió. Y miró para otro lado.

-Bien...no sé qué haya cambiado en estos días que fue tan potente como para lograr que me pidas perdón...- Dijo ella, y sonrió bajo su uniforme.- pero gracias por la disculpa. Y te pido perdón si alguna vez yo te grite o te insulté.- dijo ella y él asintió, aún sin verla. -Aunque a decir verdad eres bastante exasperante.-

Automáticamente él la vio a los ojos, con el ceño fruncido y ella rió. Rió con ganas. Y logró arrancarle una sonrisa a él.

-Cual...-Genya se aclaró la garganta, y tragó saliva. Que difícil se le hacía esto y eso teniendo en cuenta que ella era una persona bastante sociable.- ¿Cómo te llamas, Kakushi?

-Akane- Sonrió ella. Y se quitó el casco, para revelarle su rostro sonriente. Él sólo la miró- Mucho gusto, Genya.-

Esa mirada...ella sonreía incluso con los ojos. El pelo le caía hasta los hombros, revuelto y desordenado por el casco que llevaba puesto hace tantas horas e incluso así se veía que poseía una belleza notable. Los ojos de Genya parecieron brillar por un momento, como si una estrella fugaz hubiera pasado en sus pupilas. Ella era realmente bella y le estaba ofreciendo una sonrisa tan hermosa que casi le dolía. El joven sintió como si su rostro se prendiera fuego.

Sin decir nada asintió, se puso de pie y literalmente desapareció.

Akane no entendió qué pasó. "¿Tengo algo en la cara? Estoy cansada, si, pero...¿tan mal semblante llevo? ¿Lo consideró una ofensa? Ay ¿por qué todos son tan raros a veces?."

Se puso de pie pesadamente y se dirigió a su habitación.

Ya había tenido suficiente por un día.

Los encuentros casuales con Genya a partir de ese momento fueron civilizados. Es decir...es como si él estuviera esforzándose para ser amable, para cambiar eso tan 'Shinazugawa'. Algo parecía haber cambiado e incluso ella lo vio varias veces hablar con Tanjiro. Hasta reír.

El chico Kamado era algo especial, sin duda. Si a algo o alguien debía atribuirle los cambios de Genya era a Tanjiro.

Cómo había pasado con Kanao y con Aoi, incluso con ella misma, interactuar con el joven Kamado era... revelador. Ese chico tenía un algo que no había visto nunca antes en ninguna persona.

Akane y las niñas le llamaban 'El efecto Tanjiro'.

Lo que pudo deducir Akane fue que Genya era terriblemente tímido. Una vez que descifró esto, entender todo lo demás fue pan comido. Él construyó todas sus murallas de piedra y esa personalidad tan hosca porque así quería verse en realidad, porque es más fácil aislarse que exponerse, porque exponerse era un riesgo a ser lastimado.

Y es que, a pesar de las diferencias, ser parte del Cuerpo de Cazadores es estar cruzado por una historia demoledora. Y Genya no era la excepción, según veía Akane. Quizá con el otro Shinazugawa sea igual. Quizá ambos están tan rotos por dentro que se ponen sus corazas irrompibles para no mostrarse. No justificaba su comportamiento. Pero lo entendía.

Después de todo, nadie nos dice como debemos manejar el dolor. Ni como sanar las heridas cuando son tan profundas que atraviesan el alma y la desangran.

El tiempo pasa. Las heridas sanan. La gente cambia. El ciclo de la vida es inexorable y todos seguimos su ritmo.