Nota: Esta historia es la secuela directa de Night's Games. Es recomendable leer Night's Games antes de esta historia.

Nada de Katekyo Hitman Reborn o Harry Potter me pertenece, solo la historia y uno que otro agregado que aparecerán más adelante en la historia.


Future's Games

Capítulo 2

- Ajá… - Soltó lentamente. Esto ya no le estaba gustando en lo más mínimo. - Si sabes cómo escojo mi comida, ¿verdad? - Medio reconocía al tipo de la foto, y no, por todo lo que sabía no era una mala persona.

Lo que sea que haya pasado del pasado a este punto en el tiempo no era su problema. Era un vampiro, no un adivino. ¿Qué?, ¿iba a regresar a matar a una persona x por algo que ni siquiera había hecho supuestamente?, ¿en serio?, ¿y que había hecho de todas formas?

- Solo dale el mensaje y la foto a alguna de tus mascotas. - ¿Y por qué lo haría?

- Mis mascotas no necesitan más mascotas. - Se suponía que las mascotas no tenían mascotas, pero bueno.

- No es para-¡puff!

Pestañeo varias veces ante el humo rosa y los improperios de quién menos quería ver en ese momento. Se llevó otro caramelo a la boca y pidió internamente que no fuera quien creía que era. Qué no fuera-

- ¡Juudaime! - Tsk. Pidió demasiado por lo visto. Demasiado.

Bueno, bueno, tal vez no sería tan malo si-

- ¿Por qué está en un ataúd Juudaime? - Demasiado educado, demasiado amable, y cara muy tensa. Ah, y fuegos artificiales a punto de ser aplastados.

-si su mascota no saltaba a conclusiones. Nuevamente pidió mucho.

- A alguien le pareció una buena broma. - ¿Qué otra cosa podía ser sino una broma? - ¿Qué haces aquí?

- Ah. - Los fuegos artificiales desaparecieron por casi obra de magia. - La bazuca me cayó encima. Creo.

- ¿Crees? - ¿Ni siquiera estaba seguro?

- No vi, estaba ocupado buscándolo Juudaime. - Aggghhhh…

Iba a pedir sedantes a este ritmo, con razón su tiempo de caza había sido tan… poco fructífero. Eso, u ordenarle a su mascota ser una buena mascota y quedarse en casa. Una de dos. No sabía cuál sería la más ideal, dado… dado la emoción de su mascota.

- Es… - Se apagó, oyendo algo extraño. - No estamos solos. - Y no sabía quién rayos estaba con ellos, pero lo sabría ahora.

A pesar de que no hubo el grito al cielo y casi lo golpean en la cara, fue divertido ver la cara del intruso. Sorpresa, pero no verdadera sorpresa. Que lástima. ¿Tal vez ya había conocido vampiros o…?

Minutos más tarde, la única razón por la cuál no destripo a la mujer era porque, aparentemente, los conocía. Bueno, no.

La rescató su mascota.

- Qué. - Siseo, asegurándose de mostrar todo su descontento.

Qué te caminaran ciempiés encima no era gracioso. Estaba asqueado, asqueado.

- Ya, ya pasó, Juudaime. - Y por más que intentarán calmarlo, por mas que intentarán "limpiarlo" de tal sensación…

- Te teletransportas. - ¿Esa era toda su preocupación?, ¿por eso estaba temblando como una maraca?

- Tsk, Juudaime es genial vieja loca. - Bueno, un punto para su mascota, suponía. - Lo asustaste. - El "¿que esperabas?" no dicho. En otra ocasión se hubiera desquitado, pero en ese momento solo quería olvidar los insectos gigantes…

- Cómo demonios te mataron. - Ehhh, ¿no?, ¿seguía vivo?

- ¿Enterraron un cuerpo? - Un asentimiento muy ido. - Y no sabías que podía teletransportarme… - No era una pregunta, pero igual la tipa asintió.

Estuvo a dos milímetros de sacarle los ojos con sus garras. Suponía que eso equivalía a haber visto a un fantasma. Suponía. No era un experto en el tema.

- ¡¿Juudaime murió?! - ¿No?, ¿estaba vivo?, ¿estaba respirando? - Pero tu me dijiste que había sido una broma. - Pestañeo varias veces y tragó en seco ante las lágrimas y el que lo tomaran de los hombros como si fuera a desaparecer.

¿Tanto le importaba…?

- ¿Si? - La nota, ¿en donde estaba la…?

¿En dónde demonios estaba el papel que lo explicaría todo mejor que-

- Pagará. - Prometió oscuramente alguien que parecía que de verdad iba a llorar.

- Pero-

- Lo más importante es esconderlos, si les pasa algo… - ¿Eh?, ¿pasarles algo?, al idiota de las bombas podía ser, él estaba-

- ¿Qué sugieres vieja bruja? - ¿Ah?

En un dos por tres estaba siendo cargado como un bebé mientras seguían a una completa desconocida a solo Dios sabe dónde. La única razón por la cual nadie se convirtió en comida instantánea fue la simple casualidad de que alguien decidió mirar abajo para disculparse por su atrevimiento.

Unos segundos más y hubiera recibido múltiples rasguños en la cara como primera señal de que eso no se hacía. Simplemente no se hacía. Y menos de buenas a primeras.

En la noche, con sus pies quejándose, una tipa que no dejaba de mirarlo como si no comprendiera algo, y un idiota que no dejaba de preguntarle si quería algo, si tenía hambre, si necesitaba un descanso, algo interesante llamo su atención.

Desgraciadamente, aparte de los improperios y cosas que no entendió, el robot gigante que apareció de la nada recibió un espadazo. En la cara. Hecho chispas. Y dejó de funcionar.

El culpable iba a decir algo, pero pauso completamente al verlo. Al verlo. ¿La verdad?, debió de esperarse ser abrazado y revisado por todas partes y que al final lo miraran a los ojos y acunaran sus mejillas como si fuera alguien o algo sumamente precioso y… las lágrimas otra vez no por favor.

- Qué no estoy muerto. - ¡¿En dónde demonios estaba ese desgraciado papel?!

- Por supuesto qué no, sólo mírate. - Las lágrimas traviesas y la sonrisa inestable se las estaba imaginando. Incluso se estaba imaginando el temblor de esas manos. - Es grandioso verte, Tsu-chan. - ¡No tenía ni un pañuelo y él no era servilleta!

- Todo el mundo va a llorar. - Si Takeshi estaba llorando solo por verlo… - ¿No es así?

¿Es que nadie sabía cómo funcionaban los vampiros o que?, ¿en serio tenía que enseñarles hasta lo más básico?, ¿en serio?

- Te extrañamos. - Tsk, ya lo noto. - Ya veo porque hay una Mosca aquí. - Una qué. - Esa cosa. - Takeshi le señaló el robot. Ah. Okey. Nombre raro para un robot, pero ok.

- Era mi entretenimiento de última hora. - Se quejó. Se quejó. - ¿Takeshi? - ¿Qué estaba haciendo?, ¿no era que no debía de quitarse el…?, oh.

- No se los quites si no hacen falta. - Solo lo usaba de decoración. ¿Para que le harían falta?, sería-

- ¡TAKESHI! - ¡Qué no era un saco de papas!, ¡primero el otro idiota y ahora-

- Ma ma, no pasa nada, ¿no estás cansado? - Bueno, si, pero… - Es tarde, ¿cuándo fue tu última siesta? - Uuuhhhhhh…. - ¿Ves?, fue hace mucho. - Qué no era un bebé. - ¿Por favor? - Uhg.

- No voy a dormir. - Y podía volar también. Aunque nadie quería que volara. Nadie. El paso de tortuga no estaba ayudando.

- Eso está bien. - ¿Por qué sentía que solo le estaba siguiendo la corriente? - Hey. - ¿Eso fue todo?, ¿en serio?, ¿no tenía nada que hablar con ellos?, ¿algo?

- Pensé que estabas de misión. - Ah, tal vez-

- Estaba. - O tal vez no.

Jamás había oído a Takeshi sonar tan cortante. O dar una sonrisa de esa forma. Daba algo de miedo, pero no iba a admitirlo. Este Takeshi era más viejo, así que tal vez… Al menos aún se veía humano, a diferencia del otro loco.

- Tsk. Gracias. - Iba a ignorar la mala cara y los celos. No era su idea ser cargado por nadie como un bebé.

- Oh, Hayato. No te había visto. - Qué mentira tan obvia.

- Tu… - Si algo explotaba, iba a haber problemas. A menos que fuera la tipa, por lo de antes.

- Ma ma, será mejor que nos vayamos, otros van a venir. - ¿Otros? - No. - Esto fue dicho directamente a él en forma de regaño, incluso lo jalaron de la nariz.

A lo que había sido rebajado…

- Puede teletransportarse. - Eso fue lo primero que salió tan pronto era obvio que el vampiro había caído rendido. No tardó. Takeshi lo conocía muy bien.

- ¿Hmmm? - Una acusación, a dos personas. Una no podía responder. - ¿Eso?, es un secreto familiar, me temo. - Traducción: "a menos que quieras morir…"

- Creo que quiere señalar, otra vez, cómo lo mataron si puede esfumarse del sitio en un pestañeo. - Sea ese o no el caso, Hayato tenía que preguntar: - ¿Quién siquiera se atrevería?

- Más tarde. - Desestimó Takeshi. Por dos razones: - Morirás si crees que puedes hacerle algo ahora. Además, ya llegamos.

Lluvia, árboles y césped. Y habían llegado a su destino.

La parte en que estaban bajo una ilusión y había una base subterránea en esa zona no debió de ser una sorpresa para nadie.

- Sssshhhhh. - Eso fue lo primero que soltó Takeshi al primero que vio.

Más de una persona había perdido todo color y hasta la voz al ver a quién tenía Takeshi en brazos. A pesar de no decir palabra, a pesar de que alguien andaba muy mal, a pesar de que había conflicto interno y muchas preguntas, Takeshi amenazaba solo con la mirada que, si llegaban a despertar a Tsu-chan, rodarían cabezas.

Desgraciadamente no sería la primera vez que el Guardián de la Lluvia de Vongola llegará a tales extremos por algo tan minúsculo como despertar a alguien.

Dependía de ese alguien en particular.

- ¿Cuánto de la reserva nos queda? - Y Takeshi no tenía el ánimo para una conversación casual. Su mente estaba en otras cosas que, a su parecer, eran mucho más importantes que averiguar qué hacían versiones más jóvenes de sus compañeros. Eso podía esperar hasta mañana.

- Eh, no mucho, me temo. - Tsk. - ¿Yamamoto?, ¿señor?

Sin molestarse en responder, el hombre salió de la habitación ignorando todo y todos.

- ¿Siempre es así? - El Takeshi de su tiempo no era así, era un estupido cabeza de chorlito, pero no era tan… áspero.

- Cuándo se trata de Tsu-chan, me temo que sí. - Sin pudor alguno, el inventor agregó: - Y justo ahora no tenemos lo mejor para él, por, ya sabes… - ¿Para qué seguir buscando las cosas para alguien que estaba muerto?

Verse con el yo de ese alguien de hace diez años en el pasado no estaba en los planes de nadie, obviamente.

- ¿Y eso es…? - Aparte de sangre, ¿qué podría requerir un vampiro?

De hecho, ahora que lo pensaba, Hayato no sabía casi nada sobre su Juudaime. No sabía mucho acerca de los vampiros excepto los mitos y leyendas, lo cual, francamente, no era nada. ¿Siquiera algo de eso era cierto o servía de algo?

Lo del sol, al menos, no era cierto o Juudaime solo saldría de noche. Si no supiera mejor, diría que Juudaime era un humano con un buen disfraz. Un muy buen disfraz.

Debía rectificar este problema lo más pronto posible. Ahora.

- Lo más básico es la comida, su comida. - Qué era sangre, obviamente. - Lo demás es mayormente cosas de uso personal, nada que no se pueda obtener o acomodar de alguna forma. - ¿Pero?, faltaba el pero.

- ¿Y supongo que conseguir la sangre es un problema? - Debía de ser altamente sospechoso comprar grandes cantidades de sangre, más si era humana…

Le compraban sangre humana, ¿verdad?

- Algo así. - ¡Eso no era una respuesta! - Ven, déjame mostrarte las habitaciones. Y el comedor, debes tener hambre. - ¡Había cosas mucho más importantes que esa!

- Gokudera, ve tranquilo. - Reborn, quién no había dicho nada hasta ahora, siguió tomando su café tranquilamente.

- Tsk. - Si Reborn lo decía…

En otro lugar…

- Qué problema… - Murmuró para sí, viendo la comida guardada que tenían de emergencia para su jefe.

No sería un problema a corto plazo si no conociera tan bien a su amigo. Comida no sería un problema si su amigo no fuera reacio con el "menú" hace tanto.

Al que nunca le faltaría comida mientras tuviera compañía era quisquilloso con la misma. Sabía que debió de haber molestado a Hayato hasta que esté mandara a hacer más dulces, pero lo último que pensó fue…

- Vas a molestarte. - Le dijo a su amigo en la cama. Ya se había apoderado de las mantas.

Por supuesto que no obtuvo respuesta. No necesitaba oírlo, ya sabía lo que pasaría. Ya lo vivió. Tsu-chan no iba a tomar bien la noticia de que no podía salir y debía permanecer oculto por su seguridad. No lo iba a tomar nada bien, nunca tomó bien verse atado a un lugar.

Pero si el Tsu-chan de esta época fue asesinado, teniendo 10 años más de experiencia y trucos bajo la manga…

Sobre su cadáver le quitarían a su amigo otra vez. Si lo lograron antes, podrían hacerlo otra vez. Solo esperaba que esta vez no fuera tan duro con Tsu-chan, no era… ¿A quién engañaba?, estaba acostumbrado a ir dónde quiera a cualquier hora. Esto sería una pesadilla para él, no importa cómo tratará de hacerlo mejor.

En otro lugar y época…

-... noticas, el asesino misterioso de Japón parece que ha venido a Hawai. - El hombre pauso para ajustar sus lentes, tragando profundamente antes de comentar con resignación en su voz: - Eso, o tenemos a un buen imitador en manos. - Mirando hacía atrás con mucho recelo al muro con dibujos de animalitos en rojo y bolsas negras en una esquina con gente moviéndolas a otro lugar… - Un muy buen imitador…

- Si es el original, ¿habrá venido de visita?, ¿de vacaciones? - Siguió otra reportera, una sonrisa muy tensa en su cara. - Tenemos muy buenas atracciones turísticas. - Nunca faltaba el momento de hacer publicidad, ¿no es así?

- Alicia, tenemos aliens en todos lados. - Estalló finalmente el primer reportero. - Lo último que necesitábamos es un asesino, uno que nadie ha podido atrapar. Bueno o no, asesino es asesino. - Si bien era un buen punto:

- El asesino misterioso de Japón tiene como blanco a gente mala. Asesinos, ladrones, y así. Mi recomendación es que si has hecho algo muy feo, sal de Hawai inmediatamente. - Qué linda recomendación. - Mientras tanto, el reporte policial…

Clic.

- No se equivocan, vine de vacaciones. - Y estaba con el estómago lleno y en una cama muy esponjosa. Y tenía regalos. - ¿Imitador?, no cualquiera sería capaz, me temo, pero fue un buen intento.

Extra

- ¿Estás seguro de querer quedarte aquí? - Pues la verdad no, pero…

- Si el destino así lo quiere, nos volveremos a ver. - La cara que le dieron todos los piratas fue una que decía claramente: "ni eso tu mismo te lo crees".

- Nos vemos mañana. Te guardaremos tu favorito. - Sin una pizca de duda, ignorando lo que ya se había hecho básicamente una rutina.

- ¡Asegurate de traernos regalos! - Claro Luffy, claro…

Miro de reojo lo más lejos que pudo. Tenía el presentimiento de que este no era el camino a casa tampoco, pero tenía que intentarlo.

Cuando llegara a casa, jamás volvería a acercarse al triángulo de las Bermudas.