Hola:
Dejo el capítulo veinticuatro, nuevamente un universo alternativo con mi otra pareja favorita, Agasha y Albafica.
Atención: Todos los personajes de Saint Seiya y Saint Seiya: The Lost Canvas, pertenecen a Masami Kurumada y Shiori Teshirogi respectivamente. La historia es de mi autoría personal, la cual solamente escribí por diversión.
Día 24: Conociendo a sus padres
[Albafica x Agasha]
Universo alternativo, familia política, nervios, bromas, compromiso. Albafica y Agasha tienen 23 años.
Albafica estaba nervioso, muy nervioso. Mañana era el día en que por fin conocería a sus suegros, los padres de su querida novia Agasha. Y aunque ella lo estuvo ayudando la última semana, platicándole acerca de ellos, sus gustos, su ideología, la educación que tenían, sus opiniones generales, etc. Realmente no estaba seguro de lo que debía hacer o cómo comportarse ante ellos, por lo que tuvo que recurrir al consejo paterno.
Lugonis, como buen padre, le dio la típica charla basada en su propia experiencia personal.
—Albafica, la primera impresión es lo que importa— dijo el hombre mayor, mientras ambos cenaban.
—Lo sé papá, eso ya lo tengo resuelto— confirmó el joven, sirviéndose un poco de jugo. —También tengo listos los regalos que llevaré, una botella de vino tinto para el señor Estelios y una Dalia azul para la señora Calíope. —
—¿Una Dalia? —
—Sí, sembrada en una maceta, a la madrastra de Agasha le gusta cultivar y cuidar flores. —
—Ya veo, entonces ya estás listo— sonrió Lugonis. —No hay nada más que hacer, si tu novia ya te platicó todo lo necesario acerca de sus padres, sólo queda desearte buena suerte. —
—Pero papá, ¿No hay algo más que puedas recomendarme? — lo miró con aprensión.
El hombre negó despacio, mientras cortaba despreocupado la carne en su plato. Podía ver la inquietud en el rostro de su hijo, como si estuviese a punto de ir a la guerra y sin fusil. Algo comprensible en un joven de su edad que iba a conocer a sus suegros por primera vez.
—Albafica, para esta situación, no hay mejor consejo que el de ser tú mismo— indicó Lugonis. —Te he educado como un hombre de bien y, por lo poco que he conocido a Agasha, sé que ella proviene de una familia con los mismos valores, así que, no será difícil que sus padres te acepten, sólo deja que las cosas fluyan de forma natural durante la charla. —
El muchacho de cabello aguamarina soltó un largo suspiro.
—Lo dices tan fácil, ir conociendo a sus padres durante la comida me parece mucho más complicado que el examen que hice para la Universidad. —
Lugonis soltó una pequeña risa, en verdad que su vástago se estaba tomando muy a pecho esto. Ni siquiera Agasha se mostró tan nerviosa cuando vino de visita la primera vez para presentarse ante él como la novia de Albafica. Esa jovencita era muy tierna y amable, pero también muy segura en su carácter. Tal vez su hijo debería tomar su ejemplo.
—Apóyate en Agasha, ella estará contigo en todo momento y, por favor, no demerites la gran persona que eres, créeme, puedes hacerlo— finalizó el padre.
…
Al día siguiente.
Agasha pudo notar que su novio hacía un gran esfuerzo por mantener la calma. Y ahora que ya se encontraban en la puerta de su casa, a punto de ingresar para conocer a sus padres, ella también se sentía un poquito inquieta. Sabía perfectamente que ambos recibirían a Albafica con amabilidad, puesto que ya les había hablado de él y lo agradable que era. Pero en estas cosas, uno nunca sabía lo que podría suceder.
—¿Estás listo? — inquirió ella.
Él tomó un poco de aire y lo soltó despacio, mientras sostenía ambos regalos entre sus manos.
—Sí, no los hagamos esperar más. —
La joven tocó el timbre para anunciar su llegada y posteriormente, abrió la puerta con su llave.
—¡Papá, mamá, ya estamos aquí! —
Desde la sala se oyó la voz de un hombre.
—Estamos en la estancia, adelante, pasen. —
La pareja se encaminó al lugar indicado, encontrándose con que los padres de Agasha, ya los esperaban vestidos para la ocasión y con una enorme sonrisa. Cosa que sorprendió y relajó casi de inmediato al novio.
—¡Bienvenidos, pero que emoción verlos juntos por primera vez! — saludó Calíope, la madrastra de Agasha. —¡Ay, que preciosa Dalia! —
—Buenas tardes señores, me presento, soy Albafica— hizo una leve inclinación y luego extendió los regalos hacia ellos. —Un regalo, la flor es para usted señora, Agasha me dijo que le encantan las flores azules, y para usted, señor, una botella de vino tinto de la más alta calidad. —
—Vaya, vaya, que buen gusto muchacho, me gusta esta marca— dijo Estelios, el padre de la novia. —Gusto en conocerte, veo que te esmeraste en escuchar las recomendaciones de mi hija— sonrió levemente.
—Así es, ella me ha ayudado mucho y agradezco esta oportunidad de presentarme ante ustedes para conocerlos mejor— el joven se mostró cordial.
—Relájate muchacho— habló Calíope con sobrada confianza. —Mi querida Agasha nos ha platicado mucho de ti, y veo que eres un joven muy apuesto y amable, que buen ojo tienes hija— hizo un guiño hacia la mencionada.
El joven de cabello aguamarina se sonrojó sin querer, mientras que su novia soltaba una pequeña risa.
—Ay mamá, no lo pongas nervioso— comentó Agasha, ruborizándose también, mientras tomaba la mano de su novio, apoyándolo.
Estelios sonrió con agrado, ver la cercanía de ambos jóvenes le confirmaba que había mucha confianza entre ellos. Pero como todo padre que se precie de serlo, debía evaluar a su futuro yerno.
—Bien, vayamos a comer, quiero escuchar más de ti muchacho— invitó a que todos pasaran al comedor.
Albafica volvió a tomar aire, sintiéndose un poquito menos nervioso después de las risas iniciales y esa afable bienvenida. Ahora aplicaría el consejo de su padre Lugonis: Simplemente, ser él mismo.
Continuará...
Gracias por leer.
