CAPITULO 1

Los guardias caminan por el pasillo del bus sin decir una palabra. Por supuesto, los estudiantes nos hemos quedado callados más por la impresión de ver morir a alguien de esa manera, a porque tengamos alguna clase de miedo. Somos herederos, nadie se metería con nosotros.

-Tranquilos chicos, ya todo ha pasado.

El líder de los uniformados se sube al bus y comienza a mirarnos uno a uno.

-Disculpad lo brusco que puede haberse visto el altercado, sin embargo, ya todos están bien.

Claro, todos a excepción del pobre chico que sigue tendido en el suelo a unos pocos metros.

Al parecer he comenzado a temblar y solo Inuyasha quien está a mi lado se ha dado cuenta, por lo que toma mi mano tratando de calmarme y parece que funciona, aunque admito que es más por la sorpresa de que me esté tocando a alguna otra cosa.

-¿Estás bien? – me pregunta con sus lagunas verdes fijas en lo negro de mis ojos.

No logro articular palabras, pero asiento con la cabeza. Veo que no me cree y me aprieta más fuerte. Un escalofrío recorre mi espalda y se que debo tener cuidado de dos cosas:

La primera, este chico no puede notar lo mucho que me altera. Y la segunda, el militar que está justo a nuestro lado no puede ver qué me ha sujetado la mano, si mi prometido se llegase a creer una historia incontable … No quiero ni imaginarlo.

Poco a poco me suelto de su agarre, me mira y captó una emoción en sus ojos, lastimosamente, no puedo entender de que se trata.

Los militares terminan de hacer una pequeña inspección y se van, disculpándose nuevamente por la conmoción de haces unos minutos. El chófer arranca y sin mirar atrás dejamos al pobre chico sin vida y sin sueños que cumplir.

CONTINUARÁ