Capítulo 6
-No lo puedo creer, es que no lo puedo creer
Melo estaba hecha una furia, si hace unos diez minutos no la hubiese tomado del brazo juraría que iría directo a golpear a Harold donde sea que estuviese en ese momento.
-Kagome, es que… ¿Cómo se ha atrevido a golpearte?
-Shh baja la voz Melo que cualquiera podría escucharte.
-Pues que me escuchen, así sabrán el tipo de persona que es Harold Bondek
-¡Melo! Por favor, te lo he contado porque no tenía a quien más decirle, por favor no hagas que me arrepienta
Coloque mi mejor cara de perro regañado y al parecer funcionó. Al menos logre que Melo se calmara un poco y siguiera la conversación en un tono mucho más bajo del de hace unos segundos.
-Vale, vale, bajo la voz. Ahora, cuéntame más sobre Inuyasha
-¿Qué quieres que te diga? – tanto mi expresión como la tensión de mi cuerpo cambiaron de un momento a otro y estoy cien por ciento segura de que mi amiga lo noto pues me sonrió como quién no quiere la cosa.
-Me has dicho que Harold, imbécil Harold, ha hecho lo que hizo porque Inuyasha ha intentado besarte
Mi mente volvió al momento en la pista de baile, sus manos en mi cintura, su aliento contra mi rostro, no se en que momento me sonroje pero Melo me lo hizo saber con una de sus grandes risotadas.
-Mira que después dices que no te gusta
-Que no me gusta. Además, no se si me ha intentado besar o si simplemente me estaba provocando, últimamente no entiendo su comportamiento.
-¿Qué más tienes que entender? Le gustas, te gusta y dos más dos son cuatro amiga. Solo te falta deshacerte del infeliz de Harold y caso resuelto.
Si todo fuese tan sencillo …
-Sabes que no puedo, Melo. Mi padre lo ha escogido como mi prometido y ambas empresas quieren convertirse en una, por mucho que me niegue no lo aceptarán.
Suspiré y la mirada que la pelirroja me lanzo hizo que mis sospechas se confirmarán: jamás romperían el compromiso.
-Voy al baño Mel, sola, perdón.
Me levanté sin decir nada más y me dirigí a los grandes cubículos que teníamos como baños. Una vez dentro me mire en el espejo y corrobore que el maquillaje no se hubiese corrido.
Cuando estuve a punto de salir alguien me detuvo, era Inuyasha, ¿Qué hacía en el baño de damas? Peor aún ¿Qué pasaría si alguien nos viera?
-¿Qué haces aquí? ¿No sabes leer o es que te has perdido?- necesitaba sacarlo de allí.
-Vaya, si aún no empezamos a hablar y ya me estás atacando
Sonrió con su típica mueca de medio lado y yo no pude más que derretirme.
-No estoy atacando, te estoy informando que estás en un lugar en el que no deberías estar. Este es el baño de damas.
-Lo se Kagome, sin embargo, si no te acorralaba, no ibas a hablar conmigo.
Lentamente se fue acercando y yo, al mismo tiempo, fui retrocediendo hasta chocar con la pared. Una vez acorralada, Inuyasha comenzó a jugar con las hebras de cabello que se posaban sobre mi hombro derecho.
-Hoy estás muy bonita
Fue más un susurro que una palabra, sin embargo lo dijo lo suficientemente alto como para escucharlo. Era eso, o el hecho de que estaba tan pegado a mi cuerpo que ya no sabía cuál latido era el de quién.
-Queria comentarte que… Más bien quería disculparme, ya sabes, por lo de ayer.
Su dedo recorrió desde mi cien hasta mi barbilla, tomándola y obligándome a verle a los ojos. Sin embargo, no fue el verde de su mirada lo que me trajo de vuelta a la realidad sino el dolor al sentir la presión sobre mi mejilla magullada.
El gesto de dolor no pasó desapercibido y Inuyasha no tardó en fruncir el ceño. Nuevamente, y con más cuidado, me tomo de la mejilla lastimada y me acerco al lavamanos. No sabía lo que estaba haciendo hasta que sentí el agua correr por mi rostro.
Se supone que el maquillaje que estaba utilizando era a prueba de agua pero supe que algo debió de caerse en cuanto Inuyasha intento lavarlo. Lo asegure en el momento en que su mirada se volvio la más fría que jamás había visto.
Si antes había visto a Harold furioso, eso no era nada en comparación con la rabia que se estaba acrecentando en los ojos del pelinegro.
-¿Quién lo ha hecho? ¿Ha sido Harold? Juro que si fue él en este mismo momento voy y lo mato.
La seguridad con la que dijo todas y cada una de sus palabras hicieron que un escalofrío recorriera mi cuerpo. Lo que menos quería era que Inuyasha fuera tras Harold y saliera lastimado. Si nos ponemos a pensar, Harold era un militar activo, un coronel, además, podría herirle e incluso matarle y decir que había sido por la Nación.
Mis ojos se llenaron de lágrimas por tan horrendo pensamiento y la miraba de Inuyasha, la cual seguía llena de ira, se llenó de angustia y acto seguido tomo mi rostro con ambas manos.
-Kag, tranquila, estoy contigo, no pasa nada, no dejaré que nada malo te suceda.
Inundada por sus palabras, las primeras lágrimas comenzaron a brotar. Lo abrace tan fuerte que sentía que traspasaba su cuerpo, sin embargo, a él no le importó.
Al contrario, me apretó contra él tanto como pudo y me ofreció el consuelo que solo Inuyasha Akman podía ofrecerme.
-Shh… Tranquila pequeña, estoy contigo…
Una de sus manos soltó el abrazo en el que nos habíamos unido y la llevo hasta mi cabeza, acariciando desde la frente hasta donde la cola de caballo se interponía.
Sin pedir permiso descorrió la coleta y mi larga cabellera cayó en cascada.
-Me encanta tu cabello, suelto se ve mejor, no lo vuelvas a recoger.
Lentamente lo fue acariciando desde las raíces hasta las puntas y jamás en mi vida me sentí tan feliz.
Iba a decir algo justo cuando Melo entro al baño y se quedó de piedra observando la escena.
-Ehh disculpa, Kagome amor, Harold está aquí, te está buscando.
Sentí como el cuerpo de Inuyasha, que aún no me soltaba, se tenso de punta a punta, la furia volvió a sus ojos y estoy segura que estuvo a punto de ir tras mi prometido.
-Ahora salgo Melo, porfa dile que estoy en el baño y que me puede esperar en la cafetería.
Inuyasha clavó sus ojos en los míos esperando una respuesta y solo cuando le hice señas a Melo y está se fue, pude hablar con tranquilidad.
-Lo resolveré – dije segura.
-No puedes, si ese … Sujeto, por así llamarlo te vuelve a poner si quiera un dedo encima, te juro Kagome que lo mato.
-No lo hará.
-Entonces supongo que su relación ha terminado
No preguntó, más bien aseguro un hecho que era imposible de llevar a cabo. Creo que observo la respuesta en mi mirada puesto que su cuerpo se volvió a tensar y la furia en sus ojos se acrecentó.
-Inuyasha…
Intenté detenerlo pero ya se había ido. Tendría que entenderlo y… También tendría que perdonarme el haberle roto el corazón.
CONTINUARÁ...
