Disclaimer: Crepúsculo es de Stephenie Meyer, la historia de LyricalKris, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight belongs to Stephenie Meyer, this story is from LyricalKris, I'm just translating with the permission of the author.

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Ese primer día, Edward no se quedó mucho tiempo. Principalmente, tomó algunas medidas y le hizo saber a Bella el cronograma en el que podía esperar que esa área estuviera fuera de servicio. Bella probablemente pasó demasiado tiempo señalando cuán variada y diversa era la combinada colección de tazas de café, esperando que él se diera cuenta del hecho de que la taza con pezón era una de las muchas rarezas del grupo.

No dijeron mucho más que saludos el segundo día. Bella había estado ocupada en reuniones virtuales, primero con sus empleadores y luego con su asesor de tesis. Aún así, le sorprendió notar que no le resultaba incómodo que alguien compartiera su espacio. Nada acerca de Edward la ponía incómoda. Un poco nerviosa a veces... vergonzosamente. Se puso roja como una remolacha cuando Jacob la presionó para que le diera cualquier pequeño detalle sobre sus posibles interacciones esa noche. Pero eso era lo que pasaba con los pequeños y molestos enamoramientos.

Era solo que, con la mascarilla puesta, Bella no podía evitar mirarlo más a los ojos. Sus bonitos ojos verdes. Sus expresivos ojos.

Y no ayudaba que verlo trabajar con las manos le causara algo. Había algo en observar la flexión de sus músculos incluso a través de su camisa, y la forma segura en que se movía, desmantelando los gabinetes superiores.

Resultó que su trabajo no era simplemente un regalo de Navidad: estanterías y una barra de café incorporada para su colección de tazas de café. También estaba agregando a los gabinetes superiores estanterías abiertas para que combinaran con la barra de café y modernizaran el espacio.

Regalo de Navidad, claro. Ella no era tonta. Era una forma sencilla de agregar valor a la casa, para que eventualmente pudiera venderse. Pero si la señora Cope quería disfrazarlo como regalo, eso no le molestaba a Bella. Y la mera presencia de Edward avivaba la monotonía de su día a menudo solitario y socialmente distanciado.

Incluso si la forma en que su cinturón de herramientas colgaba de sus caderas la distraía terriblemente.

Ese miércoles, fue Edward quien rompió el silencio entre ellos. Sus miradas se encontraron de nuevo y él se aclaró la garganta.

―Puede que me esté excediendo, y sé que este es un tema tabú...

―¿Tabú? ―repitió Bella, sentándose más derecha y tratando de fingir que su corazón no dio un vuelco. En su imaginación hiperactiva se presentaron varios escenarios muy tabú.

―Sabes que no es necesario que uses una mascarilla en tu propia casa.

Bella parpadeó. Le tomó unos cuantos segundos comprenderlo. Claro. El profesionalismo existía.

―Mascarilla. Correcto. Uh. ―Sacudió la cabeza para quitarse las telarañas―. No me importa.

―Dijiste que estabas vacunada. Yo también. Todos mis muchachos lo están. Sé que no es una garantía. Depende completamente de tu nivel de comodidad, pero pensé en mencionarlo.

―No me siento incómoda. Simplemente no parece justo si tú tienes que usar una.

Sus ojos parecieron brillar de diversión ante eso.

―No me importa. Usamos máscaras con frecuencia en mi línea de trabajo: aserrín y todo eso. Esto no es algo nuevo para mí en absoluto.

Bella hizo un grito ahogado.

―¿Quieres decir que el uso de mascarillas no se inventó en 2020? Es extraño.

Él se rio entre dientes, sus ojos brillaron aún más.

―Técnicamente, no estoy obligado a usarla. Después de todo, soy el jefe. Yo hago las reglas para nuestra pequeña empresa. Pero es parte de nuestra garantía de seguridad. Todos estamos vacunados, todos nos hacemos pruebas cada dos semanas, y usamos mascarilla en cualquier trabajo en interiores para la comodidad y tranquilidad de nuestros clientes ―recitó como de memoria.

―Bueno, sé que no soy yo quien te emplea, pero soy la única aquí. Así que no la usaré si tú quieres. ―Bella hizo un gesto en dirección a los dormitorios, indicando a sus compañeros de cuarto ausentes―. Jacob también se hace pruebas con regularidad por su padre, y Maggie es lo más cuidadosa posible con la bebé. Todos lo somos. Así que, si tú estás bien, yo estoy bien.

Edward ladeó la cabeza. Levantó la mano lentamente y se bajó la mascarilla.

Y Bella supo que había cometido un error.

Ahora tendría que añadir la sonrisa sexi a su lista de distracciones.