N/A: Segundo capítulo, espero que sea de su agrado n_n

Mortos: ¡Hola! Así es, regresé con una nueva historia de estos dos personajes que también son mis favoritos, los amo tanto individualmente como en pareja n_n y gracias por tus opiniones del primer capítulo, yo estaba un poco insegura de si me había quedado bien la parte del principio pero gracias a tus comentarios ahora sé que si, ¡muchas gracias por leerme!.

Andyliina: ¡Hola! Me alegra tener un comentario tuyo, gracias por darme tu opinión y me alegra ser de inspiración para ti, aunque tus ideas por sí mismas son muy buenas n_n y sobre Yuki también pienso que no es necesario hacerla mala para poder shippear a Kyo y Athena jaja ¡gracias por dejar tu review!

La letra de la canción utilizada es Porfa no te vayas, de Morat.


Un mes después. (12:00 a.m.)

Kyo estaba en su habitación mientras leía algunos apuntes de la clase que debía estudiar. Estar tanto tiempo prestándole atención era en vano, pues parecía como si estuviera leyendo un escrito en un idioma desconocido, su mente no estaba procesando lo que sus ojos veían.

No podía dejar de pensar en Athena, le hacía falta… además ese beso que había tenido con ella había sido la confirmación de algo que él tenía sospechando durante mucho tiempo; eso que él sentía hacia ella iba más allá de la amistad, ya no podía seguirlo negando en su corazón.

Lo dudó por unos segundos pero al final se dejó vencer por sus deseos… sacó su celular y marcó su número, quería probar suerte.

[…]

Mientras tanto, Athena también estaba en su habitación. Se encontraba frente a su escritorio mientras dibujaba en una hoja de su cuaderno círculos y figuras sin sentido alguno, su mente se encontraba divagando en la nada mientras sujetaba un bolígrafo en la mano. Inesperadamente ella recibió una llamada.

Al tomar el celular y revisar la pantalla se dio cuenta de que quien le llamaba era Kyo, no esperaba una llamada de él y mucho menos a altas horas de la noche.

Lo pensó por unos segundos… sabía que no debía contestarle, pero tampoco tenía el corazón para ignorar su llamada, además nadie le aseguraba que esto no pudiera ser una emergencia.

Sin darle más vueltas decidió contestar.

–¿Hola, Kyo?… – musitó por el altavoz.

Kyo se quedó sorprendido al escuchar la voz de Athena por el teléfono, nunca pensó que realmente contestaría.

–Athena…

–¿Qué pasó?, ¿por qué me llamas a esta hora? – preguntó ella con cierto aire de confusión.

Kyo sintió como su voz temblaba, una profunda nostalgia lo azotó de repente al escuchar la voz de la chica después de tanto tiempo.

–Yo… necesito verte – respondió.

–Kyo, no creo que sea buena idea.

Mientras continuaban con la llamada Athena empezó a garabatear la hoja presionando el bolígrafo con un poco más de fuerza, se estaba poniendo ansiosa y no sabía cómo calmar esas fuertes emociones que sacudían su corazón.

–Te necesito… – musitó él.

Athena suspiró profundamente.

–No Kyo, no me necesitas… – respondió ella intentando contener unas irresistibles ganas de llorar –Tienes una novia maravillosa, una familia que te ama, amigos que te apoyan y te quieren… créeme, no me necesitas… –murmuró con seguridad.

Un silencio momentáneo reinó en la llamada telefónica, Kyo intentó tomar aire para responder sin que su voz temblara.

–… Ellos no son tú… – habló finalmente Kyo.

Athena sintió como su corazón se encogía al escucharlo decir eso. Empezaba a ser más difícil controlar esa sensación de asfixia por el nudo en la garganta resultado de la melancolía.

–Kyo… necesito colgar – intentó cortar lo más pronto posible con toda esa situación.

–Por favor no…

–Lo siento Kyo, necesito irme ahora, cuídate mucho… sé feliz –cortó la comunicación completamente.

Al finalizar la llamada Athena no pudo evitar derramar las lagrimas, le dolía tener que pasar por todo esto pero después de que los dos compartieron ese beso solo pudo confirmar que estaba enamorada de él… no quería seguir torturándose así y tampoco seguir como si nada hubiera pasado después de cometer esa traición hacia Yuki.

Kyo en su habitación también estaba fatal, no pudo detener más el llanto y este empezó a derramarse mojando un poco las hojas de su cuaderno. Si tan solo se hubiera dado cuenta de sus sentimientos antes…

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"Porque cuando estoy contigo

Llega el verano y se termina el frío.

Eres la calma en la que más confío

Me voy a enloquecer si no te vuelvo a ver"

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Algunos meses después…

Kyo estaba en el gimnasio de su casa, estaba a punto de empezar a entrenar cuando un sentimiento de soledad lo asaltó de repente.

Benimaru no estaba disponible para acompañarlo, pues estaba muy ocupado con algunos de los negocios en los que solía participar.

¿Shingo?, no, tampoco era buena idea invitarlo, aún era algo novato en todo eso, se agotaba rápido y por eso Kyo le daba varios días de descanso, solían entrenar tres veces a la semana únicamente.

Kyo sacó su celular del bolsillo y navegó por entre sus contactos, miró el número de Athena y le pareció muy tentadora la idea de llamarle, después de todo ella nunca se negaba a una invitación para entrenar con él… aunque eso había sido hace meses, lo más probable era que ahora ni siquiera le contestaría. Lo meditó por unos segundos y después se decidió a probar suerte.

Empezó a marcar a su celular pero la llamada era rechazada en cada uno de sus intentos. Suspiró frustrado, ella ya no respondería sus llamadas.

En su desesperación llamó a Yuki. Tal vez ella no iba a entrenar con él, pero al menos le haría compañía, estaba seguro de que ella no rechazaría la invitación.

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–¿Si? – contestó ella.

–Yuki… ¿te gustaría acompañarme un momento mientras entreno en el gimnasio? – cerró los ojos, esperaba una negativa de su parte.

–Mmm… si, está bien, solo déjame cambiarme y voy – contestó amablemente.

Kyo suspiró aliviado, al menos estaría acompañado por un momento… como mínimo con eso podría intentar llenar el vacío que había en su corazón desde hacía algunos meses…

–Gracias Yuki, avísame cuando estés lista y yo paso por ti.

Estando los dos de acuerdo, cortaron la comunicación.

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Unas horas después…

Por fin Kyo había empezado con el entrenamiento mientras su novia lo miraba sentada en una banca del gimnasio.

Ella le platicaba algunas cosas que le habían sucedido en las sesiones de estudio con sus amigas.

–Entonces… sé que álgebra no es mi fuerte, pero después de tanto darle vueltas a la materia se me empiezan a quedar esos horrorosos problemas – le contaba ella sonriente.

–Ajá… –Kyo le prestaba atención, pero no podía hablar con fluidez debido al cansancio del entrenamiento –Lo mismo digo Yuki…

Él daba golpes con sus puños a un saco de arena para boxeo. Intentaba acertar en el mismo sitio cada vez, estaba muy concentrado.

No sabía por qué pero incluso sentía que entrenar ya no lo llenaba como antes, se sentía agotado y sabía que el agotamiento no era físico. Mientras estaba luchando con el saco de arena no pudo evitar recordar con cariño y nostalgia esa amistad que terminó por una equivocación.


Ella se veía hermosa bajando de las escaleras del escenario, sus tacones plateado metálico hacían lucir sus piernas más largas y estilizadas, su pequeña falda blanca se sacudía al ritmo de sus pasos y su top de tirantes ajustado al cuerpo combinaba con el color de su calzado.

Kyo decidió "secuestrarla" antes de que fuese intervenida por los múltiples admiradores que esperaban por ella bajo el escenario. Él la tomó de la mano sin darle tiempo de reaccionar, pero ella no se inmutó pues no sintió su energía peligrosa en absoluto, sino más bien la sintió como una energía agradable y cálida.

Al llegar tras bambalinas él se quedó quieto dándole tiempo a ella de que lo viera y se recuperara de la confusión.

–Ah… Kyo… – parpadeó varias veces confundida –¡Me asustaste!… ¿eres tonto acaso? – empezó a golpearlo a la par que él se reía divertido.

–Jaja perdóname Athena, solo quería tenerte para mi el resto de la noche – confesó.

Athena no pudo evitar sonrojarse hasta las orejas.

–¿E-el resto de la noche?, ¿D-de qué hablas?… tonto – cubrió su boca mientras parpadeaba lentamente.

–Bueno… no hablo de toda la noche, sino del resto de tiempo que nos queda antes de ir a casa a descansar… ¿qué dices si vamos a cenar a algún buen sitio? – propuso él.

–Oh… ¡suena bien! – dijo ella con una amplia sonrisa.

–Bien, entonces vamos – le ofreció su brazo para entrelazarlos. Ella se sujeto de él y empezaron a caminar saliendo por la puerta trasera del lugar –Ah, por cierto… te ves hermosa..


Mientras tenía esos recuerdos no pudo evitar sentir un nudo en la garganta que lo asfixiaba. La extrañaba, quisiera devolver el tiempo y sólo estar con ella una vez más, no había nada que quisiera más que eso.

Sin poder reprimir esos sentimientos, sus golpes hacia el saco de arena empezaron a hacerse más fuertes como si con eso pudiera desahogar un poco lo que sentía.


Él llegó a su escuela caminando apresurado, logró intervenirla antes de que pasara el portón para entrar. Ella estaba confundida de verlo ahí tan temprano, pero aún así estaba feliz.

–¡Kyo! – se lanzó a sus brazos con alegría, siempre que lo veía era así.

–Hey… ¿cómo amaneciste? – preguntó él mientras correspondía el abrazo y acariciaba su cabeza.

–Bien, llena de energía como siempre – sonrió –Pero… ¿qué haces aquí tan temprano?, ¿no piensas asistir a tus clases?.

–Nah… ven vámonos – la tomó de la mano mirándola con una sonrisa traviesa.

–¡¿Eeeeeh?!.

–Anda, saltémonos las clases, sólo quiero divertirme un poco contigo hoy.

Sus miradas se conectaron por largos segundos y parecían estar hablando entre sí, no hubo necesidad de un intercambio de palabras pues los dos sonrieron como si hubieran tenido exactamente la misma idea.

Athena se sujeto más fuerte de la mano de Kyo y los dos empezaron a correr hacia otro lugar mientras se reían por su pequeña travesura.


Sin darse cuenta los golpes que Kyo plantaba en el saco eran cada vez más fuertes, no conforme, empezó también a lanzar patadas acertando en este.

Se sentía frustrado, enojado consigo mismo… siempre había podido jurar que amaba a Yuki, pero la verdad era que en ese entonces ni siquiera sabía lo que era el amor… creía saberlo… pero no fue hasta que conoció a Athena que entendió lo que es estar realmente enamorado y lo había dejado ir así sin más.

Esos recuerdos azotaban su mente y lastimaban su corazón como estacas, tan solo anhelaba una última oportunidad para hacer las cosas bien.


Los dos estaban frente a frente, Athena recargada en un árbol y Kyo con sus brazos acorralándola.

–Jeje… no sabía que así de fácil te haría perder el equilibrio – se burló él viéndola tan sumisa entre él y ese árbol. Segundos antes tan solo había desviado uno de sus golpes y había invertido los papeles siendo él quien atacaba ahora.

–Déjame libre, aún no he terminado – sonrió ella de manera desafiante mientras lo miraba.

–Ah, ¿quieres más?, primero tendrás que liberarte por ti misma – la retó.

Athena sonrió divertida mientras sus ojos se clavaban en los de Kyo y después simplemente empezó a teletransportarse, desapareciendo de su vista.

–Hey… oye… – el castaño hizo un pequeño puchero y empezó a darse la vuelta.

Apenas terminó de girarse, fue sorprendido por una psycho ball que él con dificultad logró evadir. Miró hacia su costado y observó la marca en el tronco del árbol causada por ese ataque.

–Eso estuvo cerca – exclamó Kyo empezando a emocionarse nuevamente al mismo tiempo que corría hacia Athena quien estaba riendo aún.

–Muy cerca… – reía ella divertida mientras corría hacia él también.

Los dos empezaron a intercambiar golpes y patadas que eran perfectamente bloqueados por ambos, la rapidez aumentaba y ninguno de los dos cedía. En ese momento los dos se embistieron al mismo tiempo y se quedaron con su cuerpo haciendo fuerza intentando detener al otro, sus miradas se cruzaron y sus sonrisas eran la prueba clara de lo mucho que se estaban divirtiendo esa tarde.


Kyo empezó a hacer sus patadas más fuertes también, intentaba seguir el ritmo de ese combate que visualizaba en sus recuerdos. Por un momento se sintió más lleno de energía, mientras sincronizaba sus golpes con los de su recuerdo logró engañar a su cerebro por unos segundos; sentía que estaba con ella de nuevo, se sentía vivo.

Pronto el efecto pasó y se dio cuenta de su realidad, esa felicidad momentánea fue sustituida por una tristeza aún más profunda que antes y frente a la confusión sólo pudo incrementar la fuerza de sus golpes provocando unas cortadas en el saco.

Yuki observaba a Kyo y notó cómo la arena del saco empezaba a salirse. Se puso de pie para detenerlo al ver lo impulsivo que estaba pero apenas se levantó, vio como el saco salió volando descolgándose de su sitio e impactando con la pared del gimnasio. La chica se quedó estática por unos segundos, nunca había visto a su novio en ese estado.

–Kyo… – musitó Yuki mientras se acercaba a él poco a poco.

Él estaba cabizbajo, se sobaba la frente con una de sus manos, no dejaba de darle la espalda a Yuki. Ella tenía una idea de que era lo que lo hacía sufrir tanto.

–Kyo, relájate un poco…

Al llegar con él notó como sus hombros temblaban, ¿estaba llorando?. Ella no iba a averiguarlo, Kyo siempre evitaba llorar frente a ella y frente a los demás porque no le gustaba mostrar debilidad, así que no sería ella quien le causara esa inseguridad… no insistió en ver su rostro, sólo se quedó tras él y empezó a masajear sus hombros poco a poco.

–Kyo, ¿por qué usaste tanta fuerza en ese pobrecito saco de arena?, ¿qué daño te hizo él? –intentó bromear un poco y escuchó como Kyo soltaba una pequeña risa amarga ahogada en tristeza.

Él solo negó con la cabeza, no se atrevía a hablar, seguramente si hablaba su voz se escucharía totalmente temblorosa.

–La extrañas… ¿no es así?.

Esta vez Kyo sí pareció reaccionar, pues levantó la cabeza y volteó a ver a Yuki de reojo, parecía confundido.

–¿De que hablas?…

–Hablo de Athena, la extrañas, ¿cierto? – insistió. Ella sabía que era eso lo que lo tenía tan mal, así él se lo negara.

–¿Porque extrañar a una tonta que dejó de hablarme sin más? – musitó con la voz entrecortada.

Yuki suspiró hondo, incluso mintiendo era un poco flojo… ¿cómo se le ocurría negarse a algo tan evidente?.

–No fue por la nada Kyo… ¿sabes por qué ella te dejo de hablar?.

El castaño se dio la vuelta, la miró a los ojos. ¿Qué sabía Yuki que no sabía él?, ¿acaso Athena le había contado sobre el beso?, no, eso no podía ser, Yuki lo habría terminado sin más… entonces…

–¿A qué te refieres? – preguntó Kyo con intriga.

Yuki hizo un pequeño puchero, no sabía si debía simplemente soltar lo que estaba a punto de decir, pero aún así se atrevió.

–Ella ha estado enamorada de ti desde hace mucho tiempo… – comunicó.

Al ver que Kyo se quedaba desconcertado decidió agregar algo más.

–Sé que tú sientes lo mismo por ella…

–¿Qué?.

Esta vez, definitivamente Kyo no sabía cómo contestar, ¿qué podía decir?, él mismo recién acababa de aceptar esos sentimientos que lo perseguían, no era fácil hablar de eso aún.

Sin saber qué hacer sólo pudo negar con la cabeza.

–No puedes negarlo Kyo, podrás intentar mentirte a ti mismo, pero no puedes mentirle a los demás… – musitó un poco triste. Ella sabía que terminando esta conversación lo más probable era que su relación también terminaría.

–No digas eso Yuki –murmuró Kyo al mismo tiempo que la veía de frente y la tomaba de ambas manos, ahora se sentía culpable de haberla hecho sentir mal.

Yuki se quedó en silencio por unos segundos mientras recordaba las veces que ella los veía juntos… simplemente eran demasiado compatibles, ¿qué podía hacer ella?, solo le quedaba aceptarlo.

–Kyo… con ella tienes mucha química, algo que yo nunca pude lograr por más que me esforcé… eres auténtico, solo con ella muestras tu faceta más real, sin necesidad de fingir, ni de mentir, ni de aparentar algo que no eres… – se quedó en silencio unos segundos, le dolía pero era la verdad y lamentablemente el corazón no elige a quien amar –No se encuentra dos veces a una persona así, Kyo… –musitó tristemente.

El castaño estaba paralizado, comprendía lo que Yuki le estaba diciendo y no tenía el valor de negárselo. Aún así, ¿qué pretendía ella que hiciera?.

–Yuki no entiendo qué quieres decir… ¿esperas que vaya detrás de ella? – preguntó confundido.

–¡Si, obviamente, tonto!, pero sé que eres un flojo incluso para eso… la dejarás ir sin más… – sus lágrimas empezaron a derramarse, le dolía decir esas palabras pero todo era por el bien de Kyo.

–No sé qué decir…

–¿N-no negarás lo que te dije?… ¿realmente la amas? – preguntó ella, aún tenía una pequeña esperanza de que él pudiera decir que se equivocaba. Aunque era tonto, todas las posibilidades apuntaban a lo contrario.

–No lo negaré… –Kyo bajó la mirada mientras aceptaba esa verdad –Perdóname Yuki…

La chica estaba devastada… ella lo sospechaba desde hace mucho tiempo pero no pensó que en el momento que le hiciera frente fuese a sufrir de esa manera.

Kyo la miró llorar y se acercó a abrazarla, se quedaron así por aproximadamente diez segundos hasta que ella habló de nuevo.

–No te disculpes Kyo… – hablaba ella entre sollozos –¿Quién no se enamoraría de ella?, es tan bonita… tan dulce… además yo no sé nada del mundo de las peleas, en cambio ella sí… – se quedó en silencio por unos segundos mientras se preparaba para lo que iba a decir a continuación –Será mejor terminar por las buenas y quedar como amigos, Kyo…

Ese comentario lo hizo sentir peor, estaba terminando una relación de años de un momento a otro, ¿podría ser que se estuviera equivocando?… aunque después de reflexionarlo por unos segundos se dio cuenta de que ella tenía razón, era mejor quedar en buenos términos, él no podía obligarse a amarla… su corazón pertenecía a alguien más.

–Perdóname… perdóname en verdad Yuki –musitó él bajando la mirada.

–Que no te disculpes tonto… no es necesario que lo hagas, pero escúchame bien, si te llego a ver después y me entero de que no están juntos… te estiraré las orejas ¿escuchaste Kyo? – bromeó intentando aligerar un poco su dolor.

–¿Ahn?… bueno, ahora que lo dices entonces procuraré esconderme de ti… porque no te puedo prometer nada, no creo que las cosas entre ella y yo vuelvan a ser como eran – expresó Kyo.

–No digas tonterías, estoy segura que en el momento en que vuelvan a verse… no van a poder evitarlo… – murmuró con la voz entrecortada.

Kyo la notó mal e intentó abrazarla de nuevo, pero ella fingió recuperarse rápido.

–¡Bien!, hora de irme a casa… ¿podrías llevarme Kyo? – lo miró intentando sonreír con naturalidad, pero se veía fingida.

Kyo no sabía que más hacer, al menos la devolvería a su casa, sería la última vez que lo haría.

–Claro, vamos…

Y dicho esto los dos emprendieron el camino a casa de Yuki, era la última vez que estaban juntos de esa manera, pues este día habían roto definitivamente con esa relación.

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~Continuará…