Nota importante, debido a unos fallos que han tenido los capítulos por mi culpa, básicamente por no revisar muy bien, he decidido volver a subir todos los capítulos, afortunadamente me he dado cuenta rápido siendo solo cuatro capítulos. Espero que me perdonéis y si queréis volver a leerlo os lo agradecería y si no, lo entiendo, gracias por perder vuestro preciado tiempo con esta cosa que se me ocurrió en una tarde.
Aclaraciones:
Iris no morirá ni será un homúnculo.
Kiritsugu no morirá por la maldición de Angra Mainyu, por lo que sigue vivo junto con su esposa en Alemania en el castillo Einzbern.
Shirou será hijo biológico de estos y será el hijo mayor por tres años.
Al no poseer la magia natural de la familia, Jubstacheit no lo acepta en la familia por lo que le llamará Emiya.
Sella y Leysritt son las cuidadoras de Shirou e Illya.
Todo transcurrirá en la quinta guerra con algunos cambios, como que los Edelfelt tendrán una representante.
Los santos griales no se harán con Homúnculos ya que se considerará inmoral la fabricación de estos y su posterior uso, por lo que se usarán artilugios, objetos con varios años de antiguedad como el santo grial originar o la lanza que mató a Jesucristo.
Sasaki Kojirou es un servant con fantasma noble siendo Hiken: Tsubame gaeshi.
Capítulo 1.
Estamos en la ciudad de Fuyuki, casi al final de la guerra por el santo grial, Saber estaba empuñando su espada Excalibur dispuesta a destruir el grial porque Kiritsugu, su mastes, le había obligado destruirlo bajo su último sello de comando.
El master, tras una pelea contra el sacerdote Kotomine Kirei, había descubierto que el grial había sido corrompido por una fuerza externa de una guerra anterior que, por otra parte, estaba por nacer en el santo grial actual.
El servant archer Gilgamesh fue derrotado por la sirviente de la espada por lo que tenía vía libre para usar toda su fuerza en su fantasma noble. Con una columna de luz el grial fue destruido y un fluido oscuro fue vertido sobre la ciudad. Ese fluido inundó la ciudad, haciendo así que los edificios colapsaran y causara un gran incendio. Desafortunadamente no hubo supervivientes, causando que Kiritsugu llorase por las vidas de todos los inocentes que ya no estaban en este mundo.
Tras esa catástrofe hubo un acto por parte del alcalde de la ciudad en el que dictaba una semana entera de luto, dando así por finalizada la cuarta guerra por el santo grial dejando a Kiritsugu como ganador. Tras esos sucesos volvió a Alemania junto con su esposa en un jet privado de la familia Einzbern. Tras horas de vuelo llegaron al aeropuerto internacional de Berlín, donde serían recogidos para volver con su familia. Tras otras dos horas metidos en un vehículo elegante de la familia la pareja llegó al castillo donde residían todos los miembros de la familia Einzbern, donde fueron recibidos por el padre de Iris, el cual los miraba enfadado.
- Pensé que me ibas a traer el santo grial Emiya. - Dijo el actual cabeza de la familia con un tono desagradable hacia su yerno. - ¿Acaso me has traicionado?
- Para nada Jubstacheit. - Dijo el que había sido el master en la guerra. - Pero en la batalla fui informado de algo que me llamó mucho la atención sobre el propio santo grial.
- ¿Y sería? - Peguntó el viejo un poco intrigado por lo que su yerno decía.
- Al parecer, en la guerra anterior tu familia hizo algo que corrompió el grial. - Informó el asesino de magos incomodando al viejo mago que tenía enfrente. - El maestro anterior decidió invocar un servant que no debería haber sido invocado, un servant capaz de causar cualquier mal en la guerra asegurando así la victoria de los Einzbern. - Ese último dato causó que el viejo ahora estuviese nervioso por lo que sucedió hace sesenta años. - El espíritu heroico Angra Mainyu fue invocado como clase avenger. Pero él era muy débil y fue eliminado muy rápido, pero lo que este simbolizaba quedó atrapado en el santo grial corrompiéndolo. Dime, ¿algo de lo que te he dicho te suena?
- Obviamente no puedo excusar lo que mi padre hizo. - Dijo el anciano. - Pensó que usar el espíritu de un ser divino era lo mejor para coronar a la familia Einzbern como la mejor familia de magos, pero fracasó y perdimos la oportunidad.
El asesino de magos solo negó con la cabeza, nunca le cayó bien ese viejo. Él estaba dispuesto a todo para conseguir todo lo que quería, tanto como intentar crear homúnculos, una práctica prohibida por la asociación de magos por el hecho de jugar con la vida que solo puede usarse ne la tercera hechicería que pertenecía a la familia, pero tras un pacto con la asociación se acordó prohibir la fabricación de homúnculos.
Tras ese encuentro la pareja de casados fueron dentro del castillo donde encontraron algunas sirvientas y algunos miembros de la familia de Iris. Ellos fueron directamente a una zona en la que los niños de la familia iban a practicar la magia de la familia Einzbern. El lugar en si era un edificio aparte del castillo que estaba dentro de uno de los patios que tenía el castillo. En ese edificio había mesas y sillas bajas y medias para los diferentes niños que había en el castillo. De entre todos los niños que había, uno llamaba mucho la atención sobre los demás. La mayoría de los niños tenían el pelo blanco y ojos rojos, pero este tenía el pelo rojo y los ojos color miel.
Ese niño era llamado Shirou por sus padre. Él estaba sentado al lado de su hermana menor Illya, la cual estaba feliz de poder sentarse junto a su hermano. Kiritsugu e Iris miraron por la ventana para ver cómo estaban sus hijos, pero se llevaron una sorpresa al ver como un maestro estaba sermoneando al niño por no poder usar la alquimia, el tipo de magia por el que eran conocidos los Einzbern. Shirou solo podía usar fortalecimiento y proyección de una forma pobre siendo así el blanco de bromas y burlas de parte de casi toda la familia alemana.
El tiempo pasó y el tiempo en el que los niños deberían estar en el edificio de enseñanza pasó y los niños volvieron a la zona del castillo designada para su familia. Al volver se llevaron una sorpresa al ver a sus padres, los cuales llevaban dos semanas fuera, esperándolos con una sonrisa. Los niños sin dudarlo corrieron hacia su madre para dar un gran abrazo que fue correspondido por la mujer con mucho gusto mientras que le hombre los miraba con una sonrisa a un paso de distancia de los niños y la madre. Kiritsugu no era bueno mostrando emociones, para él era reciente sonreír, ni siquiera con Maiya había mostrado emociones siendo ella su compañera de trabajo y, por ende, con la que pasaba mucho tiempo.
Los niños quisieron saber todo lo que había hecho, haciendo que los padres se mirasen un poco preocupados al no saber si contar la verdad. Con un acuerdo sin palabras los dos acordaron no decir nada sobre las muertes de las personas inocentes que habían sucedido en la ciudad de Fuyuki. Les contaron que aquella señorita llamada Saber se enfrentó a mucho enemigos como un hombre que poseía dos lanzas, un hombre pulpo y un hombre muy obsesionado por el oro que quería hacer cosas muy malas.
Cuando las historias terminaron de contarse por parte de los padres, fue el turno de ellos para saber qué es lo que había pasado con ellos. Illya era muy feliz por poder pasar tiempo con su querido hermano, ya que era el único que la trataba como una chica normal, no como los demás que no paraban de llamarla señorita y la trataban como un ser superior al que ni siquiera podían hablar. A la niña no le costaba usar la alquimia pudiendo crear familiares a partir de su pelo, pero Shirou era un caso distinto, él no había heredado la magia de su madre Y con la magia de su padre no había resultados buenos, pero era compatible con la magia ya que habían comprobado que tenía circuitos mágicos, pero solo podía usar fortalecimiento y proyección, pero su fortalecimiento no duraba más de unos minuts y sus proyecciones estaban huecas por dentro y no podían mantenerse. Eso siempre fastidiaba a Shirou y causaba que el resto de la familia se burlara o le dijeran que debería ser un Einzbern.
La pareja intentó volver a lo que era una vida normal, Irisviel intentó entrenar a Shirou con la alquimia, pero era imposible para el niño y lo intentó Kiritsugu con su magia temporal, pero no daba buenos resultados. A la pareja de casados no le importaba el hecho de que su hijo usar magia, era su hijo y le querían, por lo que decidió dejarlo estar por el momento.
Los días pasaron, Shirou entrenaba la magia un poco cada día, Illya aprovechaba cada vez que podía para jugar con él y con sus padres. Era invierno cuando llegaron de la guerra por el santo grial, por lo que los días eran fríos y más en el castillo. Los padres amanecieron juntos en su cama, la caldera irradiaba calor haciendo que los dos se movieran un poco incómodos en la cama por el calor. Se asearon con calma y tras vestirse bajaron al gran salón para que pudieran desayunar. Normalmente se serviría el desayuno cuando todos estuviesen en la mesa, pero por pedido de la hija se serviría el desayuno cuando llegara alguien. A los pocos minutos amareció Illya con una sonrisa al ver que su desayuno favorito estaba en la mesa.
Los minutos pasaban, la comida abandonaba los platos, pero Shirou no apareció en ningún momento. Iris, preocupada, se levantó de la mesa en busca de su hijo acompañada de su marido. Rápidamente fueron a la habitación de su hijo mayor y para su sorpresa la habitación estaba completamente vacía. En ella había una cama completamente bien hecha, un poster en el que estaba el mapa del mundo donde se podían distinguir los países y había dos estanterías repletas de libros de diferentes materias para la educación del infante.
Ante este panorama Iris entró en pánico, su querido hijo ya no estaba y por la hora que era no podría estar en ningún lado. Al ser un hijo de una familia de magos tan importante como los Einzbern es posible que otra familia, como los Yggdmillennia que competía con ellos por la fabricación de homúnculos, los hayan secuestrado, por lo que ese fue el primer pensamiento de la madre.
Kiritsugu rápidamente se puso a investigar toda la habitación. La cama estaba hecha, por lo que se podría que el niño no pasó la noche en ella, pero Shirou fue educado para que siempre hiciera su cama al despertar para entrenar su responsabilidad. Miró por la ventana y revisó que no había nada raro en ella, ningún sello de vigilancia, ninguna muesca de algún artilugio para forzar la ventana y el cristal no estaba roto, por lo que no habían entrado por la ventana. Bajo la atenta mirada de su esposa se dirigió al armario y vio algo que llamó la atención del padre. La mayoría de la ropa que tenía el niño no estaba en su lugar.
Con esto se descartaba la idea del secuestro ya que si se lo hubieran llevado a la fuerza no se hubiesen molestado en llevar ropa para que el rehén estuviese cómodo. Solo quedaba una opción, Kiritsuguno quería admitirlo, pero miró en el escritorio. A primera vista no había nada, por lo que buscó en los cajones, en el segundo cajón había encontrado un papel doblado por lamitad. Lo agarró entre sus manos y se dispuso a leerla en voz alta para que su esposa se enterara también.
- Hola, si alguien lee esto es porque descubrieron que me he fugado. Ya no aguanto más las palabras de los demás, sé que no soy bueno con la magia y con la alquimia y no quiero ser un impedimento para el desarrollo de Illya. He hablado con ese amigo de papá, el viejo que se hace llamar Raiga Fujimura. Creo que no se tomó en serio lo de irme con él y por eso aceptó tan rápido. Si os preguntáis cómo conseguí el dinero, el viejo Jubstacheit me dio el dinero necesario para poder viajar sin problemas. No quiero ser una molestia, espero que un día nos volvamos a ver, hasta pronto. - Terminó de leer Kiritsugu riste y con su mujer llorando a lagrima viva. Es acto hizo que Kiritsugu se preocupara y se enfadara de una forma que le hizo temblar de ira.
Lo primero que hizo tras calmarse fue ir rápidamente a un teléfono para poder llamar. Muchos magos odian la tecnología, hasta el punto de repudiarla y no tener nada digital en sus viviendas, los Einzbern no era el caso, la tecnología los ayudaba con el desarrollo de su magia, o por lo menos a intentar llegar a la vieja hechicería de la dama invernal. Cuando por fin el padre llegó a un teléfono rápidamente marcó el número de su viejo amigo Raiga, un yakuza que controlaba parte de la ciudad de Fuyuki, tanto que lo apoyó en algunos trabajos. Kiritsugu le tenía en buena estima, tanto que dejó su cresta mágica a esa familia para seguir el legado Emiya. Esperó un tono, dos tonos, al tercero notó la voz algo somnolienta de una joven, lo más seguro sea la nieta de Raiga, Taiga, una joven que le cogió cariño al asesino de magos.
- ¿Si? Complejo Fujimura. - Dijo la joven con un tono que denotaba cansancio.
- Hola Taiga. - Dijo el asesino de magos en un tono de urgencia. - Necesito hablar con tu abuelo sobre un tema importante, ¿podría ponerse?
- Está dormido, pero intentaré despertarlo. - Dijo la chica con un bostezo al final.
Kiritsugu notó como la cabeza del teléfono era dejada de lado y escuchaba dar unos pasos por un suelo de madera. Esperó unos segundos, de los cuales se le hacía eterna la espera. No podían creer que Raiga haya aceptado en primer lugar que un niño de seis años se quedase con ellos sabiendo que vive en la otra punta del mundo. Por la cabeza del padre pasaron muchos pensamientos, como el de retirar la cresta de su familia a los Fujimura, ir a pegarle un tiro en la cabeza al yakuza o el de ir personalmente a la orden de la torre dle reloj para que permitieran borrar su cresta y matar al viejo de Jubstacheit.
Pasaron los minutos. Tras cinco minutos de larga y dolorosa espera para el asesino de magos, una voz de un hombre cansado se puso al aparato. - ¿Qué pasa Kiritsugu? ¿Otro trabajo en el que quieres que busquemos información? - Dijo este como si no hubiera permitido viajar a un niño menor viajar miles de kilómetros.
- ¿A caso no sabes lo que has hecho? - Dijo el padre un poco enfadado por el comportamiento de su amigo y confidente. - ¿Cómo se te ocurre permitir que mi hijo viva contigo?
El hombre al otro lado del teléfono no pareció entender nada de lo que le decía su amigo, pero unos minutos más tarde logró comprender lo que decía. - Pensé que era una broma de un niño pequeño. - Dijo este como excusa. - ¿A caso ha pasado algo en vuestro castillo para que tome esa decisión? - Dijo ya en un tono más serio. Aunque no lo parecía, a Raiga le gustaban los niños y siempre que tenían algo que ver en un tema siempre lo hacía seriamente.
- La situación en casa no es buena con los demás miembros de la familia. - Informó el padre ya abandonando el tono de enfado de hace solo unos segundos. - Cree que al no poseer la magia de la familia no es apto para estar aquí y piensa que es un estorbo.
- No hace falta que digas más. - Dijo Raiga completamente serio. - Si de verdad ha tomado un vuelo para estar con nosotros que no te quepa duda que nosotros lo trataremos como una más de la familia, te lo prometo por la cresta que nos otorgaste.
Ante esa afirmación, Kiritsugu no pudo pedir más y con un asentimiento por parte de este dejó la llamada para enfrentarse a alguien que se acababa de convertir en el enemigo natural de su familia, el padre de Iris, Jubstacheit. Con un paso firme por el castillo fue ahuyentando a todos los habitantes de este, ya sea familia o sirviente, incluso hizo llorar a las pobres niñas que cuidaban a sus hijos Sella y Leysritt que ya lamentaban no haber puesto más atención al pequeño Shirou.
Él estaba iracundo, no tardó más de unos segundos en llegar al despacho en el que su suegro solían encerrarse. Con un fuerte golpe irrumpió en la sala en el que este estaba y vio algo que nunca esperó ver. Al igual que él fue a reclamar a su amigo por permitir que su hijo viviera con él, su esposa Iris fue a reclamar a su padre por darle el dinero a su hijo.
- ¿Cómo te has atrevido a permitir algo como esto? - Dijo la mujer completamente llena de ira ignorando por completo la presencia de su marido.
- Haciéndolo. - Fue lo único que dijo el viejo sin prestar atención a las dos personas que habían irrumpido en su despacho. - Fue él el que no quería estar aquí, por eso le suministré el dinero necesario para poder irse de este sitio, eran todo ventajas. - Él solo recibió una mirada de desagrado por parte de su hijo y su marido. - En ningún momento le obligué, me contó que no quería estar aquí y yo no quería que estuviera aquí, por lo que llegamos a un acuerdo. Si estuviera dispuesto a irse yo pagaría los gastos del viaje.
Iris tenía los puños completamente apretados, sus ojos mostraban completo odio hacia esa persona que tenía delante. Kiritsugu era la primera vez que veía a su mujer de tal forma, siempre era dulce y amable, siempre tenía una sonrisa en su cara, pero ahora era completamente distinto. - Él es mi hijo, tú no tienen derecho a decidir nada que tenga que ver con él. - El viejo iba a discutir, pero su hija le hizo callar. - Tú ya no eres el líder de la familia, yo, Irisviel Von Einzbern, declaro que tú ya no formas parte de esta por lo que ya no tendrán voz ni voto en todo lo que tenga que ver con la familia.
Este hecho hizo que el viejo Jubstacheit abriera los ojos. Por la líder y actual portadora de la cresta familiar de los Einzbern, este quedó repudiado por sus actos. A partir de ahora todo será dirigido por la mujer alvina. Ella después de hacer eso no lo pudo soportar más y se puso a llorar en los brazos de su marido.
Por otra parte, en Japón, todo el complejo Fujimura había sido despertado por el cabeza de familia. El despertarse por la mañana no era cosa que le gustase a los yakuza de ese clan, pero si lo mandaba el líder había que acatarlo sí o sí, por lo que de mala gana se reunieron todos en el patio. El líder Raiga era un hombre viejo de pelo cano que vestía un traje tradicional japonés con un aori con un estampado de tigre.
El hecho de que estuviera serio era un claro indicativo de que algo estaba pasando. La familia Fujimura era una familia yakuza que había conseguido ganarse el favor de un mago ganando así una cresta mágica, la cresta Emiya, que les permitía manipular la aceleración de los objetos y un poco el timepo. - Escuchad todos. - Dijo el viejo llamando la atención de todos los que le oían. - Todos conocemos ya a la familia de Kiritsugu, ¿cierto? - Dijo e hizo que la mayoría de las personas asintieran un poco preocupadas por lo que querían decirles. - Shirou ha abandonado la mansión Einzbern. Yo, pensando que era una broma, accedí a darle asila, por lo que al amanecer como muy tarde iré al aeropuerto para recibirlo, espero que, al ser el legítimo dueño de la cresta, no lo tratéis de mala manera. También he decidido que Taiga sea su cuidadora, es joven y puede que sea de ayuda en su desarrollo social, ¿alguna pregunta? - Nadie dijo nada, todos estaban serios, por lo que el viejo Fujimura decidió dar por terminada esta pequeña reunión a altas horas de la madrugada.
Todos obedecieron la orden y fueron de vuelta a sus habitaciones. Obviamente, ellos no se sentían mal por tener el hijo de Emiya con ellos, era un completo honor. Poder ayudar a Shirou a entrenar la magia de su familia paterna pes parecía bien a los yakuza y de paso podrían tener un poco de sangre joven en el complejo.
Para el joven Emiya todo parecía ser demasiado bueno. Primero de todo fue a hablar con su abuelo de cómo lo trataba el resto de la familia, luego de eso habló con el vejo Raiga que se ofreció a cuidarlo, cuando se lo contó a su abuelo le pareció bien y le dio el dinero necesario para poder viajar a Japón. Él sabía que no le caía bien a su abuelo, es más, lo despreciaba por no tener magia de su familia, por lo que aprovecharía todo o que pudiese de su estancia en Japón, sabía que los Fujimura tenían la cresta mágica Emiya, por lo que entrenará con ellos el tiempo que haga falta para dominar esa magia y para poder usar la proyección en condiciones. Quería devolvérsela a su abuelo derrotándolo en un duelo con la magia que él dice que es inútil.
