8 d.C. Rocadragón

"Visenya, ¿qué es eso?" Preguntó Aegon cuando entró en una de las salas de reunión de Rocadragón que normalmente se encontraba vacía, hasta ahora que habían transportado una mesa larga sobre la que habían dejado docenas de antiguos libros y planos de fortalezas Valyrias de cuando el Feudo Franco todavía existía.

"Esto, es una persona Aegon. Y su nombre es Brandrik Stark, es el ingeniero de tu futura fortaleza" Explicó su esposa sin mirarlo inclinada sobre la mesa apreciando los viejos planos de castillos.

El ingeniero, Brandrik levantó la vista del papel sobre el que había estado inclinado. En su mano había un carboncillo y aun estando al otro lado de la mesa Aegon pudo ver que el joven había estado dibujando. El joven murmuró un "su majestad" antes de volver a su trabajo. Era obvio que Visenya le había dado órdenes de no distraerse.

"Puedo ver eso" Dijo con diversión en su voz. "Pero me refiero a eso" Añadió señalando con el dedo al hurón con las patas apoyadas sobre el borde de una copa de la que el animal bebía.

Dicho hurón se sobresaltó como si fuese capaz de entender sus palabras, bajó sus patas de la copa y corrió a lo largo de la mesa hasta que llegó al ingeniero trepando encima suya y metiéndose dentro de sus ropas por la apertura del cuello. El ingeniero no se sorprendió, debía de estar acostumbrado a ello.

"Ese es Carrasca, su majestad. Es mi...mascota. No se preocupe es inofensivo y sabe comportarse" Dijo el ingeniero su mano con el carboncillo moviéndose por el pergamino dibujando una línea recta con la ayuda de unos instrumentos.

"¿Piensas que temo a tu mascota?" No sabía si sentirse ofendido, él montaba sobre Balerion todos los días, la bestia más temible de este mundo, la idea de temer a la alimaña del ingeniero era hilarante.

"Las ratas son más pequeñas que nosotros, su majestad y aun así no conocerás a ningún hombre que se sienta cómodo durmiendo con una en su habitación" Explicó el Ingeniero levantando la vista por un instante antes de volver a su trabajo.

"No hay ratas en Rocadragón"

"Yo no sabía eso" Admitió el ingeniero.

"Aegon, sé bueno. El está diseñando tu castillo" Lo reprendió Visenya acercándose a él y dándole un beso.

Ella hizo el intento de separarse pero Aegon rodeó su cintura con sus brazos y la acercó a él profundizando el beso, prolongandolo. Hacía tiempo que no compartían cama, podrían empezar aquí sobre la mesa y pasar a la cama más tarde.

Visenya se enfadaría con él por estropear los diseños pero valdría la pena. Una pena que su esposa no pensase igual que él.

"Suficiente" Dijo ella separándose, hizo el intento de volver al beso pero ella se apartó y rodeó la mesa acercándose al ingeniero que se había mantenido en silencio durante el caliente intercambio sucedido segundos después.

"¿Esa es la base?" Dijo Visenya colocando un dedo en el papel frente al ingeniero.

"Su boceto, al menos" El ingeniero le pasó el papel a Visenya que lo levantó en el aire.

"Parte de la muralla se alzará sobre los acantilados del Aguasnegras así que no habrá que preocuparse por ese lado y estará sobre una colina así que…, pero, ¿por qué tantas torres?" Inquirió Visenya.

Aegon rodeó la mesa por el lado contrario del que estaba Visenya, rodeando al ingeniero quien estaba ocupado pensando en las palabras para responder la pregunta de Visenya como para notarlo.

Finalmente habló levantando tres dedos. "Tres torres centrales, cuadradas y adustas al estilo de los primeros hombres con un bosque de dioses en su centro, tres para representarlos a ustedes como los conquistadores de Westeros." Bajó los tres dedos y subió los otros siete.

"Siete torres altas, redondas y esbeltas para representar a los siete dioses de los Á que yo sea un seguidor de los dioses antiguos, pero mi nodriza era una Manderly que seguía a los siente y aunque ella sabía que sus dioses no tenían lugar en Winterfell yo todavía aprendí que los Ándalos están obsesionados con el número siete"

Visenya asintió, Aegon recordaba que ella había mencionado algo sobre asimilarse a Westeros de tal forma que los aceptasen más fácilmente, supuso que usar la arquitectura tenía sentido.

"¿Y las otras catorce?"

El ingeniero se sobresaltó al escuchar la voz de Aegon, sí, no se había dado cuenta de que se había puesto detrás suya. Carrasca el hurón salió por el cuello de las ropas del ingeniero, trepó hacia abajo por su cuerpo y volvió a meterse esta vez por el agujero de la pernera izquierda.

El ingeniero le dio una sonrisa incómoda después de ese espectáculo con su mascota, respiró hondo y se irguió intentando recuperar su dignidad.

"Las otras catorce torres junto a las murallas servirían para representar su origen. Las catorce llamas de Valyria" Finalmente explicó.

Aegon y Visenya compartieron una mirada. Brillante, cuando comenzó la planificación de la conquista de Westeros soñaba cada noche con recuperar el esplendor de Valyria. Y su castillo, la imagen que había aparecido con las palabras del ingeniero, no, Brandrik había devuelto esos sueños a su imaginación.

Ojalá Rhaenys estuviese aquí, a ella le hubiese encantado saber sobre esto. Le encantaría, una vez que se enterase robaría al ingeniero de Visenya y no lo devolvería, ya podía sentir el dolor de cabeza acercándose.

Se acercó más a Visenya encerrando al ingeniero entre ellos, esta noticia había encendido un fuego en él que solo Visenya podría calmar. "Parece que escogiste al ingeniero perfecto esposa"

"Así es" Dijo colocando una mano en el hombro de Brandrick. "Escogí al mejor" Eso puso una sonrisa en la cara del joven.

"Gracias, su majestad. Lo cierto es que pensé en usar los antiguos cráneos de dragones como inspira…"

Visenya puso un dedo en los labios de Brandrik y empujó el boceto en sus manos. "Deja algo para mañana" Sugirió con una sonrisa. "El rey y yo tenemos algo de lo que hablar será mejor"

Brandrik parecía confundido pero Visenya lo empujó en la dirección de la puerta. "Continuaremos mañana"

"Pero…" Intentó discutir Brandrik.

"Fuera" Aegon ordenó y debió ser que Brandrik lo notó en su voz porque salió a paso rápido de la habitación después de seguramente darse cuenta de lo que estaba a punto de pasar.

"Te gusta, la visión que sus palabras puso en tu mente" Visenya pegó sus cuerpo al suyo, el fuego en su interior solo se incrementó.

"Mucho" Admitió apartando un cabello pasándolo por detrás de su oreja. "Ha pasado un tiempo"

"Hemos estado ocupados, los dos. Pero ahora estamos aquí" Las manos de su esposa se metieron bajo sus ropas, disfrutó de las caricias que encendieron chispas bajo la piel de su abdomen.

"Habrá que ponerse al día" Y cogió su rostro besándola profundamente.